El glorioso olimpo del deporte argentino

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El glorioso deporte argentino no es solo fútbol. En muchas disciplinas deportivas nuestros deportistas se consagraron a nivel mundial. ¿Pero quienes están en el podio de los elegidos? Junto a ellos, dos docenas de inmensos deportistas que también ingresaron en el corazón del pueblo argentino. Trayectoria internacional, títulos, influencia. Un artículo para dimensionar la grandeza de nuestro deporte.

Por Carlos Aira

 

2022 fue un año intenso para el deporte argentino. Lionel Messi se consagró campeón del mundo en la Copa del Mundo de Qatar. La esperada tercera estrella en el escudo de AFA. Si el deporte argentino tiene un olimpo, el fútbol debiera llevarse la mayoría de los lugares. Pero hagamos un freno, levantemos la cabeza y veamos con claridad el panorama.
Emanuel Ginóbili. A entender de Abrí la Cancha, uno de los cuatro deportistas argentinos ubicados en el olimpo absoluto.
El deporte argentino no es solo fútbol. En 2022, Emanuel Ginóbili ingresó en el Hall de la Fama de la NBA. El basketbolista más importante de nuestra historia logró cuatro anillos NBA con los San Antonio Spurs, pero su imagen no solo está ligada al éxito estadounidense: Ginóbili fue el estandarte de la Generación Dorada del básquet argentino. Un deportista inmenso con relieve en el firmamento global. La pregunta que nos hacemos: ¿Manu ingresó al selecto olimpo del deporte argentino? La respuesta es indudable: ¡Por supuesto!  ¿Pero quienes forman parte del mismo?
Hay que dimensionar épocas y deportes. También aquellos que se han destacado en deportes individuales o colectivos
Vale la pena analizar el recorrido de nuestro deporte. Se puede dividir en tres tramos. Primero, los inicios hasta 1946. Luego, la etapa peronista del deporte, con una explosión inédita. Finalmente, lo que vino luego de 1955, donde las políticas las lleva adelante el Comité Olímpico Internacional.  
Argentina, patria deportiva. Los clubes como pilar organizativo. Hubo un tiempo de cultura deportiva integral. La revista El Gráfico – y otras tantas – tenían en sus portadas la más variada paleta de deportistas: atletas de pista, boxeadores, esgrimistas, automovilistas, tenistas y el fútbol. Siempre el fútbol.

 

EL PODIO

 

Para ingresar en el podio es necesario cumplir ciertos requisitos. El más importante es haber sido un embajador universal del deporte argentino. Es un podio para cuatro gigantes. Junto a los citados Emanuel Ginóbili y Lionel Messi se encuentran Diego Maradona y Juan Manuel Fangio.
Diego Maradona. La figura consular de nuestro deporte.
Diego Armando Maradona es la figura principal del deporte argentino. No solo por su genialidad deportiva: Diego fue – por definición – el embajador global de nuestro deporte.
La carrera de Diego Maradona está fuera de toda discusión, pero – al igual que Lionel Messi – su profundidad para ingresar en los rincones más reconditos del planeta en tiempos donde no existía la hiperconectividad lo hacen una figura consular ineludible.
¿Que otros genios del deporte argentino pueden sentarse en esa mesa de gigantes? Para ello deben contar con trayectoria internacional o una influencia definitiva en nuestro medio. Tal vez, el Chueco Fangio haya sido el deportista más trascendental de nuestro país junto a Maradona, Messi y Ginóbili.
Juan Manuel Fangio.
Juan Manuel Fangio nació en Balcarce, el 24 de junio de 1911. Campeón de Turismo Carretera 1940 y 1941. En 1947 viajó a Europa donde trabó relación con el automovilismo italiano. Con apoyo del gobierno justicialista, en 1950 llegó a la Fórmula 1. Desde ese momento, su actuación en las pistas fue gloriosa. Cinco veces campeón mundial: 1951 (Alfa Romeo), 1954 (Mercedes Benz), 1955 (Mercedes Benz), 1956 (Ferrari) y 1957 (Maserati). El Quíntuple. Su récord fue superado recién en 2003 por el aleman Michael Schumacher. Sus pares lo consideran el automovilista más grande de todos los tiempos. El Chueco falleció el 17 de julio de 1995.

