Jorge Acuña pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. El Rey del Pressing, como lo bautizó el Coco Basile. Atravesó la década del 80s de Racing: Proyección 86, descenso, resurección y la Supercopa de 1988. También el desamparo y los conflictos con los dirigentes. Una entrevista para leer y escuchar con atención.
Por Carlos Aira
¿QUE ES DE TU VIDA, CAMOTE?: «En la actualidad, por suerte, estoy bastante ocupado. Desde hace tiempo vendo seguros de vida para futbolistas profesionales, algo que me permite estar cerca del ambiente del fútbol. Me recibí en la Escuela de Técnicos de Avellaneda en 1998, pero la única oportunidad que tuve fue en Dock Sud. Ahí armamos un lindo equipo con el Mencho Medina Bello y Omar Gauna. Desde hace años dirijo el equipo de fútbol del Country La Lomada de Pilar. Esta bueno porque me permitió conocer mucha gente que me ayudó, y les estoy agradecido. Desde que comenzó la pandemia desempolvé el título de profe de educación física y estoy trabajando de personal trainer.
RACING, PROYECCION 86, LA GLORIA Y NI UN PESO: «Yo nací en La Paz, Entre Rios, pero a los 5 años me instalé en Villa España, Berazategui. Cuando mis padres se separaron, en 1978, me fui a vivir a la casa de una tía materna en San Nicolás. Tenía 14 años, durante el Mundial de fútbol. Allá jugaba en Los Andes de Villa Ramallo. Lo único que deseaba era jugar al fútbol. Una noche, en 1979, vino uno que era zorro de la motorizada de Provincia. El gordo Mansilla, un fenómeno. Me avisó que Racing probaba jugadores en la cancha de 12 de Octubre. Yo estaba jugando un campeonato nocturno que terminó a medianoche. Me dormí como a las 3 de la mañana. Cuando fui al laburo le dije al encargado que ese día no iba a trabajar porque me iba a probar en Racing. Me dijo: “Dedicate al fútbol o al trabajo”. Le respondí: “Me dedico al fútbol, y nunca más volví».
«Había 400 pibes probándose. Quedamos 5. Uno era Hugo Cámpora, que llegó a Primera. Llegamos a la pensión, que era en el estadio, y la verdad que la pasamos mal. Mucho frío. Mucha hambre. Hoy ves a los chicos en inferiores y están muy bien atendidos. Yo me cosía los botines. A veces bajaba algo de lo que se le rompía a los de primera. Yo me lavaba la ropa, que era mía, en Racing entrenábamos con ropa propia. Entrenábamos todos de un color diferente. De noche destornillábamos la heladera con una cuchara, porque la cerraban con candado, y comíamos lo que había. Por eso, cuando les vendo seguros a los chicos que juegan hoy, les cuento estas cosas. Para que se den cuenta que son unos afortunados y que aprovechen».
«Me reincorporé en enero de 1983. Se estaba armando el equipo del Proyección 86. En el primer partido, contra Estudiantes, pasó una histórica. Entró Enrique Taddeo, el Presidente al vestuario. Nos dijo: “Bueno chicos, esto es Racing, y como somos Racing, tenemos que hacer las cosas bien. Lo único que pido es que no perdamos por goleada”. De hecho ganamos 3 a 0. Después goleamos a Rosario Central, al Argentinos de Claudio Borghi y le ganamos la final a Newell´s. Los grandes se iban al descenso y la gente nos pedía a nosotros»
«Racing no fue cuidado por los dirigentes. En el 84, en la B, Jorge Castelli en vez de jugársela por los pibes del club trajo veinte matungos. Algunos habían sido grandes jugadores, pero todos lentos. Nos postergaron. Del Proyección se podía sacar una base de gran equipo. Pero fijate: Zubczuk postergado, Larrachado se fue a El Porvenir, Alarcón a Los Andes, Raffo quedó libre, De Andrade a San Miguel, que le metió un gol a Racing y lo gritó con bronca. El ambiente era muy pesado. En aquel 1985 la hinchada entraba al vestuario a pelear. Ellos eran veinte, nosotros treinta, y se armaba un desastre. Por suerte agarró Basile y el nos sacó del pozo, armó un equipazo, y ganamos la Supercopa».
