El 20 de diciembre de 1984 sucedió uno de los hechos más increíbles en la historia de nuestro fútbol. En cancha de Atlanta, en un partido definitorio para llegar a la final del octogonal de ascenso de la Primera B, Lanús tenía en un arco a Racing. Le faltaba un gol para eliminar a un gigante en desgracia. El árbitro Emilio Misic terminó el partido tres minutos antes del tiempo reglamentario. Antes, durante y después de ese partido, una serie de sucesos para prestar atención.
Por Carlos Aira
La historia nos lleva al año 1984. Tiempos complejos para nuestro país. Luego de siete años de dictadura, una democracia inmensamente frágil y compleja. Un país que buscaba acomodarse luego de la gran noche. Charly García decía en el Luna Park: «¡Estamos en democracia! ¿Qué quieren, monos?», pero no alcanzaba. La violencia estaba a la orden del día. El fútbol fue un termómetro del desborde. En ese fútbol que no escapaba a la realidad nacional, Racing Club se vio envuelto en el desafío de regresar a Primera División.
Luego del descenso de 1983, la directiva encabezada por Enrique Taddeo armó un equipo con jugadores veteranos para volver a Primera. Allí estaban Jorge Traverso, Enrique Belloni, Carlos Squeo, Alberto de Jesús Benítez, Horacio Cordero, Cholo Pavón, Félix Orte y la presencia estelar de Miguel Ángel Brindisi. Pero la Academia la pasó mal en la vieja Primera B. El equipo era inestable y apareció Deportivo Español que arrasó la temporada de punta a punta. Racing Club terminó la temporada en tercer lugar en la tabla general – a 16 puntos del Español de Francisco Ríos Seoane y los zapatazos de Fernando Donaires – y a 4 puntos de Defensores de Belgrano, líder de la Zona B.
Al octogonal clasificaron los cuatro mejores clasificados de cada zona. Por la Zona A ingresaron Racing Club, Argentino (Rosario), Gimnasia y Tigre. Por la Zona B lo hicieron Defensores de Belgrano, Lanús, Nueva Chicago y Deportivo Morón. En octavos de final, la Academia enfrentó al Gallo del Oeste. Deportivo Morón le había quitado el invicto a la Academia en la B cuando lo venció 1 a 0 con gol del Pampa Gambier. El acuerdo entre las directivas fue disputar ambos partidos en el José Amalfitani. El partido de ida, disputado el sábado 24 de noviembre de 1984, finalizó con victoria racinguista 2 a 1, goles convertidos por Daniel Severiano Pavón. La revancha se disputó el 1 de diciembre. Morón ganó el partido 1 a 0, gol de Rubén Rota y quedó a un pasó de sumergir a la Academia en una profunda depresión. Esa misma noche, Nueva Chicago y Lanús igualaban 0 a 0 en Mataderos. A los 11 minutos de la segunda etapa, la hinchada de Nueva Chicago tiró el alambrado abajo. El árbitro Juan Carlos Biscay esperó durante 40 minutos que la policía le brindara garantías de continuidad. Como no las hubo, el partido fue suspendido. El partido continuó, sin púbico, el jueves 5 de diciembre en cancha de Huracán. Esa noche, Chicago y Lanús igualaron 1 a 1. En la ida habían ganado los granates 3 a 1. Una semifinal del reducido la iban a disputar Racing Club y Lanús.
DEL MARILÚ…MARILÚ AL ESCANDALO
La semifinal entre Racing y Granates era el duelo de viejos conocidos de la zona sur. Durante la temporada, la Academia había derrotado en ambos partidos a Lanús. En el sur, Racing ganó 2 a 0, con goles de Félix Orte e Italo Enrique Ortiz. En la segunda rueda, Racing venció 1 a 0 en el Cilindro con gol de Carlos Caldeiro.
Sábado 8 de diciembre de 1984. El país futbolero expectante de la suerte de Independiente en la lejana Tokyo en su final Intercontinental ante Liverpool. Muchísimo público en Vélez Sársfield, estadio elegido por Racing para disputar el partido. Un condimento era la muy buena relación entre ambas hinchadas. Cuando a las 16:55 los jugadores granates saltaron al campo de juego, la tribuna racinguista les prodigó un fuerte aplauso. Cuatro minutos más tarde, Carlos Squeo encabezó la salida albiceleste. Desde la cabecera de Reservistas Argentinos un aplauso en color granate. «Marilú / Marilú / Marilú / Marilú / Las dos hinchadas juntas / las de Racing y Lanús», cantaron ambas tribunas.
