Miguel Tojo: «Los formadores de juveniles se equivocan buscando resultados para los dirigentes»

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Miguel Ángel Tojo pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Fue un hábil puntero izquierdo que apareció con fuerza en Ferro Carril Oeste a mediados de los 60s. En 1967 fue transferido a San Lorenzo de Almagro, donde fue parte de los míticos Matadores. Jugó en la Selección Argentina y el Racing Club. Maestro en la formación de juveniles, fue parte del enorme ciclo de José Néstor Pekerman.

Por Carlos Aira

 

SUEÑOS DE FUTBOL: «El fútbol siempre fue una pasión. Desde que era un pibe. Nací con una pelota de fútbol porque no había otra cosa que la pelota. Me pasaba 7 u 8 horas jugando a la pelota. Se hacía de noche y seguía con la pelota hasta que mi Mamá me gritaba – ¡Vení a comer!. Yo era muy zurdo y la zapatilla izquierda la rompía en dos semanas de tantos partidos que jugaba. Por eso jugaba con dos zapatillas derechas, ¡Para no romper las zapatillas!. Hoy es muy gracioso, pero eran cosas reales. Cosas que me quedaron de una niñez muy sana. Era jugar, jugar y jugar«.
Miguel Tojo. Figura de nuestro fútbol a fines de los 60s.
«Yo nací en el campo; en Blaquier, un pueblo muy pequeño en el partido de General Pinto, pero toda la infancia la hice en San Martín, provincia de Buenos Aires. En aquellos días, había muy lindos campeonatos en el barrio. Junto a mi hermano siempre íbamos a verlos y yo me ponía detrás del arco esperando que la pelota y se las alcanzaba porque quería patear. ¡Era una locura que tenía por el fútbol! En la escuela decía que iba a ser jugador de fútbol y ninguna otra cosa más».
«A los 12 años disputé mi primer campeonato como jugador libre. Era una criatura y los contrarios decían que no querían jugar conmigo porque me iban a quebrar. Mis compañeros se reían y les decían: ¡Primero tenés que agarrarlo!. Los Tévez o los Aguero se hicieron grandes jugando con los adultos, porque son los que te enseñan cuando sos pibe«.

 

 

Año 1966. Miguel Tojo vistiendo la camiseta de Ferro Carril Oeste.
FERRO CARRIL OESTE: «Mi papá nos trajo a Buenos Aires por intermedio de un primo que vivía en Caballito. Su primer trabajo en esta ciudad fue canchero en Ferro Carril Oeste, si bien luego se fue a trabajar como enfermero del Liceo Militar de San Martín. Cuando estaba por probarme en Chacarita Juniors, el primo de mi Papá fue quién me consiguió la prueba en Ferro. La prueba fue en la cancha principal. De ahí me fui a la sede y firmé como jugador del club. Año 1959. Tenía 15 años».
«Ferro tenía un equipo con nombres propios: Antonio Garabal, el Ratón Leonardi, el Cochero Berón. A todos ellos los trataba de usted y ellos me decían Mocoso. Yo los respetaba porque tenía muchos defectos de potrero y ellos me iban corrigiendo.

 

JUEGOS OLIMPICOS TOKYO 1964: «Fue algo impensado. Esa Selección jugó y ganó el Pre-olímpico en Perú, aquel famoso partido del desastre donde fallecieron tantísimas personas. Argentina clasificó con 18 jugadores y luego se pudo sumar un futbolista más a la lista de buena fe y ahí entré yo. Yo no quería viajar porque quería jugar contra los grandes y mostrarme. Mis compañeros más grandes en Ferro me aconsejaron bien: «Contra River y Boca vas a jugar muchas veces, a Japón vas a viajar una vez en la vida«. ¡Qué buenos compañeros tuve!»
«Fue un viaje de 55 horas. Eramos todos jóvenes y no nos importaban las horas de vuelo. No entendía ni donde estaba por los cambios horarios. Fue una competencia muy rara porque desconocíamos a los contrarios, no teníamos información de ellos. La campaña no fue la mejor, pero era lógico: la preparación no fue la mejor. Con decir que tuve una sola práctica con mis compañeros. El fútbol argentino está acostumbrado a que los futbolistas resuelvan dentro del campo de juego todos los problemas organizativos y nosotros no pudimos ganar dentro del campo de juego».

 

 

EL PASE A SAN LORENZO Y EL DINERO: «Estaba afianzado en Ferro Carril Oeste. Me sentía muy importante dentro del equipo. Me quisieron varios clubes grandes, pero terminé firmando para San Lorenzo. Vale destacar que el pase casi no se hace. En aquellos días no estaba reglamentado el 15% de la transferencia para el futbolista. Cuando se dio el pase le solicité el 10% del pase a Ferro. La respuesta de los dirigentes fue: ni un centavo. Fue un tira y afloja con los dirigentes con amenazas de por medio. Yo me planté con el 10% y no hubo arreglo. Me iba de pretemporada con Ferro a Córdoba hasta que me llamaron de la CD. Me dieron un buen dinero y pasé a San Lorenzo. Año 1967″.
«En esa época tuve la oportunidad de construir dos casas. Por eso es importante que los jugadores discutan sus contratos y su dinero. En ese tiempo gané muy buen dinero, pero una curiosidad: jamás compré un coche. Los futbolistas siempre compran primero el coche, pero yo invertí todo el dinero en propiedades«.