 

IDOLOS DEL PUEBLO DEPORTIVO ARGENTINO

 

Guillermo Vilas.
Fueron brillantes. Eternos en nuestro pueblo. Historias de superación. Ahí está Guillermo Vilas. El deporte blanco era un deporte de clubes de elite hasta que el marplatense lo popularizó. Formado por Felipe Locicero en el Club Naútico Mar del Plata, no era el más talentoso, pero si el más esforzado. Su carrera fue larga y prolífera. Fue el Nº1 del Mundo en 1977, pero no fue reconocido por el ranking ATP. En una reciente investigación realizada por el periodista Eduardo Puppo, biografo de Willy, Vilas fue Nº1 durante algunas semanas de 1975.
Junto a José Luis Clerc fue finalista de la Copa Davis 1981. Aun se recuerdan sus épicos duelos coperos ante John Mc Enroe. Ganó cuatro abiertos de Grand Slam: US Open (1977), Roland Garros (1977) y Australia (1978 y 1979). Hubo tenistas que ganaron más titulos y gloria que Vilas, pero su talento le abrió la puerta varias generaciones de tenistas argentinos. Pero lo más importante: el tenis dejó de ser un deporte de nicho social.

 

Carlos Monzón.
El boxeo es la disciplina que más medallas olímpicas le brindó al deporte argentino. Una pasión popular desde la mítica pelea Firpo-Dempsey, en septiembre de 1923. En este siglo, nuestro boxeo consagró brillantes campeones mundiales: Pascual Pérez, Horacio Accavallo, Nicolino Locche, Víctor Emilio Galíndez, Juan Martín Coggi, Omar Narváez, entre tantos otros. Pero ninguno fue tan grande como Carlos Monzón.
Nacido en Santa Fe, el 7 de agosto de 1942. Su vida fue una triste parábola. De la nada al estrellato. El 7 de noviembre de 1970 sorprendió al mundo noqueando al italiano Nino Benvenutti, conquistando el cetro mundial de los Medianos. Durante casi una década fue el rey de una de las categorías más importantes junto a los pesados. Entre aquella pelea en el Palazzo dello Sports ante Benvenutti; hasta su retiro, en Montecarlo derrotando por puntos a Rodrigo Valdéz, el 30 de julio de 1977, defendió en 14 oportunidades su título mundial. Es considerado el segundo mejor peso mediano de la historia, luego de Sugar Ray Robinson.
Su vida cambió el 14 de febrero de 1988 cuando asesinó a su mujer. Fue condenado a 11 años de prisión. A mediados de 1993 comenzó a gozar de salidas transitorias. Carlos Monzón falleció en enero de 1995 en un accidente automovilístico: estaba regresando al penal.

 

Delfo Cabrera
En nuestro olimpo no pueden faltar Juan Carlos Zabala y Delfo Cabrera, medallas doradas en la prueba de maratón. Zabala, el Ñandú Criollo, ganó en Los Àngeles 1932. Por su parte, Cabrera se consagró en Londres 1948. Dos historias de vida. Zavala tuvo una infancia dura. Huérfano desde su infancia, creció en un Hogar-Escuela en Máximo Paz. Allí lo descubrió Alejandro Stirling, uno de los grandes de la cultura deportiva. Zabala fue una figura de su tiempo, contemporaneo de un gigante como el finlandés Paavo Nurmi.
La historia de Cabrera es apasionante. Nacido en Armstrong, provincia de Santa Fe, se formó como corredor de media distancia. Hasta aquella mítica tarde en Wembley, Delfo Cabrera jamás había corrido los 42 kilómetros. ¡Y lo hizo con una zapatilla remendada con cinta adhesiva! El proyecto trans-media Delfo, huellas de un pueblo, da cuenta de la vida de un gigante proscripto de nuestro deporte.
Juan Carlos Zabala falleció el 24 de enero de 1983, a los 71 años. Delfo Cabrera fue perseguido por su filiación peronista. Murió en un misterioso accidente automovilístico, el 2 de agosto de 1981. Tenía 62 años.

