Volver a Boedo: el sueño de cuatro décadas

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Luego de una larga lucha, San Lorenzo volvió a Boedo. Una lucha de cuatro décadas que hinchas y socios festejaron hasta el amanecer.

Por Carlos Aira

 

El sueño esta noche despunta el regreso

al verso redondo y al duende del son,

al barrio infinito y al patio del tiempo,

a las emociones del mismo color

 

San Lorenzo volvió a Boedo. El sueño de cuatro décadas. Lucha que se hizo realidad el 1 de julio pasado. La fiesta comenzó temprano. En el orador de la calle México, allí donde se forjó la historia de los Forzosos de Almagro. La peregrinación hacia Avenida La Plata encabezada por dirigentes, jugadores, ídolos de todas las épocas y deportistas de distintas disciplinas del club. Volver a  Tierra Santa. Un peregrinar de cuarenta años en el desierto.
Enrique Martín está emocionado. Una referencia del periodismo deportivo argentino. Viajó por todo el mundo cubriendo los mejores combates de boxeo. Pero lo que vivió fue diferente. Protagonista por su arte. Autor del tango Volver a Boedo. En Abrí la Cancha, desnudó sus sentimientos:
“Todavía tengo la piel de cuervo. No esperaba vivir esto. Volver a Boedo es una cuestión generacional. Los que vivimos tantos triunfos, títulos y hazañas nunca nos enamoramos del Nuevo Gasómetro. Quiero y quise siempre ver nuevamente un estadio en Avenida La Plata.
No hay forma de cambiar la historia ni que aceptemos ninguna cosa que no sea un estadio. Los dirigentes, que hicieron las cosas muy bien, lo saben perfectamente. No se negocia. Podemos esperar años, los gobiernos, la legislatura, pero allí habrá un estadio. San Lorenzo es sinónimo de fe. Si hicimos dos estadios, haremos tres.
Esto es cariño por nuestras raíces. Lo nacional y autóctono. La defensa de lo trascendente, sagrado y eterno. Los sanlorencistas lo miramos así. No hay forma de negociar el amor, cariño y sentimiento. No van a poder con la historia quienes no quieren un estadio. Que desistan ya. San Lorenzo está de nuevo en Boedo porque así lo quisieron sus millones de hinchas“.

 

 

