Exclusivo de Abrí la Cancha: Africanos en el fútbol argentino

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El ugandés Ibrahim Sekagya festejando uno de sus goles con la camiseta de Arsenal de Sarandí. La Boa rindió en el fútbol argentino.

Argentina. Tierra para hombres y mujeres de buena voluntad. Los jugadores africanos también se hicieron presentes en nuestras canchas. Un recorrido histórico sobre los jugadores del continente negro que participaron de nuestro fútbol.

Por Carlos Aira

 

Argentina, desde su conformación como nación, fue receptora de flojos migratorios. Desde todos los lugares del mundo. ¿Por cual razón no vendrían jugadores africanos a ganarse la vida a nuestro país? Hijos del colonialismo europeo, refugiados o gracias a hábiles representantes. Una lista que no es extensa, pero si curiosa.
Cuando remontamos la historia nos encontramos con Harold James Henman. Nacido en el Reino Unido, cuando era pequeño su familia se trasladó primero a Sudáfrica. Henman vino a nuestro país en el invierno de 1906 junto a un combinado de su tierra. Enfrentaron al mítico Alumni de los hermanos Brown en la vieja Sociedad Sportiva de Palermo. En un ámbito británico, Henman se quedó en nuestro país. Fue parte del equipo rojiblanco hasta su disolución en 1912. También jugó un partido para la Selección Argentina. Fue el 21 de octubre de 1906, ante Uruguay en Buenos Aires. Partido de Copa Newton.

 

