Con casi 200 partidos en Independiente, Carlos Goyén hizo época consagrándose campeón del Metro 1983 y la Libertadores e Intercontinental de 1984. Una Charla de Vestuario intensa con el arquero uruguayo, de excelente paso por nuestro fútbol.
Por Carlos Aira
SUEÑOS DE BASKETBALL: “Mi infancia fue en el campo. Padres trabajadores y un gran amor por el basquetbol. Claro, siempre hay una cancha de fútbol y ahí iba al arco, pero en mi infancia y adolescencia mi pasión fue el basquetbol. Creo que haber practicado mucho este deporte contribuyó a mi formación como arquero profesional porque salté directamente del basket a la primera división profesional de River Plate de Montevideo. Siempre digo que hay dos deportes que combinan perfectamente con el arco que son el basquetbol y el tenis de mesa. El timming del basquet para convertir una bandeja, el salto y la seguridad de manos sería fundamental para cualquier arquero. Bajo los palos o con los pies tal vez no era muy bueno, pero en el juego aéreo me destaqué.
DESCOLGAR CENTROS COMO NINGUNO: “Cuando un arquero tiene problemas de juego aéreo, muchos recuerdan mi nombre como un ejemplo de lo que había que hacer. Pero vale destacar que aprendí mucho conversando con Amadeo Carrizo. Es cierto que cambió la pelota y el modo de jugar. Hoy los delanteros son más bichos. No creo que el Liverpool de hoy me tirara centros tan lindos y prolijos cómo en 1984. Esa tarde descolgué mil centros para Ian Rush pero eran todos llovidos. Hoy el juego cambió mucho y vale la pena destacarlo”.
INDEPENDIENTE 1981: “Fue Julio Grondona quién me pidió que vaya a Independiente. La historia nació a fines de 1980, en Luxemburgo. Allí fuimos con la Selección de Uruguay a disputar un amistoso. Justo se estaba reuniendo el Comité de FIFA con la presencia de Julio Grondona, quién fue a ver el partido. Tuve una gran actuación y vino a saludarme al vestuario. Allí me ofreció jugar en Independiente, pero yo no estaba convencido. Tenía todo arreglado con Peñarol e Independiente había contratado a Jorge Fossatti. Luego del Mundialito me terminó convenciendo y viajé a firmar con Independiente. Siempre recuerdo que me fue a buscar el presidente Pedro Iso al aeroparque. Allí me dijo que el año anterior se habían salvado del descenso en un partido contra Tigre, pero que tenían buen equipo y la idea era pelear bien arriba“.
LOS DIRIGENTES DE INDEPENDIENTE: “Nunca voy a olvidar la seridad de los grandes dirigentes que tuvo Independiente en los años 80s, como Pedro Iso, Jorge Bottaro y Julio Grondona. Se comprometían y cumplían. Un orden maravilloso. Nunca nos hicieron faltar antes. La primera parte de la década del 80s fue maravillosa en los deportivo e institucional para Independiente. La masa societaria era enorme porque la cuota era barata. Los dirigentes tenían solvencia económica y no existían problemas. En aquellos días el club compró terrenos, hicieron obras y nosotros estuvimos siempre al día.
INDEPENDIENTE 1982/83: “En 1982, el equipo jugó muy bien, pero no pudimos consagrarnos. Aquel equipo dirigido por Nito Veiga se encontró con un gran Estudiantes. También nos encontramos con una falta de fuerza en algunas circunstancias. Perdimos el Metropolitano por un punto, cuando ganamos los últimos siete partidos. Pero ellos tenían un gran equipo con el Tata Brown, un gran arquero como Delménico. Guillermo Trama, Hugo Gottardi y el Bocha Ponce. Un equipo mañero, como todo Estudiantes, pero sabía jugar. Contra ellos tuvimos desquite años después en la Copa Libertadores de 1984. Ya en 1983, el equipo tuvo a un entrenador como José Omar Pastoriza que nos hizo sentir ganadores en todas las canchas. Teniamos una gran defensa: Hugo Villaverde jugó casi de libero. Jorge Mario Olguín era un tiempista. Por su parte, Enzo Trossero era todo fuerza y temperamento. Una amalgama perfecta de juventud y experiencia. Por otra parte, el mediocampo maravilloso que hizo cosas fantásticas con un Claudio Marangoni estelar”.
RICARDO BOCHINI: “Su cabeza viajaba muchísimo antes que las demás. Si lo veíamos vestido de particular, no parecía jugador de fútbol, pero en la cancha era único. Aparte, algo que nadie observó: era muy guapo. En ninguna cancha tenía miedo. Yo descolgaba la pelota y era el primero que la pedía. Bochini es una palabra mayor. El Bocha le hacía hacer goles a los postes. Siempre digo que es un elegido. Hay un gol a Olimpia en 1984, que Bochini pasó la pelota entre los dos zagueros rivales que parecía de rugby. Sólo un elegido podía hacer eso. Fue el gran número 10 en una década donde tenías 10 para hacer dulce de leche: Diego Maradona, Víctor Marchetti, Norberto Alonso y Carlos López. Entre todos ellos se destacaba Enrique Bochini.