 

Luciana Aymar.
Luciana Aymar merece su lugar en el olimpo. La rosarina es la máxima exponente de Las Leonas. Si Vilas – junto a Mary Terán de Weiss, seamos justos – le arrebataron el tenis a los clubes de elites, Las Leonas popularizaron al hockey femenino, un deporte que estaba destinado a ser practicado por chicas de colegios privados.
Lucha debutó en Las Leonas en 1998, con 21 años. Desde ese momento, su notable talento la posicionó como una jugadora diferente. Dueña de un dribbling e imaginación únicas. Elegida Mejor jugadora del mundo en ocho oportunidades (2001, 2004, 2005, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2013), fue la figura de Las Leonas bicampeonas mundiales 2002 y 2010. Medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Londres 2012. Campeona seis veces del Champions Trophy. Más allá de sus logros y su inmenso talento, Aymar fue la figura que popularizó el hockey en nuestro país.

 

Roberto De Vicenzo
El golf nunca fue un deporte popular en Argentina, salvo durante una etapa. En los años 50s y 60s, la figura de Roberto De Vicenzo generó que los argentinos estuvieran pendientes de un deporte habitualmente ajeno. Surgido desde los sectores populares, se inició como caddie, hasta que conoció los secretos del juego y comenzó a representar al Ranelagh Golf Club. En su larga campaña se quedó con el PGA Tour 1957, 1966, 1968; y el Senior PGA Tour 1974, 1966, 1984. En 1967 se consagró en el Abierto Británico y pasó a la historia por ser el ganador más longevo de ese certamen.
En 1968, un increíble error – no anotó en forma correcta la cantidad de golpes de un hoyo -le impidió obtener el Masters de 1968. Con hidalguía reconoció su error. Se retiró del golf profesional en 1994, con 71 años. Falleció el 1 de junio de 2017, a los 94 años, y tiene bien ganado su lugar en el pedestal del deporte argentino.

 

Gabriela Sabatini
A Gabriela Sabatini se la criticó por no llegar a ser Nº1 del mundo. Una injusticia: ella fue mucho más que eso porque fue una de las deportistas más queridas por nuestro pueblo.  Gabriela fue un fenómeno deportivo. Un inmenso talento natural. El mejor momento de su carrera estuvo entre 1987 y 1991. La época dorada del ténis femenino. Junto a Gabriela, jugadoras de la talla de Chris Evert, Martina Navratílova. Luego llegarían Steffi Graf, Mónica Seles y Arantxa Sánchez Vicario. En su carrera obtuvo dos veces el US Open (1988-1990) y la medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de Seul 1988.
Pero había una piedra en su zapato. Bernardo Neustadt estaba en su apogeo de influencia. Amante del tenis, tomó a Gabriela como ejemplo de la pereza argentina. Tiempos en los cuales menospreciar al ser nacional era una necesidad imprescindible para llevar adelante el proceso privatizador. Desde la pantalla de Tiempo Nuevo, Neustadt le decía a Doña Rosa que Sabatini era talentosa pero, como era argentina, no quería trabajar. Por eso no era 1 del Ranking ATP. Que si ella hubiera nacido en Japón sería la mejor del mundo. Así, todas las semanas…
Gabriela fue una deportista excepcional. El pueblo siempre la quiso y hoy, 25 años después de su retiro, lo reconoce con un dato llamativo: la final del Torneo de Leyendas 2022 tuvo 4 puntos de rating por cable. Una grande de nuestro deporte que se reencontró con su gente. Una profunda alegría.

 

Alberto Demiddi.
El remero Alberto Demiddi fue una de las grandes figuras del deporte argentino entre 1968 y 1975. Con esfuerzo y tenacidad logró que el remo fuera un deporte popular en nuestro país. La Maquina – como se lo conoció – fue medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de México 1968. Era el gran candidato a la presea dorada en Munich 1972, pero quedó segundo, detrás del soviético Yuri Maliashev. Dolorido por un fracaso que lo atormentó el resto de su vida, declaró: «Me ganó bien. Hacía mucho tiempo que no perdía y estaba desacostumbrado a mirar las cosas desde abajo. Me entrené a fondo para el oro. Fue la peor frustración de mi vida como deportista».
Fue campeón argentino, sudamericano, panamericano, europeo y mundial de Single Scull. Además, obtuvo las dos medallas olímpicas citadas. El mejor remero argentino de la historia falleció el 27 de octubre de 2000, a los 56 años.

