Carlos Ischia: «Vélez Sársfield siempre fue un club diferente»

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Carlos Ischia pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Crack de la cabeza a los pies. Una charla intensa con un talentoso de aquellos: la familia y el estudio. Sus comienzos en Chacarita, su paso por Vélez Sársfield, la Selección Argentina y América de Cali.

Por Carlos Aira

 

SUEÑOS DE FUTBOL: «El fútbol me gustó desde chiquito porque crecí en una casa muy futbolera. Mi viejo había jugado al fútbol en su Italia natal. Es más, cuando llegó al país intentó una prueba en Atlanta, pero ya había pasado los 30 años y era dificil engancharse en el fútbol argentino. A los 6 años ya jugaba en un equipo de mi barrio, Isidro Casanova. Nunca me voy a olvidar porque estaba al lado de casa. Eran dos terrenos baldíos con 40 metros de fondo. ¡Qué lindo que fue todo eso!«.
«Cuando tenía 9 años, teníamos un técnico que era hincha de San Lorenzo. Nos llevó a jugar a Avenida La Plata. No nos fue bien. Volvimos dos años más tarde y ahí ganamos 14 partidos hasta que perdimos contra San Lorenzo en la semifinal. Los directivos de San Lorenzo intentaron convencer a mi papá, pero él lo tenía muy claro: primero tenía que terminar la escuela Primaria y luego comenzar el ciclo Secundario. Siempre digo que tuve una infancia muy feliz y ligada al fútbol«.

 

 

LA FAMILIA Y EL CAMINO DEL FUTBOL: «Yo fui a Chacarita con 16 años y edad de sexta división. Mi viejo no podía acompañarme porque trabajaba los sábados, pero en ese momento tuve una familia que siempre estuvo conmigo. Mi hermana mayor, que era docente y no trabajaba los sábados, me llevaba a las canchas junto a mi cuñado. Fue una ayuda muy importante. Cuando llegué al fútbol grande, ahí sí mi papá me comenzó a acompañar a todos lados. Pero no lo hacía solo: también venían mi mamá y mis hermanas. Mi viejo tenía locura porque era jugador profesional. ¡Qué hermoso!»
«A mi papá lo perdí hace mucho tiempo, en 1985, pero pudo ver todo lo que hice en Vélez Sársfield y luego lo llevé a Colombia. Con su fallecimiento, mi mamá dejó de ir a la cancha, al igual que mis hermanas, a quién tengo solo una en vida. Pero que lindo fue aquello. ¡Me ayudaron tanto en mi carrera!».

 

 

CHACARITA JUNIORS: «Llegué por intermedio del suegro de una de mis hermanas, qué – según él – tenía relación con Don Ernesto Duchini que era el manager general de todas las divisiones inferiores de Chacarita Juniors. Cuando fui a probarme, invocamos a ese señor, pero Duchini no puso cara de amigos. Por suerte me fue bien en las pruebas y Don Ernesto me fichó. Recuerdo que me remarcó que tendría que hacer mucho trabajo físico. Era lógico: tenía 16 años y sólo había jugado en el barrio. Era flaquito y no era fuerte. En todo 1973, mi primer año en el club, no falté a ningún entrenamiento. ¡Hasta iba a ver a mis compañeros en partidos que no estaba citado! Me gustaba mucho ir. Era mi locura saber que en algún momento iba a jugar«.

 

ERNESTO DUCHINI: «Tengo un gran recuerdo de él. Siempre aconsejó a los entrenadores de cada categoría. Fue quien señaló que estaba para jugar en Primera. Cuando Don Ernesto comenzó a trabajar con Menotti, me convocó como sparring de la Selección Argentina. Recuerdo que Menotti allí me comenzó a conocer: `Rulito, vení para acá`, me decía el Flaco. ¡Claro! En aquel momento tenía una melena enrulada que se contrapone con la pelada que tengo hoy. Pero volviendo a Don Ernesto, quiero remarcar que lo quise mucho«.
Año 1977. Carlos ischia con 21 años y su melena enrulada.
FRIGORIFICO, MATEMATICO Y JUGADOR: «En 1975 no solo entrenaba con Chacarita Juniors, también trabajaba desde temprano en el frigorífico Lisandro de la Torre. También hacía el profesorado de Matemática, todas las noches, en Ciudadela. Mi día en aquel 1975 comenzaba a las 5 de la mañana; trabajaba de 6 a 14 en Mataderos; luego tomaba tres colectivos e iba al entrenamiento en Chacarita y por la noche otros colectivos para concurrir al profesorado. A eso de las 22:30 esperar el último colectivo y llegar a Casanova. Cenaba algo y me iba a dormir cinco horas».
«Así estuve 8 meses hasta que no tuve más tiempo para estudiar. Una tarde me senté a conversar con mi mamá. Ella y mis hermanas fueron docentes, hasta directoras de colegio. Le pedí dos años para llegar a Primera. Si no lo hacía, dejaba el fútbol y volvía a la docencia. Por suerte, llegó mi inesperado debut en Primera«.