A los 3 minutos, el uruguayo Ítalo Ortiz aprovechó una mala salida del arquero José Felipe Perassi para poner en ventaja a la Academia. El Cholo Pavón marcó el 2 a 0 a los 19 minutos. Antes que finalice la primera etapa, Gilmar Villagrán descontó para Lanús. En el segundo tiempo, Lanús buscó el empate; pero Racing aguantó el envión y se llevó un triunfo vital hacia Avellaneda. Esa tarde, en el estadio Monumental, Defensores de Belgrano y Gimnasia igualaron 2 a 2 en la otra semifinal del Octogonal de ascenso a Primera A.
La revancha se pautó para el jueves 12 de diciembre de 1984. Lanús llevó su localía hacia la Doble Visera del Club Atlético Independiente. Los jugadores granates esperaron el partido concentrados en el predio de la UOM. Por su parte, los jugadores racinguistas abandonaron la concentración en el predio de Adidas en Tortuguitas disconformes por el trato recibido. De apuro, el plantel se mudó al Hotel Shelton. En Avellaneda le prendían velas al lesionado Miguel Brindisi. ¿Llegaría al partido? Cuando la Voz del Estadio anunció a Miguelito, la tribuna racinguista saludó la noticia con inmensa alegría. A las 20:50 salió la terna arbitral al campo de juego. Estaba encabezada por Emilio Misic, un juez que había debutado en la divisional en 1977. Curiosamente, entre 1980 y 1982 no dirigió ningún partido en una categoría a la cual regresó en 1983. De nuevo los aplausos cruzados. En la Visera se volvió a escuchar el Marilú / Marilú.
Los equipos formaron así:
Lanús: José Felipe Perassi; Humberto Vattimos, Ricardo Demagistris, Carlos Schamberger y Juan Carlos Ramírez; Horacio Attadía, Ángel Mamberto y Héctor Vicente; Claudio Nigretti, Oscar José Lebioso y Gilmar Villagrán. DT: Ramón Cabrero.
Racing Club: Jorge Traverso; Carlos Squeo, Gustavo Costas, Diego Ariel Castelló y Roberto Garzete; Norberto Rotondi, Horacio Cordero y Miguel Brindisi; Horacio Matuszyczk, Severiano Pavón y Carlos Caldeiro. DT: Mario Agustín Cejas.
A los 7 minutos de juego, un córner ejecutado por Brindisi es cabeceado hacia atrás por Diego Castelló. La Pintier golpeó en forma casual el brazo de Carlos Schamberger y Emilio Misic cobró penal. Carlos Caldeiro remató el penal levemente hacia la izquierda de José Perassi. El arquero va hacia allí y desvía el remate. Delirio en la cabecera de la Visera donde se concentró el público granate. Pero Misic dispuso que el penal debía volver a ejecutarse por el supuesto adelantamiento del arquero. Esta vez, Caldeiro no falló. Lanús 0-1 Racing. Los granates necesitaban tres goles para llegar a la final. Desde ese momento, la hinchada de Lanús comenzó a arrojar una lluvia de objetos. La mayoría partían desde la Cordero alta. Los reporteros gráficos ingresaron al campo de juego porque era imposible trabajar en ese clima. El árbitro dialogó con ellos durante largos minutos. Una lluvia de piedras y mampostería caía sobre ellos. Luego de una breve deliberación dentro del campo de juego, los fotógrafos decidieron retirarse del estadio por falta de garantías para trabajar. Todos salvo Juan Carlos Ortiz, fotógrafo de la revista Racing. Lo que sucedió luego fue una barbarie propia de aquellos días violentos. La policía reprimió con gases lacrimógenos a los hinchas de Lanús. El humo se dispersó por todo el estadio. Los perros corrían a los hinchas por la tribuna. Miedo. A pesar del pandemonio, el partido se seguía disputando. Brindisi aguantó media hora y fue reemplazado por Raúl Grimoldi. Minutos antes de las diez de la noche terminó el primer tiempo. Más piedrazos. Nada podía terminar bien. Cuando los árbitros se metían en el túnel, una piedra lanzada desde la tribuna alcanzó al línea Félix Grasso. Ahora sí, el partido estaba suspendido. El saldo de los incidentes fueron 68 heridos y 9 detenidos. Punto final para una noche oscura.