 

ELLOS TAMBIEN ESTAN EN EL GLORIOSO OLIMPO

 

Nicolino Locche.
El Olimpo se completa con otros gigantes de nuestro deporte. ¿Cómo no iba a estar Nicolino Locche? El mendocino fue un boxeador único. Sus puños de algodón inventaron un espectáculo de fintas, hamaques, una guardia baja y ring side lleno de fanáticos del genial Intocable. Campeón mundial Welter Jr. luego de vencer ¡Por KOT! al japonés Paul Fuji, defendió en seis oportunidades su cetro. Su récord fue de 136 combates, 117 victorias (14KO), 14 empates y 4 derrotas (1KO). Nicolino Locche falleció el 7 de septiembre de 2005. Tenía 66 años.

 

Luis Angel Firpo.
Luis Ángel Firpo fue el padre del boxeo profesional argentino. Nacido en Junín, el 11 de octubre de 1894, la carrera profesional de Firpo se inició en Uruguay, Chile y Estados Unidos, ya que el boxeo profesional estaba prohibido en la Argentina. Peso pesado. Torpe, pero potente. Su campaña fue meteórica: en 1922 realizó con éxito su primera campaña en los Estados Unidos. 1923 fue su año. Ganó 9 peleas – incluído al ex campeón Jess Willard – lo que le valió el combate mundialista ante Jack Dempsey. Argentina se paralizó el 14 de septiembre de 1923. Por primera vez, un evento deportivo generó tanta expectativa. 90.000 espectadores en el Polo Grounds de Nueva York y un combate salvaje. En el primer asalto, Firpo conectó a Dempsey con un directo al mentón que lo arrojó fuera del cuadrílatero. El campeón, ayudado por los periodistas, volvió al ring un minuto más tarde. El árbitro hizo una pantomima de cuenta hasta 9 y siguió el combate. Firpo cayó noqueado en el segundo round, pero se quedó con la gloria. Desde ese momento hasta su muerte, el 7 de agosto de 1960, fue El Toro Salvaje de las Pampas.

 

Ringo Bonavena.
Oscar Natalio Bonavena tal vez haya sido el mejor peso pesado de la historia del boxeo argentino. Combatió con bravura en un momento estelar de la categoría. Entre 1965 y 1974 enfrentó a nombres propios, como Zora Folley, George Chuvalo, Joe Frazier – dos veces -, Floyd Patterson, Ron Lyle y el más grande: Muhammad Alí.
Pero Ringo fue mucho más que un boxeador corajudo: histriónico y mordaz, Bonavena armó un espectáculo alrededor de su persona. En 1965, en su combate ante Gregorio Peralta, logró el récord de máxima cantidad de entradas vendidas en el mítico Luna Park. Porteño de Parque de los Patricios, fanático de Huracán, hijo de una clase media-baja urbana. Bonavena reunió condiciones para ser un ídolo por dentro y fuera del deporte. Fue asesinado el 22 de mayo de 1976 en Reno, Estados Unidos. Su entierro congregó a 150.000 personas que fueron a despedirlo.

 

Justo Suarez.
Justo Suárez quedó en la historia como El Torito de Mataderos. El primer gran ídolo popular del deporte argentino. Su luz fue muy breve, pero intensa. El boxeador generó una catarata de emociones. Tenía todo: un coraje desmedido, una sonrisa compradora y una legión de fanáticos que lo seguía con devoción. En 1930 peleó por primera vez en Estados Unidos. Volvió al país victorioso luego de cinco triunfos. Al año siguiente, cuando parecía que sería su año, fue noqueado por Billy Petrolle en el Madison. El canto de cisne fue en marzo de 1932, en el recién inaugurado Luna Park, ante el Jaguar Peralta. Su derrota fue llorada por el pueblo. Quebrado por la tuberculosis, falleció en Cosquín, Córdoba, el 10 de agosto de 1938. Tenía 29 años.

