Néstor Sicher: «Me siento parte de la reconstrucción de Lanús»

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Néstor Sicher pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. El  bigotes eternos del ascenso de Racing de 1985. Un laburante del fútbol que vistió un par de camisetas muy pesadas en momentos complicados para sus instituciones. Una historia que merece ser conocida.

Por Carlos Aira

 

SUEÑOS DE FUTBOL: «Como todo pibe dormía con la pelota debajo de la almohada. Crecí en Rafael Calzada y crecí en el Club Social Villa Calzada, del cual soy vicepresidente. Disfruté mucho de los Torneos Evita, donde tuve la posibilidad con mi club de barrio jugar en la ciudad de Lanús donde me vieron. Por eso siempre quiero señalar que mis comienzos en el fútbol fueron en los Torneos Evita.

 

 

LANUS, LA SEGUNDA CASA: «Arranqué en Club Atlético Lanús. Año 1972. Siempre fue un club hermoso que le dio importancia a las divisiones inferiores. En Lanús no tuve entrenadores, tuve docentes. De aquellos días de inferiores tengo un recuerdo inolvidable. Tenía sólo 12 años y nos llevaron a un torneo interprovincial en Necochea. Lanús siempre fue un club que le brindó oportunidades a los jóvenes. Teníamos 17 o 18 años y veíamos que podíamos alternar en la Primera División».
Año 1977. Sicher, con 17 años, junto al Loco Sánchez, arquero de la Primera.
«En 1977 jugaba en Reserva. En Primera estaba José María Silvero como técnico que trajo como 40 jugadores. Toda gente grande, como Carlos Pachamé o Ramón Aguirre Suárez. ¡Me mataban en las prácticas! Aquel 1977 fue terrible para Lanús. No solo porque nos fuimos al descenso, sino porque llovieron los juicios. ¡No olvido que Pachamé le puso bandera de remate al estadio!. No es una forma de decir. En ese momento trabajaba como administrativo y lo llegue a ver. Como no ganaba mucho con el fútbol profesional, laburaba en la sede. Siempre recuerdo que los viernes los dirigentes me enviaban a la sede de AFA a buscar el Boletín Oficial».

 

 

LANUS EN LA C: «En 1978 descendimos a Primera C. Era impensado. ¿Sabés lo que era para Lanús enfrentar a Piraña, General Lamadrid o Defensores de Cambaceres? ¡Las canchas donde fuimos! ¡La de Cambaceres parecía arena movediza! Por suerte a Piraña lo sacamos y lo llevamos a Huracán. Hoy son todas anécdotas, pero en aquel momento fue muy duro.
«Era una época muy difícil en lo económico, pero siempre digo: me siento partícipe de lo que es Lanús hoy. Jugar en aquellos tiempos era muy complicado porque veíamos que los mejores años de profesión se nos iban. Jugar tres años en la C no era fácil y tampoco en la vieja B. Hoy el club es otra cosa, pero fuimos una generación de jugadores del club quienes apechugamos la camiseta granate en momentos muy difíciles. Nosotros le dimos aire a los dirigentes para formar el club que es hoy. Muchachos inolvidables, como mi compadre, Juan Antonio Crespín, José Perassi o Juan José Sánchez. Muchos jugadores que le dimos mucho al club. ¡Los hermanos Enrique! Sobre todo Ramón, que era un fenómeno y no puedo creer que no haya jugado en Primera División».

 

El equipo granate campeón de Reserva de 1980. Sicher es el quinto de los parados.

 

EL RECUERDO DEL VIEJO GUERRA: «A fines de 1980 llegó Juan Manuel Guerra al club. El Viejo era un fenómeno. Lo primero que hizo fue limpiar lo que tenía que limpiar y luego confió en todos los pibes del club. Esa fue la clave del ascenso de 1981«.
«Juan Manuel Guerra fue un tipo maravilloso. Siendo entrenador de Brown de Adrogué me ofrecieron jugar un amistoso contra el Vélez de Bianchi. Ellos se estaban preparando para la final de la Copa Libertadores ante San Pablo. Teníamos un lindo equipo, con varios ex compañeros, como Juan José Sánchez, Salvador Azerrad y Horacio Attadía. Acepto el partido y nos hicieron ocho. Al otro día llamó Juan Manuel a casa. Quería hablar conmigo. Atiendo y me dice: ´- Néstor, ¿Cómo vas a jugar ese amistoso? No le sirvió ni a usted ni a sus jugadores. Usted tiene que jugar ante equipos de su división o menor, para motivarlos´. ¡Que tipo bárbaro! ¡Me llamó a casa para darme un consejo!».

