Chaco For Ever 1989: el milagro que llegó a Primera División

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El 27 de mayo de 1989, Chaco For Ever se consagró campeón del Nacional B 1988/89. Una temporada atravesada por la crisis económica del país y una arremetida increíble del equipo chaqueño. En Abrí la Cancha recordamos la hazaña de For Ever.

Por Carlos Aira

 

Chaco For Ever. Negro quebracho y blanco algodón. Cuando AFA reestructuró los campeonatos en 1985, For Ever accedió a la primera temporada de la nueva categoría: el Nacional B. En la primera temporada, el equipo logró un importante octavo puesto y fue eliminado por Belgrano de Córdoba en el Octogonal de ascenso. La temporada siguiente pintó mucho mejor, pero terminó de la peor manera: Mandiyú, de la vecina Corrientes, se consagró campeón y For Ever perdió la posibilidad de ascenso al caer ante San Martín de Tucumán en la final del dodecagonal disputada en Resistencia.

 

 

El equipo sintió el golpe. El comienzo de la temporada 1988/89 fue desalentador. El campeonato comenzó el 30 de agosto de 1988. Segunda fecha. Derrota 2 a 0 ante Deportivo Maipú en el Malvinas Argentinas. El reencuentro con su público no fue grato: empate 2 a 2 ante el ascendido Estación Quequén. Luego de aquel resultado con gusto a poco, llegaron tres derrotas consecutivas: Huracán (0-2 en el Ducó), Tigre (1-2 en Resistencia) y una dura goleada ante Colón (1-5) en el Cementerio de los Elefantes. Luego de un empate ante Banfield – partido postergado de la fecha inicial – For Ever sumaba 2 puntos sobre 12 en juego. Nada hacía preveer la lucha por el campeonato. El ciclo Miguel Tojo – Roberto Telch finalizó en la 11° fecha. Derrota 2 a 1 ante Talleres de Escalada. Con solo 9 puntos, el equipo chaqueño estaba muy lejos de los 16 puntos de Lanús, líder del campeonato. Épocas de 2 puntos por victoria.

 

31 de agosto de 1988. La alineación que empato con Banfield 2-2, por la 1ª fecha del Nacional “B” 1988/89. Arriba: Raul Oyola, Juan Arguello, Jorge Benitez, Jose Vilche, Felipe Di Marco y Hugo Parrado. Abajo: Luis Sosa, Celso Freyre, Jose Villarreal, Luis Diaz y Juan Sotelo
El proyecto For Ever se iba a pique. Jorge Yunes – presidente blanquinero – tomó le ofreció la dirección técnica del equipo a Oscar Palavecino, un viejo conocido de la institución. En un primer momento se pensó en un breve interinato, pero el equipo comenzó a enhebrar triunfos: 1 a 0 ante Los Andes; 2 a 0 frente a Cipolletti en el Alto Valle; goleada 5 a 1 ante Douglas Haig y 2 a 0 a Chacarita en San Martín.
Con la conducción de Oscar Palavecino, el equipo reencontró su rumbo.
Con 8 de 8 puntos obtenidos, la Comisión Directiva ratificó al Yacaré Palavecino. El entrenador movió fichas. Buscó seguridad defensiva con Celso Freyre y Felipe Di Marco. Ratificó a un pibe rafaelino que daría que hablar: el Chango Daniel Cravero. Adelante, un tridente goleador con Mario Noremberg, el uruguayo Luis Sosa y el Chato Carlos Rosas. Quedaban afuera del equipo el pelado Juan Manuel Sotelo y el santafesino Claudio Mir.
1988 terminó con un equipo en alza, pero un frente interno ponía en duda el futuro. El atraso en el pago de sueldos, premios y primas de contratos motivaron un serio conflicto a horas del vital partido ante Lanús en Guidi y Arias. Era el último partido antes del resceso. El conflicto motivó que el arquero paraguayo Américo Giménez Aguilera, Mauricio Esquivel y Mario Noremberg no viajaran hacia Buenos Aires. Por su parte, José Villarreal y Antonio Alarcón fueron sancionados por actos de indisciplina.
A pesar de tantos contratiempos, la calurosa tarde del sábado 17 de diciembre de 1988, Chaco For Ever venció 2 a 0 a Lanús – quitándole un invicto de 18 partidos – con goles de Alfredo Fernández y Luis Sosa.