 

Una foto para todos los tiempos. Legarreta inmortalizó a José Manuel Moreno festejando el primer gol riverplatense, aquella tarde de 1937.
José Manuel Moreno fue el jugador más determinante de nuestro fútbol hasta la presencia de Diego Armando Maradona, en 1976. El Pibe Rulito, así le decían en sus comienzos. Un jugador diferente. Tenía de todo: le pegaba bien con los dos perfiles, un cabezazo homicida y un orgullo a flor de piel. Debutó en River Plate, año 1935. En un comienzo jugó de entreala izquierdo. Cuando apareció Ángel Labruna, en 1939, debió correrse hacia la derecha. En 1944 fue a México. Volvió al país en 1946 con apodo para siempre: El Charro. Pero no solo fue un futbolista fantástico: reo y señor, fue un arquetipo de la porteñidad. Sus noches de cabaret y milonga fueron proverbiales. Se lo amaba u odiaba con infinita pasión Por eso, fue él jugador más representativo de una época dorada del fútbol argentino.
El fútbol argentino es tan grande que es injusto dejar a tantos idolos afuera de este olimpo. Como no señalar a Alfredo Di Stéfano o Enrique Omar Sívori, de corta carrera en nuestro país, pero estrellas gigantescas en el fútbol europeo de los años 50´y 60´s. Como ellos, Mario Alberto Kempes, Daniel Alberto Passarella, Américo Tesoriere, Enrique Chueco García, Vicente de la Mata, Rinaldo Martino, Adolfo Pedernera, Angel Clemente Rojas, Norberto Alonso, Ricardo Bochini y siguen las firmas…

 

Oscar y Juan Gálvez
Los hermanos Juan y Oscar Gálvez fueron los grandes ídolos del automovilismo argentino. Ellos monopolizaron el Turismo Carretera entre 1947 y 1961, ganando todos los campeonatos salvo el de 1959. Hijos de una familia de inmigrantes españoles, su padre instaló un taller mecánico en la calle Chiclana. Allí nació la pasión por los fierros y la velocidad. Juan Galvez falleció en un accidente acaecido en la Vuelta de Olavarría. Año 1963. Pasadas seis décadas de su muerte, Juan Gálvez aún ostenta el récord de mayor cantidad de victorias y títulos en el TC.  Su hermano Oscar, el Aguilucho, falleció en diciembre de 1989. Meses atrás, el Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires fue bautizado con el nombre de Juan y Oscar Gálvez.

 

Carlos Reutemann
Carlos Reutemann fue el sucesor de Juan Manuel Fangio en el podio argentino de la Fórmula 1. El santafesino tuvo una trayectoria extensa en la máxima categoría del automovilismo internacional. Entre su debut, en el Gran Premio de Argentina de 1972 y su despedida, en Kyalami – Sudafrica – en 1982, Lole tuvo una exitosa trayectoria que incluyó 146 competencias. Ganó 12 carreras, obtuvo 6 poles, 6 récords de vuelta y subió a 45 podios. Fue piloto de diversas escuderías: Brabham (1972-1976), Ferrari (1976-1978), Lotus (1979) y Williams (1980-1982).
En 1981 estuvo a un solo punto de obtener el campeonato, generando una verdadera pasión en nuestro país. Para el recuerdo: cuando desobedeció el cartel que ordenaba el equipo que le exigía que su compañero Alan Jones ganara una carrera importante en aquella temporada.

 

OTROS GIGANTES (ALGUNOS, OLVIDADOS)

 

Allí están. Fueron gigantes deportistas. Muchos de ellos, olvidados por las gerentes de los medios masivos que anestesian al pueblo con Bover.

 

Fulvio Galimi.
Fulvio Galimi, junto a su hermano Félix, fue un brillante esgrimista que popularizó su deporte, siempre reservado a las elites. Deportista olímpico en Londres 1948 y Helsinki 1952, ganó una gran cantidad de premios nacionales e internacionales. En el mejor momento de su carrera fue proscripto por peronista.
El periodista y escritor Osvaldo Jara resaltó la importancia deportiva de Galimi: «Hizo popular a la esgrima. Tanto fue así que las revistas El Gráfico y Mundo Deportivo pusieron en tapa a los hermanos Galimi. Eso marcó la importancia de ellos en el deporte. Muchos clubes comenzaron a practicar esgrima gracias a ellos. Las salas de armas estaban colmadas cuando participaban ellos”.