JUAN D`STÉFANO: «Yo de Racing jamás podría hablar mal. Hablo mal de los dirigentes. Esos que llevaron a Racing a la quiebra. De gente como Juan D´Stéfano, que no nos pagaba. Yo jugué siete años y nunca cobré la prima del contrato. Todos cobraban menos los pibes del club. Para él, nosotros debíamos agradecerle a Racing. Así fue como se fueron Perico Pérez, Hugo Lamadrid, Asteggiano. Jugué doscientos partidos en primera. Ascendí, gané la Supercopa, y no pude hacer una diferencia. En 1987 el Atlético Madrid vino a comprarme. Fillol les dio el dato a Jesús Gil y Gil, que necesitaba un volante que jugara por ambos perfiles. Los españoles pagaban 500.000 dólares, D´Stéfano les pidió 750.000, que era lo mismo que no venderme. Nosotros estábamos de pretemporada en Los Acantilados. Lo encaró a D´Stéfano y le digo: «sos un hijo de puta, me cagaste la vida«. Me respondió: «pegame, te mando a los guardaespaldas». Al año siguiente Racing me debía 50.000 dólares. Me estaba por casar y había visto un departamento sobre Libertador, piso 23, 100 metros cuadrados, casi por ese precio. Me lo iba a pagar Racing. Al final no se hizo. No, si de Racing nunca vi un centavo…»
LA CONTRACARA: VELEZ Y FERRO: «A Velez Sarsfield llego en Junio de 1990. Me fui mal de Racing. D´Stéfano había declarado que quería ganar más que un obrero. Le respondí: “¡Ponga un obrero a jugar!”. Me terminé comprando el pase en 70 mil dolares. Dos años antes el club pidió diez veces más. Vélez había vendido a Diego Simeone y necesitaban un 8. El Pato Fillol me recomendó. Roberto Rogel me llamó a casa y me ofreció ir a Liniers. Arreglé al toque. Era otro mundo comparado con Racing. Llegué al vestuario y tenía ropa de invierno, de verano y de media estación. El utilero me esperaba con botines de mi talle y mate todas las mañanas. Un club de otro mundo. En Velez era todo servicial. Una isla en el fútbol argentino».
«Teníamos un gran equipo. Formaba con Fillol; Bidevich, Lucca, Ruggeri y Cardozo; Yo, Mancuso y Oscar Román Acosta; Zárate, Esteban González y Ricardo Gareca. Perdimos el campeonato al final. Me fui de Velez por el Doctor Coppolecchia, qué informó al club que no quería operarme de un tobillo y que iba a tener problemas»
«A la semana me compró Ferro Carril Oeste. Julio de 1991. Lo peor que pude hacer fue ir a Ferro. Pero claro, compraron mi pase en 150.000 dólares y compré mi casa. Llegue junto a Perico Pérez, pero Carlos Griguol no me quería. El día que firmé contrato Griguol y el profesor Bonini estaban en el club. Les pregunté a qué hora entrenamos. Me dijeron de 9:30 a 10. Me dieron mal el horario, llegué tarde al primer entrenamiento. Le digo al utilero: ¿tenés botines 40? Me responde: no, acá tenés que traerte los botines. La ropa percudida, las toallas con agujeros. Una vergüenza. Ese día, el primer entrenamiento, me presentó y Bonini me pregunta “¿Usted arregló contrato acá?” Me miro los botines y le digo “ y…no vine a probarme».