 

1989, EL AÑO

 

El verano de 1989 estuvo atravesado por la incertidumbre. El 23 de enero, el país se conmocionó con el intento de copamiento del Cuartel de La Tablada a cargo del Movimiento Todos por la Patria. Días más tarde, el 1 de febrero, comenzó el estallido hiperinflacionario. El Austral, moneda nacional desde junio de 1985, era un valor nominal. Un país en peligro.
El misionero Mario Noremberg fue fundamental en aquel campeonato 88/89.
Antes de comenzar la segunda rueda del campeonato, el goleador Hugo Noremberg trazó un semblante del futuro: «Esperamos poder lograr el anhelo de todos los chaqueños. En el 88 estuvimos muy cerca. Ojalá en el transcurso de la segunda rueda continuemos con el nivel mostrado, porque lo elevamos notablemente. Prueba está el triunfo ante Lanús de visitante. Ojalá podamos mantener el ritmo adquirido».
A pedido de Palavecino, el plantel se redujo de 37 a 25 profesionales. Quedaron en libertad de acción Claudio Mir, el bahiense Luis DíazRaul Oyola, Juan Cañete, Fernando Moro y Miguel Cáceres. Los problemas económicos se iban sumando al ritmo de una inflación galopante. El plantel tenía nombres importantes para la categoría con contratos dolarizados, como el misionero Noremberg o el Gringo Daniel Sperandío, campeón mundial Juvenil en Japón 1979.
El año más importante de su historia, Chaco For Ever lo inició con una dura goleada en contra ante Banfield, en Peña y Arenales. Luego, el equipo del norte hilvanó 7 victorias consecutivas: 3 a 0 ante Deportivo Maipu; 2 a 0 contra Huracán; 3 a 1 con Tigre; 2 a 1 ante Colón; 2 a 1 frente a Quilmes; 4 a 2 a Talleres de Escalada; 1 a 0 ante Cipolletti.
El equipo había levantado su nivel, pero la marcha de Lanús era implacable. Tan así que el experimentado Sperandío, luego de un empate ante Deportivo Italiano en Buenos Aires, declaró: «Lanús es inalcanzable, porque ha sacado demasiada ventaja; además, nosotros tenemos un fixture bastante complicado. For Ever dejó escapar puntos importantes al inicio del campeonato, pero vamos a ascender».
El sábado 8 de abril, cuando se disputó la 35° fecha, Lanús goleó 5 a 1 a Banfield. Esa tarde, For Ever derrotó 2 a 1 a Douglas Haig en Pergamino. A partir de esa fecha, algo cambió: Lanús comenzó a perder puntos increíbles. A la memoria de los chaqueños volvió a retumbar el viejo slogan de Chaco Puede.

 

 

En el tramo final del campeonato, Lanús tenía un fixture accesible. For Ever recibía en Resistencia a tres rivales que luchaban la permanencia. Pero Lanús no podía con sus ansiedades e igualó en su casa ante Estación Quequén, Tigre y Central Córdoba de Santiago del Estero. Una guerra de nervios hicieron mella en el plantel granate conducido por Roberto Rogel. Mientras se decía que no querían ascender, más cuesta arriba se les hacían los partidos.
Por su parte, la moral del elenco chaqueño iba en alza. El 6 de mayo, Chaco For Ever logró un empate épico con siete hombres ante Atlético en Tucumán. Esa tarde, el árbitro Juan Carlos Crespi expulsó a Sperandío, Sosa, Cravero y Di Marco. En un vestuario eufórico, el técnico Palavecino declaró: «El empate que logramos con solo siete jugadores nos levanta aun mas la moral para encarar este tramo decisivo. Fue un empate heroico, aunque las expulsiones nos desmembraron un poco el equipo, pero lo volveremos a armar con los jugadores que tenemos. Quedan por delante tres fechas durísimas».