 

Humbeto Selvetti
Las actuaciones del pesista Humberto Selvetti generaron gran interés en el mundo deportivo. En los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 obtuvo la medalla de Bronce en la categoría Peso Pesado. Su momento dorado fue en Melbourne 1956. Allí enfrentó al estadounidense Paul Anderson, uno de los gigantes de todos los tiempos en esta actividad. La cátedra esperó el fácil triunfo de Anderson, pero Selvetti tuvo una actuación sensacional. Selvetti y Anderson igualaron sus tres arranques en 500. Por reglamentación, la presea dorada la obtuvo Anderson al ser más liviano que su competidor. Humberto Selvetti fue una estrella mediática, que participó en varias películas de la época. Falleció en 1992.

 

Pedro Candioti.
El santafesino Pedro Candioti fue un eximio nadador de aguas abiertas. El Tiburón de Quillá, como lo bautizó el periodismo de la época.  Su especialidad: la permanencia en el agua. El país se detenía en cada uno de sus extensos raíds. Entre el 19 y 23 de febrero de 1939, Candioti llevó a cabo una proeza mundial: con 46 años unió las ciudades de San Javier y Santa Fe nadando durante 100 horas y 33 minutos, logrando un récord mundial de permanencia en aguas abiertas. Pedro Candioti falleció el 20 de diciembre de 1967.

 

Nora Vega
La patinadora marplatense Nora Vega generó un boom de la actividad. Cinco veces campeona mundial, seis veces campeón panamericana y diez veces campeona sudamericana. Su especialidad fue la velocidad. Su momento de gloria fueron los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995. Con 34 años, su actuación fue maravillosa. Obtuvo las medallas doradas en 300 metros contra reloj y 3.000 con relevos. Finalizó aquel año recibiendo el premio Olimpia de Oro.
Otro marplatense que se llevó las palmas es el ciclista Juan Esteban Curuchet. Participó en seis juegos olímpicos: Los Angeles 1984, Seúl 1988, Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sidney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008. Multicampeón en ciclismo pista, abrazó la gloria en Beijing con 43 años. Junto a Walter Pérez obtuvo la medalla dorada en la prueba Americana con una estrategia de velocidad.

 

Remigio Saavedra.
El patriarca del ciclismo argentino fue Remigio Saavedra. Entre 1928 y 1940 fue el gran vencedor de los raíds en ruta: la Doble Chivilcoy, la Buenos Aires-Mar del Plata, Buenos Aires-Rosario, Doble Junín, Doble Pergamino, Doble Cañuelas, Doble Tornquist, Doble Campana, Doble La Plata. Todos estos triunfos popularizaron al ciclismo. El mendocino Remigio Saavedra falleció el 6 de junio de 1998.

 

Vito Dumas.
Vito Dumas pasó a la historia como El Navegante Solitario. Deportista integral, en 1931 se animó a una hazaña sin par: unir Francia con Buenos Aires navegando en soledad. Su única herramienta fue un velero bautizado Lehg. Cuando el 13 de abril de 1932 arribó al Yacht Club de Argentino luego de 121 días de navegación. Lo esperaba una ciudad alborozada. Pero no fue todo. El 27 de junio de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, llevó adelante la más maravillosa hazaña: la vuelta al mundo en solitario. Regresó al país el domingo 7 de septiembre de 1943, luego de 437 días de navegación. «En una época materialista, realicé una empresa romántica, ejemplo para la juventud», declaró. Vito Dumas falleció el 28 de marzo de 1965.

 

Camau Espínola y Santiago Lange.
En los deportes naúticos, dos figuras de relieve fueron Camau Espínola y Santiago Lange. El correntino sorprendió en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 logrando la medalla de Plata en la Clase Mistral (windsurf). Su actuación fue tan destacada que se lo distinguió con el Olimpia de Oro de 1996. En los siguientes tres Juegos Olímpicos volvió a subirse al podio. En Sidney 2000 (Medalla de Plata). En los Juegos de Atenas 2004 y Beijing 2008 obtuvo las medallas de Bronce en la Clase Tornado, junto a su compañero Santiago Lange, quien obtuvo la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2018. Ellos popularizaron un deporte que hasta ellos, era de nicho.

