Aquel 20 de septiembre de 1987, Racing goleó 6 a 0 a Boca Juniors en Avellaneda. No fue un partido más. Fue tan abrumadora la diferencia que el partido quedó en el recuerdo de una generación de hinchas de la Academia. En Abrí la Cancha, recordamos un partido mítico del fútbol argentino.
Por Carlos Aira
El campeonato 1987/88 fue uno de los más apasionantes en la historia del fútbol argentino. Un torneo extraño, donde River – y sobre todo Boca – no hicieron pie en casi todo el certamen. Newell´s Old Boys fue campeón, pero uno de los grandes protagonistas, sobre todo en la primera rueda, fue el Racing Club de Avellaneda.
La Academia tenía aún clavada en el alma el descenso de 1983 y el martirio de los dos años en la B. Su temporada de regreso – 1986/87 – fue auspiciosa y el equipo, con la conducción de Alfio Basile, se perfilaba como una de las atracciones del torneo. La Academia vivía un momento de cierta inestabilidad institucional. A la salida del presidente Héctor Rinaldi vino aparejada la presencia de una Comisión de Apoyo con dos cabezas visibles: Juan D´Stéfano, futuro presidente del club, y el dirigente Juan Carlos Crespo. El principal objetivo era mantener a Alfio Basile al frente del equipo. Coco le había dado su palabra a Carlos Heller, vicepresidente de Boca, generando un cráter en la Avellaneda blanca y celeste. Finalmente, la Comisión arregló la situación; generando un problema en la ribera.
Como un hecho curioso, Racing contrató a los goleadores de las tres divisionales de ascenso: José Raúl Iglesias (37 goles en Huracán), Omar Humberto Catalán (Quilmes) y Fabián Iantorno (J.J.Urquiza). Junto a ellos, el mediocampista cordobés Miguel Ángel Ludueña.
Boca Juniors era una incógnita. La polémica salida de César Luis Menotti dejó al equipo sin entrenador en la recta final del campeonato 1986/87, cuando parecía que el campeonato se quedaría en la Boca. Luego de quedar eliminado por Independiente en la final de la Liguilla Pre-Libertadores comenzó el ciclo de Roberto Marcos Saporiti al frente del plantel profesional. Nuevo entrenador, nuevas caras: Adrián Domenech, el Coya Gutiérrez y José Luis Cucciufo, campeón del mundo en México.
Antes de comenzar el torneo oficial hubo un cuadrangular en cancha de Vélez disputado entre Racing Club, Boca Juniors, Vélez Sársfield y San Lorenzo de Almagro. La Copa General San Martín. El lluvioso domingo 17 de agosto de 1987, Racing derrotó 2 a 1 a Boca, goles de Iglesias y Walter Fernández, y obtuvo el trofeo.
El triángular perfiló a los equipos. La Academia se mostró candidata y el Boca de Saporiti no tenía un perfil definido. El comienzo del campeonato ratificó esa imagen. En la primera fecha, Racing venció 1 a 0 a Unión, gol de Jorge Acuña. El debut del Boca fue decepcionante: derrota 1-2 ante un pálido Estudiantes en la Bombonera. En la segunda fecha, Boca cayó 1-2 ante Ferro en Caballito y la Academia derrotaba a su homónimo cordobés 1 a 0. En la tercera jornada, disputada el domingo 13 de septiembre, Racing venció 1 a 0 a Talleres en el Chateux Carreras, gol del Mencho Medina Bello. Por su parte, Boca conseguía su primera victoria al vencer 2 a 0 a Unión, goles del boliviano Milton Melgar y Jorge Comas. Racing había ganado los tres partidos jugados; Boca, había perdido dos. Por la cuarta fecha debían verse las caras.
20 DE SEPTIEMBRE DE 1987
Domingo nublado y frío. «Probabilidad de lluvias aisladas«, había pronosticado el Servicio Meteorológico Nacional. El clásico entre Racing y Boca no era un partido más. Aun estaba muy fresco el asesinato de Roberto Basile. Por razones de seguridad, en la temporada 1986/87 ambos clásicos se disputaron en Vélez Sársfield a cancha llena. En la semana, directivos xeneizes quisieron llevar el partido a Liniers, pero en Mitre 934 no quisieron saber nada: el partido se disputaría en Avellaneda, a pesar del perjuicio económico de tribunas raleadas por el temor a nuevos enfrentamientos.