Pasarán muchos años para que otro africano sea parte del fútbol nuestro de cada fin de semana. Ese jugador se llamó Tomás Adriano Custodio Méndes. Nacido el 28 de noviembre de 1961 en Cabo Verde, llegó al país con 17 años. Su hermana ya vivía hace años en La Plata, engrosando la enorme colonia caboverdiana ubicada en el cordón entre Dock Sud y La Plata. Comenzó en las divisiones inferiores de Estudiantes de La Plata, donde debutó en 1981. Alternó en los equipos campeones del Metropolitano de 1982 y Nacional 1983. Volante de físico pequeño pero notable técnica. En 1985 pasó a Temperley, donde fue figura del celeste. Alfredo Di Stéfano, entrenador de Boca Juniors en aquellos días, lo quería para su equipo. Luego de un paso por el fútbol boliviano y paraguayo, tuvo una destacada actuación en el Nacional B vistiendo las pesadas camisetas de Colón de Santa Fe, San Martín de Tucumán y Chacarita Juniors. Su retiro del fútbol profesional se produjo en Temperley, club donde es muy querido, en 1998.
Juan Carlos Ecomba tuvo un destino similar al de Custodio. Nació el 6 de julio de 1967 en Guinea Española. Pocos años más tarde, aquella isla pegada a Camerún obtuvo su independencia y se transformó en Guinea Ecuatorial. Debido a la dificil situación interna de su país, la familia emigró hacia Argentina cuando Juan Carlos era adolescente. Aquí su apellido cambió de Dikombo a Ecomba. Se inició en las divisiones inferiores de Nueva Chicago, donde debutó en 1986. Volante rápido, hábil y de físico frágil. Luego vistió las camisetas de Deportivo Riestra y Justo José de Urquiza, en Primera C; En la temporada 1989/90 pasó a Chacarita Juniors. En la actualidad se encuentra radicado en España con su apellido de origen: Dikombo.
El hincha de Camerún.
Argentina fue el país donde el fútbol africano consiguió su primera victoria mundialista. Fue el 2 de junio de 1978 en el Gigante de Arroyito. Por el Grupo 2 de la Copa del Mundo, Tunez derrotó 3 a 1 a México. Triunfo festejado por los hinchas presentes. En la Copa del Mundo de España 1982, los dos equipos africanos cumplieron destacadas actuaciones. Argelia venció 2 a 1 a Alemania Federal y si no clasificó a la siguiente fase fue por el partido arreglado entre alemanes y austriacos. Camerún se fue del mundial con tres empates, incluido uno ante el futuro campeón Italia. Pero la gran figura en nuestro país fue una marioneta. El dibujante y humorista Caloi había ideado las hinchadas del mundial. Si Clemente y sus papelitos habían sido figuras cuatro años antes, la soledad del Hincha de Camerún cautivó a los argentinos. «Burumbumbum Burumbumbum…yo soy el hincha…de Camerún«. Sin ser un jugador real, podríamos decir que fue un africano más en el fútbol argentino.
En 1989 y 1990, Racing Club pisó continente africano. En enero de 1989 jugó un amistoso ante PSV de Holanda, campeón de Europa 1988, que terminó con victoria holandesa 1 a 0, gol de Romario cuando finalizaba el partido. Al año siguiente, la Academia emprendió una curiosa gira por África negra. Junio de 1990. Con el fresco recuerdo del gol de Francoise Oman Biyik en la apertura de la Copa del Mundo de Italia, Racing jugó una serie de partidos en Togo, Benín, Costa de Marfil y Burkina Faso. El arquero Carlos Ángel Roa contrajo paludismo durante esta gira por su negativa a ingerir medicamentos contra aquella enfermedad. Cuando volvió la delegación a Avellaneda trajo una sorpresa. Un morocho marfileño llamado Bamba Sekou de Karamoto. Con sólo veinte años, sus cualidades técnicas eran notables. Bamba no pasó la prueba cuando muchos descontaban que sería parte del equipo albiceleste. Continuó su carrera en el fútbol africano y en Turquía. Bamba falleció en 2008.
Efford Chavala posando en los viejos tablones de La Paternal. Falleció al año siguiente de irse en un accidente aéreo.
Los años noventa serán recordados – entre tantas cosas – por la convertibilidad económica. Desde el 1 de enero de 1992, un peso argentino tenía el valor de un dólar estadounidense. En aquellos días, representantes trajeron a nuestro país unos cuantos africanos a ganarse unos pesos. En julio de 1991 desembarcó en nuestro país Efford Chavala. Nacido en Mufulira, Zambia, con 31 años era el experimentado arquero del seleccionado de su país. Llegaba a Argentinos Juniors para pelear el puesto al veterano guardameta uruguayo Carlos Goyén.
La actuación de Chavala en el fútbol argentino fue escasa. Tan sólo el segundo tiempo del partido Argentinos Juniors-Santos por la Supercopa 1991. A mediados de 1992, sin oportunidades, Chavala regresó a su país. Falleció el 28 de abril de 1993, en un accidente aéreo cuando viajaba junto a su seleccionado a disputar en Senegal un partido definitorio de cara a la clasificación del mundial Estados Unidos 1994.
En 1995, tres africanos llegaron a la primera división del fútbol argentino. Dos arribaron en enero de aquel año y uno rompió todos los moldes. Era Alphonse Marie Tchami. El potente delantero sería la carta de gol de Boca Juniors. Nacido en Batouri, Camerún, el 14 de septiembre de 1971, llegó a la Ribera con 28 goles en el fútbol danés. Debutó el 24 de febrero de 1995 en cancha de Banfield, primera fecha del Clausura 95. Sus dos primeros goles los convirtió la fecha siguiente, ante Newell´s en la Bombonera. Esa tarde, la 10 rojinegra la vistió otro africano como ya veremos. Querido por la hinchada xeneize, el camerunés jugó 48 partidos, señalando 11 goles oficiales. Un par de anécdotas para el recuerdo: en su debut ante Banfield, animado por el Beto Márcico, su interprete por conocer el idioma francés, se acercó a la hinchada local y alzó sus brazos. La tarde del 5 de mayo de 1996, una vez que Boca perdió 6 a 0 con Gimnasia en la Bombonera, Tchami apareció en el vestuario con la 10 tripera del Beto. Carlos Bilardo, entrenador xeneize, entró en trance. Le arrebató la camiseta y la rompió con una tijera. El camerunés no lo podía creer y le pegó una trompada al narigón. Tuvieron que separarlo entre muchos.

 

Alphonse Marie Tchami. Goleador de Boca entre 1995 y 1997.

