Esta historia es una espina atravesada en la historia del Club Atlético Atlanta. Los Bohemios jugaron en 1984 su última temporada en la máxima divisional. En su regreso a la B hicieron una campaña respetable. El ascenso directo le correspondió al campeón, Rosario Central. La final del octogonal dirimía la otra plaza a la A. Debían jugar Atlanta y un gigante, el Racing Club de Avellaneda.
La Academia había fallado en su primer año en la B. Deportivo Español ganó el campeonato por escándalo. En la final del octogonal, Racing perdió ante un buen Gimnasia y Esgrima La Plata. En Avellaneda no se podía tolerar otro año en la B. En el ambiente del fútbol se decía que la dirigencia académica venía comprando jugadores rivales. Eso maldisponía a los hinchas bohemios.
Racing llegó a la final del octogonal luego de superar a Banfield (con mucho susto) y Quilmes. Atlanta hizo lo propio con Lanús y San Miguel. La final era la comidilla del fútbol argentino. Silvio Dalman, presidente bohemio, estaba decidido a ganar esa final sí o sí. César Luis Menotti – que en ese 1985 fue asesor de la Academia mientras Vicente Cayetano Rodríguez fue técnico de Racing – le aconsejó jugar las finales en cancha de Independiente, para generarle presión a los jugadores racinguistas. Finalmente se decidió que las finales fueran en River Plate.
El sábado 21 de diciembre se jugó la primera final. La superioridad racinguista fue evidente. Atlanta hacía agua en todas sus líneas. Racing se puso pronto en ventaja y consolidó la goleada. 4 a 0, tantos convertidos por Walter Fernández (2), Miguel Colombatti y Daniel Severiano Pavón. Pero hubo un hecho que no pasó desapercibido. A los veintiseis minutos del segundo tiempo, Victorio Cocco, técnico bohemio, reemplazo al zaguero Miguel Angel Gette.
La reacción del jugador dejó atónitos a los setenta mil espectadores: se quitó la camiseta y la arrojó en la cara del preparador físico. El jugador adujo que hacía mucho no hacía fútbol por una lesión y poniéndolo en una final lo mandaban al frente. Cocco lo defenestró públicamente.
El gran sitio web www.sentimientobohemio.com.ar entrevistó a Gerardo Vaicekonis, jugador del club de Villa Crespo en aquellos días, quién declaró: «El tema es que Miguel Gette era el titular indiscutido durante el año,pero se había lesionado. Por eso venía jugando Arasa, en muy buena forma. Cuando se recuperó Gette, le faltaba ritmo de final y no anduvo bien en ese partido de ida con Racing. Naturalmente se enojó con Cocco porque lo sacó y además perdíamos por varios goles. Se dijeron ciertas cosas que para mí no eran ciertas, porque el que está adentro sabe que, si no tenés ritmo de partido, no estás bien para una final. Yo de adentro no vi nada y se suelen decir barbaridades. Te doy un ejemplo: habíamos jugado en Arroyito con Central y yo entré faltando media hora. Antes del partido, se comentaba que Gette se había vendido, pero nosotros siempre estábamos con confianza hacia los compañeros. Ganó Atlanta y Gette hizo el gol».
Cierto o no. Nunca comprobable. La carrera de Miguel Gette cayó en un oscuro cono de sombras proyectado aquella noche del Monumental. En charla con los periodistas Gastón Gelblung y Edgardo Imaz, Dalman brindó una dura y descarnada confesión sin desperdicio alguno: «Seis meses más tarde me encontré en un restaurante de la calle Córdoba con Enrique Taddeo, ya ninguno de los dos éramos presidentes ni de Racing ni de Atlanta, y charlando, ante mi pregunta, me confesó que no sabía exacto cuánto les costó el referee porque lo manejó De Stéfano con plata de su bolsillo, pero que creía que fueron entre 40.000 y 50.000 dólares, que para el segundo partido no pusieron un mango (casi me mato) y que nosotros estuvimos dormidos con Gette, que ellos ya lo habían tocado en el partido que jugamos por la segunda rueda en cancha de ellos».