 

Miguel Tojo en el Gasómetro. Año 1968.
LOS MATADORES DE TIM: «Mi etapa en San Lorenzo la disfruté mucho. Tuve compañeros que eran una hermosura. Siempre recuerdo a Tim, nuestro entrenador. El brasileño era muy buena gente y conocedor del fútbol. Le daba libertad al jugador para que se exprese y tome decisiones. Las indicaciones eran claras. Nunca nada complejo. En el entretiempo nos remarcaba detalles y nos decía que teníamos que hacer. Como era un sabio siempre nos ayudaba. Recuerdo que siempre daba indicaciones buscando chapitas para ejemplificar posiciones dentro del campo de juego. Una vez agarró un tarro de dulce para señalar a un rival y recuerdo que le dije: ¡Ese dejemelo a mí que me lo como!«.
EL BAJON AZULGRANA: «La gente exigía ganar. La gente de San Lorenzo era muy exigente y me lo hacían sentir. Recuerdo que Pedro Dellacha me sacó del equipo porque no andaba bien. Estuve tres meses sin jugar en la Primera. Por la mañana entrenaba con el plantel y a la tarde entrenaba solo en el barrio. Me mentalicé que debía volver a Primera porque sino perdía el tren del fútbol. La técnica y lo físico. Dellacha hizo un par de cambios haciendo ingresar a Víctor Doria – un muy buen central que venía del sur – y Pedro Alexis González. Volví una noche en un partido televisado contra Los Andes. Ganamos 5 a 0 y no salí más.

 

LA ORGANIZACION DE NUESTRO FUTBOL: «El fútbol argentino se respalda en la capacidad del jugador y no tanto en el trabajo del equipo. Un engranaje donde cada pieza debe saber como funciona la otra. Hoy se trabajan todos los relevos y triangulaciones, pero muchas veces se falló por recostarnos en un sólo jugador. Le pasó a Lionel Messi, que deslumbraba en Europa y no hacía pie en la Selección. El problema no era él, el problema es que se esperaba todo de él.  Esto me lo hizo notar un japonés en una gira que hicimos en aquel país. Este hombre me dijo: «ustedes se equivocan cuando analizan a Japón. Nosotros no somos inteligentes, sino ordenados y disciplinados, porque el orden y la disciplina le ganan al talento«. Me quedó claro: nos falta orden y disciplina».
«Yo he visto jugar muy bien a la Selección Argentina en la etapa de Marcelo Bielsa, porque fui parte de aquel trabajo, y doy fe que sobró orden y disciplina. Junto a José Pekerman trabajamos mucho la idea del orden, comportamiento y disciplina. Ganamos campeonatos, pero jamás le dijimos a algún plantel que debían ganar. Primero el Fair Play, porque allí estaba la formación de jugadores de Selección Argentina«.

 

Durante muchos trabajo en el cuerpo técnico de José Néstor Pekerman en la formación de las selecciones juveniles.
EL MAESTRO TOJO: «Me apasiona el trabajo con juveniles, pero sobre todo, corregir errores. Hoy se hace jugar a chicos de 10 años en canchas de 100 x 70. Un error, porque hoy todo debiera ser espacios reducidos. Allí es donde el jugador gana en técnica. En una cancha de 100 x 70, el chico va a tocar la pelota cinco o seis veces. Por esa razón, un montón de chicos llegan a primera con defectos que debieron corregirse en su etapa formativa, como pegarle con las dos piernas o cabecear en forma correcta».
«Los formadores nos equivocamos buscando resultados para un dirigente, cuando en verdad el fútbol formativo debiera generar jugadores con la mayor riqueza técnica para que el entrenador de profesionales no tenga que enseñarle a cabecear. Recuerdo haber trabajado con el Oveja Telch en varios equipos de Nacional B y teníamos jugadores que no sabían pegarle con las dos piernas. Es cierto que los clubes están detrás del éxito y en la carnicería del fútbol se pierde la formación de los chicos. Reitero, a los 14 años recién deberían pasar a jugar en cancha de 100 x 70. Los infantiles no pueden jugar como grandes».

 

LA FORMACION DE JUVENILES: «El chico quiere ganar. La competencia nace desde chicos. He visto verdaderas carnicerías entre chicos de 7 u 8 años. Con padres que le hacen mal a los hijos gritándole barbaridades. ¡Eso es una barbaridad! Hay una edad formativa, donde la técnica es fundamental para el futuro. ¡No es necesario ganar a los 8 o 9 años, si que aprendan todos los fundamentos técnicos! En la Selección dirigí juveniles de la talla de Carlos Tévez, Kun Aguero o Mauro Zárate que desconocían el propio manejo de la técnica».
«Una vez le dije a Carlos Tévez: Carlitos, ¿Cuantas partes del pie manejas? Manejo tres, me dijo. Yo le respondí: yo manejo más, porque le pego de punta, le pego de taco y la piso con la planta del pie. El jugadores infantiles debieran conocer todo esto, pero se hace muy dificil porque los tiempos son otros. Hoy los chicos estudian, las prácticas son de una hora y media y luego no tienen tiempo para seguir jugando con la pelota».

 

 

(*) Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

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