En 2022, Horacio Attadía recordó aquella noche en las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Su testimonio es impactante:
La segunda semifinal del octogonal contra Racing fue terrible. La noche en cancha de Independiente. Finalizando el primer tiempo hubo penal para Racing que no discutimos porque fue penal. Cuando lo atajó Perassi, el árbitro Emilio Misic ordenó patearlo de nuevo. Me acerco y le digo: ¿Por qué lo patea de nuevo? y el árbitro me respondió: «- ¡Por que lo digo yo!«. Carlos Caldeiro convierte el gol de Racing. A pesar del gol le pegábamos un baile bárbaro a Racing hasta que escuché decir a Emilio Misic a los jugadores de Racing: «Jueguen tres cuartos de cancha que a los de Lanús le cobro orsay«. ¡Yo lo escuché! El finadito Carlos Squeo, que era jugador de Racing, me dijo: «Horacio, tenés razón. Nos dijo eso». Recuerdo que me di vuelta, miré la hinchada de Lanús y le hice el gesto que estábamos presos. La gente se volvió loca y el partido se suspendió en el entretiempo.
VIERNES 20 DE DICIEMBRE DE 1984
La continuidad del partido era decisión del Tribunal de Disciplina de AFA. La directiva racinguista deseaba que el partido no continuase y se le diera por ganado. Obviamente, los dirigentes granates querían disputar los 45 minutos restantes. El miércoles 18 de diciembre, el Tribunal de Disciplina decidió la continuidad del encuentro teniendo en cuenta casos recientes (Chacarita-Boca y Chicago-Lanús). Por su parte, el Comité Ejecutivo decidió que el tiempo restante de juego se disputaría con público en cancha de Atlanta. El octogonal ya tenía un finalista. Gimnasia y Esgrima La Plata había superado a Defensores de Belgrano 1 a 0 y esperaba al ganador de Racing-Lanús buscando el regreso a la máxima divisional.
Llegó el viernes 20 de diciembre. Mini partido de 22 y 23 minutos cada tiempo. Horario laboral que atentaba contra la cantidad de público presente. Antes de comenzar el partido, una situación curiosa. El Comisario Deportivo Carlos Tenembaum no pasó por AFA a retirar los tres balones oficiales con los cuales se debía realizar el partido entendiendo que Lanús llevaría las pelotas utilizadas en Independiente. La cuestión es que Lanús no llevó los balones a Villa Crespo. No había pelotas para el partido y la utilería de Atlanta estaba cerrada. La situación se pudo manejar con una pelota oficial aportada por un socio bohemio. El partido comenzaba con una sola pelota.
A los 16 minutos del primer tiempo, tiro libre para Lanús. Frente a la pelota, dos especialistas como Héctor Vicente y Gilmar Villagrán. Le pegó Tito Vicente por afuera de la barrera. La pelota se metía abajo. Las manos de Traverso dieron un rebote corto. Ángel Mamberto llegó primero a la pelota. Tocó hacia atrás para que Claudio Nigretti igualara el partido. Racing 1-1 Lanús. El equipo del Sur fue en búsqueda de la hazaña. Racing no hacía pie en Villa Crespo. Mario Cejas sacó a Raúl Grimoldi e hizo ingresar al correntino Juan Aníbal Anciart, un campeón del Proyección 86 que metía pata. Aún así, la Academia era superada. 18 minutos del segundo tiempo. Otro tiro libre para Lanús y Gilmar Villagrán la colgó de un ángulo. Delirio en la tribuna granate. Lanús 2-1 Racing. Quedan 5 minutos por delante más el descuento. La pelota se fue a la tribuna y la gente de Racing se quedó con la única pelota oficial. Para reanudar el partido, apareció un balón que no reunía las condiciones reglamentarias. Se venía la noche para la Academia, hasta que el sonido de un silbato congelo al tiempo. Emilio Misic finalizó el partido a los 20 minutos de juego. Quedaban tres minutos por delante. Lanús estaba a un gol de la hazaña.