 

EL DEBUT EN PRIMERA: «Un martes llego al entrenamiento y el utilero me dice: ´- No hay ropa para usted. Tiene que ir a hablar con Don Ernesto Duchini´. No entendía nada. Duchini me encara y me dice: `– Como le vamos a dar Ropa si mañana debuta con la Primera´. Yo pensé que era un chiste porque nunca había entrenado con Primera, pero era cierto lo que me decía Don Ernesto. Me tuve que presentar el miércoles 7 de la mañana en Aeroparque para viajar hacia Jujuy. Duchini me dijo que Perfecto Rodríguez, técnico interino de la Primera, me había visto en inferiores y que iba a jugar de 3, mi posición en aquellos días. No fue un buen debut: perdimos 2 a 1 y fue figura el jugador que tenía que marcar. Miércoles 24 de septiembre de 1975″.

 

Chacarita 1977. Parados: Miguel Bordón, Pedro Vivalda, Claudio Casares, Oscar Ferrero y Dario Tesori. Hincados: Mario Benitez, Carlos Ischia, Roque Avallay, Carlos Salinas, Ángel Gizzi y Francisco Lavorato.

 

LA IMPORTANCIA DEL COCO BASILE: «Cuando volví de Jujuy no volví a entrenar con la Primera. A los pocos días, la Comisión Directiva contrató a Alfio Basile como nuevo entrenador. Coco trajo como preparador físico a León Martínez, por quién tengo un cariño y respeto enorme. Tanto a él como a su familia. León fue mi primer profe cuando me largué a dirigir sólo. Hoy, su hijo Facundo es el profe de mis cuerpos técnicos».
«Entrenaba con la Cuarta hasta qué una tarde coincidió que la Primera hizo doble turno. Basile me vio y me llamó. Me encaró y me dijo que no entrenaba más con la Cuarta, que lo iba a hacer con la Primera. Que tampoco iba a jugar, pero que todo dependía de mí. Ahí comenzó una nueva historia en mi carrera«.
Año 1978. El 10 en el pantalòn y los viejos tablones de San Martín.
«En la pretemporada de 1976, Basile me ponía de lateral izquierdo. En algún momento me soltaba y me ponía de volante. Se reía y decía «Ah, ¡Pero jugás bien!«. Como siempre, en el fútbol existen imponderables. En la primera fecha del Metro ibamos a enfrentar a Newell`s en cancha de Vélez. Partido de viernes por la noche televisado, que en aquellos días era muy importante. Basile me iba a poner de 3, pero el Ramón Toribio Adorno, capitán del equipo, no acordó contrato y no iba a jugar. Esa noche, Basile se la jugó y me puso de 8. Jugué un partidazo: hice la jugada del primer gol, convertí el segundo de Chacarita luego de gambetear a tres rivales y terminamos empatando 3 a 3″.
«En la fecha siguiente volví a jugar de 8. Cuando arregló Adorno, volví a ponerme la 3. Recuerdo que empatamos 2 a 2 ante Unión en cancha de Atlanta e hice un golazo de cabeza. Todo el mundo me felicitó, pero en verdad me salió de casualidad. El problema fue la fecha siguiente. Visitamos a Temperley y perdimos 4 a 1. Esa tarde, el wing derecho de ellos fue la figura de la cancha. El martes, cuando volvemos a la práctica, Basile me llama para hablar a solas en el vestuario. Me encara y me dice: – «Ischia, ¿A usted le gusta jugar de 3?». Le respondí: «- No, Basile. A mí me pusieron ahí por el físico. No se marcar y me cuesta encontrarme». Nunca me voy a olvidar la respuesta que me dio Coco: «- Me deja tranquilo porque de 3 es un desastre: de ahora en más usted juega de volante«.