El operativo policial del clásico fue inédito para la época: 850 efectivos, distribuidos de la siguiente manera, 350 dentro del estadio y el resto en las inmediaciones del mismo. 115 efectivos de infantería, 40 de la Montada y 40 del grupo de canes. El miedo y el temor a las represalias se sentía en el ambiente.
El partido de Reserva comenzó a las 13:15. El público fue llegando muy lento hacia un Cilindro que tenía clausurado todo su anillo superior. En la Academia nombres propios que tendrán recorrido en el fútbol grande: Julio César Balerio, Marcelo Asteggiano, Hugo Lamadrid, Perico Pérez, Dario Decoud y Omar Catalán. Con la azul y oro, muchos juveniles sin futuro auspicioso, salvo Chiche Soñora y Diego Fernando Latorre. Racing goleó 5 a 1, con tres goles de Omar Humberto Catalán.
Finalizado el partido de reserva, la dirigencia racinguista presentó a su nueva cara. El uruguayo Rubén Walter Paz había sido la pesadilla de la Selección Argentina campeona del mundo en Puebla. Colgado en el Racing de París, la Academia de Avellaneda sorprendió con su contratación. Había llegado al país en la mañana del sábado 19 de septiembre y el domingo se acercó por primera vez hacia una tribuna que lo consagraría como uno de sus máximos ídolos.
Minutos antes de las 15:30, salieron los equipos al campo de juego. La sigla RC escrita con cal en el círculo central. Una moda de la época. Carlos Espósito, árbitro argentino en la Copa del Mundo México 86, salió vestido de negro. En pocos años llegarán los árbitros vestidos con otros colores. El abrazo de dos colosos del arco con estilos enfrentados, como el Pato Fillol (37 años) y el Loco Gatti (43 años). Racing atacó el primer tiempo hacia el arco de la cancha de Independiente, donde se encontraba el grueso de su público. Los equipos formaron así:
RACING CLUB: Ubaldo Fillol; Carlos Vásquez, Gustavo Costas, Néstor Fabbri y Carlos Olarán; Jorge Acuña, Miguel Ludueña y Miguel Colombatti; Ramón Medina Bello, José Raúl Iglesias y Walter Fernández. DT: Alfio Basile.
BOCA JUNIORS: Hugo Gatti; Luis Abramovich, Adrián Domenech, José Luis Cucciufo y Enrique Hrabina; Milton Melgar, José Luis Villarreal y Carlos Tapia; Alfredo Graciani, Humberto Gutiérrez y Néstor Tessone. DT: Roberto Marcos Saporiti.
El partido no fue tal. Racing fue un tromba y Boca no hizo pie en Avellaneda. A 6 minutos llegó el primer gol de la tarde. Walter Fernández habilitó al Toti Iglesias con un centro milimétrico que el goleador envió a la red con un cabezazo abajo.
Racing siguió atacando con una premisa: abrir la cancha. A los 18 minutos, Walter Fernández le robó la pelota a Abramovich, llegó hasta el fondo y el Toti conectó. Por centímetros se fue desviado y no fue el segundo de la Academia.
A los 23 minutos llegó el segundo gol de Racing. Otro desborde de Walter Fernández y el centro que encontró solo a Miguel Colombatti quién, con otro cabezazo, marcó el segundo gol de su equipo. A esa altura del partido, Boca era un desdibujado partenaire. Todos los jugadores de Racing se animaban. 26 minutos. Néstor Fabbri dejó varios jugadores xeneizes en el camino, envió un centro que conectó Medina Bello. Era el tercer gol de Racing, pero la cabeza de José Luis Cucciufo envió la pelota al córner. La hinchada de la Academia se pellizcaba. No podía creer una superioridad tan evidente. Minutos más tarde, el Toti Iglesias – de tijera – casi convierte un gol antológico.
Racing seguía llegando al arco defendido por Hugo Gatti. 30 minutos. Remate de Walter Fernández que el Loco tuvo que esforzarse para desviar al córner. 37 minutos. Nuevamente Gatti ante un remate de Medina Bello. Un minuto más tarde, Walter Fernández superó por enésima vez a Luis Abramovich, gambeteó a Gatti y remató débil hacia el arco, permitiendo que Cucciufo evitara el merecido tercer gol de Racing. El Loco Gatti fue una de las grandes figuras de la tarde. A sus 43 años, fue el jugador más lúcido de un equipo desorientado. A pesar de su notable actuación, la 12 le dedicó una bandera hiriente. Sobre una tela blanca, con letras desparejas, la frase: «Gatti, hincha del Austral«. La inquina de la barra xeneize se generó cuando el arquero realizó un spot televisivo a favor de la candidatura bonaerense del radical Juan Manuel Casella. La 12 estuvo detrás del peronista Antonio Cafiero y desde ese momento, con el plan Austral naufragando, el Loco fue ataco por la 12 de José Barrita.
