San Lorenzo 1982: «Ciclón / Ciclón / Te vamos a seguir adonde quieras ir»

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En 1982, San Lorenzo se convirtió en el primer grande porteño en disputar un campeonato profesional de segunda división. Lo que era una tragedia deportiva se convirtió en un fenómeno pocas veces visto. Pasados más de 40 años, recorremos en Abrí la Cancha la campaña de un equipo que tuvo sus altibajos, que no transitó un camino sencillo, pero quedó en el recuerdo.

Por Carlos Aira

 

San Lorenzo de Almagro. En 1982 el club de Boedo vivió un año inolvidable. La santa alquimia de hacer del pecado una virtud. El primer grande que descendió no vivió su paso por el ascenso con verguenza, sino como una prueba de amor y fe. Un equipo que lideró el campeonato de comienzo a final acompañado por una hinchada que generó un fenómeno pocas veces visto en nuestro fútbol. Un fenómeno de amor y fe irrenunciable. Por eso, pasarán los años y siempre se recordará a aquel San Lorenzo de 1982.
Pero la historia es producto de años atroces. Una historia que merece recordarse. En 1972 San Lorenzo consiguió la hazaña del bicampeonato. Metropolitano y Nacional, de la mano de Juan Carlos Lorenzo. «Un equipo europeo«, como señaló Roberto Mario Espósito en Abrí la Cancha. Instalado en avenida La Plata al 1700 desde el lejano 1916, el club era dueño de un prestigio y una masa societaria inmensa. En 1974, el club volvió a consagrarse campeón del Nacional. Pero una interna carcomía a la política del club: ¿Que hacer con el terreno de avenida La Plata?

 

 

A partir de los años 40s, Buenos Aires cambió su fisonomía. Surgía el negocio de la propiedad horizontal. Los grandes terrenos comenzaron a ser apetecidos por los desarrolladores inmobiliarios. El 21 de octubre de 1965, a través de la Ley 16.729, la Municipalidad cedió a San Lorenzo por espacio de 99 años, el terreno municipal ubicado entre la avenida Perito Moreno, Francisco Fernández de la Cruz y la calle Varela, pertenecientes al Parque Almirante Brown, en el barrio de Bajo Flores. Desde ese momento, el Gasómetro estuvo en la mira. La zona de avenida La Plata era una de las preferidas por los sectores medios porteños y aquel gran terreno era la cereza del postre. Un negocio de millones de pesos.
En 1971, el intendente Saturnino Montero Ruiz aprobó la Ordenanza 25.770 que armaba un nuevo trazado de autopistas urbanas. Un de estas nuevas autopistas cortaría al terreno azulgrana en avenida La Plata en dos sectores. Ese proyecto pronto quedó deshechado, pero generó en la siempre intensa vida social azulgrana un debate. El tema de la mudanza comenzó a ser recurrente. 1975 fue el año de los 60 scottazos. También fue el año en el cual la política azulgrana comienza a quebrarse. La interna Boedo vs. Bajo Flores a flor de piel. Por un lado, quienes deseaban continuar en avenida La Plata; del otro, quienes entendían que el club solo tenía futuro construyendo en el inhóspito Bajo Flores. Curiosamente, en 1936 San Lorenzo proyectó una mudanza a un terreno muy cercano al actual estadio Pedro Bidegain que incluyó la compra del terreno.

 

El proyecto de traza de la autopista que tenía previsto el intendente Saturnino Montero Ruíz en 1971.

 

A mediados de 1975, la interna institucional se llevó puesto a Osvaldo Baliño. Asumió la presidencia del club su vicepresidente, Fernando Baldrich, un coronel que llegó a la vicepresidencia de AFA. Baldrich fue el primer presidente azulgrana que torció la muñeca hacia Bajo Flores. Conocedor del entramado municipal detrás del negocio inmobiliario, generó el clima necesario que propiciara la mudanza. Gran parte de los 300.000 dólares que ingresaron al club por la transferencia de Héctor Scotta al Sevilla, la dirigencia los invirtió en los primeros pilotes del Bajo Flores. Pero el 24 de marzo de 1976 cambió la historia de la Nación. Aparece en escena el Brigadier Osvaldo Cacciatore, designado Intendente de la Capital Federal. El militar llevó adelante profundas modificaciones en la ciudad, entre ellas, el desarrollo inmobiliario. Con la presencia de Cacciatore en la legislatura porteña, el Gasómetro de Avenida La Plata inició una veloz cuenta regresiva.
El arraigo es un componente vital para los clubes. En 1922, Boca y River estuvieron ante una disyuntiva. Manlio Anastasi, presidente xeneize, decidió llevar adelante el gran estadio en Brandsen y Del Crucero en tiempos de anemia económica bajo una consigna: «Boca es el club de un barrio«. Ningún club es igual a otro. En aquel 1922, River cambió para siempre. Su presidente era Giuseppe Bacigaluppi, uno de los mayores rematadores de tierras de la ciudad. River se había consagrado campeón el año anterior, pero en su barrio – La Boca – la institución no crecía. Fue allí donde Bacigaluppi decidió la mudanza con una frase para la historia: «River no es el club de un barrio, es el club de una ciudad«. Bacigaluppi llevó adelante la mudanza riverplatense hacia la exclusiva Recoleta. Años más tarde, en 1934, Antonio Liberti trasladó a River hacia Núñez. River se vio beneficiado con las sucesivas mudanzas. Pero detrás de la mudanza azulgrana no existía un espíritu progresista, sino un inmenso entramado de negocios. A comienzos de 1978, Fernando Baldrich declaró: «San Lorenzo no es más de Boedo, es de la Capital Federal. Hay que perder el sentido de pertenencia con Boedo«. Desde ese momento, no hubo día después para el Gasómetro.
Cacciatore inició una campaña agresiva contra el estadio, sostenida por un sector de la prensa. A mediados de 1978, Baldrich dejó la presidencia del club en manos del empresario textil Moises Annán. En asamblea de socios realizada el 12 de agosto de aquel 1978 se aprobó la venta de los terrenos de avenida La Plata. A pesar de ello, una buena porción de socios e hinchas se negaban a perder los terrenos de Boedo. Cacciatore pisó el acelerador y planteó la clausura del estadio si no se hacían una serie millonaria de obras. A su vez, el 22 de agosto de 1979, por ordenanza municipal 35.160, San Lorenzo perdería el terreno del Bajo Flores si no llevaba adelante obras en el mismo. Una coacción flagrante.

 

2 de diciembre de 1979. El penal de Hugo Coscia es detenido por Hugo Gatti. Telón final para el Gasómetro de Avenida La Plata.

 

El domingo 2 de diciembre de 1979 se disputó el último partido de la fase inicial del Grupo B del Nacional. En el Gasómetro, San Lorenzo recibió a Boca Juniors. Un dejo de tristeza atravesó el rostro de miles de hinchas azulgranas. Sin cumplir las refacciones exigidas por la Municipalidad, la clausura era una realidad. En una tarde gris, un empate 0 a 0 despidió al mítico Wembley porteño. Mario Rizzi fue el autor del último gol en el Gasómetro. El ex delantero abrió su corazón con Abri la Cancha cuando recordó al viejo estadio de avenida La Plata: «Cuando voy a Junín me quedo en la puerta de la casa de mis viejos. La casa donde mi crié. Ya no los tengo a mis viejos, pero ese fue mi lugar en el mundo. Miro esa casa y me sigo emocionando. Con Avenida La Plata me pasa algo parecido. Soy el autor del último gol en el Gasómetro y es algo que me sigue emocionando».
El punto final llegó el 7 de marzo de 1980, cuando el Club Atlético San Lorenzo, en la figura de su presidente Moises Annán firmó el certificado de defunción del estadio en un convenio suscripto con el brigadier Cacciatore.

 

1981, EL AÑO DEL DESCENSO

 

Sin estadio y una asfixiante situación económica, San Lorenzo encaró la temporada de 1980 con la brújula desmagnetizada. Llevó su localía al Palacio Tomás Adolfo Ducó, donde siempre tuvo a los hinchas quemeros acompañando a sus rivales de ocasión. Un equipo que se sostenía con el corazón de Hugo Pena, el talento de Víctor Marchetti y los goles de Mario Rizzi. Un plantel desmantelado. En los últimos años, San Lorenzo había transferido a Ricardo Lavolpe (México), Claudio Marangoni (Inglaterra) y Jorge Olguín (Independiente). El club puso en cancha un equipo alejado las mejores expresiones azulgranas. La temporada fue un suplicio. Así lo recordó el juninense Rizzi en las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha:
“Año 1980. Nos estábamos jugando la categoría ante All Boys en cancha de Ferro y terminamos empatando. Estábamos en el vestuario y nos dicen: ´Muchachos, hay tres mil personas afuera`. Salimos junto a Tomatito Pena, mi amigo. Todo el mundo nos pedía explicaciones. Cuando abrimos la boca les decimos que nos deben cinco meses de salario. Nos pidieron disculpas. Eran una multitud. No teníamos ni camisetas. Tan así que nos teniamos que coser una todos los partidos porque estaban rotas. La fecha siguiente nos jugábamos el descenso contra Unión. La barra nos pidió tranquilidad. Fueron ellos quienes nos pagaron el hotel – el Bauen – y nos compraron un juego de camisetas. Si, la barra. Fue un partido histórico porque se suspendió el domingo por lluvia y lo jugamos el lunes por la noche. Arrancamos ganando, nos dieron vuelta el partido y terminamos ganando 3 a 2 con tres goles míos. Menos mal, porque nos íbamos al descenso. Luego me enteré que esa noche murieron dos hinchas infartados en la platea”.

 

Año 1980. Víctor Marchetti y Osvaldo Rinaldi hablando con la prensa luego de una práctica. De fondo, el Gasómetro clausurado.

 