Lo que vino después fue rocambolesco. Mario Agustín Cejas ingresó desesperado al campo de juego y le ordenó a sus jugadores que tiraran sus camisetas a la tribuna. Cuando el comisario deportivo le señaló a Misic su error, el árbitro quiso reanudar el partido, pero en Racing adujeron que no tenían indumentaria. Luego de largos minutos, los equipos regresaron a los vestuarios. En el camarín granate, el presidente Carlos González sostenía que su club había ganado el derecho deportivo de disputar la final: «Si hay justicia somos finalistas del octogonal porque otra decisión no cabe. ¿Jugar tres minutos? ¿Porqué?, sino corresponde». En el vestuario de la Academia había mucha confusión. El presidente Enrique Taddeo expresó: «El referí me dijo que había terminado antes el partido y se había equivocado. Después, que suspendió el partido porque Racing se había ido de la cancha. Además, el partido comenzó a jugarse con una pelota reglamentaria y terminó jugándose con una antireglamentaria. ¿Qué va a pasar? No sé, lo tendrá que arreglar la AFA«.
Discusión en los vestuarios. Mario Agustín Cejas declaró: «No es problema nuestro que el árbitro se haya equivocado en terminar antes el partido. Mis jugadores perdieron las camisetas y no teníamos otro juego. ¿Para qué lo íbamos a traer? Cuando quisimos usar las de Atlanta la utilería estaba cerrada. Reitero, no es culpa nuestra que el árbitro se haya equivocado«. Cuando los periodistas ingresaron al vestuario de la Academia se encontraron con tres grandes bolsas de utilería. La pregunta era obvia. Nadie permitió inspeccionar que contenían las mismas.
El Tribunal de Disciplina debía resolver en tiempo récord. Con pocos días hábiles antes del comienzo de 1985, el domingo 22 de diciembre, en sesión extraordinaria, el Tribunal decidió finalizar el partido con el resultado existente. De esta forma, Racing era el segundo finalista del octogonal. El fallo del Tribunal consideró que los minutos sin jugarse son una cuestión abstracta ya que nadie puede garantizar, con mas o menos tiempo de juego, que un resultado pueda modificarse. El Tribunal responsabilizó a Emilio Misic por su actitud divaliosa con la referencia a la responsabilidad que debe asumir. Un detalle: al frente del Tribunal de Disciplina de AFA se encontraba Domingo Tavares, hombre de Racing Club.
Por mejor ubicación en la tabla general, Racing pasó a la final. La historia posterior es conocida. El 27 de diciembre de 1984 se disputó la primera final del octogonal. En Avellaneda, Gimnasia derrotó 3 a 1 a Racing. Tres días más tarde, el Lobo regresó a Primera División derrotando 4 a 2 a una Academia que debía quedarse en la B. Para la temporada de 1985, la directiva de Racing Club contrató a Horacio Attadía y Néstor Sicher, dos puntales de aquel Lanús de 1984. Lanús recién regresó a Primera División en 1990. De aquel equipo que disputó aquella serie ante Racing quedaba un solo jugador: el uruguayo Gilmar Gilberto Villagrán.
TESTIMONIOS
Emilio Misic dirigió hasta 1991 y falleció en abril de 2012. Su nombre sigue resonando en Lanús por una sencilla razón: la bronca por aquella semifinal del octogonal de 1984 jamás menguó. Pasados tantos años, Horacio Attadía no esconde su tristeza:
«Tuvimos que jugar el segundo tiempo en cancha de Atlanta. Nosotros jugábamos tenis fútbol en el vestuario y los jugadores de Racing no querían salir a la cancha. ¡Con eso te digo todo! Eran dos tiempos, uno de 22 y otro de 23 minutos. A los pocos minutos nos pusimos 2 a 1. Ellos estaban pasando a la final por mejor ubicación en la tabla. La gente de Racing lloraba en el alambrado. Jorge Traverso se atajó todo. Cuando Emilio Misic terminó el partido fuimos a tirar las camisetas al alambrado. Veo al juez de línea corriendo y el momento justo que le dice al árbitro que faltaban jugar cinco minutos. ¿Cómo que faltaban jugar cinco minutos? Siempre recuerdo a la gente de Lanús devolviendo las camisetas desde la tribuna para disputar esos minutos que finalmente nunca se jugaron. Como jugador, me pone muy triste recordar todo esto».