¿Boca? Tan solo un remate de Pimpinela Tessone que golpeó el palo izquierdo defendido por Fillol. Para colmo de males, a los 45 minutos de la primera etapa, aturdido por una marca que nunca resolvió, fue expulsado Luis Abramovich por golpear en el rostro a Iglesias.
Si el primer tiempo fue un paseo de la Academia, el segundo tiempo se transformó en un espectáculo con un solo protagonista. Un dominio táctico y psicológico apabullante. Con 10 hombres, la lìnea de 3 que armó Saporiti hizo agua. A los 2 minutos, Medina Bello convirtió el tercer gol de Racing, anulado por off-side. Minutos más tarde, el tercer gol de la Academia: Néstor Fabbri anticipó y salió jugando desde el fondo. En campo xeneize habilitó a Walter Fernandez, quién desbordó a su marcador y envió un centro perfecto que Ramón Ismael Medina Bello convirtió en el 3 a 0.
A los 12 minutos, el cuarto gol de la tarde. Medina Bello eludió a Hrabina, quién le tiró dos guadañazos que no pudieron voltearlo.Su remate se abrió hacia la izquierda, donde apareció el Toti Iglesias para señalar el cuarto gol de la tarde. La Academia tenía un titiritero fantástico. Con 29 años, Miguel Ángel Ludueña hacía su presentación en el Cilindro de Avellaneda. había realizado una carrera sin demasiado brillo por Unión San Vicente, Rosario Central, Belgrano y Talleres de Córdoba. Alfio Basile lo conocía y lo llevó a Avellaneda. El Negro era un jugador de inmensa jerarquía que descolló aquella tarde.
Fiesta eterna en Avellaneda con ánimo de revancha histórica. José Luis Cucciufo tuvo el descuento, pero nuevamente el palo izquierdo se interpuso para salvar a la Academia. Racing siguió atacando. Un equipo omnipotente ante otro completamente impotente. Carlos Espósito anuló – en forma insólita – un gol lìcito de Medina Bello. El partido seguía 4 a 0. La Academia desperdiciaba una situación tras otra. El Toti Iglesias tuvo dos muy claras que se fueron junto al palo. Walter René Fernández fue la gran estrella de la tarde. 29 minutos. El arranque del puntero era imparable. Cucciufo pasó de largo. Remate con borde externo desde fuera del área que golpea el travesaño y Miguel Colombatti, de volea, convirtió el quinto gol.
Desde ese momento, Racing tuvo cuatro situaciones clarìsimas de gol. El juego del gato maula con el mísero ratón. Nunca en la historia de los clásicos – entre profesionales, en igualdad de condiciones – hubo tanta diferencia entre un grande y otro. Racing había convertido cinco goles y generado quince situaciones claras de gol. En el último minuto de juego, Toti Iglesias le robó la pelota a Hrabina, mandó el centro y Camote Acuña, de cabeza, concretó el sexto gol de la tarde. Racing 6-0 Boca. Fueron seis, pudieron ser diez. En los 90 minutos de juego, el equipo de Basile tuvo 26 situaciones claras de gol.
En un vestuario pletórico de alegría, Alfio Basile expresó: «Lo más importante que deja este triunfo es la alegría de la gente. De esa masa sufriente de hinchas de Racing, tan golpeada en los últimos tiempos y tan necesitada de satisfacciones como ésta. En cada gol que marcábamos yo miraba a la tribuna, y ese espectáculo me reconfortaba. Ver a la gente abrazándose, gritando como hacía muchos años que no gritaba, con lágrimas en los ojos, era demasiado para mí. En esas pequeñas cosas, que son tan importantes para el hincha de Racing, está reflejado el trabajo y sacrificio de éste plantel».
El país futbolero se conmocionó con la goleada. «Racing gritó como en los tiempos de José«, tituló El Gráfico. «Seis para triunfar» le decían los hinchas de la Academia a los xeneizes haciendo un juego entre los goles del clásico y el éxito de Héctor Larrea en Canal 9. En la semana, los jugadores de Racing aparecieron en diversos programas de televisión. La goleada había sido impactante. Pero las palmas se la llevó la revista Racing con un título muy subido de tono para la época: «¡Que orgía! 6 por la boquita«.