 

6 de mayo. Empate con gusto a hazaña en Tucumán. Con cuatro hombres menos, For Ever logró un punto de oro.

 

La penúltima fecha fue increíble. 20 de mayo de 1989. Lanús, 52 puntos; Chaco For Ever, 50. En la última fecha, Chaco recibía a Lanús. En Guidi y Arias, los Granates recibían al débil Central Córdoba santiagueño. A un par de estaciones, el descendido Temperley enfrentaba a los chaqueños, obligados a ganar. Otro resultado los dejaba sin chances de campeonato ante un eventual triunfo granate. Los 300 hinchas que acompañaron a For Ever festejaron hasta el hartazgo el 3 a 0 final. No solo por la goleada: Lanús había empatado 1 a 1 ante Central Córdoba.
20 de mayo de 1989. Penúltima fecha. Goleada 3 a 0 ante Temperley en el Sur. Esa tarde Lanús no pasó del empate ante Central Córdoba. El ascenso dependía del negro.
En un vestuario eufórico, Mario Noremberg tocó un tema espinoso: «Miren, para mí la incentivación no es algo malo porque te están dando plata para que ganes. Lanús debe haberle prometido algún dinero a los jugadores de Temperley por sacarnos algún punto. Pero nosotros no le teníamos miedo a eso, sino al juego malintencionado que podía dejarnos con alguna baja para el partido del sábado».
Las cartas estaban jugadas. Por designio del calendario, la última fecha medían a For Ever y Lanús en Resistencia. La semana previa fue terrible para los planteles. Por el lado granate, la presión fue insoportable. A pesar de contar con hombres con la experiencia de José Felipe Perassi o Hugo Gottardi, el hecho de haber sumado siete puntos de ventaja en algún momento del torneo y no tenerlo definido en la última fecha, era un hecho por demás angustiante.
Resistencia vivía una fiesta que se contraponía con la tirante relación entre el plantel y la directiva. Los problemas económicos se profundizaban en un país que tenía una inflación diaria. Horas antes del partido, los jugadores reclamaron por dinero adeudado, primas impagas y el premio por un ascenso histórico. A 48 horas del partido, la relación jugadores-dirigentes se tensó de forma tal que algo se había roto. No hubo acuerdo. El plantel dejó la concentración y no llegaron de la mejor forma al partido final. Sonreían en Corrientes, donde concentraba la delegación granate.

 

27 DE MAYO DE 1989

 

El estadio forevista se completó desde muy temprano. Más de 20.000 chaqueños esperaban un momento único. La provincia tuvo a For Ever, Sarmiento, Don Orione y Unión de General Pinedo sus representantes en los viejos torneos, pero ningún equipo había disputado el torneo anual de Primera División. Eran tiempo de Mandiyú de Corrientes en Primera. El ascenso de For Ever podía poner el Clásico del Litoral en Primera A.

 

El vestuario local todo fue concentración. Salvo cuando apareció un tal Di Sopra Casco. Ahí llegó el momento de distensión. Parapsicólogo brasileño, entregó unas cintas rojas antimufa a los jugadores y se fue augurando el ascenso blanquinegro.
Lanús entró mejor parado al partido. Gustavo Ferlatti, arquero campeón con Rosario Central años atrás, fue la figura de un primer tiempo que finalizó igualado sin goles. Los granates debían esperar otros cuarenta y cinco minutos para regresar a Primera luego de doce largos años. Pero la historia es conocida. Llegó el penal sancionado por Juan Carlos Loustau y convertido por el rosarino Felipe Di Marco. La avalancha fue tan grande que cedió el alambrado. La buena voluntad de los hinchas permitió que el encuentro continuara. La angustia fue creciendo. En tiempo adicionado, tiro libre visitante al borde del área. Ideal para un zurdo. La camiseta número 11 de Lanús la portaba un especialista, el uruguayo Gilmar Gilberto Villagrán. Cuando la Pintier se desprendió del oriental, se presentía el gol. El travesaño de Ferlatti terminó con el suplicio. Minutos antes de las 17:40 de aquel sábado 28 de mayo de 1989, Chaco For Ever escribía su página más importante y una de las más heroicas del fútbol argentino. Campeón del Nacional B 1988/89.
En el vestuario ganador, el festejo fue interminable  Para el defensor Hugo Parrado: «la gente de Chaco tiene que estar satisfecha porque dejamos todo en la cancha. Ahora debemos seguir mirando para adelante«. El capitán Celso Freyre expresó: «Fue un partido típico de final. Hace varias temporadas que veníamos trabajando para esto y finalmente se nos dio. Creo que el ascenso de Chaco for Ever es totalmente justo». Finalmente, se escuchó la voz del técnico Oscar Palavecino: «Cuando tomé la dirección técnica de For Ever existían muchos problemas internos. Hubo que luchar mucho para sacar al conjunto de las ultimas colocaciones. A medida que se nos fueron dando los resultados, los inconvenientes se fueron solucionados hasta llegar al día de hoy».