San Lorenzo se salvó del descenso sobre el final del campeonato. Luego de caer en la 34ª fecha ante Quilmes en Guido y Sarmiento, la situación del equipo se tornó angustiosa. La salvación se produjo en la penúltima fecha, cuando el Ciclón venció 3 a 0 a Tigre en Parque de los Patricios, con goles de Hugo Pena, Miguel Torres y Víctor Marchetti. En su historia, San Lorenzo jamás había transitado una situación tan compleja ante un posible descenso. Annan era historia y la nueva dirigencia, encabezada por Vicente Bonina, aseguró que reforzaría al equipo en forma conveniente, pero nada de ello ocurrió. Víctor Marchetti fue transferido a Rosario Central, donde fue campeón del Nacional, y el equipo no clasificó en la Zona D del último torneo de 1980.
El fatídico 1981 comenzó con en forma luctuosa. En la tarde del 9 de enero falleció electrocutado el capitán Hugo Pena. Nadie lo podía creer. De cara al Metropolitano, la directiva contrató viejos cracks con mas pasado que presente: Omar Larrosa, Rubén Suñé y Armando Capurro. También apostó al regreso de añejos bronces, como Héctor Scotta y Rubén Glaría. Un detalle: los contratos de todos estos jugadores se realizaron en dólares, un detalle que será determinante en un futuro próximo.
La dirigencia cambió Parque de los Patricios por Caballito. El estadio de Ferro fue la casa azulgrana de aquel 1981. Dirigido por Victorio Nicolás Cocco, en el primer tramo del campeonato el equipo se mostró sólido en condición de visitante, pero la localía azulgrana era muy floja. Luego de una victoria 3 a 1 ante Huracán en el Ducó, el equipo parecía que pelearía arriba, pero la realidad económica era demoledora. Los empleados del club no cobraban y los jugadores amenazaban con embargos por falta de pago. ¿Donde estaba el dinero de las transferencias de los últimos años? Entre 1973 y 1981, San Lorenzo había vendido jugadores por un millón de dólares. No había dudas: el club estaba siendo víctima de un vaciamiento.
Con el comienzo de la segunda rueda, el equipo mostró un notorio decaimiento. San Lorenzo cayó 4 a 0 en sus visitas a Racing Club y Boca Juniors. Luego de perder una noche ante Huracán en la Bombonera, el ciclo de Cocco no tenía más hilo en el carretel. Quedaban nueve partidos por delante y un plantel más pendiente de cobrar que de la tabla de ubicaciones. La directiva buscó la salvación en Juan Carlos Lorenzo. El Toto, que había llegado al club por primera vez en 1961 y había conducido el mítico bicampeón de 1972. Pero en 1981 la realidad era otra. El regreso de Lorenzo se produjo el 5 de julio de 1981. Empate 1 a 1 ante un Sarmiento en franco ascenso, una complicación para el mundo azulgrana. Luego, el tobogán: derrotas ante Unión y seis goles en contra en la visita a Instituto. San Lorenzo en zona crítica. El equipo igualó ante Newell´s en Caballito y en su visita a Independiente. Con tres partidos por delante, eran imperiosos cuatro puntos de los seis en juego. El 2 de agosto de 1981, San Lorenzo recibió a River Plate. El Ciclón ganó 2 a 1, goles de Héctor Scotta y el juvenil Rubén Darío Insúa, que utilizó la camiseta 10. La salvación al alcance de la mano. En la penúltima fecha, San Lorenzo igualó sin goles en su visita a Vélez Sársfield. De cara a la última fecha, la tabla lo tenía a Colón – descendido – con 21 puntos. Argentinos Juniors y Talleres, 27 puntos. San Lorenzo y Sarmiento 28 unidades.
Domingo 15 de agosto de 1981. Todas las miradas puestas en la Bombonera y aquel Boca campeón del Metro 81. Lleno total en Caballito. Las radio fue protagonista de una jornada que quedará en el recuerdo de todos aquellos que la vivieron. En Junín, Sarmiento pronto se puso a cubierto del descenso. Talleres e Instituto jugaron un partido que quedará en el recuerdo por lo vidrioso de cierto accionar. San Lorenzo dependía de San Lorenzo. A los 13 minutos de la primera etapa, el árbitro Carlos Espósito sancionó penal a favor del Ciclón. El sanjuanino Emilio Delgado pateó y el arquero uruguayo Gualberto Alles tapó el remate. El partido seguía igualado 0 a 0. Con ese resultado se salvaba San Lorenzo. A los 37 minutos, foul de Glaría y penal para Argentinos que el Loco Carlos Salinas no desperdició. Desde ese momento, todo fue nervios. Cuando Espósito marcó el círculo central nadie lo podía creer. San Lorenzo se había ido al descenso. Hubo lágrimas, también aplausos. Durante una hora nadie se movió aquellos tablones de Martín de Gainza.

 

Patea Delgado, ataja Alles. San Lorenzo tuvo la salvación en sus pies.

 

TESTIMONIOS DE UN DESCENSO

Walter Perazzo vistió la camiseta 9 de San Lorenzo aquella tarde. En las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha, el goleador recordó el descenso azulgrana: «San Lorenzo bajó por una serie de factores. Una mala relación política de la dirigencia con el gobierno y la AFA. Se dieron muchas cosas. En 1980 nos salvamos en las últimas fechas. Para 1981 el equipo se reforzó con jugadores veteranos, con muchas lesiones, y otros que no estaban a la altura del club. Había problemas políticos, económicos e institucionales. Eso desencadenó lo que se veía venir».
«Nunca voy a olvidar la tarde del descenso. La noche anterior al partido contra Argentinos Juniors, el Toto Lorenzo me llamó junto a Rubén Insúa, Marcelo Milano y Osvaldo Rinaldi, que eramos juveniles que alternábamos, y nos anunció que seríamos titulares. En la cancha hubo mucha tensión y una realidad: nosotros fallamos nuestro penal y ellos lo convirtieron. Siempre recuerdo que terminó el partido y no hubo insultos. Fue increíble lo que sucedió: todo fue un mar de lágrimas, pero durante una hora nadie se movió de la tribuna. Hoy, cuarenta años después, puedo decir que a San Lorenzo le vino bien el descenso: el club se unió y a partir de 1982 el club tuvo un par de años muy buenos».
El uruguayo Sergio Bismark Villar es el futbolista que más veces vistió la camiseta de San Lorenzo de Almagro. El también dejó su testimonio de aquella jornada en las Charlas de Vestuario: «Yo casi no jugué en la temporada de 1981. El técnico (Victorio Cocco) no me quería. Cuando llegó esa última fecha y había que ganar, mucha gente de la hinchada me fue a buscar hasta mi casa diciéndome ‘te le diera una mano al club’. No pensé dos segundos, pero efectivamente fue así. Si no hubiese ido a jugar no pasaba absolutamente nada, porque no había estado en ese equipo tan deplorable que al final se fue al descenso. Lo hice por eso, primero por lo que me dio San Lorenzo en mi época importante y después un poco como diciéndole al que no me puso: viste que si hubiera jugado el equipo hubiese ganado dos puntos más o tres puntos más y se hubiese salvado del descenso. Lo hice por la gente que me quería o me apreciaba, por la gente que me pidió que jugara. Lo hice y lamentablemente no pude lograr que el equipo se salvara».
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REARMAR: ESA ERA LA TAREA

Con San Lorenzo en la B, la dirigencia pidió jugar el campeonato Nacional de Primera División. El club rescindió el vínculo a todos los veteranos que había contratado antes del Metro. La respuesta fue una lluvia de cartas documento. Juan Carlos Lorenzo continuó al frente del plantel profesional. El 13 de septiembre de 1981 comenzó el camino de San Lorenzo derrotando 2 a 0 a San Lorenzo de Mar del Plata. San Lorenzo transitó los catorce partidos de la temporada con la cabeza puesta en el campeonato de Primera B de 1982. En el último partido en Primera, San Lorenzo cayó 3 a 1 ante Ferro Carril Oeste. Domingo 28 de noviembre de 1981. Fue tan inmensa la entrega de la hinchada azulgrana, que Gerónimo Saccardi, capitán de Oeste, le pidió a sus compañeros acercarse a la tribuna de Martín de Gainza para saludar al público visitante. Esa tarde, la hinchada de San Lorenzo estrenó un cantito que será el himno azulgrana de aquellos días. Una melodia adaptada del cantante belga Art Sullivan, muy famoso en aquellos días, que decía:

 

«Ciclón…Ciclón / Es solamente un año / Te vamos a seguir/ Adonde quieras ir»
El lunes 28 de diciembre de 1981 se produjo una multitudinaria asamblea de socios en el salón Lorenzo Maza. Los 96 asambleistas aprobaron la renuncia del presidente Vicente Bonina. El sábado 23 de enero de 1982 debiera haber elecciones, pero esa noche asumieron las nuevas autoridades. una lista de unidad encabezada por el empresario Héctor Habib, ex gerente financiero de Mercedes Benz. Uno de los vicepresidentes era Larrendart, un apellido con historia en el club. Esa misma noche se comenzó a cristalizar la venta del Gasómetro en palabras del propio Habib: «En 1983 estas tierras de avenida La Plata serán vendidas. Les puedo asegurar que las comprará la Municipalidad o una empresa extranjera. El valor de estas tierras supera los 50 millones de dólares. Con ese dinero, más la infraestructura del Gasómetro, construiremos nuestro estadio en el Bajo Flores al estilo del de Deportivo Español».

 

Diciembre de 1981. Héctor Habib asume la presidencia de San Lorenzo. Lo secundan Larrendart y Bonina.
Mientras se realizaba la asamblea, diez jugadores se acercaron a la sede (los hermanos Osvaldo y Jorge Rinaldi, Rubén Darío Insúa, Walter Perazzo, Osvaldo Cousillas, César Mendoza, Delgado, Hugo Verdecchia, Sergio Villar y Héctor Scotta) en búsqueda de unos urgentes mangos de los cuatro meses de sueldos atrasados. La respuesta fue negativa: en las arcas del club no había un peso.
En el verano de 1982 comenzó una nueva historia. Con ojo clínico, Lorenzo pidió jugadores aguerridos y conocedores de la categoría. Llegaron a San Lorenzo los arqueros Carlos Suárez (Racing Club) y Oscar Quiroga (Talleres); los defensores Ricardo Demagistris (Newell´s), Rubén Araoz (Colón), René Biaín (Almirante Brown), Pablo Comelles y Héctor López (ambos de River Plate); los mediocampistas Héctor Raúl López (Deportivo Armenio), Miguel Batalla (Quilmes) y Omar Ros (Tigre). También los delanteros Hugo Paulino Sánchez (Independiente Santa Fe Bogota) y Eugenio Morel Bogado (Argentinos Juniors).
Por otra parte, el Toto no confíaba en los juveniles del club para esta nueva etapa. Walter Perazzo fue enviado a préstamo a Estudiantes de La Plata. Rubén Darío Insúa, Jorge Rinaldi y Osvaldo Cousillas no serían primeras preferencias.
El miércoles 3 de febrero de 1982, San Lorenzo derrotó 4 a 1 a Vélez en un amistoso previo al comienzo de la temporada. El Ciclón formó con Carlos Suárez; Rubén Araoz, René Biaín, Ricardo Demagistris y Hector López; Armando Quinteros, Omar Ros y Leonardo Carol Madelón; Hector Raúl López, Hugo Paulino Sánchez y Eugenio Morel. Salvo la presencia del juvenil santafesino Leonardo Madelón y el tucumano Quinteros, todas caras nuevas. Los tres goles de Héctor Raúl López y el solitario tanto del correntino Sánchez ilusionaron al pueblo azulgrana, pero todos eran conscientes que el sábado, cuando el equipo recibiera a Gimnasia en Ferro Carril Oeste, el camino sería duro y lleno de contratiempos.