 

Para el recuerdo: el gol que le convirtió a River Plate en el Superclásico jugado en el Monumental en el Clausura 1995. También una agarrada con José Luis Félix Chilavert. En junio de 1997 partió hacia el fútbol alemán.
El otro africano que compartió cancha con Tchami fue Ernest Mtawalli.  Nacido en Malawi, llegó a Newell´s Old Boys procedente del fútbol sudafricano. Volante creativo, nunca logró adaptarse al durísimo fútbol argentino. Debutó el 26 de febrero de 1995 en el Parque de la Independiencia ante Talleres. Jugó sólo tres partidos con la camiseta sangre y luto. Se tejieron mil especulaciones sobre su figura que hoy son mitos populares: que vino su hermano mellizo, que no había forma de bañarlo, que devoraba asados completos, que una parte de su anatomía cautivó Rosario. Siguió su carrera el fútbol francés.
6 de agosto de 1995. Doctor Khumalo en su debut con la camiseta de Ferro Carril Oeste.
En aquel 1995, el Torneo Apertura también trajo sorpresas africanas. Ferro Carril Oeste, club que siempre había sido apegado a sus divisiones juveniles, contrató dos africanos. Ellos eran Theophilus KhumaloMemory Mucherahowa. El primero provenía de Sudáfrica, donde era figura de la Selección Nacional de su país; el segundo desde Zimbabwe. Khumalo, conocido como Doctor – apodo que se acopló a su apellido – debutó en la primera fecha del campeonato. Khumalo, camiseta número 10, aquella tarde del 6 de agosto de 1995 le marcó un golazo a Independiente. En Caballito creyeron haber pegado la grande. Pero las esperanzas del crack se desvanecieron pronto. Khumalo jugó tan sólo cuatro partidos con la camiseta verdolaga. Luego de un paso por la MLS yankee, regresó a su país donde es considerado un grande. Mucherahowa, quien era una promesa del fútbol africano, no llegó a jugar un partido en la primera división verdolaga.
En 1996 se visibilizó otra historia hija del dolor. Hugo Lopes Da Silva nació en Angola. Cuando tenía 12 años su familia dejó su tierra huyendo de guerras intestinas. Luego de viajar por Portugal y Brasil, se radicaron en Argentina. Instalado en el barrio de Palermo, el pequeño Hugo mostró una rara habilidad como delantero. Su carrera fue extraña. Se probó en diversos equipos pero no pudo ser fichado por falta de documentación. La oportunidad surgió en Bolivia, donde tuvo una carrera destacada. En 1996 regresó al país. Ficho para Defensa y Justicia, que en aquellos días transitaba el campeonato de la B Metropolitana. Fue participe del ascenso, junto a jugadores importantes, como el Ratón Salaberry o Leonel Cassiano. Luego su carrera se fue desvaneciendo hasta cambiar de ámbito: hoy se dedica de lleno a la música.

 

 

Una historia tan triste como desconocida fue la del talentoso Nii Lamptey en Argentina. Nacido en Ghana, el 10 de diciembre de 1972, fue una el jóven más codiciado del fútbol europeo cuando descolló en el Mundial Sub-17 de 1991 jugado en Italia. Su pase fue pretendido por los grandes de Europa. Finalmente terminó firmando para el Anderlecht belga. Su carrera tuvo altibajos. Pasó por el PSV, Aston Villa, Coventry, Venezia hasta que en enero de 1997 firmó para Unión de Santa Fe.
Su sueño era jugar en la tierra de Diego Armando Maradona, su ídolo. Debutó en el estadio Monumental el 1 de marzo de 1997. La tarde que el Burrito Ortega se despidió por primera vez de River. Aquella noche, los Millonarios golearon 4 a 0, pero el ghanés mostró pinceladas de su talento. Pero una desgracia se avecinó. Su mujer dio a luz una criatura a la cual bautizaron Diego Armando. Nació con problemas congénitos. Su sobre vida sería un milagro. Lampteii se pasó días enteros en el hospital esperando un milagro que no llegó. Jugó tan sólo seis partidos con la camiseta tatengue.

 

 

En 1996 llegó a San Lorenzo de Almagro el defensor camerunés Tobie Mimboe. Con 32 años y una extensa carrera en sus espaldas en el rudo fútbol paraguayo, apenas jugó un amistoso de verano en enero de 1997. Amoako Prince era un habilísimo mediocampista ghanés que recaló en Talleres de Córdoba. Año 1999. Venía con el aval de ser seleccionado de su país y una gran temporada en el Sporting Cristal peruano. Amoako jugó sólo 45 minutos de un clásico cordobés amistoso. Mosotró buenas apitudes, pero Ricardo Gareca, entrenador tallarín, había decidido no tenerlo en cuenta. El ghanés buscó en España un lugar donde seguir su carrera.