«Cuando llegué a Vélez reunieron a todo el plantel y Rogel dijo: “Acá vino Acuña. Puede fallar como jugador, pero no como persona”. Aplaudieron todos. Ferro fue un cachetazo. Era todo muy autoritario. Griguol vivía castigando a los jugadores. Te decía hasta como te tenías que cortar el pelo. Al Nuno Molina lo hicieron correr seis meses alrededor de la cancha por no arreglar contrato. Griguol tenía cosas jodidas. River quería a Cancelarich. Entonces lo sacaba y ponía a Burgos. El no quería que les compraran a sus jugadores. Una cosa increíble. Pero no aguanté la situación y me peleé en el vestuario con Bonini, y en cancha de Central con Griguol. Siempre me sacaba y un día le dije: ¡No salgo nada, cagón! Al final me quisieron retener en el club, pero todo eran pálidas. Me sentía para el orto. Me vendían o me retiraba. Suerte que apareció Belgrano y me compró junto a Cancelarich”
MALVINAS: «Hice la colimba en 1981. Me tocó aeronáutica. Todos los de Racing hacían la colimba en el Comando en Jefe. Pero no lograban acomodarme a mí. Una tarde los milicos me fueron a buscar a mi domicilio en San Nicolás. Mi tía me llamó a la pensión y me dijo: `Jorgito, te buscan para llevarte´. Un compañero, Juan Cilio, me dijo: `Camote, tenés que presentarte si no te meten preso. Yo hice la colimba en Junín. Presentate ahí´. No sabés. Llegué con el pelo largo. Me pelaron. Eso fue en marzo. En abril, Malvinas. Tenía dos meses de instrucción. Largaron a la 63 y reincorporaron a la clase 62. Volví a Racing. Jugué en Cuarta y la rompí. José Santiago, mi técnico, me decía `que bien te vino la guerra´. Una tarde llamaron a lo de Tita pidiendo mi reincorporación inmediata. Me volví a Junín. ¡Nos hicieron formar a todos y un milico grita: ¡necesitamos voluntarios para ir a Malvinas! Un pibe de San Nicolás, un tal Posse, me dice `¡Jorge, vamos nosotros, así somos la primera baja!´ Nos aplaudieron todos. Nos dieron ropa de combate. Un FAL. Balas. Y nos hicieron bajar hasta casi Rio Gallegos. Finalmente, en agosto me dieron la baja. Casi no hice la colimba, pero voy a una guerra»
BELGRANO, MANDIYU Y PLATENSE: «Belgrano es un grande. Con todas las letras. Encima teníamos un equipazo. Lástima que tuve allí al peor técnico de mi carrera: Victorio Nicolás Cocco. Un desastre. Se había quedado en el tiempo. No entrenábamos. Corríamos un ratito. En cuatro partidos, los perdimos todos y nos comimos diez goles. Por suerte luego vino el Nano Areán. Un gran técnico. Un tipo que trabajaba muy bien».
«En 1994 pasó a Mandiyú. Estaba todavía Eduardo Seferían como Presidente. Arreglo contrato y me pagan todo como nunca antes en mi carrera. Pero a los días deja el club y lo agarra Roberto Cruz. Jugué solamente el Apertura. Nos salvamos del descenso en cancha de Estudiantes. Cruz me decía: «Camote, voy a armar un equipo para pelear el campeonato» y trajo a Goycochea y tres jugadores de Laferrere. Teníamos una linda base con Alvarenga y el Chiquito Benítez. Pero trajo jugadores de la B y se fue a la B».
«Arreglo con Platense en Julio de 1994. Hermoso equipo: Cristante; Saravia, Mayo, Loyola y Erbín; Coudet, Cravero y yo; Espina, Dalla Libera y Arsenio Benítez, que vino conmigo. Ese equipo podía ser campeón, lástima la interna. Había tipos muy ventajeros, como Mariano Dalla Líbera. Ricardo Rezza decidió que las pelotas paradas eran de Espina, y el loco se ponía mal. Te puteaba en la cancha si le pasabas la pelota a Espina. Una cosa increíble»
JULIO GRONDONA, PUNTO FINAL: «Humberto Zucarelli siempre me quiso. Alguna vez casi me lleva a Estudiantes de La Plata. Cuando agarró Huracán Corrientes en el 95 me quería si o si. Yo esperaba alguna oferta en primera. Casi arreglo con Newell`s. El esperó hasta último momento y al final contrató a Carlos Alcides González. Ya era tarde para ir allá. Terminé firmando con Atlético Tucumán. Teníamos un lindo equipo, con Esteban Pogany, Pedro Monzón, Fernando Moner, Lenguita, Alfredo Graciani. Teníamos al Pipa Higuaín como técnico. Fue todo un tema para mí, porque me fui solo. Mi hija mayor ya iba a la escuela y no podía irse para allá. Cada 15 días me quedaba unos días. Era terrible el momento de la despedida. Las nenas me abrazaban las piernas y no me dejaban ir. Me iba llorando hasta aeroparque. Perdimos el ascenso porque el Pipa renunció por una calentura. Sino eramos campeones».