 

 

AHORA SÍ: SAN LORENZO 1982, EL EQUIPO QUE REVOLUCIONÓ EL ASCENSO

Domingo 7 de febrero de 1982. Primera fecha del campeonato de Primera B. Tarde húmeda, calurosa y un cielo encapotado, presagio de tormenta veraniega. En Ferro Carril Oeste, San Lorenzo recibía a Gimnasia, club que transitaba el fútbol de los sábados desde aquel dramático Cuadrangular de la Muerte de 1979.
Desde muy temprano, una caravana de hinchas fueron llegando desde Boedo hacia Caballito. La marcha del ascenso, como lo habían proclamado en volantes que se fueron entregando en los días previos. A las 14:50, una procesión de coches, camiones y corazones salieron de Avenida La Plata. A las 15:15 se sumaron miles de almas en Avenida La Plata y Pedro Goyena. La caravana siguió por Rivadavia hasta Primera Junta. A esa altura eran dos cuadras de coches y personas. Una vez que llegaron a la calle Cucha Cucha, la marcha siguió hasta la calle Avellaneda. A las 16:30 la caravana llegó al estadio y una hora más tarde no había más entradas a la venta. San Lorenzo formó con Carlos Suárez; Eduardo Abrahamian (Jorge Rinaldi), Ricardo Demagristris, Hugo Verdecchia y Héctor López; Armando Quinteros (Claudio Marasco), Oscar Ros y Leonardo Carol Madelón; Héctor López, Hugo Paulino Sánchez y Eugenio Morel Bogado.
Hasta los 37 minutos del segundo tiempo, el partido era un empate sin goles lleno de presiones y nervios, hasta que apareció en escena el árbitro Héctor Truffa, quién convalidó un gol de Hugo Paulino Sánchez en evidente posición adelantada. En la jugada siguiente, Carlos Suárez salió mal y empató el Potro Domínguez. Parecía empate, pero Truffa estaba dispuesto a hacer lo imposible por el triunfo azulgrana. Minuto final. Romero despeja la pelota, la tribuna local pide mano. El árbitro duda. Gira su cabeza y lo ve a Marasco caído y cobra penal. Nadie entendía nada. Eugenio Morel Bogado concretó el gol del triunfo azulgrana.
La gran figura del partido fue Héctor Raúl López. El morocho tenía pasta de crack. Un proyecto de estrella que daba gusto verlo gambetear.
En la alegria del vestuario, Juan Carlos Lorenzo expresó: «Este es el comienzo de un duro camino. Por eso estoy contento por la demostración de fe que ha hecho la hinchada. Es fundamental el aporte de los que están en los tablones y en las plateas para que resurja esa mística que hizo de San Lorenzo uno de los grandes conjuntos de la Argentina«. En el vestuario visitante, nadie quería hablar. En las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha, Carlos Carrio, jugador tripero aquella tarde, recordó: «En 1982 competimos con San Lorenzo. Nosotros tuvimos que haber ascendido directamente, pero todo lo que pasó en aquel año fue raro. El primer partido nos tocó San Lorenzo en Ferro. Nos robaron el partido. Tal es así que el árbitro lo reconoció tiempo después. Ese partido no lo merecimos perder de ninguna manera. San Lorenzo jugó la mayoría de los partidos de local en cancha de Vélez y sacó al 80% de los rivales. Cuando no logró hacerlo, perdieron los partidos. Nosotros les ganamos muy bien en cancha de Estudiantes. Fuimos escoltas de ellos hasta el final, pero era imposible alcanzarlos«.
Pasados los años, el árbitro Héctor Truffa confesó su pasión azulgrana y entre risas ha contado la travesura que realizó para que su club ganara aquella tarde.

 

7 de febrero de 1982. Primer partido de San Lorenzo en la B. El Ciclón derrotó 2 a 1 a Gimnasia.

 

En el segundo partido, San Lorenzo se encontró con el primer equipo 100% fútbol de ascenso. Era Defensores de Belgrano, club al cual no enfrentaba desde el lejano 1930. La dirigencia del Dragón llevó el partido a Vélez Sársfield. Será el primero de muchos encuentros que San Lorenzo disputará en el José Amalfitani en 1982. El Toto Lorenzo sacó al lateral derecho Eduardo Abrahamian y en su lugar ingresó Raúl Gregorio Moreno. San Lorenzo ganó 2 a 0, goles de Hugo Paulino Sánchez, cuando finalizaba la primera etapa, y Jorge Rinaldi cuando se acababa el partido.
En los 90 minutos de juego, la hinchada azulgrana entonó por primera vez la melodía de Bobby, del Operativo Sol 1980, y una letra que hará época:
“Vamos, mi San Lorenzo, y ponga huevo que tenemos que ganar / Esta es tu hinchada, te seguirá, y ya muy pronto volveremos a la A / No me importa el periodismo, no me importa el que dirán, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”
En la tercera fecha, San Lorenzo recibió a All Boys. Nuevamente, el estadio de Ferro Carril Oeste fue el escenario del encuentro. Tarde lluviosa. La noviedad fue la presencia de Tomás Quiroga en el arco azulgrana. Antes de comenzar el partido el presidente Héctor Habib, acompañado por el periodista  José Gómez Fuentes, cabeza visible del noticiero 60 minutos de ATC, le entregaron un presente a Sergio Bismark Villar, quién vestía la camiseta de All Boys luego de haber defendido durante trece años la camiseta de San Lorenzo. El «¡Uruguayo! ¡Uruguayo!» bajó atronador de las tribunas. 38 minutos de juego. ¡Sorpresa en Caballito! Gol de All Boys por intermedio del zurdo Sergio Novoa. Cuando finalizaba la etapa llegó el empate de Hugo Moreno, camiseta número 6. En la segunda etapa, el paraguayo Morel Bogado convirtió el gol del triunfo azulgrana. Pudo ser 3 a 1, pero el arquero Rafael Brunetti le tapó un penal Héctor Raúl López.
Luego del triunfo, Morel Bogado expresó a la prensa: «Este campeonato de la B será muy duro. Todos nos juegan a muerte como si fuera una final. Recién en el segundo tiempo con la entrada de Rinaldi pudimos encontrarnos mejor y crear algunas situaciones de gol. Lo importante es que estamos trabajando bien en la semana y fisicamente estamos 10 puntos, y eso en este campeonato va a pesar mucho«.

 

20 de febrero de 1982. El Sapo Villar, Gómez Sánchez, el vice Lantaron y el presidente Habib en la previa de San Lorenzo-All Boys.

 

Llegó la cuarta fecha del campeonato de Primera B. Sábado 27 de febrero de 1982. En Vélez Sársfield, Almirante Brown recibió a San Lorenzo. En las tribunas, una multitud para la categoría. Una recaudación asombrosa: $ 1.018.430.000. Ante un fenómeno inédito, los directivos de San Lorenzo ya pensaban en rescindir el vínculo con Ferro Carril Oeste por el alquiler del estadio durante la temporada. La cantidad de público que seguía al equipo necesitaba un estadio de mayor capacidad.
Previo al partido se le hizo entrega de una plaqueta a Juan Manuel Fangio, amigo del presidente Habib e hincha de San Lorenzo. El Quíntuple expresó: «Hace tiempo que no concurro a los estadios de fútbol por la violencia, pero esto es diferente. Aquí está presente toda la familia. Había escuchado que esto es espectacular, pero hay que comprobarlo personalmente». 
San Lorenzo y su paso seguro. 15 minutos de juego. Oscar Pildorita Ros, camiseta número 5, cruzó el medio campo con pelota dominada. Pared con Rinaldi, que lo dejó mano a mano ante el gigante Pistone. Ros definió con inmensa calidad y convirtió el gol del triunfo azulgrana. Almirante Brown 0-1 San Lorenzo. Cuatro jugados y ganados. En el vestuario ganador, el tucumano Quinteros, conductor del equipo, declaró a Crónica: «Hicimos el gasto durante casi todo el encuentro. Este es un conjunto de mucho sacrificio, donde todos tiran parejo, donde todos quieren tener la pelota y eso es lo lindo«.
En la quinta fecha, San Lorenzo recibió a Atlanta. Lo hizo en Vélez Sársfield, la nueva casa del Ciclón en 1982. Esa mudanza generará una polémica con el público velezano, ya que se decía que Liniers los pibes dejaban la camiseta de la V para seguir el fenómeno azulgrana. Sábado 6 de marzo de 1982. Otra recaudación para el asombro: $ 1.078.000.000. Populares agotadas una hora antes del comienzo del encuentro. ¿Dónde iba a jugar San Lorenzo? Con su particular ingenio la hinchada azulgrana coreó:
«Se agotaron las entradas / Este estadio no va mas / Vamos a hablar con Figuereido / Para que nos de el Maracaná»
El equipo del Toto Lorenzo se floreó en la soleada tarde de Liniers. Ganó 4 a 0, goles de Morel Bogado, en el primer tiempo; Jorge Rinaldi (2) y Hugo Paulino Sánchez en la segunda etapa. La sensación era Rinaldi, hermano menor de Osvaldo, campeón mundial juvenil en 1979, quién había sido transferido a Loma Negra, de Olavarría. El rubio las agarró todas, jugó para adelante, gambeteó, se desmarcó y tocó de primera. El Gordo, como lo conocía la tribuna, era el nuevo ídolo de aquella multitud. Esa tarde debutó Pablo Comelles, quién llegó sobre el cierre del libro de pases, proveniente de Boca Juniors.
Los hinchas azulgranas se ensañaron con Víctorio Nicolás Cocco, entrenador de Atlanta. Quien fuera ídolo años atrás, había sido el entrenador del equipo en gran parte de 1981. En los vestuarios, Cocco fue contundente: «Los insultos me dolieron, por qué negarlo, pero yo tengo la conciencia tranquila. Además siempre contesto lo mismo: cuando yo dejé el club, San Lorenzo estaba quinto en la tabla. Así que el hombre indicado para responder por qué descendieron es Juan Carlos Lorenzo».

 

Sábado 6 de marzo de 1982. La hinchada de San Lorenzo llenó el estadio de Vélez. San Lorenzo en la B se había transformado en un fenómeno inédito.

 

El arranque de San Lorenzo en el campeonato de Primera B estaba siendo apabullante. Sin brillar, el equipo había ganado los cinco partidos disputados. Pero el fenómeno estaba en las tribunas. El fútbol argentino siempre tuvo hinchadas seguidoras, pero en este caso era un canto de amor en el peor momento deportivo e institucional de un club.
Héctor Hugo Habib, presidente del club, concedió una entrevista al diario Crónica, donde dio cuenta de la situación institucional. «San Lorenzo tiene una deuda negociable de 1.800.000 dólares. Entre los acreedores se encuentran algunos entrenadores, como Delem y Victorio Cocco. Entre los dos nos piden 160.000 dólares. También hay que sumar las deudas que tenemos con Suñé, Larrosa y Faraone. ¿Deuda con el plantel? Eran 120.000 dólares que fueron pagados en cuotas. Ahora están al día al igual que los empleados y los jugadores del basquetbol.  ¿De donde sacamos el capital? De una financiera amiga. La Asamblea de socios del 28 de diciembre pasado nos dio autorización para pedir hasta un millón de dólares y sólo usamos el 40%. ¿Si manejo al club como una empresa? No puedo hacerlo de otra manera. En estos momentos hay que usar menos el corazón y más la cabeza». 
Habib también se expresó sobre el destino del Gasómetro y la Ciudad Deportiva: «Hay que vender Avenida La Plata. Los bienes no se capitalizan como las deudas. Se hablan de 10 millones de dólares y es una barbaridad. Eso podía ser cuando el dólar estaba a $2.000. Pero ahora habría que ver. Si pagan muy bien las instalaciones yo vendería todo: terreno y lo de adentro. Ahora, ni pienso en la Ciudad Deportiva. Tan solo tenemos que hacer una guardería en los próximos cinco años y para el estadio tenemos un plazo de veinte«.