 

AQUEL LANUS DE 1984: «En 1982 volvimos al campeonato de la B. Fue un año de transición. En 1983 no nos fue bien y casi descendemos, pero en 1984 armamos un equipazo con Horacio Attadía, el uruguayo Villagrán y Tito Vicente. Nos conducía Ramón Cabrero, un tipo bárbaro que parecía un jugador más. En aquel 1984 estuvimos muy cerca de ascender a Primera, pero tuvimos la desgracia de cruzarnos con Emilio Misic. En el octogonal eliminamos a Nueva Chicago y nos tocó Racing en la semifinal. Pasaron muchas cosas increíbles. En cancha de Independiente hubo que repetir un penal atajado por Perassi y el partido se suspendió por incidentes. Nos mandaron a cancha de Atlanta. Teniamos que ganar por tres goles y lo estabamos por hacer cuando Misic finalizó el partido no sé cuantos minutos antes del tiempo reglamentario. Otra anécdota más…»

 

Lanus 1984. Néstor Sicher y su inconfundible bigote.

 

BIENVENIDO AL MUNDO RACING, NESTOR: «Llegué a Racing Club por pedido de Agustín Mario Cejas, porque un ayudante de él seguía a Lanús porque en 1984 nosotros jugábamos contra el próximo rival de la Academia. A mí me llevó Juan D´Stéfano. La historia fue así. Estaba en la sede de Lanús cerrando la compra de Horacio Attadía y me vio. Me encaró y me preguntó si quería ir a Racing. Era muy bicho y me midió. Al final fui a préstamo y hasta el día de hoy sigo sin comprender porque fui a Racing en esa condición».
«El club no estaba bien. Por ejemplo, la cancha estaba semi-clausurada. Pero no no miré esas cosas. ¡Era Racing! Estaba en otro mundo. Entrenaba en Obras Sanitarias. Otra cosa. En 1985, Racing armó un equipo con muchos jugadores de experiencia en la categoría. Llegaron Miguel Ángel Colombatti, Horacio Attadía y Walter Fernandez. Si bien teníamos mucha experiencia, la presión era enorme. Cuando echaron a Agustín Cejas nos tuvimos que ir escondidos de la cancha. Todas las semanas cambiábamos de concentración porque la directiva no pagaba el hotel. Eso sí, jamás dejamos de concentrarnos».

 

La estampa de Sicher vistiendo la camiseta de la Academia. Año 1985.

 

«El equipo no ganaba y perder dos partidos seguidos era una catástrofe. Recuerdo la cara de desesperación de los dirigentes. Según ellos habían traído lo mejor de la B para ascender. La barra vino una sola vez al vestuario. Tuvimos un diálogo duro, pero con respeto. Víctor Longo salió a copar la parada y ahí creí que se armaba, pero teníamos un plantel bárbaro, pero nos encontramos con un Rosario Central muy contundente».

 

Miguel Angel Wirzt, Pampa Orte y Néstor Sicher. Tapa de El Gráfico. Diciembre de 1985.
MI AMIGO EL PAMPA: «Tuve un compañero excepcional como fue el Pampa Félix Orte. No hay día que no lo recuerde. Un tipo de primera. Transmitía alegría. Siempre jodiendo y levantando el ánimo. Yo vivía en Rafael Calzada y pasaba por su casa en Lomas de Zamora para ir a las prácticas o concentrar. Tengo una historia increíble junto a él. Un viernes paso por su casa para ir a concentrar. Cuando llego se largó una tormenta impresionante. En esa época, la avenida Pavón se inundaba. No teníamos forma de salir. Se hizo tarde y cenamos en su casa. Hizo unos churrasquitos. Tomamos un poco de vino blanco que a él le gustaba. Un postrecito. Cuando le digo de irnos, me dice: ‘ – ¿Cómo vamos a ir si está todo inundado?’ . Me hizo llamar al hotel para explicar lo que sucedía. Hablo con Agustín Cejas y me dice que tenemos que concentrar. El Pampa no quería ir. Le digo: ‘- Pampa, si es necesario, voy caminando’ . Al final lo convencí. ¡No sabés las vueltas que tuvimos que dar para llegar al hotel! Cuando llegamos, Cejas no esperaba con la cena. ¿Que íbamos a decir? ¿Que habíamos cenado? Mitad de entrada y mitad de cena. ¡Tuvimos que salir a caminar diez cuadras para bajar la comida!«.
«Un día estábamos concentrados y faltaba Félix. Apareció con pantalones cortos y unos zapatos rojos horribles, con tacos, que eran de Walter Fernández. Bajó las escaleras caminando como una vedette. Nosotros nos moríamos de risa. Un buen tipo. Un loco lindo que nunca voy a comprender por qué lo asesinaron».
«Fue una persona excepcional. Todos los días tenía una sonrisa. Adentro de la cancha, nunca vi un tipo pegarle tan bien a la pelota como Félix. Le pegaba a los córners con el empeine, una cosa de locos…¡El Cholo Pavón se cansó de meter goles con los centros de Félix! Hace un tiempo, el Departamento de Historia de Racing Club le hizo un homenaje a Félix y tuve la oportunidad de conocer a su hija y sus nietos. Como dije ese día: lo recuerdo con una sonrisa y con alegría porque él siempre fue así».