«Omar Larrosa, que me terminó dirigiendo en Atlético Tucumán, me quería para San Martín de San Juan. Justo me llamaron de Arsenal de Sarandí. Voy a la famosa ESSO, que parece una oficina del club, a arreglar con Arsenal. Me ofrecen bastante menos pero les digo: estírense un poquito más y arreglo con ustedes, que no quiero irme de nuevo al interior. Jugué seis partidos. Me rompí contra Central Córdoba en el Gabino Sosa. La rodilla me explotó. No podía caminar. Fue mi último partido. ¿Qué hace Arsenal, Julio Grondona y su banda? Me pidieron que rescinda el contrato y me vaya. ¡Yo jugué seis partidos y me rompí jugando para ustedes! No me pagaron más. Le pagaban a todos mis compañeros menos a mí. Fui al gremio, pusimos la inhibición y le mandé el telegrama por falta de pago. Me quedaron debiendo 30.000 dolares, y no me los querían pagar. Finalmente los tuve que inhibir. Cobré por Agremiados, y eso Julio Grondona nunca me lo perdonó. Cada vez que me vio, me dijo “olvidese de dirigir, usted inhibió a Arsenal«. Me condenó. Alguna vez me lo cruce en un acto de agremiados, en un convenio con la ANSES y me lo volvió a repetir. No puedo agarrar ningún trabajo, porque donde estoy cerca de arreglar, algo pasa que me voltea. Pasaron 15 años, intenté dirigir y no pude»
EL DRAMA DEL DIA DESPUES: “El retiro fue tremendo porque no estaba preparado para dejar. Fue en 1997 jugando para Arsenal. Tuve que hacerlo porque la rodilla no daba para más. Se me vino todo abajo. Me encerré un mes entero en mi casa. El tema es no saber hacer otra cosa que jugar al fútbol. La desesperación de hacer algo era inmensa. Se me complicó todo. Estuve un mes en casa sin salir. Salía a llevar a mis hijas al colegio y me quedaba ahí. La pintaba. La arreglaba. Tenía 34 años. Tuve que replantearme la vida. Imaginate, hice hasta 7º grado, el curso de técnico y el profesorado de educación física lo pude completar por mi condición de deportista. Si hubiera ganado en el fútbol una cifra importante me hubiera dedicado a la representación de jugadores porque me lo hubiera podido costear, pero en ese momento vivía bien, pero no había hecho una diferencia económica»
«Con el tiempo me di cuenta que nadie te da una mano. Es un ambiente sin solidaridad. Yo hice amigos dentro el fútbol, o eran amigos en ese momento. Me desencanté con algunos. Le abrí mi casa, compartieron cosas con mi familia, fiestas de fin de año, pero cuando pasé muy mal, nadie se me acercó. Cuando no haces la diferencia económica te comenzás a comer el dinero que generaste, y en mi caso terminé hipotecando mi casa y perdiéndola en 2001. Un caos total. Suerte que tengo una familia de fierro. Mi mujer y mis dos hijas. Pero vivimos momentos complicados. Vivimos de alquiler en alquiler. La fiesta de 15 de mi hija mayor fue una reunión en la casa donde alquilaba. Lo único que pude poner en la mesa fueron unos lomitos a la parrilla. No hubo fiesta, ni viajes. Ellas vivieron la situación. No tengo palabras para agradecerles.
«La mano que no me brindaron los amigos me la dio gente por afuera del fútbol. Gente de los countries donde fui a dirigir. Ellos me ayudaron en los peores momentos. El ambiente del fútbol es muy egoísta. El jugador de fútbol es muy agarrado. Me dieron más satisfacciones los countristas que mis propios compañeros»
«Agremiados está haciendo muy bien las cosas y el jugador debe estar agradecido al gremio. Desde que Sergio Marchi está al frente, el jugador está muy bien protegido. Pero sería interesante que los clubes protegieran a los jugadores que se retiran. Tal vez no haya trabajo para todos, pero deberían ofrecer contención. Siempre recuerdo a Félix Orte, un gran amigo. El tenía una gran carrera, había hecho una diferencia. Pero no fue protegido por Banfield, que lo echó mal. Lo dejó de lado. Y se metió en un lugar donde no tenía que haberse metido. Pensar que el día que lo mataron le hice un gol a Boca.»
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.