 

EL HISTORICO TIGRE-SAN LORENZO

Por la sexta fecha, San Lorenzo visitaba a Tigre. En la semana previa al partido hubo una reunión en AFA que será muy importante en futuro de San Lorenzo porque se modificó la reglamentación de cambio de estadios. Para no ceder la localía había que tener un estadio con capacidad para más de 30.000 espectadores. Tan solo Lanús, Atlanta, Los Andes y Chacarita Juniors quedaban exceptuados de no recibir a San Lorenzo en su estadio.
Tigre decidió llevar el encuentro ante San Lorenzo al estadio Monumental. Sábado 13 de marzo de 1982. Desde muy temprano, una multitud fue completando el cemento de Belgrano. Cuando se terminaron de contar los boletos vendidos nadie salía de su asombro: 73.532 entradas. Una recaudación récord para todas las categorías: $ 1.834.570.000. Semanas atrás, el Superclásico en el mismo escenario había recaudado $1.375.000.000.
San Lorenzo con los colores de toda la vida. Tigre, con una camiseta blanca con vivos rojos. El equipo del Toto Lorenzo formó con Oscar Quiroga; Pablo Comelles, Hugo Verdecchia, Hugo Moreno y Héctor Osvaldo López; Alberto Quinteros, Oscar Ros y Jorge Rinaldi; Héctor Raúl López, Hugo Paulino Sánchez y Eugenio Morel Bogado. Tigre planteó un partido inteligente. Sin posiciones fijas en ataque. El Tano Labonia, la Chancha Arregui y Walter Fiori aparecían en forma sorpresiva. San Lorenzo jugó incómodo. Atado por el marco, las tribunas lejanas y el esquema del rival. Pablo Comelles abrió el marcador a los cinco minutos del segundo tiempo. Instantes después Pablo Sierra aprovechó un rebote e igualó el partido. Tigre y San Lorenzo igualaron 1 a 1. El Ciclón dejaba en el camino su primer punto.
De la recaudación neta del partido, San Lorenzo se quedó con 395.869.550$. Por su parte, Tigre embolsó 854.879.000. Un dinero que significó el presupuesto de varios meses para su fútbol profesional.
Días después del empate ante Tigre, el jueves 18 de marzo, San Lorenzo disputó un amistoso ante la selección de El Salvador en el estadio de Ferro Carril Oeste. Aquella noche, Lorenzo armó un equipo con jugadores que no eran titulares, como René Biaín, Claudio Marasco, Rubén Aráoz, Rubén Darío Insúa, Claudio Pérez y R. Acosta. El Ciclón ganó 2 a 0, goles de la Momia Insúa, como llamaba el público azulgrana al juvenil en ciernes. El elenco centroamericano enfrentaría meses más tarde a nuestra selección en la Copa del Mundo España 1982. Aquella noche, El Salvador presentó en nuestro país a un desconocido qué, con los años, se convertirá en mito mundial: Jorge Mágico González.

 

Los jugadores de San Lorenzo y Tigre se saludan finalizado el partido. Se habían vendido 74.000 entradas. Récord absoluto.

 

TURBULENCIAS

Pero, la campaña de San Lorenzo de 1982 no fue un lecho de rosas. Luego de aquel triunfo ante Tigre, el equipo ingresó en una zona de turbulencias. Todos los equipos de la categoría le querían ganar al gigante en desgracia.
El sábado 20 de marzo, San Lorenzo recibió a Argentino de Quilmes en Liniers. Sin el lleno absoluto del partido ante Almirante Brown, el marco fue fabuloso. Una recaudación de $742.000.000. Fue un partido accesible para el Ciclón. La figura fue Jorge Rinaldi, con su cabeza rubia rapada por la conscripción. Héctor López abrió el marcador a los 17 minutos. A los 25, tiro libre para San Lorenzo al borde del área. Rubén Darío Insúa era titular por primera vez en la temporada. El Gallego pidió la pelota y ejecutó un tiro libre que se metió junto al palo derecho del arquero Nazar. A los 4 minutos del segundo tiempo, el paraguayo Eugenio Morel Bogado marcó el 3 a 0 final. La hinchada de San Lorenzo fue – una vez más – protagonista de la tarde. El periodista Horacio Delmastro publicó en el diario Crónica: «La hinchada de San Lorenzo, esa que convoca al asombro, es algo grande, tan enormemente grande e indefinible como un sueño repartido a manos llenas. Soy cronista, no poeta. Por eso no puedo explicar el fenómeno con otra cosa que la piel de gallina y los ojos torpemente brillosos«.

 

El tiro libre de Rubén Dario Insua se convierte en el segundo gol de San Lorenzo ante Argentino de Quilmes.

 

En la octava fecha, San Lorenzo visitó al Club Atlético Estudiantes. Sábado 27 de marzo de 1982. En la semana, el equipo había viajado a Montevideo donde disputó un amistoso ante Nacional. Si bien San Lorenzo era la sensación de los sábados, la situación económica del club era demasiado compleja. También se habría un frente: el equipo ganaba, pero la conducción del Toto Lorenzo no convencía.
Los Pinchas llevaron su localía al estadio Monumental esperando hacer su verano, como había hecho Tigre semanas atrás. Nuevamente, un marco magnífico. Una recaudación de $989.730.000 para un partido intenso. Alberto Pompeo Tardivo, entrenador de los blanquinegros, planteó un partido de fricción y pierna fuerte para frenar el juego interno de Insúa y Rinaldi. Fue un partido lento, aburrido, enredado. A los 28 minutos, pelotazo de Batalla para Héctor Raúl López, desborde y centro atrás. Pasó de largo Morel Bogado, pero Rinaldi abrió el marcador con un derechazo. Cuando cerraba la primera etapa, Rubén Horacio Carrá – el mejor jugador de la cancha – habilitó a Savini que definió con clase ante Quiroga. En el segundo tiempo se redoblaron las patadas y codazos. El árbitro Rubén Torres expulsó al defensor local Jorge Paz. Minuto 32. Córner desde la izquierda. A pierna cambiada, Héctor López la pone perfecta a la posición de Rinaldi. Cabezazo perfecto y 2 a 1 final. Cuando más apretaba Estudiantes por el empate, Juan Carlos Lorenzo armó su show. Expulsado por el árbitro, ingresó al campo de juego y enfrió el partido durante tres minutos.
En los vestuarios siguió el partido. Lorenzo sabía que estaba en la mira de los hinchas y gran parte de la prensa. El Toto expresó: «Hoy ganamos. San Lorenzo tiene buenos jugadores y sale a jugar al fútbol. Ellos tienen la culpa. ¿No vieron al 11? ¡Solo le faltaron los guantes de boxeo! ¿Que quiere que hagamos? Yo no tengo un Stradivarius«. En el vestuario de enfrente, a pesar de la derrota, el presidente Viviani tenía una sonrisa de oreja a oreja: «Lo de hoy fue un gran negocio. Nos llevamos 60.000 dólares. ¡Es más de todo lo recaudado en 1981! Es un gran negocio y se lo debemos a San Lorenzo«.

 

27 de marzo de 1982. En cancha de River, San Lorenzo derrotó 2 a 1 a Estudiantes. El derechazo de Héctor Raúl López se irá desviado.

 

Llegó la 7º fecha del campeonato. Un sábado gris y muy especial. 3 de abril de 1982. El día anterior la bandera argentina volvía a flamear sobre nuestras Islas Malvinas luego de 133 años. En el estadio Monumental, San Lorenzo recibió a Lanús. Un clima especial en las tribunas. El fútbol había quedado en un segundo plano. Las banderas argentinas en la tribuna azulgrana y la palabra Argentina en el Autrotrol del estadio. Una lluvia impactante de papelitos y serpentinas recibió a San Lorenzo, vestido de blanco. Los equipos se formaron juntos y se cantó el Himno Nacional. Los capitanes Oscar Ros y José Felipe Perassi izaron la bandera nacional bajo el aplauso sostenido de los 45.000 hinchas presentes que dejaron $1.091.473.000 de recaudación.
Y hubo un partido. La lluvia de la mañana dejó un campo muy blando. Un Lanús con muchos juveniles le plantó cara al Ciclón. Fue una tarde desafortunada de la Chancha Rinaldi que se equivocó en casi todas sus entregas. En el segundo tiempo comenzó a llover. Bajo el agua, San Lorenzo no encontró el rumbo y un Lanús que venía de la Primera C concretó un gran negocio.
Sábado 10 de abril de 1982. San Lorenzo visitó a Los Andes en cancha de Independiente. Los Milrayitas propusieron un partido de marcas personales. José Tiburcio Serrizuela sobre Jorge Rinaldi e Infrán sobre Rubén Darío Insúa. Mejor Los Andes. Un derechazo impresionante de Del Curto junto al palo derecho de Quiroga. Minutos después, el remate del marcador de Los Andes pega en el poste. Llegó el primer gol de la noche. Pared entre Verde e Ifrán, centro y gol de Ortiz. Los Andes 1-0 San Lorenzo. En el segundo tiempo, el equipo del Toto Lorenzo salió con todo. 14 minutos y el empate de Jorge Rinaldi. Dos minutos más tarde, Pablo Comelles envió un centro pasado para Morel Bogado, zurdazo cruzado que supera al arquero Yonadis y en la línea, Sánchez frenó la pelota con la mano. Penal. Jorge Rinaldi da vuelta el partido. 26 minutos. Un rebote del arquero Quiroga habilitó al veterano Verde que empató el partido. San Lorenzo en búsqueda de la victoria. 38 minutos. Centro del paraguayo Morel Bogado y el cabezazo goleador de Héctor López. San Lorenzo 3-2 Los Andes. Último minuto. Un nuevo error de Quiroga y gol de Ortiz. Los Andes 3-3 San Lorenzo. Partidazo en Avellaneda. Desilusión en la tribuna azulgrana. En el vestuario, Pablo Comelles le pidió paciencia a los hinchas: «No se impacienten. Estoy convencido que todos los compañeros nos matamos por ganar». 

 

Los Andes 3-3 San Lorenzo. El remate de Jorge Rinaldi en el primer gol azulgrana.

 

Sábado 17 de abril. En el José Amalfitani, San Lorenzo recibió a Talleres (Remedios de Escalada). Ambos rivales no se enfrentaban desde el lejano 1938. El equipo arrollador de las primeras fechas comenzaba a dejar dudas. Aquella tarde, el apoyo del público fue importante, pero no fue masivo. La recaudación llegó a los $556.540.000. San Lorenzo salió a la cancha con Quiroga; Pablo Comelles, René Biaín, Demagistris y el Gorrión López; Quinteros, Milano y Jorge Rinaldi; Héctor López, Hugo Paulino Sánchez y Morel Bogado.
Fue una tarde gris del equipo. La maraña que propuso Talleres no la pudo resolver San Lorenzo. En el caos propuesto, los rojiblancos aprovecharon una de las pocas llegadas para ponerse en ventaja. Parecía victoria de Talleres, pero a falta de cinco minutos, Héctor Raúl López igualó el partido. San Lorenzo 1-1 Talleres. El equipo era líder, pero comenzaba a perder gas. Las cosas no marchaban bien. En el vestuario, un Juan Carlos Lorenzo autentico: «El equipo jugó mal y se lo dije a los jugadores, pero merecimos ganar. Creamos más de diez oportunidades de gol. Cuando las crea la Selección hacen un espamento bárbaro. ¿Y ahora qué? ¿Se lo van a exigir a San Lorenzo? Esto es la B. Hay que meterle para adelante. Lo importante es la tabla y ella canta que llevamos tres puntos de diferencia. Lo demás es puro bla bla bla…». 
Por la 12º fecha, San Lorenzo visitó a Deportivo Italiano. Sábado 24 de abril. Nuevamente, el estadio Monumental fue escenario de otro partido de San Lorenzo en la B. Otra recaudación notable: $957.880.000. En la previa del partido, un homenaje a ese gigante del fútbol argentino como fue Fioramonte Rinaldo Martino, ovacionado por el estadio. Un equipo con otros nombres. Lorenzo dispuso el regreso de Ros y la presencia del zurdo cordobés Miguel Ángel Batalla con la 10. El Ciclón se puso en ventaja por intermedio de Héctor Raúl López cuando finalizaba la primera etapa. A los 6 minutos del segundo tiempo, René Biaín batió en contra su valla. Nuevamente a sufrir. Las contras de Italiano las llevaban los peligrosos Carlos Dantón Seppaquercia y Juan Guillermo. A falta de 10 minutos, cuando la tribuna se impacientaba, el paraguayo Eugenio Morel Bogado – desde un ángulo cerradísimo – le pegó con un chanfle rarísimo. La pelota entró entre el primer palo y el arquero Alejandro Lanari. Golazo gritado con el alma. Deportivo Italiano 1-2 San Lorenzo.

 

27 de abril de 1982. El equipo de San Lorenzo que derrotó 2 a 1 a Italiano en el Monumental. Parados: Ros, Quiroga, Demagistris, Verdecchia, Héctor López y Quinteros. Hincados: Héctor Raúl López, Héctor Paulino Sánchez, Miguel Batalla, Morel Bogado y Pablo Comelles.