 

23 de marzo de 1985. Racing 4 – 1 Villa Dálmine. Carrizo, Cordero, Traverso, Walter Fernández, Castelló y Sicher. Abajo: Azerrad, Orte, Attadía, González y Colombatti.

 

EL ASCENSO CON RACING: «Para lograr el ascenso fue fundamental la llegada de Coco Basile. Antes lo tuvimos a Cayetano Rodríguez. Un loco del fútbol que nos hacía ver videos de Holanda 1974. Se emocionaba en las charlas técnicas, pero no había jugadores para el fútbol que quería. Cuando llegó Coco fue clarísimo: vamos a jugar sencillo. Bien parados en el fondo y los de arriba debían definir los partidos. Sin complicaciones. Era un genio. No inventó nada: 4-3-3 y cada uno sabía muy bien lo que debía hacer. Aparte, su voz, respeto y personalidad te bajaban una idea: a este tipo no le puedo fallar«.
«Para el grupo fueron fundamentales los 40 días de concentración en Ezeiza mientras duró el octogonal. Salvo el segundo partido ante Banfield, que terminamos pasando por mejor ubicación en la tabla, fuimos un equipo imbatible. Recuerdo que luego de perder con Banfield fuimos a cenar a Ezeiza. El Coco nos motivó como nunca. El equipo demostró en ese mes lo que tuvo que haber demostrado durante todo un año».
«Las finales ante Atlanta fueron inolvidables. La primera la ganamos 4 a 0 y creímos tener el ascenso en el bolsillo. En la semana nos enteramos que no había diferencia de goles, sino puntos. En la segunda final, tengo la suerte de convertir un golazo. ¡No sabía como festejarlo! Minutos después, el negro Millicay me partió la mandíbula cuando me iba para el segundo gol. En el entretiempo le digo al Coco de salir. Me fulminó con la mirada y nunca me voy a olvidar su respuesta: ´- Sicher, usted no sale ni muerto».

 

Otra tapa de El Gráfico. Mítica. El grito para todos los tiempos. 27 de diciembre de 1985. Su gol significó un ascenso.
LAS TAPAS DE EL GRAFICO: «Aun tengo diez ejemplares de las dos revistas. Recuerdo que volvíamos con Orte y Attadía de Capital y paré en un puesto de revistas a comprar El Gráfico. Cuando me vi en la tapa de El Gráfico no lo podía creer. Un pasaporte a la eternidad futbolera y un trampolín para ver como seguía mi carrera. Le compre todos los ejemplares de la revista y el kiosquero me miraba. Lo miro y le digo: ¡Soy yo el que está en la tapa!
«A mí me tocó la varita mágica porque no metía goles, pero metí un golazo en un partido que determinó el ascenso de Racing. ¡Que me haya tocado a mí convertir ese gol es algo que aún me lo recuerdan en la platea! Los hinchas de mi edad aun recuerdan ese gol y me pongo en la piel de ellos y su sufrimiento. Todo este ida y vuelta con los hinchas de Racing es maravilloso.
Estoy yendo a ver a Racing al Cilindro. Miro el estadio y el campo de juego y no lo puedo creer. Hay una diferencia tan grande con la actualidad. Son nostalgias, pero yo me apasioné con Racing. Si bien estuve un año, la camiseta de Racing se te pega en la piel y a los hinchas los llevo en el corazón. Mis hijos son de Racing y esas cosas quedan para siempre. Disfruté mucho al equipo campeón de 2014 y la actualidad«

 