 

Carlos Ischia y su casa: el José Amalfitani.
LLEGAR A VELEZ SARSFIELD: «A mitad de 1978, entre Metro y el Nacional, tenía todo arreglado con Rosario Central. El presidente Salvador Zuccotti no lo había hecho público, pero cuando la noticia se filtró en los diarios, la barra de Chaca hizo un lío bárbaro. Ellos me querían, sí o sí, para el Nacional porque había mucha ilusión en clasificar a las finales. Al final se cortó mi transferencia y no nos fue bien en aquel Nacional«.
«A fines de 1978, el Toto Lorenzo insistió para que vaya a Boca Juniors. Chacarita me tasó en 200.000 dólares y Boca llegaba hasta 150.000. Un tira y afloja infernal hasta que finalmente contrataron al correntino Berta y Sergio Apolo Robles, de Newell´s. Yo era feliz en Chacarita, pero quería progresar. De la nada, apareció la propuesta de Vélez Sársfield. ¡No lo podía creer! ¡Era el club al cual yo quería ir! En esa época ya vivía en Ramos Mejía y siempre que pasaba por la cancha de Vélez me decía: «¡Que linda cancha, como me gustaría jugar acá!«. En 1978 enfrentamos a Vélez en el Amalfitani y nunca me olvido la pelota increíble que me sacó Julio Falcioni. Me encantaba jugar contra Vélez. Por la cancha y por el campo de juego. ¡Que genio Lelo García! ¡Como cuidaba el césped!». Vélez Sársfield siempre fue un club diferente«.

 

VELEZ 1979-1980: «Era un gran equipo. Vale destacar que no comencé bien y todo tiene una historia. El primer partido del Metro 1979 lo empatamos ante Racing y el segundo lo perdimos ante River. En la tercera fecha perdimos de locales ante Argentinos Juniors y me expulsaron por golpear a Maradona. Yo estaba un poco perdido, porque aquel equipo jugaba muy distinto a Chacarita. Era un 4-3-3 en el cual jugaba de 8, Pedro Larraquy de 5 y Julio César Jiménez de 10. Arriba, el Pepe Castro, Omar Pedro Roldán y Jorge Salas».
«Me dieron tres fechas de suspensión. En esos partidos, Vélez comenzó a ganar. El problema era yo. En la séptima fecha enfrentamos a Newell´s y fui al banco de suplentes. Nos fuimos al descanso perdiendo 3 a 0 y el técnico me puso en la segunda etapa. Terminamos perdiendo 5-3. Esa tarde, la Comisión Directiva despidió a Salvador D´Accorso y asumió un triunvirato de entrenadores que venía trabajando en inferiores: Elio Montaño, Antonio Cielinsky y Alfredo Bermúdez«.
«El cuerpo técnico se complementaba muy bien. Comenzaron a ensayar en la semana una innovación táctica que luego copió Labruna: jugar con un cuarto volante. Así fue que el mediocampo lo armaron conmigo a la derecha, Pedro Larraquy y el Tucumano Armando Quinteros. Suelto, el uruguayo Julio César Jiménez. Arriba, Pepe y Roldán. Ahí cambió todo. Cuando el uruguayo (Jiménez) se dio cuenta que no tenía que marcar más se transformó en un jugadorazo. En ese momento se armó el gran equipo que terminó perdiendo la final del Metro 1979 y clasificó a la Libertadores de 1980«.

 

Velez 1979: subcampeón del Metropolitano.

 

WEMBLEY: «Luego del gran 1979 que tuve, Menotti me convocó para la Selección Nacional. Fui parte de la gira internacional en Europa de 1980. Me tocó debutar contra Inglaterra en Wembley. Perdimos 3 a 1 y esa tarde, Maradona casi hace un gol igual al que le hizo a los ingleses en México 86. Luego enfrentamos a Irlanda, pero no ingresé y finalmente, jugué el segundo tiempo contra Austria en Viena. Recuerdo que el Flaco me hizo entrar junto a Ramón Díaz. Hice la jugada del quinto gol argentino gambeteando a tres rivales por izquierda. Le hice caso a Menotti que siempre nos decía que la pelota tenía que ir al punto de penal porque allí tenía que estar Maradona. Fue la única vez que Diego hizo un Hat Trick. Bueno, la jugada del tercer gol se la hice yo. Ese fue mi paso por la Selección Argentina. Corto, pero inolvidable».
AMERICA DE CALI 1986: «Yo jugué 5 años en Colombia. Cuatro en Junior de Barranquilla y tan solo en 1986 estuve en América de Cali. Todo el mundo recuerda la final de la Copa Libertadores que perdimos ante River Plate, pero mi recuerdo es otro: aquel año, América logró el pentacampeonato y tuve una actuación decisiva en la final frente al Deportivo Cali. Nosotros teniamos un equipazo con Ricardo Gareca, Roberto Cabañas, Willington Ortiz, el paraguayo Battaglia, Antony De Avila. ¡Casi no metí goles! En esa época ya jugaba, casi, de volante de marca. Un recuerdo hermoso de aquel año en América.

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

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