 

Sábado 8 de mayo de 1982. El país mirando las Islas Malvinas. Las hostilidades se habían iniciado el domingo 1 de mayo y el país se conmocionó con el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. La población esperaba la cadena nacional y los diversos comunicados con los partes de guerra. Aquel sábado, el mundo del deporte sufrió la muerte del piloto Gilles Villenueve. El canadiense salió despedido de su Ferrari en una imagen que dio la vuelta al mundo. Aquella tarde, San Lorenzo recibió a Deportivo Armenio en el José Amalfitani.
Luego de un primer tiempo aburrido, Juan Carlos Lorenzo hizo ingresar a Jorge Rinaldi. El Gordo, con la cabeza rapada y la camiseta 16, fue el actor fundamental del triunfo azulgrana. 20 minutos de la segunda etapa. Rinaldi ingresó al área marcado por Héctor Vicente. El delantero enganchó y el delantero visitante lo frenó con infracción. ¡Penal! Rubén Darío Insúa pateó al medio del arco y convirtió el primer gol de la tarde. 33 minutos del segundo tiempo. La jugada que pagó el valor de miles de entradas. Oscar Ros se la tiró a Rinaldi ubicado diez metros en campo de Armenio. El 16 amagó y dejó en el camino a Hilario Bravi. Luego dejó a Vasollo y Pizarro. Cuando salió el arquero Quinteros, Rinaldi lo dejó en el camino con una gambeta corta para dejarlo en el camino y marcar el 2 a 0.
El sábado 15 de mayo, San Lorenzo recibió a Arsenal en Vélez Sársfield. En la cuerda floja, el Toto Lorenzo alineó a Jorge Rinaldi en lugar de Héctor Paulino Sánchez. El Ciclón no pudo hacer pie toda la tarde. Héctor Ros y el tucumano Quinteros jugaron muy retrasados, como lanzadores de un contragolpe que jamás llegó en la tarde de Liniers. Pasaron los minutos y aquella hinchada que semanas atrás eran un canto a la esperanza comenzó a impacientarse. Sobre todo porque Arsenal, en la figura del potente Ángel Ismael Flores, que padeció dos claros penales que no fueron sancionados por el árbitro Patricio Sinnot. Empate 0 a 0 y la hinchada azulgrana comenzó los insultos hacia los jugadores y a Julio Grondona.

 

23 de mayo de 1982. Héctor López no puede ante la marca de varios jugadores de Morón. Esa tarde, San Lorenzo perdió su invicto en la B.

 

Comienza un problema para San Lorenzo. El equipo seguía invicto, pero Deportivo Italiano se había acercado a tan solo cuatro puntos del líder. Ese ambiente de tensión terminó en una tarde plagada de incidentes. Sábado 22 de mayo de 1982. El desembarco de las tropas inglesas en Malvinas reavivó los combates. Aquel día, la Fuerza Aérea llevó adelante una jornada extenuante de misiones. Días atrás había sido hundida la fragata Ardent. Aquel sábado se fue a pique la Antelope. La imagen de su explosión tal vez sea una imagen referencial de la guerra en nuestro Atlántico Sur. Por la tarde, en cancha de Huracán, Deportivo Morón recibió a San Lorenzo.
Juan Carlos Lorenzo alineó a Quiroga; Pablo Comelles, Hugo Verdecchia, Ricardo Demagistris y Héctor López; Quinteros, Oscar Ros y Rubén Darío Insúa; Claudio Marasco, Jorge Rinaldi y Héctor Raúl López. El primer tiempo finalizó igualado sin goles. 4 minutos del segundo tiempo y sorpresa en Parque de los Patricios. Tiro libre desde la derecha para Deportivo Morón. Centro al área azulgrana. Miguel Ángel Colombatti que no pudo conectar y por detrás ingresó Rubén Alejandro Rojas para abrir el marcador. Lorenzo quemó las naves e hizo ingresar al correntino Sánchez por Ros. San Lorenzo en búsqueda de un empate que conservara el invicto. El arquero Poliserpi era figura hasta que Jorge Rinaldi, a los 37 minutos, igualó el partido con un fuerte derechazo. Parecía tablas hasta que Rojas inició un contragolpe que fue detenido con clara infracción por Demagistris. ¿Adentro o afuera del área? El juez de línea la vio adentro y el árbitro Ánibal Hay cobró penal. 43 minutos del segundo tiempo. La hinchada de San Lorenzo se colgó del alambrado hasta casi derribarlo. Cayeron cientos de piedras adentro del campo de juego. Luego de largos minutos, el partido fue suspendido. Días más tarde, el Tribunal de Disciplina le dio por ganado el partido a Deportivo Morón. San Lorenzo perdía su invicto en la B ante el último de la tabla. 
Cuando el tesorero de San Lorenzo fue a buscar el porcentaje que le correspondía en las boleterías del Ducó se llevó una ingrata sorpresa, porque dos embargos habían caído sobre San Lorenzo. Uno, motorizado por el ex entrenador Carmelo Faraone. El otro, por el ex presidente Moisés Anann, aquel empresario que aprobó la venta del Gasómetro en 1978.
22 de mayo de 1982. El alambrado ya no resiste. Partido suspendido entre Deportivo Morón y San Lorenzo.

 

CRISIS

 

Se venía la 16º fecha. Martes 25 de mayo de 1982. Un Día de la Independencia absolutamente distinto a todos los vividos desde 1810. Las noticias llegaban desde el Teatro de Operaciones Atlántico Sur. Por la tarde, un misil Exocet lanzado desde un avión Super Etendart de la Armada hundió el portacontenedores Atlantic Conveyor. Se iban al fondo del océano gran parte de los pertrechos británicos. Una gran complicación para la estrategia bélica del enemigo. Lejos del campo de batalla, San Lorenzo recibió a Chacarita Juniors en el Amalfitani. Euforia en las tribunas y un Himno Nacional entonado con el alma. Pierna fuerte desde el comienzo del partido. El Ciclón abrió el marcador a los 4 minutos de la segunda etapa cuando Héctor Raúl López vio adelantado al veterano arquero José María Cafaro y remató hacia el desguarecido primer palo. Recrudeció la violencia. Cicarello, Jorge Rinaldi y Quinteros se fueron expulsados. San Lorenzo se aferró al golcito, hasta que llegó el minuto final. El talentoso Ezequiel Borrelli fue derribado por Verdecchia dentro del área. El árbitro Torres cobró penal y Osvaldo Ingrao empató el partido. San Lorenzo seguía en crisis.
La gran pregunta era la continuidad de Juan Carlos Lorenzo. El equipo era líder del campeonato, pero no convencía. Las dudas le ganaban a las certezas. El contrato del Toto finalizaba el 30 de junio. Domingo 30 de mayo de 1982. Había caído la posición de Darwin-Pradera del Ganso. Sin tropas argentinas en la retaguardia, el avance británico hacia Puerto Argentino parecía irremediable. La confirmación de la visita del Papa Juan Pablo II conmovió a la opinión pública. Aquel domingo comenzó en Alicante la concentración de la Selección Argentina de cara al comienzo de la Copa del Mundo España 1982. Por la 17º fecha del campeonato de Primera B, San Lorenzo visitó a Colón. En la semana  la directiva azulgrana le había ofrecido a sus pares santafesinos mudar la localía a Buenos Aires a cambio de $300.000. El Club Colón atravesaba una angustiante situación financiera, pero se plantó y exigió el doble. Algo más de $600.000 habían recaudado San Lorenzo-Chacarita. No hubo acuerdo y el partido se disputó en su ámbito natural: el Cementerio de los Elefantes.
Más de 60 micros que partieron desde Capital Federal trasladaron a una multitud de hinchas azulgranas. Los sabaleros dejaron en el vestuario su habitual camiseta sangre y luto para vestir una camiseta similar a la de Racing Club. 11 minutos de juego y un gol insólito. Raúl Moreno, camiseta 6 de San Lorenzo, se encontraba sin marcas. Se dio vuelta y le entregó la pelota a Quiroga, pero el estado del campo de juego era muy malo. El balón hizo un pique raro y se metió por debajo del cuerpo del arquero. Colón 1-0 San Lorenzo. En la segunda etapa, el puntero Santos Ferreyra marcó el 2 a 0 final.

 

30 de mayo de 1982. Ricardo Demagristris gana de alto, pero San Lorenzo perdió en el marcador. Colón 2-0 San Lorenzo. La primera derrota azulgrana dentro del campo de juego.

 

Luego de la derrota en Santa Fe, San Lorenzo recibió a Deportivo Español en Liniers. Domingo 7 de junio de 1982. Las noticias ya no llegaban gratas desde las Islas Malvinas. A pesar de la bravura en el combate, las fuerzas argentinas cedían terreno y las tropas reales se acercaban cada vez más hacia Puerto Argentino. El pueblo azulgrana con una idea en mente: AFA estaba condicionando a San Lorenzo. La alegría desmesurada de las primeras fechas le había dado paso a la bronca expresada en banderas contra la casa madre de nuestro fútbol y su presidente, Julio Grondona. Cambio de arquero. Lorenzo responsabilizó a Quintero por el insólito gol en Santa Fe y le dio la titularidad a Rubén Cousillas, quién había sido defenestrado por el propio entrenador luego de la última fecha del Nacional 1981. En la defensa, dos nuevas caras: el Héctor Araóz – que jugaba luego de 9 meses – y René Biaín. En el medio volvió, luego de mucho tiempo, el juvenil santafesino Leonardo Carol Madelón. San Lorenzo jugó media hora con dos hombres más, por las expulsiones de Néstor Bernárdez y Rubén Arbelo. El Ciclón atacó sin muchas luces, pero chocó toda la tarde contra la alta y desgarbada figura de Pedro Catalano. San Lorenzo 0-0 Deportivo Español. Después del partido, el verborrágico Lorenzo no abrió la boca. No había dudas: el gigante en la B estaba en crisis.

 

Domingo 7 de junio de 1982. Centro sobre el área de Español. San Lorenzo chocó contra la seguridad de Pedro Catalano. San Lorenzo 0-0 Español.

 

Ya no había más tiempo para el Proyecto Lorenzo.  En la noche del martes 8 de junio se realizó en la Ciudad Deportiva una reunión extraordinaria de la Comisión Directiva de San Lorenzo. Esa noche se determinó la salida de Lorenzo.El Toto no se hizo mucho problema porque a cambio de 5.000 dólares mensuales – muy buen dinero para la época – continuó su carrera dirigiendo a Vélez Sársfield.
El club en una situación de acefalía, porque el presidente Habib pidió 30 días de licencia y el vicepresidente Lantarón se encontraba en España de cara a la Copa del Mundo. Esa misma noche, los directivos azulgranas pensaron en un nuevo entrenador. Se imponía un hombre que conociera la categoría. Los nombres más propicios eran los de Roberto Iturrieta – entrenador de Deportivo Español – y el de Juan Manuel Guerra, pero ninguno de ellos generaba confianza. El viernes 11 de junio de 1982, a las 9:02, su Santidad Juan Pablo II besó el suelo argentino. En una multitudinaria homilía habló de paz y resignación. La suerte argentina en el conflicto bélico estaba echada. Ese mismo viernes, José Yudica asumió la conducción del plantel profesional de San Lorenzo de Almagro.