EL DIFICIL CAMINO POSTERIOR: «Mi caso es llamativo. Hice un gol simbólico, pero cuatro días después tuve que volver a Lanús. La opción de mi pase era altísima: 100.000 dólares. Terminé peleándome con los dirigentes de Lanús cuando en verdad la dirigencia de Racing no quiso comprarme. En los primeros días de enero de 1986 fui a la Ciudad Deportiva de San Lorenzo donde Racing estaba jugando un amistoso. Tenía que ir a cobrar el dinero del último partido ante Atlanta. Entro al vestuario y me mira Rogelio Domínguez – el nuevo entrenador – con una cara que jamás olvidaré. Me sentí sapo de otro pozo. Me mandé de inocente. Salí de allí, un dirigente me dio el dinero y me di cuenta que no tenía más nada que hacer en Racing«.
«A la semana del ascenso volví a entrenar con Lanús. Con la mandíbula rota y siendo uno más del plantel. Ahí me di cuenta que se me había escapado la gran oportunidad en el fútbol. ¡Qué terrible aquel verano de 1986!. Me recupero de la mandíbula y vuelvo contra Atlanta en Reserva. ¡Lo que me putearon los plateistas de Atlanta! Yo, humilde. Si era otro, ni de casualidad jugaba en Reserva«. Encima, en Lanús me dijeron que me busque club. Surgió la posibilidad de ir a Gimnasia, club de Primera División. Para Lanús, en diciembre de 1985 valía 100.000 dólares. Seis meses más tarde me transfirieron a Gimnasia en 20.000 dólares«.
«Gimnasia es un club hermoso con una hinchada increíble. Era la posibilidad de mostrarme en Primera División. El problema fue que el técnico Luis Garisto ya tenía a los dos laterales titulares. Fueron dos años hermosos, pero difíciles. Mi situación futbolística no fue la mejor. Me costó ser titular en el equipo. Jugué algunos partidos en 1987 que me permitió renovar. Cuando Garisto se fue llegó Eduardo Solari sin conocerme. La remé de atrás y me costó mucho. No hubo mala suerte, sino que el futbolista sabe cuando está en un buen momento y cuando no. Yo me sentí muy cómodo en Gimnasia y tengo un recuerdo maravilloso que fue un gol en reserva contra Estudiantes.  Fue en 1 y 57. En el festejo del gol, la tribuna – que estaba repleta – se venía abajo. Una verdadera locura».

 

Año 1989. Néstor Sicher con la camiseta de Argentino de Quilmes (Foto: @PCioccale)

 

«Luego pasé por Argentino de Quilmes y en 1990 llegué a Chacarita Juniors. Un club importante, pero que estaba arruinado. Teníamos jugadores muy importantes para la B Metropolitana. Estaban el Beto Pascutti, Carlos Ischia, Horacio Montemurro, José Horacio Lugo, Gabriel Gnoffo. Nos fue muy mal. Fuimos un desastre y casi bajamos a la C, que sería una cuarta división. Un equipo bárbaro, pero la malaria era total.
«En Chacarita me asusté en serio. Ahí me comí la apretada más importante de mi vida. Fue terrible. Vino la barra y nos encaró mal. Fue un lunes que perdimos 4 a 1 ante Temperley en cancha de Banfield. Nos estábamos cambiando y empujaron la puerta. Nos encontramos con cada carita. Todos muy pesados. Quiso reaccionar Ricardo Caruso Lombardi y lo callaron mal. En verdad, los mandaron los de la Subcomisión de Fútbol, gente que años atrás llevaban la hinchada«.
«Finalicé mi carrera en Brown de Adogué. ¡Hermoso club! Después agarré como entrenador y más adelante como ayudante de Vicente Cristófano. Siempre recuerdo la campaña de 2000. Perdimos un ascenso increíble al Nacional B. Fue ante Sarmiento en cancha de Temperley. En el minuto 45 del segundo tiempo ganábamos 1 a 0. Pablo Lunatti dio seis minutos de adicional y nos dieron vuelta el partido. Aquella tarde me acordé de Emilio Misic«.
«En toda mi época de futbolista me tocó una época económica difícil de los clubes y del país. Me quedo con los grandes compañeros y personas que tuve. ¿Sabés lo que es jugar al lado de Carlos Ischia o escuchar a personas como Agustín Mario Cejas o Alfio Basile? Después, como me fue en cada club, son anécdotas. Yo disfruté mucho del fútbol».

 

Una camiseta pesada. Chacarita Juniors 1991. B Metropolitana. Problemas con la barra y el peligro de irse a la C.

 

CLUB VILLA CALZADA: «Los clubes de barrio hacemos mucho por los chicos. En esta época tan dificil, los clubes estamos manteniendo a la sociedad. Nosotros tenemos que cobrar una cuota porque tenemos que pagar personal y servicios y ahí es donde se nota la problemática de cada familia para que los chicos puedan seguir concurriendo a las escuelas de fútbol, hockey o fútbol fenemino. Nosotros somos comprensivos y nos adaptamos a la situación del país ayudando a las familias para que los chicas sigan ligados al deporte. Yo busco formar personas para que el día de mañana, si no es jugador de fútbol, sean buenas personas porque el deporte es compartir. Tanto en la escuela como en el deporte, el chico evoluciona«.

 

(*) Néstor Edgardo Sicher falleció el viernes 8 de septiembre de 2023. Tenía 63 años.

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

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