Tito Vicente, otro de los jugadores granates que pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha, también tiene su recuerdo: «Fue una gran temporada aquella de 1984, pero nos agarró Emilio Misic y aquel partido contra Racing en Atlanta. No quiero ni recordar aquel partido porque me da mucha bronca. Mirá lo que son las cosas, hace un tiempo me crucé con Carlos Caldeiro en un campeonato Senior. Lo encaré y le pregunté por aquel partido. Caldeiro se reía y me dijo: – ¡Tito, que baile nos pegaron aquella tarde! Aquel Lanús de 1984 fue un equipo que mereció ascender a Primera».
Finalmente, el uruguayo Gilmar Villagrán también brindó su testimonio en las Charlas de Vestuario: «Estaba decretado que tenía que subir Racing. Todavía recuerdo aquel octogonal. El partido ante Nueva Chicago por cuartos de final nos obligaron a jugar sin público. Luego teníamos que jugar ante Racing. El primer partido, lo ganaron ellos 1 a 0. La revancha se jugó en Independiente y los incidentes obligaron la suspensión del partido en cancha de Independiente. Teníamos que jugar 45 minutos en Atlanta. Nos pusimos 2 a 1. Nos faltaba un gol para llegar a la final. Cuando más los estábamos apretando, el árbitro Emilio Misic finalizó el partido. Faltaban todavía tres minutos. Todo lo que pasó fue tan triste y alevoso que al final terminó subiendo Gimnasia”.
Marcelo Calvente es un apasionado del Club Atlético Lanús. Con su fina pluma narró los entresijos de la vida institucional de su club. Entrevistado por Abrí la Cancha, Calvente narró aquellos sucesos de diciembre de 1984 en una trama donde hilvana la definición por penales que determinó el descenso granate de 1977 y la relación Lanús-AFA después del juicio que le inicia el club a la casa madre del fútbol argentino:
«Aquel 20 de diciembre de 1984 estuve en cancha de Atlanta. No éramos muchos los hinchas de Lanús. La represión en cancha de Independiente sufrimos una represión salvaje y mucha gente entendía que todo estaba dado para que Racing fuera finalista del octogonal. Cuando la pelota volvió a rodar, la cosa se puso compleja para Racing porque Lanús era más equipo. Un equipo que armó el Vasco Iturrieta y luego Ramón Cabrero le brindó su impronta de equipo de ataque. Lanús dio vuelta el partido y faltaba un gol para eliminar a Racing. El dominio de Lanús era tan grande que los jugadores de Racing solo intentaban tirar la pelota hacia el baldío del ferrocarril. Con tres minutos por delante, Emilio Misic decidió que el partido había terminado. El entrenador Cejas le ordenó a sus jugadores que arrojen las camisetas a la tribuna y el partido ya no continuó. Pocos días más tarde, el Tribunal de Disciplina dio por finalizado el partido y Racing fue finalista. Todo el mundo entendió que Racing se vio beneficiado por ser el caballo del comisario y debía volver a Primera, pero días después, Racing cayó sin cuestionamientos ante Gimnasia en la final. Acá hay una trama para comprender. AFA no quería ayudar a Racing, sino perjudicar a Lanús. La historia comienza con la famosa definición por penales ante Platense en 1977. Durante la ejecución hubo un futbolista de Lanús que se descompuso y no ejecutó su penal. En el campo de juego se arregló que un jugador de Platense salía de la lista y ese jugador fue el arquero Miguelucci. El undécimo penal de Lanús lo repitió Cárdenas y el undécimo penal de Platense lo repitió Juárez al retirar a Miguelucci. Lanús perdió la definición, pero quedó la idea que Platense había violado el reglamento con la ausencia. La realidad es que la definición fue legal, pero los propios directivos de Lanús se pusieron en víctimas y no explicaron la verdad a los hinchas del club. Por presión de los socios, Lanús le inició juicio a AFA por violación reglamentaria. Por ese motivo, Lanús descendió a la C en 1978 y estuvo tres temporadas en tercera división. Los directivos de aquellos días jamás comprendieron el error que habían cometido. Sobre todo, porque tardaron mucho tiempo en desactivar la demanda. Por orden de Julio Grondona, Emilio Misic se inmoló.
Pasaron 40 años. Las tramas siguen arriba de la mesa. Un Lanús-Racing que quedó en el recuerdo.
Carlos Aira es periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.