 

CONDUCIDOS POR UN PIOJO

Con solo dos prácticas, Yudica salió con el equipo en la mañana del domingo 13 de junio. San Lorenzo visitaba a El Porvenir en cancha de Independiente. Una tarde fría, gris y sin ánimo de fiesta. Millones de argentinos habían escuchado al Papa en un escenario emplazado en la estatua de los Españoles, en el barrio de Palermo. Los partes de guerra presagiaban el final de la guerra. 38 minutos. Penal de Ros sobre el puntero Godoy. Julio Antonio Palacios, camiseta 9 de El Porvenir, pateó anunciado y Rubén Cousillas salvó a San Lorenzo. Cuando parecía que el empate sostenía la mala racha del Ciclón llegó el gol que destrabó la angustia. 35 minutos del segundo tiempo. Centro del paraguayo Morel Bogado y cabezazo goleador del correntino Hugo Paulino Sánchez. Dos minutos más tarde, otro centro, esta vez desde la derecha, de Pablo Comelles y Rubén Darío Insúa, también de cabeza, marcó el 2 a 0. En el último minuto, penal sobre Morel Bogado. Insúa marcó un 3 a 0 que minutos antes parecía imposible. En el vestuario, José Yudica expresó: «Yo estoy muy contento porque todas las condiciones están dadas. Tenemos una hinchada seguidora y no hay ningún problema entre los jugadores. El problema de este equipo es que los nervios le juegan una mala pasada. Hasta el primer gol, ellos jugaron mejor, pero en el fútbol el que pega primero gana». 
Aquel domingo comenzó la Copa del Mundo España 1982. Una paloma de la paz fue la protagonista de la fiesta inaugural. Dentro del campo de juego, la Argentina de César Luis Menotti cayó 0-1 ante Bélgica en el Camp Nou. Paso en falso del campeón del mundo y de Diego Armando Maradona en su debut mundialista.

 

Domingo 13 de junio de 1982. José Yudica debuta como entrenador de San Lorenzo.

 

La guerra se había terminado. El país atravesaba un proceso de profunda conmoción. Leopoldo Fortunato Galtieri había sido destituido por la Junta de Comandantes. Mientras el Proceso debatía su destino, el presidente interino de la Nación era el General Ibérico Saint Jean. El sábado 19 de junio, San Lorenzo recibió a Temperley en el José Amalfitani. Una lluvia de papelitos recibió al equipo vestido de blanco con una franja azulgrana. La lluvia y el viento le dieron un marco oscuro a la tarde. El primer tiempo finalizó 0 a 0. Al igual que una semana atrás ante El Porvenir, los goles azulgranas llegaron sobre el final del partido. Pero esta vez, con polémica. 27 minutos del segundo tiempo. El árbitro Carlos González sancionó con penal una aparatosa caída del puntero Morel Bogado. Rubén Darío Insúa volvió a apuntar al medio del arco y abrió el marcador. A los 38 minutos, en una tarde de paraguas abiertos, Eugenio Morel Bogado marcó el segundo gol de la tarde. San Lorenzo 2-0 Temperley.
Quedaba un partido para el cierre de la primera rueda del campeonato de Primera B 1982. El sábado 26 de junio, Banfield recibió a San Lorenzo en Peña y Arenales. El general Reynaldo Bignone había sido designado presidente de facto de la Nación. A la postre, el último del Proceso iniciado el 24 de marzo de 1976. Esa tarde, otra tarde invernal y gris, el Ciclón formó con Rubén Cousillas; Héctor Araoz, René Biaín, Ricardo Demagistris y Pablo Comelles; Armando Quinteros, Rubén Darío Insúa y Miguel Batalla; Hugo Paulino Sánchez, Jorge Rinaldi y Eugenio Morel Bogado. A los 16 minutos, Carlos Centurión fusiló a Cousillas. Banfield en ventaja. San Lorenzo buscó el empate, pero todos sus intentos chocaron con la defensa del equipo local dirigido por un ídolo azulgrana como es Héctor Veira. Cuando terminaba el partido, el puntero Omar Leguizamón marcó el 2 a 0 final. Las radios trajeron un poco de tranquilidad al pueblo azulgrana cuando confirmaron las sorpresivas derrotas de los escoltas del líder. Gimnasia había caído 1-3 en su estadio ante Deportivo Armenio y Chacarita 1-2 en su visita a El Porvenir. San Lorenzo era líder con 29 puntos. Atrás, Gimnasia, Chacarita y Deportivo Italiano con 24 unidades.
El sábado 3 de julio de 1982 comenzó la segunda rueda del campeonato de Primera B. En cancha de Estudiantes, Gimnasia recibió a San Lorenzo. El líder visitaba a uno de sus escoltas. El Piojo Yudica decidió el ingreso de Oscar Ros por el tucumano Quinteros. A pesar de la presencia de un jugador de marca, Carlos Della Savia armó un mediocampo tripero de corte y combate con Ricardo Kuzemka y Guillermo Pantaleo. San Lorenzo perdió la pelota y cuando la tenía Carlos Carrió, Gimnasia tenía fútbol. Jorge Cragno, camiseta 7 de Gimnasia, fue el autor de los dos goles de la tarde. Gimnasia 2-0 San Lorenzo. El Ciclón perdía dos partidos al hilo y el Lobo quedaba a peligrosos tres puntos. En el vestuario, Miguel Batalla le pidió apoyo a la santa hinchada: «Hoy la gente se retiró muy temprano y después del segundo gol no quedó casi nadie. Tampoco hay que engrupirse: no somos un gran equipo, tenemos los colores de un grande y nada más. San Lorenzo es un equipo voluntarioso, trabajador, pero no hay ningún fenómeno». 

 

Sábado 3 de julio de 1982. René Biaín en el salto. El Pipa Higuaín con la 6 de Gimnasia. El Lobo derrotó 2 a 0 al Ciclón.

 

En la tarde del jueves 8 de julio de 1982, San Lorenzo vivió una de sus horas más tristes. En la Corporación de Rematadores de la calle Cangallo – actual Juan Domingo Perón – a San Lorenzo le remataron parte de las tierras del histórico predio de Avenida La Plata. Una parcela de 80×90 donde se ubicaba la platea Bodas de Oro. Por 9.500.000.000 el martillo se bajó tres veces y Almagro Construcciones SA compró un pedazo del corazón azulgrana. El presidente Habib declaró: «Hay que dejar la nostalgia de lado y mirar hacia adelante«.
Sábado 10 de julio de 1982. Por la 26º fecha, San Lorenzo recibió a Defensores de Belgrano en el José Amalfitani. Tensión en las tribunas. Si en las primeras fechas todo era una fiesta, las derrotas y las dudas generaron un clima enrarecido. Partido mal jugado. A los 26 minutos, Héctor Raúl López sacó un tirito que el arquero Alfredo Anhiello no pudo retener. Gol de San Lorenzo. El hábil volante no festejó el gol. Se acercó a la platea y le respondió con gestos y palabras cada insulto recibido. Desde ese momento, la hinchada del Ciclón comenzó a insultar a los jugadores. El cantito que se instaló en la tarde de Liniers fue «Vamos / vamos / azulgranas / vamos / vamos / a ganar / que si no ganan / esta tarde / se van todos / se van todos/ al hospital». La Luna de Miel entre la tribuna y el equipo se había roto. Cuando se moría el partido, Rubén Darío Insúa marcó el 2 a 0. San Lorenzo jugó un partido muy flojo, pero le alcanzó para ganar. Sobre todo, porque Gimnasia había perdido un punto en su visita a Morón.

 

Sábado 10 de julio de 1982. El Gallego Insúa concreta el 2 a 0 de San Lorenzo ante Defensores de Belgrano en una tarde caliente.

 

El sábado 17 de julio se disputó la 24º fecha del campeonato de Primera B. En Ferro Carril Oeste, San Lorenzo visitó a All Boys. En la primera rueda ambos clubes se enfrentaron en el mismo escenario. Para los Santos, la obligación de ganar y cambiar la imagen que estaba dejando el equipo en el público. En la semana previa, el entrenador José Yudica le expresó a la prensa: «Tenemos un pacto con los jugadores. No les pido que jueguen bien, pero si que se maten en la cancha». San Lorenzo salió con esa premisa. El primer tiempo finalizó igualado sin goles. Apenas iniciada la segunda etapa, Hugo Paulino Sánchez abrió el marcador. A los 17 minutos, Rubén Darío Insúa, de penal, marcó el 2 a 0. El Gallego era el jugador más destacado del equipo. Un 5 de quite y excelente toque. Luego de la victoria, Insúa declaró: «Me gusta la posición porque tengo panorama y me ubico mejor. Ahora marco en el misma línea que Quinteros y me proyecto cuando puedo».
Pero la remontada del equipo se dio de lleno con la realidad en la fecha siguiente. Sábado 24 de julio. Almirante Brown recibió al Ciclón en el José Amalfitani. Un marco gris en el cielo y un frío invernal le dieron marco al partido. Pablo Comelles volvió a vestir la 4 azulgrana luego de varias fechas. Un partido que estuvo a punto de suspenderse por una situación singular: a causa de una contravención, el árbitro Héctor Truffa estuvo demorado por autoridades policiales hasta pocas horas antes del comienzo del partido. Partido áspero. De piernas fuertes. El encuentro se encaminaba hacia un empate hasta que Almirante abrió el marcador. Minuto 33 del segundo tiempo. Tatú Sequeira habilitó al Chulo Rivoira que marcó un golazo de cachetada. Minuto 39. Contragolpe visitante. Palito Candau tocó para el Pato Márquez, que fusiló a Cousillas y señaló el Almirante 2-0 San Lorenzo. Con este resultado, los mirasoles quedaban a solo tres puntos del líder. Volvieron los nervios. Cuando Yudica se retiraba del estadio, Polí – histórico referente de la hinchada – se acercó al entrenador con una exigencia: «Yudica, el 10 (Batalla) y el 3 (Raúl Moreno) no juegan más en San Lorenzo«.

 

24 de julio de 1982. El toque de cachetada de Héctor Rivoira se convertirá en el primer gol de Almirante. Dura derrota del Ciclón.

 

Para San Lorenzo, el partido de la 26º fecha ante Atlanta en Villa Crespo podía ser determinante. Una derrota pondría en jaque la punta del campeonato y el puesto de José Yudica. Sábado 31 de julio. San Lorenzo formó con Cousillas; Comelles, Biaín, Demagistris y Araoz; Quinteros, Insúa y Batalla; Héctor López, Hugo Paulino Sánchez y Rinaldi. Santos y Bohemios se molieron a patadas. El árbitro Carlos Coradina permitió el golpe artero. 24 minutos. Centro del cuestionado Batalla y Jorge Rinaldi – entrado por el segundo palo – abrió el marcador. A los 10 minutos de la segunda etapa, tiro libre para Atlanta. El centro ejecutado por Quique Hrabina encontró la cabeza del bahiense Luis Díaz para igualar el marcador. Sobre el final, Cousillas le tapó un remate a Bianchini con una atajada antológica. Una derrota hubiera sido letal para el Ciclón. Atlanta 1-1 San Lorenzo. La victoria de Gimnasia sobre Español dejó a los triperos a solo dos puntos del Ciclón.
Una vez más, en Boedo se prendieron todas las alertas. San Lorenzo recibió a Tigre. Sábado 7 de agosto. Procesión popular hacia el santuario de San Cayetano. Aquel día, la CGT Brasil – el núcleo combativo del movimiento obrero – llevó adelante una consigna histórica: paz, pan y trabajo. Si el partido de la primera rueda había convocado a una multitud alucinante, las cosas habían cambiado. El apoyo multitudinario seguía presente, pero la tensión iba en aumento. En un partido tenso, San Lorenzo tuvo la oportunidad más clara desde los doce pasos. Ante la ausencia del infalible Insúa, la responsabilidad recayó en Hugo Verdecchia, pero su remate fue atajado por el arquero Francisco Ruíz. San Lorenzo 0-0 Tigre. La única alegría para el pueblo azulgrana fue el empate de Gimnasia ante El Porvenir en Gerli. La ventaja seguía siendo de dos puntos.