 

El ugandés Ibrahim Sekagya festejando uno de sus goles con la camiseta de Arsenal de Sarandí. La Boa rindió en el fútbol argentino.
Con el siglo 21, el representante Gustavo Mascardi trajo al país a dos futbolistas ugandeses. Ellos eran Ibrahim Sekagya y Mohamed Nsubunga.
Sekagya, nacido el 19 de diciembre de 1980, llegó en 2001 a Atlético Rafaela. Zaguero duro y de gran juego aéreo, su juego físico le hizo un lugar en una categoría tan difícil como el Nacional B. En 2002 pasó a Ferro Carril Oeste, en aquellos días militando en la B Metropolitana. Logró el ascenso y se quedó en Caballito hasta 2005. Su siguiente pasó fue en Primera División, vistiendo la camiseta de Arsenal de Sarandí. Multicampeón en Austria, cerró su campaña jugando en New York Red Bulls. Su compatriota Nsubunga no tuvo tanto éxito. Firmó para Ferro en 2002. Jugó una docena de partidos y poco más se supo de él.
Finalmente, los últimos años nos trajo a otros africanos como Félix Orode, Nacido en Nigeria, el 28 de julio de 1990, llegó a San Lorenzo de Almagro en 2009. Jugó un solo partido con la camiseta del Ciclón. Fue el 21 de noviembre de aquel año en el clásico ante Huracán. Orode habilitó de gran forma a Juan Manuel Torres para marcar el segundo gol de su equipo. Luego, un peregrinar por las canchas de ascenso: Nueva Chicago, Comisión de Actividades Infantiles, Excursionistas, Luján, Comunicaciones y Sportivo Barracas. En el equipo barraqueño tomó notoriedad un gesto de sus compañeros: luego de una práctica, Orode estalló en llanto. Cuando le preguntaron que pasaba les dijo que hacía siete años que no veía a su familia. Sin que Orode supiera, sus compañeros le compraron un pasaje a Nigeria.
En 2016 dos africanos fueron parte de la primera división del fútbol argentino. Arouna Dang Bissene, nacido en Camerún, fue parte del plantel profesional de Huracán sin tener oportunidades de transpirar el globo de Jorge Newbery. Por su parte, el delantero nigeriano Okiki Afolabi jugó 45 minutos con la camiseta de Talleres de Córdoba. Fue el 4 de diciembre pasado. En enero de 2017, Afolabi pasó al fútbol malayo. 

 

Luis Leal. De Santo Tomé a Rosario.
Luis Leal nació en Santo Tomé y Príncipe, una isla situada en el Atlántico ecuatorial, colonia portuguesa hasta 1975. Delantero de enorme potencia, su carrera se desarrolló en Portugal, hasta qué en 2017 llegó a Newell´s Old Boys. Con la camiseta rojinegra disputó 56 partidos y convirtió 14 goles hasta 2020. En 2022 regresó al fútbol argentino bistiendo la camiseta de Arsenal de Sarandí.
El de Daniel Alvin Kombi Nbangue fue un caso atípico. Llegó al país con sólo 17 años. Engañado por un un supuesto representante, armó su vida solo. Jugó en El Porvenir, Excursionistas, Huracán de Tres Arroyos, Deportivo Merlo y San Miguel. Siendo jugador de Primera C, está convocado por el seleccionado juvenil de Camerún, su país. A su actividad futbolista le sumó el estudio: se recibió de Técnico Químico.
En 2020, el senegalés Ousmane N’Dong disputó dos partidos con la camiseta de Lanús. ¿La particularidad? El defensor fue formado en las divisiones menores del club del sur. Por su parte, el camerunés Dany Edjo`o estuvo convocado en un par de oportunidades en el banco de suplentes del Club Atlético Banfield. Finalmente, el nigeriano Feyiseitan Asagidigbi – también formado en Banfield – jugó un puñado de partidos en Justo José de Urquiza y el Club Atlético Almagro
Desde Sudáfrica, Zimbabwe, Zambia, Malawi, Camerún, Nigeria, Ghana, Costa de Marfil, Uganda, Cabo Verde, Senegal o Santo Tomé a nuestras canchas. Sobre todo historias. Una página más del fútbol argentino.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

 

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