En la Boca, los días de Roberto Mario Saporiti estaban contados. El domingo siguiente, un empate sin goles ante Talleres lo eyectó de la conducción del equipo con tan solo cinco partidos oficiales. Por su parte, el equipo de Basile mantuvo el invicto hasta la fecha 13, cuando cayó 2 a 0 ante River en el Monumental. Racing terminó arriba la primera rueda, pero cayó su rendimiento en el comienzo de la segunda rueda. El 14 de febrero de 1988 el país amaneció conmocionado por la muerte – en situación confusa – de Alicia Muñiz. Al año siguiente, la justicia dictaminó que había sido asesinada por Carlos Monzón. Por la tarde, Boca se tomó revancha derrotando 2 a 1 a Racing en la Bombonera. La revista Boca le respondió a su par racinguista: «Que orgía. Dos por la colita«.
Ese mismo año se realizó la primera edición de la Supercopa, el trofeo de los clubes campeones de la Copa Libertadores. El sábado 18 de junio de 1988, Racing gritó campeón luego de 21 años. Aquel equipo que goleó 6 a 0 a Boca quedó en la historia de nuestro fútbol como «El Racing de la Supercopa«.
EL RECUERDO, 35 AÑOS MAS TARDE
Quienes vistieron la camiseta albiceleste aquel 20 de septiembre de 1987 aun recuerdan el partido.
José Raúl Iglesias, el Toti, aseguró que fue el partido más sencillo que jugó en su vida: «En mis 15 años de profesional, aquel fue el partido más accesible que disputé. Los jugadores de Boca pedían la hora. Sin exagerar, pudimos haber hecho 12 goles; con decirte que yo convertí dos y erré seis. Parecía que estábamos jugando contra la novena de Flandria«; señaló el goleador, quién agregó: «Ese día sentía que se me caía la gente encima con cada gol».
Walter René Fernández fue la figura estelar de un equipo que entró en la historia. Lo curioso fue que el 11 participó en la jugada de los seis goles, pero no marcó ninguno. En las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha, el propio Walter manifestó su bronca por no haber marcado ningún gol aquella tarde. Seis goles y ninguna flor: «El 20 de septiembre de 1987 le hicimos seis goles a Boca en Avellaneda. No tengo la espina de no haber convertido: ¡Tengo bronca todavía! De los seis goles, cuatro fueron pases míos. En el quinto se la tiré por arriba a Gatti, pegó en el travesaño y lo hizo Colombatti cuando creí que era un golazo mío. Lo de bronca es entre comillas porque mis compañeros disfrutaron la goleada y fue un partido memorable. Son esas cosas que aparecen de vez en cuando y hay que aprovecharlas”.
Jorge Osmar Acuña marcó el sexto gol del partido. Entrevistado en Abrí la Cancha, Camote analizó la psicología del partido: «Los jugadores de Boca se la bancaron bien. Ninguno nos dijo ¡La concha de tu hermana! ¡Hasta cuando van a correr si ya nos hicieron cuatro!. Ellos no decían nada y los avasallamos. La gente nos mandaba a buscar más. El Toti Iglesias dijo que jugó un mal partido porque sólo convirtió dos goles cuando tuvo que haber marcado cuatro. Llegábamos muy fácil. Racing agarró la pelota y no se la dejó tocar a Boca”; Camote agregó: «De ninguna manera esperamos ganar 6 a 0. Sobre todo porque Boca tenía un gran equipo en nombres: Hugo Gatti, Luis Abramovich, José Luis Villarreal, Chino Tapia, Coya Gutierrez y Fabián Carrizo. Pero aquella tarde, Racing fue demoledor. Por actitud propia y el empuje de la gente”.
Boca se tomó venganza convirtiendo dos veces media docena de goles a la Academia. La primera vez, el 2 de junio de 1991; luego, el 13 de marzo de 1994. Racing volvió a meterle seis goles a Boca, esta vez en la Bombonera, en la tarde-noche del 3 de diciembre de 1995.
Varios protagonistas de aquella jornada ya no se encuentran entre nosotros. Tres jugadores titulares de Boca Juniors han fallecido: Humberto Gutiérrez (1998), José Luis Cucciufo (2004) y Alfredo Graciani (2021). El mítico 6 a 0 de Racing a Boca de 1987 se convirtió en un partido recordado por una generación de hinchas.
35 años más tarde, lo revivimos en Abrí la Cancha.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3