 

 

29º fecha. Sábado 15 de agosto de 1982. A un año del durísimo descenso ante Argentinos Juniors, en cancha de Independiente, San Lorenzo visitó a Argentino de Quilmes. El primer tiempo finalizó igualado sin goles y en la tribuna azulgrana los nervios fueron en aumento porque las radios portátiles devolvían el triunfo de Gimnasia ante Temperley. Para colmo, Hugo Paulino Sánchez se fue expulsado por un codazo. En el segundo tiempo llegaron los goles. Rubén Darío Insúa abrió el marcador a los 21 minutos de tiro penal. Apenas reiniciado el juego, San Lorenzo recuperó la pelota. Pablo Comelles habilitó a Jorge Rinaldi, que gambeteó a dos rivales y definió con un cañonazo. Raúl López, en gran jugada, marcó el 3 a 0. El partido terminó un escándalo de piñas y corridas entre hinchadas. Para la tribuna azulgrana, Jorge Rinaldi era El Gordo, por su tendencia a ensancharse. En el vestuario, Rinaldi expresó: «San Lorenzo tiene que apretar a todos los rivales. Lo demás viene solo. Nosotros tenemos que tranquilizarnos y jugar bien». 

 

15 de agosto de 1982. El festejo de Jorge Rinaldi. Talleres 0-3 San Lorenzo.

 

Los dos puntos que separaban a San Lorenzo eran una diferencia que inquietaba al pueblo azulgrana. El sábado 21 de agosto, el Ciclón recibió a Estudiantes en el José Amalfitani. Cabeceras llenas y miles de papelitos recibieron a San Lorenzo que formó con Rubén Cousillas; Pablo Comelles, Hugo Verdecchia, Hugo Moreno y Héctor López; Leonardo Madelón, Ricardo Demagistris y Rubén Insúa; Héctor López, Jorge Rinaldi y Eugenio Morel Bogado. El primer tiempo fue un dolor de ojos. Minuto 42. Remate del paraguayo Morel Bogado. Rebote en el travesaño y la llegada goleadora de Héctor López. El segundo tiempo siguió la tónica de la primera etapa. ¿Pero que le importaba al pueblo azulgrana? San Lorenzo 1-0 Estudiantes y festejo doble por la derrota de Gimnasia ante Banfield en Peña y Arenales. La distancia entre líder y escolta volvían a ser prudenciales cuatro puntos. En el vestuario ganador, José Yudica respiró aliviado: «¡Por fin pudimos aumentar la ventaja que le llevamos a Gimnasia! No estoy conforme con el rendimiento de hoy, pero lo fundamental era ganar y se ganó. Hay cosas que no comprendo. Estudiantes vino a defenderse. Les hicimos un gol y siguieron sin salir».
San Lorenzo tenía por delante un partido difícil. 30º fecha. Comienzo de la recta final del campeonato. El puntero debía visitar a Lanús. La dirigencia azulgrana deseó llevar el partido a un escenario más amplio, pero la directiva granate no quiso salir de su estadio. Sábado 28 de agosto de 1982. Tarde destemplada, gris y dueña de una curiosa neblina en el sur. La tormenta de Santa Rosa amenazaba en el horizonte. El primer partido finalizó sin goles. En la segunda etapa comenzó una lluvia torrencial. Cuando parecía que el empate era una realidad, Hugo Verdecchia se demoró con la pelota en los pies. Ramón Enrique se la robó y provocó el delirio granate. Lanús 1-0 San Lorenzo. Nervios. Muchos nervios. Sobre todo porque Gimnasia derrotó a Arsenal sobre la hora. Finalizado el partido, los cronistas buscaron declaraciones en los vestuarios. Cuando se acercó un micrófono al delantero Eugenio Morel Bogado declaró: «La culpa de la derrota la tuvo Verdecchia, el partido lo perdió él«. La respuesta del defensor fue una trompada al delantero paraguayo. Caos y escándalo en el vestuario. «La pelota dio un pique extraño y me descolocó», fue la justificación de Verdecchia que tildó al delantero de «mal compañero y cobarde». Nervios. Muchos nervios. La distancia entre San Lorenzo y Gimnasia volvían a ser dos puntos y una realidad: al Ciclón le iba mal cuando le tocó enfrentar a sus rivales en sus canchas. Fue así que cayó ante Colón, Banfield, Lanús y Gimnasia, si bien jugaron en 1 y 55.

 

28 de agosto de 1982. Ricardo Demagistris deja el campo de juego conmocionado. San Lorenzo cayó 1 a 0 en cancha de Lanús.

 

NO ME IMPORTA EL PERIODISMO / NO ME IMPORTA EL QUE DIRAN…

 

No había dudas, San Lorenzo tendría que tener un cierre de campeonato casi perfecto para ascender sin problemas. No solo Gimnasia peleaba el ascenso, Chacarita Juniors – recién ascendido de la Primera C – estaba al acecho a solo tres puntos del líder y también quería recuperar su histórico lugar en Primera División que había perdido en 1979 en el llamado Cuadrangular de la Muerte.
Sábado 4 de septiembre de 1982. 31º fecha del campeonato. San Lorenzo recibía a Los Andes. En la semana, Yudica habló a solas con Morel. Luego, el paraguayo le pidió disculpas a Verdecchia que fueron aceptadas. Lleno total en ambas cabeceras. Más de 400 millones de pesos de recaudación. Cuando salió San Lorenzo al campo de juego miles de papelitos volaron por Liniers y un canto sincopado bajó desde las tribunas: «No me importa el periodismo / No me importa el que dirán / Yo te sigo a todas partes / Cada vez te quiero más». San Lorenzo buscó imprimirle un ritmo vertiginoso al juego. 27 minutos. Centro de Batalla y zurdazo del Gallego Insúa para el 1 a 0. A los 36, Los Andes igualó con una jugada de laboratorio: córner corto ejecutado por Cuellos, el veterano Pedro Verde que la cabecea hacia atrás para la llegada goleadora de Manolo Fuentes. Partido igualado. En el segundo tiempo apareció un actor fundamental que fue el árbitro Héctor Truffa. Primero, dejó pasar un enorme penal de Hugo Moreno a Castro. Cuando el tiempo reglamentario se había cumplido levantó su mano derecha y estiró dos dedos. Cuarto minuto adicional. Tiro libre para San Lorenzo. El remate de Pablo Comelles que pegó en el travesaño y en el rebote Héctor López marcó el 2 a 1 final. Un triunfo sufrido, polémico y necesario, porque Gimnasia había derrotado a Defensores de Belgrano. Por su parte, Chacarita se alejó de la punta al caer en San Martín ante Estudiantes.
El campeonato de Primera B de 1982 se había transformado en un mano a mano entre San Lorenzo y Gimnasia. El sábado 11 de septiembre, San Lorenzo visitó a Talleres en cancha de Independiente. Fue el triunfo más cómodo del Ciclón en toda la temporada. A los 11 minutos de la primera etapa consiguió los tres goles con los cuales liquidó el partido. El Ruso Norberto Verea, arquero de Talleres, padeció los goles de Rubén Darío Insúa y Jorge Rinaldi, en dos oportunidades. Con la tranquilidad del resultado, la hinchada azulgrana estuvo pendiente del partido entre All Boys y Gimnasia. Cuando terminó este partido hubo lugar para una sonrisa: el Lobo había perdido un punto en Floresta.
Para San Lorenzo era momento de pegar el salto. Sábado 18 de septiembre. En Vélez Sársfield, el Ciclón recibió a Deportivo Italiano. El mundo consternado por la muerte de Grace Kelly, la actriz de Hollywood que había cumplido el sueño de ser la princesa de Mónaco. Pero poco le importaba al pueblo futbolero argentino. Clima de fiesta en Liniers. La gran figura de la tarde fue Héctor Raúl López, autor de tres goles. Jorge Rinaldi marcó el restante. San Lorenzo 4-1 Deportivo Italiano. La polémica estuvo presente: el árbitro Juan Rolando convalidó dos goles – el primero y el cuarto – en clara posición adelantada. A pesar del triunfo de Gimnasia ante Almirante Brown, en Boedo se presentía que algo había cambiado. Ya no bajaban silbidos desde las tribunas. Se había recuperado la confianza perdida en el transcurso de la temporada.

 

18 de septiembre de 1982. El sol sale para San Lorenzo. Los brazos extendidos de Héctor López, autor de tres goles ante Italiano.

 

Con la primavera llegó la 34º fecha del torneo. En Ferro Carril Oeste, San Lorenzo visitó a Deportivo Armenio. El pueblo azulgrana rebasó de pasión los tablones de Caballito. Los cantitos anunciaban la fiesta «Boedo se va de la B / Para nunca / Para nunca más volver». También los que anunciaban el ritmo del país: «Se va acabar / se va acabar / la dictadura militar». Más de 800 millones de pesos para una recaudación de partido grande de la A. A los 19 minutos, Eugenio Morel Bogado abrió el marcador. Parecía un triunfo más en el camino irrefrenable hacia el título, pero Armenio fue un equipo inteligente. Minuto 40. Centro de Néstor Oca y entrada goleadora de Pedro Molina. Jorge Rinaldi le reclamó al árbitro Borrelli una supuesta posición adelantada. El reclamo incluyó una cuantas palabras fuera de lugar y el rubio fue expulsado. En la segunda etapa, Armenio también se quedó con diez hombres por la expulsión de Carlos Leone. A los 36 minutos, Julio Rubén Ortega marcó el gol del triunfo armenio. El tucumano Armando Quinteros sintetizó la bronca ante el micrófono de una radio: «Estamos muy verdes, no podemos perder un partido como este«. La única alegría azulgrana aquella tarde llegó desde Villa Crespo porque Atlanta había derrotado 2 a 0 a Gimnasia.
Sábado 2 de octubre de 1982. El equipo de José Yudica ante otro enfrentamiento peligroso porque debía visitar a Arsenal en cancha de Independiente. El Ciclón formó con Rubén Cousillas; Pablo Comelles, René Biaín, Hugo Moreno y Héctor López; Armando Quinteros, Rubén Insúa y Miguel Batalla; Héctor Raúl López, Claudio Pérez y Eugenio Morel. Fue un partido muy malo. Sin vuelo alguno. Pero a los miles de hinchas azulgranas poco le importaba la estética del juego. Gritaron con alma y vida el gol del empate de Tigre en 60 y 118. Gimnasia perdía aire y San Lorenzo comenzaba a regresar a primera. 24 minutos del segundo tiempo. Centro de Batalla. El siempre seguro arquero Roberto Luque falló en el cálculo y la cabeza de Hugo Moreno desató una fiesta interminable. Sobre la hora, llegó el segundo gol de Tigre en La Plata. Con 14 puntos por delante, la ventaja ya era de 5 unidades.

 

2 de octubre de 1982. Hugo Moreno al ataque. El defensor fue el autor del gol del triunfo azulgrana ante Arsenal. De fondo, la multitud.