 

Hugo Porta.
Hugo Porta fue la gran estrella del rugby argentino. El primer jugador popular de un deporte que se había ensimismado en sus clubes de elites. Realizó toda su trayectoria en el Club Banco Nación. De excelente juego con el pie; precisión, eficiencia, potencia, habilidad para distribuir el balón y visión de juego fue uno de los mejores aperturas del mundo. Es considerado el mejor jugador argentino de la historia. Hugo Porta ganó el Olimpia de Oro en 1985.

 

Paula Pareto.
¿Alguien se hubiera imaginado que una yudoca sería una figura consular del deporte argentino? Paula Pareto, un manojo de fibra, garra y talento dentro de un envase de un metro y medio, lo logró con creces. En los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se convirtió en la primera deportista argentina en conseguir una medalla dorada en disciplina individual.
En Beijing 2008 obtuvo la medalla de Bronce en la categoría hasta 48kg. Campeona Mundial en 2015 y subcampeona en 2014 y 2018. En su trayectoria ganó 13 medallas en el Campeonato Panamericano de Judo, entre 2005 y 2020. Una grande.

 

Juan Navarra.
El billarista Juan Navarra generó interés y pasiones en los años 50s del siglo pasado. Tiempos en los cuales el billar era una disciplina popular y muy practicada. Navarra fue un fantasista. Miembro fundamental de una dinastía que inició su padre Ezequiel y se completó con sus hermanos Enrique y Ezequiel. Juan Navarra nació el 14 de diciembre de 1914 y fue campeón mundial a 3 bandas en 1956, 1969 y 1972. El 31 de marzo de 1989 en un Luna Park repleto de gente dio una exhibición extraordinaria junto a sus hermanos y Osvaldo Berardi, otro campeón mundial argentino.
Juan Navarra falleció el 29 de julio de 2000.

 

Aarón Sehter
Aarón Sehter es,  sin dudas, el mejor pelotari argentino de la historia. Su especialidad fue la pelota paleta y el trinquete. Ganó 13 medallas de oro en campeonatos mundiales de Pelota Vasca, la mayor cantidad de titulos mundiales obtenidos en la historia de ese deporte.
Sehter nació en enero de 1934. Desde niño conoció los tantos frontones que tenía la Capital Federal. El punto cúlmine de su campaña fueron las medallas de plata que obtuvo en los Juegos Olímpicos de México 1968 en las especialidades de paleta goma y frontenis.

 

 

EL PATRIARCA

 

Jorge Newbery
Es injusto que en este recorrido del olimpo del deporte argentino no esté presente el primer sportman. Jorge Newbery nació en 1875. Hijo de un odontólogo estadounidense y una porteña de la alta sociedad. Luego de estudiar ingeniería en Nueva York, su vida alternó en ámbitos tan dispares como el selecto Círculo de Armas o los boliches de la calle Corrientes donde populaban los compadritos.
Abrazó el deporte con pasión. Practicó atletismo, esgrima y fue el introductor del boxeo y la aeronáutica en nuestro país. El primer combate de boxeo – clandestino, porque la actividad estaba prohibida – lo tuvo como organizador. Con su globo Pampero cruzó los Andes. Newbery redobló la apuesta y el 27 de diciembre de 1909 llevó adelante su máxima proeza: dirigirse hacia Brasil en el globo Huracán. Recorrió 550 kilómetros en 13 horas, uniendo Argentina, Uruguay y Brasil.
Jorge Newbery falleció en un accidente aeronáutico el 1 de marzo de 1914.

 

¿Y LIONEL MESSI? 

 

No hay dudas que el rosarino está sentado en la mesa chica de los gigantes. Ese lugar reservado para Maradona, Fangio y Ginóbili. Pero, mientras esté en actividad profesional, su carrera sigue siendo un presente continuo. El día que se retire del deporte activo, accederá – definitivamente – al sitial que se ganó en el corazón de todos los argentinos.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3 

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