Cuarenta años pasaron. Domingo 2 de diciembre de 1979. Gris. Lúgubre, como eran aquellos días. La última función en el Gasómetro. Inaugurado en el otoño de 1916. La manzana del colegio María Auxiliadora. Avenida La Plata 1681, circundado por José Mármol, Las Casas e Inclán. La sangre derramada por Jacobo Urso en el 22. De la mano de Pedro Bidegain, San Lorenzo de Almagro compró las tierras a la familia Onetto. Año 1928. 7.760 metros cuadrados de tierra. Cientos de tablones. ¡70.000 hinchas en la final del Sudamericano! El Wembley porteño. Boedo no era sólo fútbol: basket, natación, tenis, patinaje, patín, esgrima entre otras actividades. Pero aquella triste tarde, no salió ni el tiro del final. Amargo desencuentro. Hugo Coscia tuvo el penal del triunfo. Sacó un tirito acorde a la jornada: horrible. Gatti ni debió arrojarse en la cancha polvorienta. Chau Gasómetro.
Voces quebradas. Santas emociones. Compañeros de Radio Gráfica que vivieron el Gasómetro.
María Vuotto es socia de San Lorenzo de toda la mirada. Su mirada aúna emociones:
“El fútbol es una pasión que nos viene de alguien significativo. Un amor con el cual una persona abrazó esos colores. Mi viejo, que hace años no está, me donó esta pasión por San Lorenzo. Viviamos en Muñiz y Metán y el club era mi segunda casa. Iba a natación después de los deberes. La sede, preciosa, tenía canchas de tenis, pelota paleta, pileta, esgrima, bowling, patín. Se festejaban los carnavales. El club lo era todo. Papá me llevaba a la cancha y disfruté a mi viejo en el Gasómetro. Nos sentábamos en la tribuna, arriba de todo. Todo eso se hizo presente en todos estos años acompañando esta vuelta. Fuimos expropiados por la dictadura más sangrienta que vivió nuestro país. Esa dictadura nos dejó un desaparecido más, nuestro estadio. Por eso acompañé desde el primer momento todas las marchas para volver a Boedo. Por eso toda mi familia estuvo presente en esta lucha“.
Guillermo Ansede peina canas y tiene un corazón cuervo XXL: “Hay dos cosas para destacar. El sentido de pertenencia y lo visceral que fuimos. Eso me está pasando con esta vuelta a Boedo. Estoy feliz. Se me vinieron millones de recuerdos con la recuperación de avenida La Plata. Por ejemplo, cuando me escapé de casa para escuchar desde afuera a Santana. Montones de cosas. Cuando nació esta historia de la mano de Adolfo Res y Marcelo Culotta, mentores del regreso de San Lorenzo a Boedo, nunca pensé que podía llegar a darse. Era una utopía, pero finalmente se dio. Llegó el día y fue una de las emociones más grandes de mi vida“.
El Cuervo Serrano no encuentra palabras. Su viejo tatuaje azulgrana ya tiene un par de décadas: Toda la historia se me cayó en la cabeza. Imágenes con mis viejos y mi abuela. Recordé todo. Iba al microestadio para ver basquetbol, al finito Hermann. Ayer cuando ví al Sapo Villar se me piantó un lagrimón. Viví algo que nunca creí que iba a volver a vivir. La dictadura nos sacó el estadio. Hicimos el nuevo Gasómetro. Ahora, Volvimos a Boedo. Somos el Ave Fénix del fútbol argentino. Ya no está mi abuela ni mi viejo, pero terminé la noche abrazado a mi hijo”
Lucas Serrano, hijo del Cuervo, también se emociona: Inmensamente feliz por la vuelta a Boedo. Después de tantos años de lucha se llegó a esto y fue una alegría enorme. Pero no sólo para San Lorenzo, sino para todo el fútbol argentino. Somos un club de barrio porque somos Boedo. Se palpó en el ambiente la alegría del barrio por el regreso a casa. No conocí el Viejo Gasómetro pero si vivir aquel estadio. Recuerdo haber estado en la inauguración del Nuevo Gasómetro en 1994. Esa tarde vi gente llorando a moco tendido. Algo similar viví anoche”
San Lorenzo de Almagro. Carasucias y Matadores. Lángara y Zubieta; Farro y Pontoni. Sanfilippo y el taco a Roma. En 1971 comenzó a peligrar el destino del Gasómetro. Una ordenanza municipal establecía construir la futura Autopista 25 de Mayo en medio del Gasómetro. 1972. San Lorenzo bicampeón. Cacho Heredia, Ratón Ayala, Roberto Telch, Toti Velio, León Espósito y el Toto Lorenzo. El gran recital de Santana. La zancadilla se hizo carne a partir de marzo de 1976.
Brigadier Osvaldo Cacciatore. Intendente de facto. Bombardeador de 1955. Quiso entrar a la historia por la Autopista. Lo hizo por enajenar el Gasómetro. Propulsó una cacería impiadosa. Una campaña abierta amparada por la revista Goles y el micrófono de José María Muñoz. San Lorenzo debía dejar Boedo. Esa era la orden.
En julio de 1978 asumió Moisés Annan la presidencia de San Lorenzo. Él y su Comisión Directiva tenía en menta la idea de trasladar San Lorenzo hacia la Ciudad Deportiva de Bajo Flores, un gran terreno que en 1958 la municipalidad cedió a la institución.
El 12 de agosto, San Lorenzo comenzó a alejarse de Avenida La Plata. Esa noche, la asamblea de socios accedió a la venta del predio.
Desde ese momento las presiones municipales fueron feroces. Ordenanza de abrir las calles Avelino Díaz y Muñiz. Rezonificación. Escuelas. Amenazas de clausura.  Más presiones: el 28 de agosto de 1979, la Municipalidad derogó el traspaso de los terrenos de Bajo Flores a San Lorenzo, dispuesto en su momento por Ley del Congreso de la Nación. Una coacción flagrante.
El gobierno militar estaba dispuesto a exterminar el Gasómetro, pero fue la Comisión Directiva de San Lorenzo quienes decidieron vender el terreno.
Desde 1980, Avenida La Plata se llenó de fantasmas. El 8 de julio de 1982 llegó el final: San Lorenzo remató sus míticos 7.760 metros cuadrados a cambio de 1.300.000 dólares. Precio vil. Dos veces menos del préstamo que pagó River al Valencia por Mario Kempes. Diez veces menos que el pase de Diego Maradona a Barcelona.
Por arte de magia fueron derogadas las ordenanzas 36.019 y 38.696. No habría apertura de las calles Avelino Díaz, Salcedo y Muñiz. En febrero de 1983, el grupo inversor que compró el terreno lo vendió a la firma francesa Carrefour en ocho millones de dólares. Un par de torres alrededor daban marco a un inmenso negocio que exterminó el Gasómetro.

 

San Lorenzo se cansó de pagar el alquiler
Los echaron de la Boca, de la Quema y de Liniers,
Ahora tienen dos tribunas, le van a poner la luz
Cuando tengan el estadio, se los saca Carrefour

 

El camino del gitano errante. El descenso de 1981. Camisetas de diferentes juegos. Ni un mango. Los Camboyanos, semifinalistas de Copa Libertadores que no tenían agua para ducharse. En 1989, San Lorenzo emprendió la construcción de la nueva casa. En 1993 fue realidad. No se parecía al viejo Wembley, pero había casa. Con los años se transformó en un estadio hermoso. El lobby mediático deseó bautizarlo Fernando Miele. Memoria vence al tiempo. Estadio Pedro Bidegain.
Fernando Miele. El presidente que quiso levantar un paredón para separar el club del barrio, estuvo al límite de una nueva entrega. 30 de noviembre de 2000. Los socios torcieron la muñeca al presidente y su contrato con ISL. San Lorenzo no tenía destino privatizado. El club de sus socios.

 

Más de cien mil hinchas, emocionados hasta las lágrimas, tomaron posesión de Avenida La Plata. Pasaron cuatro décadas. Una lucha emocionante. Desde el convencimiento. Los clubes son parte de la memoria popular. Es San Lorenzo volviendo a Boedo. Es Néstor Basile encabezando la defensa de los hinchas de Gimnasia al Bosque contra el estadio que decía ser único. Son los hinchas de Racing construyendo el Predio Tita desde la nada en pleno gerenciamiento. Son los hinchas de Sarmiento restituyendo el busto de Eva Perón, desaparecido en la sede desde marzo de 1976.
¡Salud San Lorenzo! El fútbol argentino te lo agradece.

 

El sueño camina, se agranda, se acerca

a la casa nueva y a la eternidad;

milagro de santo, de esquina y estrella;

volver a Boedo, y después, ¡ya está!   

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

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