 

 

En diálogo con Abrí la Cancha, Roberto Rogel, entrenador granate, recordó aquella tarde y deslizó su sospecha: «El final fue muy triste porque perdimos el ascenso en la última fecha en el Chaco. El árbitro (Juan Carlos Loustau) no estuvo muy afortunado, pero son circunstancias del fútbol. A Villagrán le hicieron un penal clarísimo en el primer tiempo y dijo que cobró ley de ventaja. Pero seguimos, porque el amor que uno tiene por el fútbol nos obliga a seguir, aunque sigo soñando el tiro libre de Villagrán en el travesaño en el último minuto«.
Gilmar Villagrán recordó aquella última jugada: «Nos iban ganando 1 a 0 y llegó la última pelota. Tiro libre en el borde del área. Cuando la pelota estaba en el aire, Juan Carlos Loustau finalizó el partido. La pelota pegó en el travesaño. Como habían tirado el alambrado abajo, miles de personas entraron a la cancha a festejar. Una locura. Titi Fernández me agarró del brazo y me llevó al vestuario. Me hubiera encantado meterla en el ángulo y salir campeón, aunque pasaron tantos años y muchos hinchas que viajaron me dijeron que si saliamos campeones, no saliamos vivos de allá. Me quedó el dolor de no convertir el gol, pero tuvimos revancha al año siguiente“.

 

El equipo que enfrentó a Lanús aquel 29 de mayo de 1989: Di Marco, Valdéz, Freyre, Ferlatti, Sperandío y Parrado. Abajo: Cravero, Noremberg, Fernández, Luis Sosa y Rosas.

 

Por su parte, Mario Noremberg, referente del aquel equipo de For Ever, evocó en el ciclo Charlas de Vestuario: «En ese partido pasó de todo. En un momento se cayó el tejido desde la mitad de la cancha hasta la cabecera. La cantidad de gente que había en la cancha era increíble. Yo pensé que el partido se suspendía y perdíamos la final. Lo que sucedió fue increíble: los hinchas tomaron el alambrado y con sus manos lo mantuvieron firme hasta el final del partido. En el último minuto un compañero cometió una infracción increíble al borde del área. Lanús tenía un especialista en tiros libres como el uruguayo Villagrán. La pelota pegó en el travesaño, y en vez de ir para abajo, por suerte se fue para arriba. Tuvimos la suerte de campeón.
El delantero misionero aún guarda en el corazón el título de una provincia: «La gente de Chaco For Ever me sigue escribiendo y recordando. Aquel campeonato fue la alegría de una provincia. Una locura jugar siempre a cancha llena. Si para Ferro, que lleva más de 20 años en el Nacional, imaginate para For Ever ascender a Primera División. Por eso hay que darle dimensión a aquel logro. Aquel campeonato Nacional B 1988/89 lo jugaron equipos que hoy están en Primera, como Colón, Banfield, Lanús, Defensa y Justicia. Nosotros generamos algo imborrable porque se consagró campeón un equipo del interior. El recuerdo de la gente sigue siendo increíble«.
Chaco For Ever jugó dos temporadas en la máxima divisional. Fueron dos años que aún se recuerdan en la provincia litoraleña.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

 

 

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