 

36º fecha con aroma a revancha. San Lorenzo recibió a Deportivo Morón en Vélez Sársfield. La hinchada azulgrana tenía asignada la tribuna de Reservistas Argentinos, en aquellos días considerada la local. Pero el aluvión de público generó que la cabecera de Juan B. Justo también fuera ocupada por los hinchas santos. En los partidos ante Estudiantes y Los Andes hubo incidentes, pero aquella tarde entre San Lorenzo y Morón fue una batalla. El partido fue un compendio de fricciones. San Lorenzo y Morón no se sacaron ventajas e igualaron 0 a 0. Gimnasia derrotó 2 a 1 a Argentino de Quilmes en la Barranca y acortó la diferencia a 4 puntos. El sábado siguiente, el Ciclón se jugaba medio campeonato ante Chacarita Juniors.
Durante la semana, la directiva tricolor anunció que el partido se disputaría en el estadio Monumental. Se esperaba una recaudación récord para la categoría, pero el país había cambiado desde marzo. La inflación era galopante y el costo de vida se había ido por las nubes. A pesar del momento del país quedaron en boleterías $1.260.000.000. Chacarita, vestido de rojo, esperó a San Lorenzo. El Ciclón buscó un triunfo, pero chocó con una actuación espectacular de un pibe de 17 años llamado Luis Alberto Islas. Recién a los 20 minutos del segundo tiempo llegó el desahogo en forma de grito eterno. Remate de Jorge Rinaldi, rebote corto de Islas y la entrada goleadora de Eugenio Morel. Chacarita 0-1 San Lorenzo. Estudiantes derrotó 1 a 0 a Gimnasia en el Bosque y ya no había nada más que decir. El campeonato y el regreso a Primera sería una cuestión de tiempo. «Aunque matemáticamente aún no somos campeones, anímicamente ya nos sentimos primeros. Esto es así y no es peligroso porque jugaremos el resto de los partidos con nuestra humildad», señaló José Yudica. Una única mancha de la tarde fue la lesión de Rubén Cousillas que lo alejaría del arco por el resto del campeonato.
Sábado 23 de octubre de 1982. Jornada soleada. En el José Amalfitani, San Lorenzo recibió a Colón. Lleno total en las tribunas. Clima de fiesta desde temprano. Tarde soleada, pero ventosa. Alberto Pompeo Tardivo, entrenador visitante, buscó cortar el juego, pero no hubo forma. Los tres juveniles del club – Insúa, Madelón y Rinaldi – eran una permanente usina de juego. A los 35 minutos, el rubio defensor René Biaín abrió el marcador. Colón ya no tenía argumentos para empatar el partido. 10 minutos del segundo tiempo. Pase de Miguel Batalla a Jorge Rinaldi. El rubio, ídolo de la hinchada, la paro con el pecho y sacudió la red con un zurdazo impresionante. La hinchada no solo gritó gol, sino que bajó el cantito guardado durante todo el año: «¡Dale campeón! ¡Dale campeón!». Minutos más tarde, Oscar Quiroga le tapó un penal a Bustingorria. Sobre el final, Espíndola descontó para los santafesinos. Apenas finalizó el partido, la multitud ingresó al campo de juego y ensayó la vuelta olímpica con los jugadores en andas. Nadie lo dudaba: San Lorenzo sería campeón de Primera B 1982.

 

23 de octubre de 1982. Jorge Rinaldi y su boca llena de gol. San Lorenzo 2-1 Colón. Se venía la vuelta olímpica.

 

En el horizonte de San Lorenzo se encontraba Deportivo Español. Matematicamente, podía haber vuelta olímpica esa tarde. En la semana previa al partido, Francisco Ríos Seoane anunció que el partido se llevaría a Boca Juniors. Sábado 30 de octubre de 1982. Desde muy temprano, una multitud se acercó a Brandsen 805 para vivir una fiesta inolvidable. En boleterías, un récord absoluto: $2.499.175.000. Cuando el Ciclón salió al campo de juego bajó una lluvia interminable de papelitos. El puntapié inicial del partido lo dio la actriz mexicana Verónica Castro. Vestida con la camiseta azulgrana, en aquel 1982 había protagonizado un récord de audiencia en Canal 11 con la telenovela El derecho de nacer. Aquella tarde, por primera vez la camiseta de San Lorenzo presentó una publicidad. Eran los caramelos Mu-Mu. Pintado de apuro, la marca de la golosina aparecía inmensa en el paño azulgrana. San Lorenzo fue el dueño de la pelota y los nervios. Español se recostó en la impecable actuación de Pedro Catalano. El triunfo de Gimnasia sobre Los Andes impidió la consagración. El equipo de San Lorenzo ensayó una nueva vuelta olímpica agradeciendo a la multitud que se hizo presente. Desde las tribunas bajó el «No te vayas campeón / quiero verte otra vez«.
Y llegó la tarde esperada por todo el pueblo azulgrana. Sábado 6 de noviembre de 1982. 40º fecha del torneo. En el José Amalfitani, San Lorenzo recibía a El Porvenir. Con solo un punto, San Lorenzo se consagraba campeón. Si la campaña estuvo atravesada por un apoyo masivo, extraordinario, asombroso y para muchos insospechado, aquella tarde no podía ser la excepción. Minutos antes de las 16:30 salieron los equipos a la cancha. San Lorenzo con los colores de toda la vida. La publicidad de Mu-Mu, mas elegante, sobre un fondo blanco. José Yudica alineó a Oscar Quiroga; Pablo Comelles, René Biaín, Hugo Moreno y Héctor López; Armando Quinteros, Rubén Darío Insúa y Miguel Batalla; Héctor López, Jorge Rinaldi y Eugenio Morel Bogado. Desde los cuatro sectores del estadio bajó el cantito que acompañó a San Lorenzo durante todo 1982. Con la melodía de «Bobby, mi buen amigo», el mismo decía:

 

«El Globo, fue caminando, junto con Boca y con Grondona hasta Luján / Para pedirle, ante el altar y de rodillas que no suba su Papá / Su Papá sigue subiendo / Nadie lo puede parar / Porque de todos los santos / Este es el que puede más». 
San Lorenzo fue una tromba en búsqueda de la victoria. El primer tiempo finalizó sin goles. Ese resultado le servía al equipo para consagrarse campeón, pero era necesaria la victoria. Llegó el minuto 35 del segundo tiempo. Infracción de Hugo Abdala sobre Jorge Rinaldi en el área. El árbitro Rubén Torres cobró penal. Cincuenta mil almas en vilo. Rubén Darío Insúa enfrentó al arquero Scorza. Arco de Reservistas Argentinos. El remate del Gallego transformó al José Amalfitani en la capital mundial de la locura. San Lorenzo 1-0 El Porvenir. Faltando tres minutos para la finalización del partido, el público invadió el campo de juego. La respuesta desmesurada de las fuerzas de seguridad fue arrojar gases lacrimógenos. ¡San Lorenzo campeón de Primera B 1982! La fiesta continuó hasta la madrugada en Avenida La Plata al 1700. Aquel San Lorenzo fue un fenómeno maravilloso atravesó el fútbol argentino. Un grande que cayó en desgracia y hundido en ese pozo había recibido un abrazo inigualable de sus seguidores.

 

6 de noviembre de 1982. La alegría inmensa del campeonato. El Gallego Rubén Darío Insua y el éxtasis de la felicidad eterna.
El fixture aún tenía dos partidos por delante. El sábado 13 de noviembre de 1982, San Lorenzo visitó a Temperley en la Bombonera. El club organizó una caravana interminable de vehículos desde Boedo hacia La Boca. Si bien no hubo un lleno total como en el partido ante Deportivo Español, el estadio lucía de azul y grana. El Ciclón ganó 1 a 0, con una palomita de Jorge Rinaldi que batió a Héctor Caseé. Un nuevo triunfo del campeón. Luego del partido, el presidente Héctor Habib expresó: «El plantel está al día y el club canceló 82 compromisos por 23 mil millones de pesos. Logramos eliminar 23 juicios, pero aún tenemos otros 50 pendientes«. El presidente consideró que el club no se había salvado con las grandes recaudaciones y analizó el futuro del equipo: «San Lorenzo saldrá a salir campeón de Primera División en 1983. Así lo marca su tradición. ¿Vender a Rinaldi? San Lorenzo no tiene jugadores intransferibles…».

 

13 de noviembre de 1982. Miguel Batalla y la pelota. Triunfo de San Lorenzo 1 a 0 sobre Temperley.

 

Finalmente, llegó el último peldaño en la escalera azulgrana de regreso a Primera División. Sábado 20 de noviembre de 1982. Una vez más, el estadio José Amalfitani fue la casa del Ciclón. En este caso, en su último partido en el ascenso. Una multitud pacífica y feliz se congregó para vivir la liturgia azulgrana. Banfield era el rival de turno. En el banco de suplentes, una curiosidad: José Yudica decidió premiar a Rubén Cousillas con la camiseta 15. Un arquero lesionado como delantero suplente. A pesar de tener un yeso en su brazo derecho, el Flaco dio la vuelta olímpica junto a sus compañeros. El partido nunca estuvo en un primer plano. Banfield ganó 1 a 0 con gol de Rubén Saa apenas iniciada la segunda etapa. El partido fue suspendido varias veces por invasión al campo de juego. Finalmente, cuando aún restaban veinte minutos de juego, el árbitro José Borrelli decidió suspender el encuentro. Banfield tiene el honor de ser el único equipo que derrotó al Ciclón en ambos partidos disputados en 1982. Esa misma noche, el equipo de Basquetbol de San Lorenzo derrotó a Comunicaciones y también ascendió a Primera División. Cosas del destino.

 

20 de noviembre de 1982. Rubén Cousillas con la 15. Un reconocimiento para una de las figuras del equipo que merecía dar la vuelta olímpica. San Lorenzo 0-1 Banfield.

 

Punto final para este camino de San Lorenzo por la B. En 1983, José Yudica no acompañó al equipo en su regreso a Primera División. La base del equipo campeón de Primera B de 1982 se consagró subcampeón del Metropolitano de 1983. La realidad económico-financiera de San Lorenzo fue atroz en aquellos años 80s. El club padeció penurias increíbles. En 1987, un equipo azulgrana puro corazón se ganó el mote eterno de Los Camboyanos, porque a pesar de todo podían sobreponerse a las adversidades.
Aquel San Lorenzo de 1982 disputó 42 partidos, ganó 23, empató 11 y perdió 8. Convirtió 56 goles y le marcaron 37. Consiguió 57 puntos, 8 más que su escolta Gimnasia y Esgrima La Plata. El goleador del equipo fue Jorge Rinaldi, con 16 goles. Aquel plantel, que estuvo dirigido por Juan Carlos Lorenzo – hasta la fecha 18 – y luego por José Yudica tuvo 25 profesionales. Los arqueros Rubén Cousillas, Oscar Quiroga y Carlos Suárez; los defensores  René Biaín, Héctor López, Carlos Schamberger, Hugo Moreno, Eduardo Abrahamian, Rubén Aráoz, Pablo Comelles, Ricardo Demagistris, Raúl Moreno y Hugo Verdecchia. Los mediocampistas Ricardo Collavini, Rubén Darío Insúa, Leonardo Madelón, Armando Quinteros, Miguel Batalla, Marcelo Milano y Oscar Ros. Y los delanteros Jorge Rinaldi, Hugo Paulino Sánchez, Eugenio Morel Bogado, Omar Dagorret, Héctor López, Claudio Marasco y Claudio Pérez. 
Los dos entrenadores ya no están entre nosotros. El Toto Lorenzo dejó este mundo en noviembre de 2001. José Yudica partió el 23 de agosto de 2021. De aquel plantel tampoco están Carlos Suárez (16 de octubre de 2024); Pablo Agustín Comelles (23 de agosto de 2018), Ricardo Collavini (26 de octubre de 2010) y Oscar Ros (20 de noviembre de 2023). Aquel San Lorenzo de 1982 vendió la friolera de 1.065.180 entradas, según el Memoria y Balance de AFA. Dividido por las 42 fechas disputadas genera un promedio de 25.361 por partido. Un fenómeno singular. Aquel inolvidable San Lorenzo de 1982.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

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