COPA LIBERTADORES 1984: “Siempre recuerdo la final ante Gremio en Porto Alegre. Esa noche le tapé un mano a mano a increíble a Guilherme. Fue una doble pared del ataque del Gremio y la saqué con la mano derecha. Esa noche tuvimos un partido perfecto. El Gráfico nos calificó a todos con 9 o 10 puntos. Pero mi mayor orgullo fue qué, en los partidos decisivos, el arco se mantuvo en cero. Tanto en las dos finales de América y la final de la Intercontinental”
LA FINAL ANTE LIVERPOOL: “Sufrí mucho la Guerra de Malvinas, pero cuando salimos a la cancha fue una justa deportiva. ¿Cómo mitigar el dolor de una padre que perdió un hijo por un partido? No salimos a la cancha pensando en la guerra. Si alguna madre o padre tuvo un remanso de paz con nuestra victoria, es una alegría, pero nosotros no salimos a la cancha pensando en eso. Es más, cuando finalizó el partido los jugadores ingleses vinieron a nuestro vestuario a cambiar las camisetas”
“Encontramos un gol rápido. No jugamos bien. El campo de juego estaba parejo, pero sin pasto. Un estadio lleno con la mitad de japoneses junto al Liverpool y otra mitad con nosotros. Sabiamos muy poco de Liverpool. Pastoriza pidió algunos videos y Marangoni, que había jugado en Inglaterra, nos contó como era jugador inglés para conocer como se movía dentro del campo y como era emocionalmente. Sabiamos que tenían a Kenny Daglish y tiraban muchos centros. Una semana antes del partido, concentrados, fumando un cigarrillo con Pastoriza, me dice: si tenes un domingo manejando el juego aereo como siempre, somos campeones. Ese dia trabajé más de lo acostumbrado. El Liverpool fue peligroso con centros, pero nosotros tuvimos el dominio con Burruchaga y Marangoni”
LA NOCHE DE TOKYO: “En aquel momento no me di cuenta lo que habíamos logrado. Fui a la habitación y saqué una cerveza de la heladera y me hice un baño de inmersión. Pedí una hamburguesa porque estaba en ayunas. Luego, una llamada larga distancia a la familia y una cena organizada por la fotocopiadora que auspiciaría a Independiente. No mucho más. Para nosotros era un partido más. Quien se había dado cuenta del logro era José Omar Pastoriza. Siempre recuerdo que luego fuimos a jugar un amistoso a Hong Kong y el Pato le pedía a una azafata que trajera champagne porque nosotros eramos campeones y teníamos que brindar”.
BARRANQUILLA: “No era un mocoso, tenía cierta edad, me tentó el poder económico del fútbol colombiano, pero deportivamente me equivoqué. Fui a un equipo muy respetado, pero fue un error en mi carrera. Allí estaba Eduardo Solari como entrenador. El calor de Barranquilla era insoportable. Estaba flaco esquelético pero panzón por el líquido que tomaba. Justo surgió el amistoso con la Selección Argentina en Barranquilla previo a México 86 inaugurando el Estadio Metropolitano. Esa tarde, con Maradona y Passarella enfrente, atajé todo. Absolutamente todo. Yo tengo un recuerdo imborrable, una medalla en mi carrera, que fue el título de El Heraldo: “Goyén 0 – 0 Argentina“.
ARGENTINOS JUNIORS: “En Colombia no querían que volviera a Argentina. Confieso que mentí aduciendo cuestiones personales, pero Argentinos me compró el pase y me volví. Me tocó jugar en verdaderos equipazos. Siempre visitantes porque jugábamos en Ferro. No pudimos obtener títulos aunque estuvimos muy cerca dirigidos por Nano Areán y Nito Veiga. Había muchos juveniles de gran calidad, pero los veteranos – como el Checho Batista, Oscar Dertycia o Antonio Vidal González, ayudamos a formar cracks que luego se lucieron como Fernando Redondo, Ramiro Castillo, Fernando Cáceres, Néstor Lorenzo o Christian Traverso. Formamos un equipo que jugaba tan bien al fútbol que la gente venía a vernos. Si bien yo no había nacido en Argentinos Juniors, la gente me apreció muchísimo y valoró muchísimo los seis años que estuve en el club”.
20-19. LA DEFINICION POR PENALES ETERNA: “Aquella noche de noviembre de 1988 contra Racing fue eterna. Encima, yo era el último con la responsabilidad de definir. Termino atajando el penal 27 a Mario Hernán Videla, un especialista. El último penal lo pateó el mendocino Ereros pegándole muy mal. Siempre recuerdo que luego de cada penal que me convertían miraba hacia atrás, allí tenía a los hinchas nuestros, y me pedían por favor que atajara un penal que se querían volver a sus casas“.
LA SALUD DEL FUTBOL URUGUAYO: “Uruguay tuvo grandes planteles que no clasificaron a los Mundiales. Es increíble que no hayamos concurrido a los Mundiales de 1978 y 1982. En México 86 estuvimos. Luego hubo una época de idas y venidas. Luego vino el ciclo muy respetado de Oscar Washington Tabárez. La realidad del fútbol uruguayo es que los clubes grandes no obtienen títulos internacionales. Un fútbol de cabotaje. Los jugadores se van muy temprano y veo que está pasando lo mismo en Argentina. La densidad poblacional de este país tal vez juegue a favor, pero es muy preocupante la realidad del fútbol rioplatense”.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica.