Eliminatorias: un histórico camino sinuoso

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30 de junio de 1985. Clasificación angustiosa. Carlos Bilardo, desbordado por la emoción, saluda a un policía de los cachetes.

La eliminatoria mundialista nunca fue un trecho de rosas. Hace días sufrimos hasta el último partido para clasificar a la Copa del Mundo Rusia 2018. Alguno preguntará ¿Siempre nos costó tanto?. En Abrí la Cancha nos metemos con esta historia, contada como nunca: clasificaciones mundialistas y todas las dificultades que tuvo Argentina. Esta es una mas. Como para no perder la costumbre

Por Carlos Aira

 

La Copa del Mundo. Jules Rimet o Copa Mundial FIFA. Hermosa y codiciada. Brazos criollos la alzaron en 1978 y 1986. Lloramos de bronca cuando las acariciamos en 1930, 1990 y 2014. Pero nuestro fútbol, tal intenso como contradictorio; hermoso y maltratado, casi nunca tuvo clasificaciones aseguradas a los campeonatos mundiales. Hubo diversos factores según cada etapa del fútbol argentino. No fueron lo mismo las eliminatorias de antaño, en zonas de grupos, que las que se fueron sucediendo desde 1996. Nos vamos a meter en cada una de ellas. Analizarlas desde adentro. Somos el seleccionado al cual todos le quieren ganar. Por peso propio, historia y presente.

 

HISTORIA ANTIGUA

15 de julio de 1930. Debut argentino en Copas del Mundo. Victoria 1 a 0 ante Francia en Pocitos. Sacos para combatir el frío invernal.
Argentina tuvo un rol fundamental para que la primera Copa del Mundo se realice en el Río de la Plata. La diplomacia nacional trabajó en tándem con la monarquía española durante el Congreso FIFA realizado en Barcelona, mayo de 1929. Fue allí donde se decidió – por unanimidad – que Uruguay organizara el Mundial.
No fue necesaria clasificación. Todas las asociaciones, con solo inscribirse, podía competir sin necesidad de eliminatoria previa. Por Sudamérica se anotaron Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Perú, acompañando a los locales. Europa llevó adelante un sonado boicot a la Copa. Francia, en la figura del presidente FIFA Jules Rimet, convenció a último momento a un par de federaciones de la importancia de viajar hacia Montevideo. La final, disputada el miércoles 30 de julio en el estadio Centenario, es conocida: perdimos 4 a 2.

 

Luego de aquella final, nuestro fútbol cambió. En mayo de 1931 los equipos porteños poderosos se abrieron de la Asociación Argentina Amateur de Football creando la Liga de Football Profesional. El mal llamado profesionalismo. La Selección pasó a un segundo plano por una sencilla razón: la filiación internacional la mantenía la AAAF.
En 1934 la Copa del Mundo se realizó en la Italia fascista. Al boicot impuesto por Europa en 1930, Sudamérica pagó con la misma moneda. Nosotros debíamos clasificar ante Chile, partidos que nunca se disputaron. Cuando se preveía un mundial sin sudamericanos, Brasil y Argentina decidieron participar. Nuestro equipo fue conformado de apuro con futbolistas afiliados a la AAAF y Ligas provinciales, siendo estos profesionales. La historia fue breve: jugamos ante Suecia en Florencia. Perdimos 3 a 2, luego de estar dos veces arriba en el marcador, y nos volvimos pronto a casa.
El 4 de noviembre de 1934 se unificó el fútbol argentino. Nació, formalmente, la AFA. Cabe destacar que entre mayo de 1931 y aquel noviembre de 1934, existió un seleccionado LAF (profesionales). Al no poder utilizar los colores nacionales lo hizo con camisa blanca y vivos verdes.
Afiche de la Copa del Mundo Francia 1938. El único mundial que Argentina desistió su participación.
Por una lógica de alternancia implícita en FIFA, Argentina se preparó para la organización de la Copa del Mundo 1938. Pero ahora no era nuestro fútbol el que había cambiado, si no el mundo. Luego de la Copa del Mundo en la Italia fascista y los fastuosos Juegos Olímpicos de Berlín 1936, Europa necesitaba mostrar otra cara. La diplomacia europea exigió que el Mundial 1938 se realizara en Francia. AFA protestó. Llevó adelante una protesta formal. La respuesta fue clara: no hay negociación, el mundial se realiza en Francia. Argentina no participó y llamó al boicot. El mismo fue acogido por todas las asociaciones continentales salvo Brasil. El 1 de septiembre de 1939 el mundo cambió para siempre. Se inició la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico frenó la Copa del Mundo por espacio de doce años.

 

AISLAMIENTO INTERNACIONAL

 

Noviembre de 1947. El seleccionado en la inauguración del Sudamericano de Guayaquil. Sin dudas, una de nuestros mejores equipos. Nombres propios increíbles. Dos años después no pudieron participar de Brasil 1950.
El 1 de julio de 1946 se realiza el primer Congreso FIFA luego de doce años. La sede fue Luxemburgo, uno de los pocos países europeos que no padeció los horrores de la guerra. Brasil presenta un proyecto para organizar la Copa del Mundo.
El fútbol argentino estaba atravesando su etapa dorada. Aquellos años cuarenta, tal vez fueron uno de los puntos más altos de nuestra historia. Desde la Maquina riverplatense, pasando por el San Lorenzo de 1946 y la Selección Argentina que se consagró campeón del Sudamericana 1947 en Ecuador. Uno de los puntos más altos de rendimiento de la historia. Un equipo para todos los tiempos: Julio Cozzi; José Marante y Juan Sobrero; Norberto Yácono, Pipo Rossi y Natalio Pescia; Mario Boyé, Tucho Méndez, René Pontoni, José Manuel Moreno y Félix Loustau. Con hombres de la talla de Alfredo Di Stéfano, Ezra Sued o Angel Perucca como alternativa.
Si bien nuestra bandera está junto a otras, AFA decidió no participar de la Copa del Mundo Brasil 1950.
Pero un conflicto interno del fútbol argentino dinamitó un mundial que estaba a a nuestro alcance. Fue la huelga de futbolistas que se desató a fines de 1948. Fue una huelga dura, larga y desgastante. En épocas de primer peronismo y justicia social, los futbolistas la iniciaron el 10 de noviembre de aquel 1948. La lista de reclamos era variada: sindicalización, salario mínimo y libertad de acción. El conflicto, que parecía solucionarse con sencillez se desmadró. El gobierno intervino AFA y puso al frente a Valentín Suárez, hombre ligado a la secretaría de Desarrollo Social. Suárez se convertirá en actor de nuestro fútbol por décadas. El conflicto se resolvió meses después, pero las heridas fueron profundas. Muchos de nuestros mejores futbolistas dejaron el país tentados por grandes ofertas económicas, sobre todo desde Colombia. Los grandes futbolistas emigrados al Dorado colombiano (Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera, Pipo Rossi, Ángel Perucca, entre otros) no podían participar del Mundial al no estar afiliados a una federación afiliada a FIFA.
Por otro lado, AFA decidió replegar la Selección. No jugó ningún partido entre 28 de diciembre de 1947 y el 25 de marzo de 1950. La política de aislamiento motivó no enfrentar a Bolivia en la eliminatoria mundialista, serie que debió jugarse en noviembre de 1949. Fue la gran oportunidad perdida. Un error histórico imperdonable.
Cuatro años más tarde la política aislacionista con FIFA continuó. Domingo Peluffo, hombre de San Lorenzo y muy ligado al gobierno nacional, reemplazó a Suárez al frente de AFA. Su ascendencia llegó a FIFA, donde ocupó la vicepresidencia. A pesar de ostentar un cargo tan relevante, mantuvo la política exterior de Viamonte 1366. Argentina no participó de la eliminatoria de cara a Suiza 1954.

 

LA ERA DE LAS ELIMINATORIAS

 

Luego del sangriento golpe cívico-militar de septiembre de 1955, AFA levantó su aislacionismo a nivel mundial. En aquel año había ganado el Sudamericano disputado en Chile. En marzo de 1957 se disputó el 25º campeonato continental. Lima fue sede del mismo. La Selección Argentina, dirigida por Guillermo Stábile – desde 1939 – mostró una de las expresiones más acabadas del fútbol criollo. Un equipo fabuloso con una joven y vital delantera: Oreste Osmar Corbatta, Humberto Maschio, Antonio Valentín Angelillo, Enrique Omar Sivori y Osvaldo Cruz. Los míticos Carasucias de Lima.
Pero entre tanta ilusión apareció un problema insalvable. Maschio, goleador del Sudamericano; Sívori – figura del mismo – y Angelillo fueron transferidos al fútbol italiano. Su venta generó revuelo. Por reglamentación AFA los mismos no podían participar de la Selección Argentina. El equipo se resintió notablemente. Con esta dificultad, la Selección arrancó su primera eliminatoria mundialista. El Grupo 2 nos alineó junto a Bolivia y Chile. Uno de los tres clasificaba a Suecia.
20 de octubre de 1957. Mítico gol de Corbatta a Chile. Eliminatoria para Suecia 1958.
El 6 de octubre de 1957, Argentina jugó su primer partido clasificatorio a una Copa del Mundo. En el estadio Municipal de La Paz, perdimos 2 a 0 con Bolivia. Stábile alineó a Amadeo Carrizo; Pedro Dellacha y Federico Vairo; Fernando Giansierra, Héctor Guidi y Gilberto Sosa; Oreste Corbatta, Norberto Menéndez, Norberto Conde, José Francisco Sanfilippo y Roberto Zárate. Una semana más tarde vencimos 2 a 0 a Chile en Santiago, goles de dos Beto: Menéndez y Conde. El 20 de octubre, en la Bombonera, el equipo nacional goleó 4 a 0 a Chile. El mítico gol de Corbatta. El wing racinguista hizo un gol antológico: tomó la pelota como wing izquierdo. Esperó la llegada del marcador Zalazar, quien pasó de largo. Corbatta corrió hacia adentro, ubicándose en la posición de Quitral. Esperó que el arquero saliera, volvió a enganchar, pasaron todos de largo, y ahí definió con displicencia.
Una semana más tarde clasificamos al Mundial. Goleamos a Bolivia 4 a 0, tantos convertidos por Roberto Zárate, Loco Corbatta, Eliseo Prado y Beto Menéndez. Ese equipo será, un año más tarde, dueño de una de las peores pesadillas del fútbol argentino: la Copa del Mundo Suecia 1958.
Victorio Spinetto. El primer entrenador argentino que priorizó el triunfo por sobre el juego. Formador de Carlos Bianchi y Diego Simeone.
Las complicaciones las tenía nuestro fútbol. Suecia nos mandó al psicólogo. ¿Servían los cincuenta años anteriores de nuestro fútbol? ¿La nuestra era de cabotaje? ¿Debiamos darle mayor preponderancia al físico que la técnica? ¿Estamos perdidos tácticamente? Aparecieron escuelas de juego defensivo. La llevaran adelante hombres que vendrán de otras tierras. Como Juan Carlos Lorenzo, doctorado en fútbol en Europa; o personajes singulares como Jim Lópes, un ex boxeador argentino llamado Alejandro Galán radicado en Brasil desde los años treinta donde se convirtió en entrenador. Todos los nuevos entrenadores prometían resultados.
La clasificación a Chile 1962 nos emparejó con Ecuador. Partido de ida y vuelta. Luego de 21 años, Stábile dejó su cargo al frente del equipo. El veterano Victorio Spinetto tomó la conducción del equipo. Consultado sobre el rival, Victorio mostró todo el desconocimiento propio de la época: «No conozco al fútbol ecuatoriano, pero estoy informado de que ha progresado mucho«.
No hubo problemas. El primer partido se jugó el 4 de diciembre de 1960. En Guayaquil, el primer tiempo finalizó 4 a 0 a favor de nuestro seleccionado. Goles de Corbatta (2), Sanfilippo y Rubén Sosa. Finalmente, en el segundo tiempo Sanfilippo y Ricardo Ramacciotti llevaron la cuenta a seis. En los últimos diez minutos, los locales marcaron tres goles llevando el resultado final a 3-6. La revancha se jugó el 17 de diciembre en la Bombonera. Allí no hubo contemplaciones. Argentina goleó 5 a 0, tantos de Gómez (en contra), Sanfilippo, Corbatta, Rubén Sosa y Martín Pando. Spinetto no cruzó la cordillera. El fútbol argentino de aquellos días pedía un técnico revolucionario. O algo similar. Será el Toto Lorenzo quien dirija a un equipo que no pasó la zona de grupos.
Inglaterra fue el país organizador de la Copa del Mundo 1966. El Grupo 3 nos emparejó junto a Paraguay y Bolivia. El primer partido se disputó el 1 de agosto de 1965. El entrenador del equipo era José María Minella. En el estadio de River Plate, goleamos 3 a 0 a los guaraníes, tantos convertidos por González (en contra), Ermindo Onega y Luis Artime, todos en el primer tiempo.
Una semana más tarde igualamos sin tantos en Asunción. El 17 de agosto otra goleada: 4 a 1 a Bolivia, tantos de Raúl Emilio Bernao (2) y Ermindo Onega (2). Esa tarde logramos el pasaporte a la Copa del Mundo. Días más tarde, una victoria 2 a 1 sobre Bolivia (Artime 2) en la altura de La Paz cerró una eliminatoria casi perfecta.
Como sucedía en aquellos tiempos, Minella no llegó a Inglaterra. A fines de aquel 1965 fue reemplazado por Osvaldo Zubeldía. A días de viajar hacia Inglaterra, diferencias del entrenador y AFA por el rol de su colaborador Antonio Faldutti motivó la renuncia del juninense. A días del Mundial, AFA decidió que fuera nuevamente Juan Carlos Lorenzo el entrenador del equipo en una Copa del Mundo.

 

 

EL DESASTRE DE 1969

 

El Racing de José y el Estudiantes de Zubeldía. Dos equipos de autor. Dos formas de ver el fútbol. La Selección Argentina no abrevó en ninguna corriente clara de aquellos días.
Los años 60s fueron intensos. La década en la cual las defensas le ganaron las delanteras. Boca campeón 64-65 el claro ejemplo. Pero en 1966 apareció el Racing de José. Una bocanada de aire fresco. Un conjunto de veteranos y jóvenes que iban todos al ataque. En forma simultánea surgió El Estudiantes de Zubeldía. Otra concepción de fútbol. Concentración, experimento, estudio detallado del rival. 1968 fue el año de los Matadores de San Lorenzo. River peleó todos los campeonatos, al igual que Boca Juniors. El fútbol de todos los domingos gozaba de buena salud, pero la Selección no.
El 28 de junio de 1966 nuestra endeble democracia recibió un golpe más. Entre proscripciones y asonadas militares, el gobierno de Arturo Illia fue derrocado. Nuestro seleccionado se encontraba en Europa presto a iniciar su camino en la Copa del Mundo. En esos días, la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía intervino AFA. El presidente de la casa del fútbol era Francisco Perette, hermano del vicepresidente depuesto Carlos Perette. Una vez que el plantel regresó al país – eliminada por Inglaterra, affaire Rattin mediante – la dictadura dispuso que fuera Valentín Suárez el interventor de Viamonte 1366.  Curioso: había sido interventor de la misma casa veinte años antes en un gobierno popular. Suárez que había oficiado ipso facto de presidente de la delegación en la Copa del Mundo de Inglaterra, decidió la sustitución de Lorenzo, con quien siempre mantuvo una relación tirante. En su lugar ingresó Jim Lopes, alguien alejado de las tendencias de juego protagonistas del fútbol argentino.
Carmelo Faraone. Director técnico de la Selección en un par de partidos de 1967. Uno de los tantos ensayos fallidos de aquellos días.
Desde 1967 la Selección estuvo a contramano de todos los fenómenos que se iban dando. Se probaron más de cuarenta jugadores y no se armó un equipo porque no existía línea de juego. A mediados de 1967 Valentín Suárez dejó su lugar. Armando Ramos Ruiz lo reemplazó en la intervención. En agosto de 1967, la Selección la tomó Carmelo Faraone, otro entrenador sin pergaminos. Fueron dos partidos. Luego llegó el veterano Renato Cesarini. Una biblia de fútbol, que llegaba con el estigma de la final de Copa Libertadores perdida con River Plate en 1966. Cesarini, veterano, dirigió al equipo hasta que pudo por salud. En agosto de 1968, José María Minella tomó el equipo. El fracaso se olfateaba. Brillantes futbolistas pero no existía línea de juego. El marplatense dirigió la Selección hasta el último día de 1968.
Armando Ramos Ruiz, dirigente de Racing, había decidido contratar un entrenador sin experiencia. Ese era Humberto Dionisio Maschio. El Bocha se había retirado del fútbol en los últimos días de diciembre de 1968, conocedor de la decisión tomada en el seno de AFA. Ramos Ruíz se reunió con los dirigentes de los clubes y pidió que la clasificación a la Copa del Mundo México 1970 sea una prioridad. Para ello se acortó el campeonato Metroopolitano, que terminó ganando Chacarita Juniors. Los rivales que debía enfrentar el seleccionado eran de temer: Perú y Bolivia.
Bocha Maschio en su etapa final como futbolista. Días después de retirarse le ofrecieron la Selección. Renunció un mes antes del comienzo de las eliminatorias por una decisión del dictador Onganía.
Maschio armó un equipo con preponderancia de futbolistas campeones con Racing, San Lorenzo y Estudiantes de La Plata. También armó un equipo de trabajo para aclimatarse a la altura de La Paz. En Febrero de 1969 el Seleccionado Argentino realizó trabajos de aclimatamiento en la capital boliviana. Se midió la capacidad física de los futbolistas. Algunos, como Roberto Perfumo o Pinino Más, eran nulos en estas condiciones. Pero como curiosidad, AFA confió los rendimientos médicos de cada futbolista a un especialista en altura que era el médico…¡de la Federación Boliviana de Fútbol!
Pero duró sólo cuatro partidos. Luego de tres igualdades consecutivas y una tibia victoria ante Chile en cancha de Gimnasia, Onganía ordenó la destitución de Ramos Ruiz. A un mes del comienzo de la eliminatoria, el temor al fracaso motivó al dictador a un profundo cambio de timón. En su lugar ingresó Aldo Porri. Lo que no estaba en los planes de nadie era la renuncia de Maschio. Años después, el Bocha recordó a la revista El Gráfico: «Un día me despierto, pongo la radio, porque en esa época nos informábamos por la radio, y escucho que por decreto del presidente de la Nación -Onganía-, el interventor Ramos Ruiz quedaba cesante. Y renunciamos por respeto a él. Si no renunciábamos, igual nos echaban. Asumió Pedernera y quedó eliminado del Mundial. Lo curioso es que no habíamos perdido ni un partido»
Pasados los años, Armando Ramos Ruiz expresó: «Los resultados no se dieron, lo que creó un clima negativo hacia nuestra gestión propiciando nuestra salida de AFA, y con ello se dio por tierra un plan elaborado. Se improvisó nuevamente. Con quince días de antelación se juntaron los jugadores para disputar una eliminatoria, cuando la mayoría de ellos no había trabajado con Maschio». 
Porri no tenía tiempo de maniobra. Convocó a Adolfo Pedernera para que se hiciera cargo del seleccionado durante la eliminatoria. El Maestro, hombre de enorme personalidad, tenía pergaminos como jugador y entrenador. Para muchos eran intentar reestablecer la confianza bebiendo de la fuente histórica de nuestro fútbol. Con Pedernera llegó un hombre que en aquellos días de 1969 estuvo en Boca de todos. Era el doctor Raul Gioiosa. Para el galeno, la altura se resolvía con pastillas y pinchazos. Años mas tarde, Roberto Perfumo puso claridad: «El método Gioiosa estaba basado en una interminable serie de inyecciones. Nos mataron a pinchazos. Pero eso no fue lo grave. Lo peor es que nadie miró los tests que habíamos hecho en febrero. Siempre pasa lo mismo: el que llega tira todo lo que tiene que ver con el pasado. Aquello, en definitiva, solo le sirvió al técnico de los bolivianos«.
El 27 de julio de 1969 llegó la hora de la verdad. Argentina enfrentó a Bolivia en el primer partido de la eliminatoria. Nuestro seleccionado formó con: Agustín Cejas; Rubén Suñé, Roberto Perfumo, Rafael Albrecht y Silvio Marzolini; Victorio Cocco, Ubaldo Rattín y Miguel Brindisi; Angel Marcos, Daniel Onega y Roberto Tarabini. La derrota fue durísima: perdimos 3 a 1. Perfumo recordó: «Cuando terminó el primer tiempo, junto a otros muchachos no podíamos más. Creí que me desmayaba. Apenas entré al vestuario, otra inyección. Aguante casi todo el segundo tiempo, pero casi pido el cambio. Cejas nos salvó de la goleada, y dentro de todo, fue un resultado favorable«. 

 

Nuestro segundo partido lo jugamos el 3 de agosto. Nos esperó Perú en Lima. La selección peruana dirigida por el brasileño Didí tenía en sus filas una generación de brillantes futbolistas: Héctor Chumpitaz, Roberto Challe, Ramón Mifflin, Perico León o Teófilo Cubillas, entre otros cracks. En el llano, Pedernera movió casi todo el equipo: Cejas; Luis Gallo, Roberto Perfumo, Alfio Basile y Silvio Marzolini; Juan Carlos Rulli, Carlos Pachamé y Miguel Brindisi; Raul Bernao, Héctor Yazalde y Roberto Tarabini. No hubo forma: otra derrota. 1 a 0, gol de León en el segundo tiempo. La angustia se hacía carne: era necesario saber que pasaría en los duelos entre bolivianos y peruanos y esperar, luego, ganar los dos partidos en casa.
El domingo 24 de agosto de 1969, tres semanas después de la derrota en Lima, Argentina recibió a Bolivia. En las semanas anteriores, Bolivia y Perú ganaron sus sendos partidos en condición de local. Bolivia y Perú, 4 puntos. Argentina, ninguno. Empatando, quedábamos fuera. Albrecht reemplazó a Basile expulsado en Lim; los riverplatenses Daniel Onega y Pinino Más a Miguel Brindisi y Roberto Tarabini. La tensión fue extrema. El partido recién se destrabó a los seis minutos del segundo tiempo, cuando el árbitro uruguayo Armando Peña Rocha imaginó un penal en el área boliviana que el tucumano Albrecht transformó en gol.
Finalmente, llegó el Día D. Domingo 31 de agosto de 1969. En la Bombonera, recibíamos a Perú. La obligación era ganar. Otro resultado nos dejaba fuera de la Copa del Mundo 1970. Adolfo Pedernera alineó a : Agustín Cejas; Luis Gallo, Roberto Perfumo, Rafael Albrecht y Silvio Marzolini; Juan Carlos Rulli, Carlos Pachamé y Miguel Brindisi; Angel Marcos, Héctor Yazalde y Roberto Tarabini.
31 de agosto de 1969. El festejo lleno de gol de Cachito Ramirez y Teófilo Cubillas. Nuestro peor desastre se consumaba.
El equipo había estado concentrado toda la semana en el Sindicato de Luz y Fuerza de Castelar. Se había corrido el rumor que habían pedido un premio especial por clasificar a la Copa del Mundo. El clima era tenso. El seleccionado salió desesperado en búsqueda de la victoria. Una tromba. Pero los nervios hicieron mella. Perú, escondiendo la pelota y jugando el partido con sus tiempos, nos hizo sentir el rigor. La estrategia planteada por el brasileño Didí fue perfecta y nuestros nervios hicieron lo suyo. El primer tiempo finalizó igualado 0 a 0. Para la etapa final, Pedernera hizo ingresar a Toscano Rendo por Rulli. El equipo se descompensó. Llegaron los contragolpes peruanos. A los 18 minutos, Cachito Ramirez marcó el primer gol visitante. A los 35 igualó Albrecht, de tiro penal. Un minuto más tarde, una mala salida de Perfumo, el contragolpe y el segundo gol de Cachito. La Bombonera en silencio. En el último minuto, Alberto Rendo realizó una jugada fantástica gambeteando un par de jugadores rivales e igualando el partido. Un gol sensacional. En tiempo de descuento, Ángel Marcos marcó un gol de cabeza que fue anulado por el árbitro chileno Hormazabal por infracción previa al arquero Rubiños. No hubo tiempo para más. Argentina quedaba fuera de la Copa del Mundo México 1970.
En un vestuario desolado, el único que habló fue Adolfo Pedernera: “Comprendo que hemos defraudado a ese público que el domingo nos alentó frente a Bolivia, pero si hay que buscar un responsable del resultado ese soy yo y únicamente yo». Con el paso de los años, Toscano Rendo recordó: «Nos quedamos afuera. Fue la peor experiencia de mi vida. Impresionante ver tanta amargura en un vestuario, algunos lloraban, Pedernera fumaba en un rincón. Me quedé solo a un costado, me metí en la ducha y cuando salí no había nadie, me vine caminando solo desde la Bombonera hasta mi casa de la calle Beazley, en Pompeya, pasé caminando por detrás de la cancha de Huracán. No estaban ni mis viejos ni mi hermano, me tiré en la cama, me comí una tableta de chocolate y me dormí”. Roberto Perfumó reflexionó: «En aquel entonces acepté la derrota y las críticas. No quería hablar, me negaba a los reportajes. Pensaba que me iban a tener mas bronca si decía lo que pensaba. En definitiva suponía que la derrota era un mal necesario».  El Gráfico tituló sintetizó en forma fantástica el momento: «Concluyó la agonía«.

 

 

FANTASMAS PARA VIAJAR HACIA ALEMANIA

 

Enrique Omar Sívori. Entrenador del Seleccionado en 1973.
Luego del desastre de 1969, AFA le dio la conducción del equipo nacional a Juan José Pizzuti. José dirigió el seleccionado hasta la finalización de la Copa Independencia, un torneo internacional organizado por la Federación Brasileña con lógica de mundialito. Fueron dos años y medio. En su reemplazo llegó Enrique Omar Sívori. El Cabezón era un hombre de fuerte carácter y llegaba al país luego de quince años en Europa. El único objetivo era la clasificación a la Copa del Mundo de Alemania Federal 1974. Nuestro fútbol no soportaba otra ausencia.
La foto que inmortalizó a la Selección Fantasma que se preparó durante cuarenta días para un partido en La Paz.
En la eliminatoria nos tocó el Grupo 2, junto a Paraguay y Bolivia. Nuevamente la altura de La Paz. Para los dirigentes, y el propio entrenador, el partido clave sería el que se jugara en el Hernando Siles. Conocida la experiencia de 1969, el cuerpo técnico designó una serie de jugadores que trabajarían exclusivamente para ese partido. Para ello, debían concentrarse durante más de un mes en el norte argentino y Bolivia. Nacía la Selección Fantasma.
En los primeros días de agosto partió el micro con destino a Tilcara. Dirigidos por Miguel Ignominielo, en el plantel se encontraban Ubaldo Fillol, Rubén Glaría, Daniel Tagliani, Osvaldo Cortés, Rubén Galván, Aldo Pedro Poy, Ricardo Bochini, Marcelo Trobbiani, Oscar Fornari, Mario Kempes, Reinaldo Merlo, Jorge Tripicchio, Néstor Chirdo, Jorge Troncoso, Juan Ramón Rocha. Juan José López, el popular JJ, se bajó del partido días antes de la partida por desinteligencias con el cuerpo técnico.
Para los fantasmas, el camino fue un calvario. Sin apoyo en Viamonte 1366, el plantel estuvo a la deriva. Alojados en Tilcara, Jujuy, las condiciones de hospedaje, entrenamiento y alimentación distaban de ser las mejores. Tampoco había un mango. Ignomiriello coordinó amistosos para abonar cuestiones básicas. En Bolivia y Perú jugaron una docena de partidos a cambio de monedas que permitían continuar la travesía. El único que se bajó de la misma fue Mostaza Merlo, qué al no estar acostumbrado a las pensiones, volvió a Buenos Aires desde Jujuy.
Mientras los Fantasmas la yugaban por su sustento, los titulares comenzaron la eliminatoria en la Bombonera. Luego de muchos años, el equipo nacional podía ser conformado con futbolístas que militaran en el exterior. El domingo 9 de septiembre de 1973 ante Bolivia. Sívori alineó a Daniel Carnevali; Quique Wolff, Angel Bargas, Pancho Sa y Heriberto Correa; Miguel Brindisi, Roberto Telch y Carlos Babington; Agustín Balbuena, Rubén Ayala y Carlos Guerini. A pesar del penal fallado por Brindisi a los cinco minutos de juego, Argentina obtuvo una victoria contundente. Ganó 4 a 0, goles de Brindisi (2) y Ayala (2).
Una semana más tarde, partido chivo en Puerto Sajonia, Asunción. Igualamos 1 a 1 con Paraguay, gol convertido por el Ratón Ayala. Ahora si, era el turno de los Fantasmas. Una victoria en La Paz era el pasaporte a la Copa del Mundo. Paraguay había vencido allí semanas atrás, y era imperioso que nosotros hagamos lo mismo. Horas antes del encuentro, Sívori arribó a La Paz. Lo hizo con algunos de los habituales titulares. Junto con Ignomiriello discutieron quienes debían jugar o no. Para sorpresa de todos, Fillol fue postergado por Carnevali. También entraron Bargas, Telch y Ayala.
23 de septiembre de 1973. Tagliani, Poy y Baby Cortés festejan el triunfo en La Paz.
Aquel domingo 23 de septiembre de 1973 hubo elecciones nacionales. Juan Domingo Perón fue electo por tercera vez presidente de la nación. Mientras el pueblo celebraba el reencuentro con su conductor, la Selección Argentina salió al campo de juego del Hernando Siles. La dupla técnica eligió a estos jugadores: Daniel Carnevali; Rubén Glaría, Ángel Bargas, Daniel Tagliani y Osvaldo Cortés; Roberto Telch, Rubén Galván y Aldo Poy; Oscar Fornari, Rubén Ayala y Mario Kempes. Los Fantasmas hicieron un partido sólido y derrotaron 1 a 0 a Bolivia, gol convertido por el sanjuanino Fornari. Aquel grupo de muchachos escribió una hermosa página de superación, desnudando los horrores de AFA. Cinco de aquellos jóvenes muchachos se consagrarán campeones del mundo: Fillol, Galván y Kempes, en Argentina 1978. Bochini y Trobbiani, en México 1986. Curiosamente, ambos fueron los jugadores que ingresaron de refresco en el segundo tiempo.
7 de octubre de 1973. Miguel Brindisi la mata de pecho. Argentina venció a Paraguay y clasificó para la Copa del Mundo de Alemania Federal.
El 7 de octubre de 1973 se consiguió el pasaporte definitivo hacia Alemania. Vencimos 3 a 1 a Paraguay, no sin antes correr mucho y sufrir cuando los guaraníes se pusieron arriba en el marcador. Luego del fracaso de 1969, la Selección Argentina alejaba todos sus fantasmas y se metía en el mundial. Pocos meses después Sivori renunciará. AFA lo reemplazará con un curioso triunvirato compuesto por Vladislao Cap, Víctor Rodríguez y José Varacka. En la Copa del Mundo pasamos la fase de grupos pero no hicimos pié en la fase final.

 

 

PARA GOZAR, PRIMERO HAY QUE SABER SUFRIR

 

César Luis Menotti planteó la desdramatización del juego. Ese concepto armó una guerra.
Finalizada la Copa del Mundo 1974 se inició el ciclo de César Luis Menotti en la Selección Argentina. Exitoso y controversial. La organización de la Copa del Mundo 1978, y la posterior obtención del campeonato mundial nos liberó de clasificaciones mundialistas durante su gestión. Finalizados los ocho años del Flaco de Fisherton al frente del seleccionado, comenzó la etapa de Carlos Salvador Bilardo.
Julio Grondona, presidente AFA desde 1979, confió en el discípulo de Osvaldo Zubeldía. Perfil más bajo que Menotti y con menores pretenciones económicas. Bilardo se apoyó en la base de jugadores de los dos equipos más exitosos de aquellos días: Estudiantes de La Plata e Independiente. Sus formas generaron un profundo debate hacia dentro del fútbol argentino. Más, cuando el equipo no daba pie con bola. Salvo una gira europa en 1984, el equipo no convencía ni gustaba.
La eliminatoria de cara a la Copa del Mundo México 1986 nos alineó junto a Perú, Colombia y Venezuela.  En los partidos previos al comienzo de la misma se profundizaron los cuestionamientos y malestares. El camino se inició el domingo 26 de mayo de 1985 en San Cristobal, Venezuela. La tarde comenzó con una situación insólita: cuando el seleccionado bajó del micro y los futbolistas se dirigían al vestuario, un hincha – con complicidad policial – se acercó a Diego Maradona y le pegó una fuerte patada en el tobillo izquierdo. Carlos Bilardo alineó a Ubaldo Fillol; Néstor Clausen, Enzo Trossero, Daniel Passarella y Oscar Garré; José Ponce, Miguel Russo y Diego Maradona; Jorge Burruchaga, Ricardo Gareca y Pedro Pasculli. Argentina venció 3 a 2, con un par de goles de Diego y otro de Passarella.
Una semana más tarde, otro partido fuera de casa. Esta vez en el Campín de Bogotá. En aquellos días, la Selección Colombia no aprovechaba el calor infernal de Barranquilla y jugaba en la altura capitalina. Fue el partido más sólido de toda la eliminatoria. Argentina venció 3 a 1, goles convertidos por Pedro Pablo Pasculli (2) y Jorge Burruchaga.
Vinieron las revanchas en Buenos Aires. El frío invernal y las lluvias se hicieron sentir. Primero se goleó 3 a 0 a Venezuela, tantos convertidos por Miguel Russo, Néstor Clausen y Diego Maradona, los dos últimos sobre el final del encuentro. Una semana más tarde, con algo de sufrimiento, se venció 1 a 0 a Colombia, gol de Jorge Valdano en la primera etapa.
23 de junio de 1985. La histórica marca personal de Luis Reyna sobre Diego Maradona.
Argentina, con puntaje ideal (8 unidades) debía enfrentar a Perú (5). El domingo 23 de junio de 1985 nos enfrentamos en el estadio Nacional de Lima. Fue la tarde de Luis Reyna, un oscuro mediocampista de contención que tuvo una sola misión durante todo el partido: marcar de la forma más pegajosa posible a Diego Maradona. Si Diego, en España 82, padeció la dura marca del italiano Claudio Gentile, aquella tarde sufrió un marcaje que bordeó lo antireglamentario. Reyna realizó a la perfección el trabajo encomendado por el entrenador Roberto Challe. Perú ganó 1 a 0 y llevó al Monumental la incertidumbre clasificatoria.
Una semana más tarde se jugó en Buenos Aires. Rompamos un mito: si Argentina perdía no se quedaba fuera de la Copa del Mundo. Hubieramos tenido que jugar un durísimo repechaje con Chile y de haber pasado, una final ante Paraguay. Fue mucho mejor haber sufrido lo que sufrimos aquella tarde y clasificar sin esa amansadora de partidos.
29 de junio de 1985. Panadero Díaz y Diego Maradona se saludan antes de un partido que sigue siendo memorable.
Lluviosa y oscura. Los nervios se hacían sentir. Argentina formó con Ubaldo Fillol; Julián Camino, Enzo Trossero, Daniel Passarella y Oscar Garré; Juan Barbas, Ricardo Giusti Jorge Burruchaga y Diego Maradona; Pedro Pasculli y Jorge Valdano. A los dos minutos de juego una jugada que será recordada por siempre. Julián Camino, defensor de Estudiantes de La Plata que había jugado esporádicamente algunos partidos, explicitó por qué Carlos Bilardo le dio la titularidad: le pegó una patada descomunal al goleador peruano Franco Navarro. Un golpe lleno de alevosía e intensión táctica. Navarro salió fracturado. El árbitro Romualdo Arppi Filho sólo amonestó a Camino.
A los 12 minutos, el santafesino Pedro Pasculli abrió el marcador. Perú no se quedó atrás e igualó Velazquez. A los 38 minutos, el Monumental enmudeció: Barbadillo marcó el segundo gol visitante luego de una notable maniobra de Cueto que dejó en el camino a Trossero y Fillol. Argentina con la obligación de empatar. Fillol tapó un mano a mano a Oblitas que hubiera sido el camino al repechaje. Faltando cinco minutos, la conexión de dos ex Sarmiento: Daniel Passarella – que agarró la lanza, remató hacia el arco y golpeó la base del poste derecho – y la presencia de Ricardo Gareca para convertir el empate in extremis. Una vez finalizado el partido el festejo de Carlos Bilardo fue memorable: abrazó a todos los policías a su alrededor. Argentina estaba en México 1986. Curiosamente, ganaremos el campeonato mundial 364 días después de aquella sufrida tarde de eliminatoria, con el arbitraje del propio Arppi Filho.

 

LA NOCHE DEL 0-5

 

Febrero de 1991. Alfio Basile el día que asumió al frente de la Selección Argentina. Lo flanquean Julio Grondona y el Panadero Díaz.
El ciclo de Carlos Bilardo duró siete años. Campeón y subcampeón del mundo. Una guerra mediática atravesó su trabajo. Una corriente del periodismo lo apoyó pese a momentos de juego desconcertante. Sus detractores estuvieron también a la orden del día. Luego de Italia 90, presentó su renuncia. Julio Grondona decidió que la conducción recaería en un hombre más cercano al paladar histórico del fútbol argentino. Hinchas y dirigentes así lo reclamaban. El hombre elegido fue Alfio Basile, quien mantenía también buena relación con la prensa en general.  se convirtió, el 11 de octubre de 1990, en entrenador del Seleccionado nacional.
21 de julio de 1991, Argentina campeón de América luego de 32 años. Un equipo que enamoró a casi todos.
Basile inició su ciclo a comienzos de 1991. Fue una sensación. Jugadores jóvenes de diversos clubes sin importar procedencia. Luego de muchos años se volvía a jugar con línea de cuatro, sin líbero y stoppers. La suspensión por doping de Diego Maradona lo dejaba por largo tiempo fuera de la Selección. La Copa América de Chile 1991 fue el regreso de Argentina a su historia profunda. Se ganó el campeonato continental luego de 32 años con un gran nivel. El equipo base era: Sergio Goycochea; Fabian Basualdo, Sergio Vázquez, Oscar Ruggeri y Ricardo Altamirano; Darío Franco, Leonardo Astrada, Diego Simeone y Leo Rodríguez; Claudio Caniggia y Gabriel Batistuta. El pueblo futbolero argentino se había enamorado de aquel equipo simple pero vistoso y efectivo.
1 de agosto de 1993. Leo Rodriguez supera la marca de Soto. Por primera en eliminatorias, Argentina superaba a Perú.
Invicto todo 1991 y 1992, hacia 1993 el equipo mostraba cierto desgaste. El seleccionado ganó la Copa América de Ecuador 1993, pero el rendimiento no era el mismo de poco tiempo atrás. Argentina llegaba a la eliminatoria mundialista hacia Estados Unidos 1994 con un presuntuoso invicto de 31 partidos – contandos dos amistosos extra-oficiales – que a esa altura parecían mas un lastre que una chapa. Argentina compartió el Grupo A junto a Perú, Paraguay y Colombia. El domingo 1 de agosto jugamos el primer partido ante Perú en Lima. Se ganó 1 a 0, gol de Gabriel Batistuta. Una semana más tarde, una notable muestra de carácter contra Paraguay en el Defensores del Chaco. Argentina se puso en ventaja con un cabezazo de Ramón Medina Bello a los 15 minutos. Minutos más tarde, Gabriel Batistuta se irá expulsado por fuerte infracción. Acto seguido llegará el empate paraguayo, instantes antes que finalice la etapa. Parecía que la suerte estaba sellada cuando el uruguayo Ernesto Filippi expulsó a Oscar Ruggeri. 9 contra 11. Pero apareció Fernando Redondo con una jugada sensacional para poner el 2 a 1, y nuevamente el Mencho para marcar el 3 a 1 final. Hazaña en Asunción.
Se venía Colombia en Barranquilla. La Selección Colombia había sido un rival de cuidado en la última Copa América. Nos habíamos enfrentado en dos oportunidades e igualamos ambos partidos. Era una generación brillante de jugadores, conducidos por Pacho Maturana, un hombre muy reconocido en aquellos días, cercano en pensamiento futbolístico con la tradicional escuela de fútbol argentino.
Aquella tarde del domingo 15 de agosto de 1993 fue el final del invicto. Perdimos 2 a 1, gol de Medina Bello cuando finalizaba el partido. No tuvimos respuestas futbolísticas ni físicas. Ahora venía la serie en Buenos Aires. El 22 de agosto derrotamos 2 a 1 a Perú, gol de Gabriel Batistuta y una sutileza de taco de Medina Bello. Pero una semana más tarde se prendieron todas las luces se alerta. No pudimos superar a Paraguay. Chocamos una y otra vez. Igualamos 0 a 0 y nuestra chance de clasificar directo a la Copa del Mundo dependía de derrotar a Colombia en el Monumental.
5 de septiembre de 1993. Tarde histórica. 0-5 con Colombia. Era necesario un repechaje con Australia para ir al mundial de Estados Unidos 1994.
Domingo 5 de septiembre de 1993. Inolvidable. Argentina formó con Sergio Goycochea; Julio Saldaña, Jorge Borelli, Oscar Ruggeri y Ricardo Altamirano; Gustavo Zapata, Fernando Redondo, Leo Rodríguez y Diego Simeone; Ramón Medina Bello y Gabriel Batistuta. Buscamos el arco rival desde el primer minuto. Oscar Córdoba tapó un par de situaciones claras. Pero en el minuto 41 llegó una habilitación fantástica de Pibe Valderrama a Freddy Rincón para abrir el marcador. El segundo tiempo fue un concierto colombiano. Valderrama, Leonel Alvarez, Rincón, Tren Valencia y Tino Asprilla se llevaron todas las palmpas. La cuenta llegó a cinco. Un silencio sepulcral le dio paso a un aplauso respetuoso. Pero los últimos minutos fueron de sufrimiento: un remate del paraguayo Roberto Cabañas en Lima golpeó el travesaño. Si la pelota entraba, Argentina no hubiera jugado el repechaje con Australia.
Tapa de El Gráfico luego del 0-5 con Colombia. La polémica estuvo a la orden del día.
Luego del 0-5 el fútbol argentino fue un cráter. La mítica tapa negra de la revista El Gráfico con el título verguenza. Viejas deudas que algunos le querían cobrar al entrenador, al cual le indagaban cierta soberbia. La noche que José Francisco Sanfilippo le recordó en vivo a todo el país a Sergio Goycochea que se había comido todos los amagues. Julio Grondona que metió mano y sumó jugadores para el compromiso frente a los oceánicos: Carlos Mac Allister, José Chamot, Abel Balbo y José Basualdo y el regreso estelar de Diego Armando Maradona. En Sidney igualamos 1 a 1, gol de Balbo. En el Monumental ganamos con un gol afortunado de Batistuta en el segundo tiempo. No sobró nada, pero fuimos a Estados Unidos.

 

 

FRANCIA 1998: UNA ELIMINATORIA QUE TUVO DE TODO

 

Daniel Passarella junto a sus dos colaboradores más cercanos: Alejandro Sabella y Américo Rubén Gallego.
Para Argentina, la Copa del Mundo Estados Unidos 1994 fue dolorosa. El combo de efedrina, un cuerpo técnico ciertamente displicente, piernas cortadas, escándalo y eliminación temprana motivó un profundo cambio de timón. Julio Grondona confió la dirección técnica del seleccionado nacional a Daniel Alberto Passarella. El Gran Capitán de 1978 sacudió el avispero. Lo primero que planteó es la obligación de pelo corto – había muchos jugadores pelilargos en la etapa de Basile – , nada de gorras con publicidades (fueron una plaga en Estados Unidos), tampoco aritos, declaraciones homofóbicas y una decisión que fue un misil a su enemigo Diego Armando Maradona: rinoscopía obligatoria a todos los futbolistas.
En septiembre de 1995 estalló el affaire Redondo. El entonces jugador del Real Madrid se negó a cortarse su cabello por pedido expreso del entrenador para ser convocado.
El choque no se hizo esperar. Antes de la primera convocatoria, Oscar Ruggeri – histórico capitán del ciclo Basile – declaró que tiraría los alambrados del predio de Ezeiza con su camioneta. Cuando llegó la primera convocatoria la mayoría de los futbolistas eran juveniles. Maleables para la rígida concepción del entrenador. Algunos históricos como Gabriel Batistuta aceptaron cortarse el cabello. Pero cuando Fernando Redondo se negó a hacerlo, generó uno de los grandes debates de aquellos días. Claudio Caniggia, otro histórico, tampoco aceptó cortarse el pelo.
El ciclo comenzó el 16 de noviembre de 1994 con goleada 3 a 0 ante Chile en Santiago. El primer gran palo del equipo fue la Copa América Uruguay 1995. Luego de ganar con solvencia los primeros dos partidos, Passarella decidió cambiar nueve titulares ante Estados Unidos. Una estrepitosa goleada 0-3 nos obligó a jugar la siguiente ronda contra Brasil, quién nos eliminó con la famosa mano de Tulio. Si bien la prensa oficial bancó al entrenador, sus declaraciones y actitudes lo ponían en la picota. Argentina llegaba a la eliminatoria con un entrenador cuestionado.
La eliminatoria hacia Francia 1998 fue la primera en la cual se enfrentaron todos los equipos continentales entre ellos. ¿Que sucedió? La eliminatoria de 1993 puso al borde del precipicio a Argentina y Brasil. Los vecinos empataron en la altura de Quito y perdieron en La Paz ante una Bolivia sorprendente que llegó a la Copa del Mundo. El lobby fue prohibir jugar en la altura. Ante tamaño despropósito, se decidió que se jugaran 18 fechas repartidas en un calendario bi-anual. Imposible que los grandes no clasificaran a los mundiales.
2 de junio de 1996. En Ecuador, Daniel Passarella acuñó la mítica frase «La pelota no dobla». Nunca una autocrítica.
El primer partido se jugó el miércoles 24 de abril de 1996. Victoria 3 a 1 ante Bolivia en el Monumental. Goles de Ariel Ortega (2) y Gabriel Batistuta. Aquella noche formamos con Oscar Passet; Javier Zanetti, Roberto Ayala, Roberto Sensini y José Chamot; Diego Simeone, Matias Almeyda y Hugo Morales; Claudio Caniggia, Gabriel Batistuta y Ariel Ortega. Pero la alegría inicial se trastocó en polémica y frase histórica. El domingo 2 de junio perdimos 2 a 0 ante Ecuador en la altura de Quito. Una dura derrota porque el equipo no mostró reacción. Lo intolerable fue la nula autocrítica del entrenador. En una conferencia de prensa inolvidable, Daniel Passarella explicó suelto de cuerpo que el equipo había jugado bien y el único problema es que en la altura la pelota no dobla. Frase que quedó en el imaginario popular argentino.
1 de septiembre de 1996. El zurdazo de Chilavert se convirtió en empate paraguayo. La Selección comenzó la eliminatoria 1998 con mal pie.
Luego llegaron dos empates que pusieron al borde del knock out al ciclo Passarella. El primero ante Perú en Lima. Domingo 7 de julio de 1996. Ante un clima adverso y una expulsión tempranera, la actuación del Mono Germán Burgos fue impactante. El arquero argentino tapó media docena de situación clarísimas de gol y fue el responsable de un 0 a 0 mentiroso. Pero el 1 de septiembre se acabó la paciencia de muchos. Recibimos a Paraguay en Buenos Aires. Los guaraníes tenían en el arquero José Luis Félix Chilavert su gran estrella. Multicampeón con Vélez Sársfield, sus tiros libres eran un espectáculo aparte. A los 26 minutos, Gabriel Batistuta abrió el marcador. Minutos más tarde, tiro libre para la visita. Los fotógrafos corrieron en estampida hacia el arco defendido por Burgos. Meses atrás, en un Vélez-River, Chila le había marcado al Mono un gol de tiro libre histórico: le pegó detrás del círculo central sorprendiendo a todos. Esta vez era un remate desde treinta metros. La presencia de Chilavert – vestido todo de negro – intimidó a los presentes. Curiosamente pateó mal. Le pegó mordido. Pero la floja reacción de Burgos transformó el tirito en empate. Increíble. Así terminó el partido. La cosa se ponía peluda: cuatro jugados y tan sólo cinco puntos.
15 de diciembre de 1996. Fernando Cornejo y Matías Almeyda en la pofia. El chileno marcó el tercer gol de tiro libre consecutivo que sufría el seleccionado nacional.
Passarella en la picota. Para el partido ante Venezuela, jugado el 9 de octubre, el entrenador le dio la titularidad a Pablo Cavallero, arquero de Vélez Sarsfield que aun no había debutado en primera. También puso desde el inicio a José Pepe Albornoz e hizo debutar en el seleccionado a Eduardo Berizzo. En San Cristobal era obligatorio ganar y cambiar la imagen. El partido comenzó mal. Como si fuera un karma, Rafael Dudamel, arquero venezolano, marcó un golazo de tiro libre. A pesar de este detalle, el equipo mostró su peso ofensivo y marcó cinco goles (Ortega, Sorín, Simeone, Hugo Morales y José Albornoz). Ganamos 5 a 2. Pero el año terminó con otro partido lleno de dudas. Chile visitó Buenos Aires, cosa que no sucedía por eliminatorias hacía 38 años. Domingo 15 de diciembre de 1996. Otro tiro libre. Otra floja reacción, esta vez de Caballero. La igualdad de Gabriel Batistuta sobre el final salvó la ropa. En la conferencia de prensa, Passarella atacó a sus jugadores: los acusó de estar faltos de fibra. El año terminaba lleno de dudas y en una zona peligrosa en la tabla clasificatoria.
1997 se inició con una serie de partidos de altísimo riesgo. El último encuentro de 1996 había sido un amistoso ante Yugoslavia en Mar del Plata, que terminó con victoria 3 a 2 de los visitantes. El cuerpo técnico presentía que su continuidad se podía poner en juego. El domingo 12 de enero viajábamos hacia Montevideo para enfrentar a Uruguay. Una derrota nos dejaba fuera de los cuatro seleccionados que viajaban hacia Francia. Passarella confió el arco a Ignacio González, dueño de un gran presente en Racing Club. El entrenador acertó, porque Nacho aguantó el empate 0 a 0. El próximo rival, culminando la primera rueda, sería Colombia. Los cafeteros eran líderes en la eliminatoria. Se habían reencontrado con su fútbol luego del cachetazo de Estados Unidos 1994. El cuerpo técnico argentino metió cirugía mayor: afuera Néstor Gorosito, Christian Bassedas y Gabriel Batistuta. Ingresaron tres jugadores que serán los claves en el resto del ciclo: Juan Sebastián Verón, Claudio López y Hernán Crespo. También estrenó sistema defensivo. Volvían el líbero y stoppers: Roberto Sensini, junto a Eduardo Berizzo y Pablo Paz. Una nueva estructura de juego. Los 40 grados de Barranquilla intimidaban. Argentina, definitivamente de punto. Como sucedió tantas veces en nuestra historia, cuando vamos derrotados terminamos venciendo. Ganamos 1 a 0, con gol insólito del Piojo López a los nueve minutos de juego: un remate desde fuera del área de derecha, su pierna de palo, que se metió ante la mirada pasiva de Faryd Mondragón. En el segundo tiempo, Chicho Serna falló un tiro penal para los locales. Si en 1993, la Selección Argentina perdió un invicto de 31 partidos oficiales en Barranquilla, aquella tarde el estadio Municipal perdió su invicto como casa de la Selección Colombia.
2 de abril de 1997. Escándalo en La Paz. La tarde de los tres expulsados y el falso corte de Julio Cruz. Una página negra.
Pero a la gran victoria en Barranquilla le siguió un papelón histórico. No por el resultado, sino por el triste contexto. Aquella tarde del miércoles 2 de abril de 1997, la Selección Argentina vivió una jornada bochornosa. El fixture nos marcaba Bolivia, en La Paz. La altura de la capital boliviana ponía en jaque el envión logrado en el Caribe. Daniel Passarella decidió trabajar el partido con más de veinte días de anticipación. Trabajó en La Quiaca con un plantel largo de futbolistas. Realizó nuevas convocatorias: Carlos Roa, Pablo Rotchen, Julio Saldaña, Marcelo Herrera, Diego Cagna, Andrés Yllana, Angel Morales, Marcelo Delgado, Claudio Biaggio y Julio Cruz. Pero el entrenador no pudo con su genio y planteó inhumano jugar en la altura.
Se instaló la idea de no jugar nunca más en la altura. Bolivia tomó la situación como una ofensa. El Hernando Siles fue una caldera. Marcos Sandy abrió el marcador, igualando Pipo Gorosito con tiro penal a pocos minutos del cierre de la etapa inicial. El juninense nacionalizado Fernando Ochoaizpur convirtió el segundo gol verde apenas iniciado el complemento. Allí se desmadró el seleccionado. El árbitro brasileño Dos Santos Sidrack primero expulsó a Nelson Vivas por patadón a Ramiro Castillo. Minutos más tarde, Gustavo Zapata también fue expulsado por infracción al hábil volante boliviano. En el tumulto, Nacho González le pegó un cabezazo descalificador a un rival. Pero eso no fue todo. Minutos más tarde un asistente del cuerpo técnico local golpeó a Julio Cruz en su pómulo derecho. El partido estuvo largos minutos suspendido. Lo curioso fue, ya en el vestuario, que el delantero santiagueño mostraba un profundo corte en su perfil izquierdo. Cuentan los memoriosos que el entrenador del seleccionado en aquellos días hizo algo similar en cancha de Racing, allá por 1991, con notable éxito: el partido, que River igualaba, se suspendió por agresión a un futbolista. Este en una primera instancia no mostraba un corte que instantes después apareció. Le salió bien: terminó ganando los puntos en el Tribunal de Disciplina. Cruz, retirado en camilla, también fue expulsado. Algo quedaba claro: la soberbia del entrenador impedía perder con decencia. 

 

 

8 de julio de 1997. Hernán Crespo ante Perú. Valdanito fue la carta goleadora del equipo en la segunda rueda de la eliminatoria, relegando a Gabriel Batistuta.
Luego de la derrota en La Paz, el equipo se estabilizó. El 30 de abril enfrentamos a Ecuador en el Monumental. Nacho González dejó de ser convocado. En su lugar apareció Carlos Angel Roa. Sexto – y definitivo – arquero en once partidos clasificatorios. Con Lechuga se acabaron los problemas y será el guardameta del seleccionado hasta su prematuro retiro en 2000. Aquella tarde vencimos 2 a 0, goles de Ariel Ortega y Hernán Crespo. La buena senda continuará el 8 de junio, derrotando 2 a 0 a Perú, goles de Hernán Crespo y Diego Simeone. Pero otro conflicto se profundizaba en aquellos días. Sin dudas, para el entrenador el 9 de seleccionado era Crespo. Jugador que había hecho debutar en la primera de River Plate en 1993. Gabriel Batistuta era el goleador histórico, dueño de un presente sensacional en Italia, pero con un problema personal con Passarella: el entrenador no lo tuvo en cuenta cuando tomó la dirección técnica de River en enero de 1990. Cuando Bati se fue de River explotó en Boca Juniors, algo que nunca tragó el Kaiser. Parecía que el entrenador le estaba pasando una factura al goleador santafesino. El debate Batistuta-Crespo era la comidilla de todos.
20 de julio de 1997. Noche helada sobre Buenos Aires. Argentina venció 2 a 0 a Venezuela.
Luego de una Copa América Bolivia 1997 disputada con muchos futbolistas con primera convocatoria, el camino a Francia 1998 retornó el 6 de julio ante Paraguay en Asunción. Aquella tarde, Juan Sebastián Verón jugó un partido excepcional y Marcelo Gallardo marcó un golazo de tiro libre. Ganamos 2 a 1. El 20 de julio enhebramos el cuarto triunfo consecutivo. En una helada noche de domingo, vencimos 2 a 0 a Venezuela, goles de Hernán Crespo y Pablo Paz. Esa noche se consiguió el liderato de la eliminatoria que no dejaríamos hasta el final de la misma. La clasificación se consiguió el 10 de septiembre ante Chile en Santiago. Otra victoria; la quinta consecutiva. 2 a 1, goles de Gallardo y el Piojo López cuando cerraba el partido.
16 de noviembre de 1997. Leo Astrada intenta robarle el balón al Pibe Valderrama. Fue el último partido de una eliminatoria plagada de polémicas.
Passarella había encontrado su base de jóvenes jugadores para la Copa del Mundo Francia 1998: Roa; Zanetti, Ayala, Paz y Sensini; Simeone, Almeyda, Verón y Ortega; Piojo López y Crespo. El 12 de octubre se igualó 0 a 0 con Uruguay en Núñez. La triste noticia fue la internación de urgencia de Hugo Morales en la noche anterior al partido. Se habló de peritonitis, también de cáncer. En la fecha final de la eliminatoria, Argentina regresó a la Bombonera. Fue el 16 de noviembre de 1997. Colombia volvía a Buenos Aires luego de los míticos cinco goles de 1993. Pibe Valderrama – el crack de aquella triste noche – abrió el marcador en el primer tiempo. Igualó Fernando Cáceres. Cuando faltaban diez minutos, Daniel Passarella hizo ingresar a un pibe de 19 años. Era Juan Román Riquelme, debutando con la Selección Argentina.

 

EL ARROLLADOR EQUIPO DE MARCELO BIELSA

 

Luego de la derrota ante Holanda en cuartos de final de Francia 1998, Daniel Passarella presentó su renuncia como entrenador de la Selección Argentina. El pueblo futbolero pedía a Carlos Bianchi en su lugar. Julio Grondona, enfrentado con el entonces Virrey de Liniers, realizó una jugada a su estilo: recomendó a Bianchi para Boca Juniors – Mauricio Macri tenía todo arreglado con Passarella – y le ofreció la Selección al rosarino Marcelo Bielsa. El Loco tenía en su haber un ciclo maravilloso con Newells Old Boys y el Clausura 1998 con Vélez. Un fanático del fútbol que no dejaba nunca nada librado al azar. En él abrevaban las diversas escuelas tácticas del fútbol argentino. Pero existía un problema: tenía contrato con el Espanyol de Barcelona. AFA terminó solucionando el inconveniente y en septiembre de 1998 se convirtió en el nuevo entrenador.
29 de marzo de 2000. Batistuta festeja el primer gol en la eliminatoria. Piojo López se suma al festejo.
El entrenador se apoyó en tres futbolistas como pilares: Roberto Ayala, Juan Sebastián Verón y Hernán Crespo. Línea de tres, carrileros y presión alta. Concentración y contracción al trabajo las características de un equipo que padeció, en la Copa América 1999, una eliminación insólita ante Colombia. La noche que Martín Palermo falló los tres penales. Pero al momento de iniciarse la eliminatoria, el equipo tenía rodaje y contundencia. Miercoles 29 de marzo de 2000. Argentina goleó 4 a 1 a Chile, goles de Gabriel Batistuta, Juan S. Verón (2) y Claudio López. El equipo formó: Roberto Bonano, Mauricio Pochettino, Roberto Ayala, Walter Samuel, Javier Zanetti, Diego Simeone, Juan Sebastián Verón, Cristian González, Claudio López (Gustavo López 88′), Ariel Ortega (Roberto Sensini 84′), Gabriel Omar Batistuta (Hernán Crespo 88′).
18 de julio de 2000. El equipo que venció 2 a 0 a Ecuador: Sensini, Zanetti, Ayala, Bonano y Samuel; Ariel Ortega, Simeone, Kily González, Hernán Crespo, Claudio López y Verón.
Al triunfo ante Chile le siguieron cuatro victorias consecutivas. El equipo de Bielsa era sólido y contundente. Por primera vez desde 1965, Argentina no sufrió en una eliminatoria mundialista. El 26 de abril se goleó 4 a 0 a Venezuela en Maracaibo, goles de Roberto Ayala, Ariel Ortega (2) y Hernán Crespo. El domingo 4 de junio, en el Monumental, se doblegó la resistencia boliviana sobre el final. 1 a 0, golazo de Gustavo López. El miércoles 29 de junio, Argentina venció 3 a 1 a Colombia en El Campín de Bogotá, escenario donde habíamos ido en 1985 por eliminatorias. Fue una de las actuaciones más convincentes de aquel ciclo eliminatorio. Gabriel Batistuta (2) y Hernán Crespo marcaron los goles. Finalmente, el 19 de julio, vencimos 2 a 0 a Ecuador en Núñez. Brujita Verón falló un penal apenas iniciado el partido, pero luego aparecieron Hernán Crespo y Claudio López para sellar la victoria. Cinco jugados, cinco ganados. 14 goles a favor, dos en contra. Una eliminatoria perfecta.
3 de septiembre de 2000. Juan Sebastián Verón, quién convirtió un golazo de tiro libre. Días atrás había visibilizado la interna del grupo con un grito llamativo.
La única derrota de esta eliminatoria llegó el 26 de julio de 2000. Fue 1-3 ante Brasil, en el estadio Morumbí de San Pablo. Gol de Matías Almeyda cuando cerraba la etapa inicial. Luego siguió una trabajosa igualdad ante Paraguay. Aquella noche del 16 de agosto, los guaraníes se pusieron en ventaja por intermedio de Toro Acuña, promediando el segundo tiempo. Minutos después apareció Pablo Aimar para estampar el 1 a 1 final. Pero había un frente interno que se visibilizó en forma insólita. Quien esto escribe fue testigo de aquel grito en el predio de Ezeiza. En una práctica previa al partido ante Perú, Gabriel Batistuta no llegaba al choque por lesión. Hernán Crespo hablaba con nosotros (la prensa), cuando el grito sonó claro desde el primer piso de la concentración: «Crespo, sacále los alfileres a las fotos», «Crespo, sacá los alfileres». Era Juan Sebastián Verón. La Brujita, distanciada con la prensa luego de las acusaciones de doping en el Mundial 1998, no tenía contacto mediático. Crespo se rió y nos dijo: «Este Verón que siempre anda jodiendo…«. El clima era espeso y se notaba. El 3 de septiembre, Argentina derrotó 2 a 1 a Perú en Lima, goles convertidos por Hernán Crespo y Juan Sebastián Verón. Si, los mismos que le clavaban alfileres a Batistuta.
El último partido de la primera rueda tuvo su morbo. Daniel Passarella era el entrenador de Uruguay. Fue un claro triunfo argentino. 2 a 1, con goles de Marcelo Gallardo y Gabriel Batistuta, ambos en la primera etapa. 2000 finalizó con otra victoria: 2 a 0 ante Chile. Goles de Ariel Ortega y Claudio Husaín. 2001 arrancó con goleada. 5 a 0 a Venezuela, goles de Hernán Crespo, Juan Pablo Sorín, Juan Verón, Marcelo Gallardo y Walter Samuel. Pero la racha casi se corta en La Paz. El histórico problema de la altura. Miércoles 25 de abril. Faltando diez minutos, Bolivia se puso 3 a 1 en el marcador. En los últimos instantes del partido aparecieron los goles – casi milagrosos – de Hernán Crespo y Juan Pablo Sorín para el 3 a 3 final.
Luego siguió una goleada 3 a 0 sobre Colombia (3 de junio), tantos convertidos por Kili González, Claudio López y Hernán Crespo en la primera etapa. El 15 de agosto, una muy celebrada victoria, la primera en la altura de Quito. Vencimos a Ecuador, a nuestros fantasmas y los 2.800 metros. 2 a 0, goles de Crespo y Verón en la etapa inicial. Pero el 5 de septiembre se jugó un partido especial. Miércoles frío. El rival, Brasil con todas sus figuras. Un Monumental repleto, expectante por un partido de figuras. A los dos minutos, un lateral de Roberto Carlos, una desinteligencia entre Roberto Ayala y Germán Burgos permitieron un gol en contra inaudito. En el segundo tiempo ingresaron Marcelo Gallardo y Ariel Ortega, cambiándole la cara al equipo. Empató el Muñeco a los 30 minutos. Faltando seis minutos, Cris – también en contra – puso el 2 a 1 a favor de nuestro seleccionado. Aquella noche, Bielsa alineó estos once jugadores: Germán Burgos; Nelson Vivas, Roberto Ayala, Walter Samuel y Diego Placente; Javier Zanetti, Diego Simeone, Kili González y Pablo Aimar; Claudio López y Hernán Crespo.
Argentina ya estaba en la Copa del Mundo. Candidato como nunca antes. El 7 de octubre enfrentamos a Paraguay en Asunción. Los guaraníes necesitaban los puntos para clasificar al Mundial. Fue un partido de hacha y tiza. Igualamos 2 a 2, goles de Mauricio Pochettino y Gabriel Batistuta, que volvía al once titular. El 8 de noviembre, miércoles por la tarde, recibimos a Perú. No había nada en juego. Fue el partido con menos intensidad de todos los jugados. Ganamos 2 a 0 (Walter Samuel y Claudio López) por peso específico de individualidades. La polémica llegó en la última fecha. Íbamos al histórico estadio Centenario. Uruguay tenía la chance de ingresar al reclasificatorio y volver a una Copa del Mundo luego de una docena de años. Para ello no debía perder con nosotros o esperar que Paraguay, clasificado, le ganara a Colombia. Darío Silva abrió el marcador para los locales, igualando López en la última pelota de la etapa inicial. En el segundo tiempo hubo una llamativa tregua. Nadie se atacó. Empatamos 1 a 1. La sospecha quedó instalada. Uruguay finalmente fue a Japón-Corea 2002. Para nosotros, ese mundial es una historia que nunca queremos recordar.
Aquella fue la mejor eliminatoria en nuestra historia. No solo porque la ganamos de punta a punta, si no por los registros de aquel equipo: 13 partidos ganados (récord), 4 empatados y una sola derrota. 42 goles a favor (récord) y sólo 15 en contra.

 

 

DE CARA A ALEMANIA 2006

Luego del fracaso de Japón 2002, AFA decidió continuar el ciclo de Marcelo Bielsa. El golpe había sido durísimo. ¿Cómo continuaría la historia? El sábado 6 de septiembre de 2003 se inició el camino hacia Alemania 2006. El rival era Chile en un estadio Monumental semi-vacío. Sin ganas de ilusionarse. Bielsa alineó a Pablo Cavallero; Nelson Vivas, Roberto Ayala, Walter Samuel; Javier Zanetti, Juan Verón, Kily González; Pablo Aimar, Andrés D’Alessandro; César Delgado y Hernán Crespo. Los goles de Kili y Aimar en el primer tiempo generaron cierta ilusión, pero la Roja igualó en el segundo tiempo y seleccionado se despidió bajo un coro de silbidos. Tres días mas tarde, goleada reparadora en Caracas. 3 a 0 ante Venezuela, goles de Aimar, Crespo y Delgado, todos en el primer tiempo.
El 15 de noviembre, otro triunfo. 3 a 0 ante Bolivia en el Monumental. La gran figura fue Pablo Aimar, autor de un recordado golazo de taco. Pero las tribunas estaban vacías: el pueblo futbolero argentino no sentía empatía por aquel equipo. Cinco días mas tarde, la Selección jugó el último partido clasificatorio en 2003. Fue en Barranquilla ante Colombia. Hernán Crespo abrió el marcador, pero el partido finalizó igualado 1 a 1.
En 2004 el gran objetivo fue la Copa América de Perú. El 30 de marzo, nuevamente eliminatoria. Victoria 1 a 0 ante Ecuador en el Monumental. El 2 de junio perdimos el invicto en Belho Horizonte. Brasil, campeón del mundo, nos ganó 3 a 1 con un triplete de Ronaldo. Juan Pablo Sorín había descontado en el segundo tiempo. A pesar de la derrota y ceder el liderato, el equipo mostraba un volumen de juego similar al de años anteriores. El domingo 6 de junio, igualamos 0 a 0 con Paraguay en casa. En el mes de julio se disputó el torneo continental. El equipo de Bielsa tuvo una actuación convincente, recuperando la línea de juego. Pero perdimos una final de Copa increíble con Brasil. El 4 de septiembre la Selección se presentó en Lima. Pocos días atrás habíamos logrado el Oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Atenas, uno de los títulos que faltaban en AFA. En la noche limeña vencimos 3 a 1, mostrando un gran juego. Fue el último partido de Marcelo Bielsa al frente de la Selección Argentina, quién días mas tarde presentó su renuncia indeclinable. Ante Perú, Bielsa alineó un equipo en el cual se mostraba patente el recambio de nombres: Roberto Abbondanzieri, Gabriel Milito, Fabricio Coloccini y Gabriel Heinze; Javier Zanetti, Javier Mascherano, Cristian González y Andres D’Alesandro; Mauro Rosales, Carlos Tévez y César Delgado.
9 de octubre de 2004. Riquelme abrazo a Luciano Figueroa, autor del segundo gol. Cuchu Cambiasso se suma al festejo.
Con la salida del Loco rosarino, AFA decidió que fuera José Néstor Pekerman – Coordinador de selecciones nacionales – quien se haga cargo del fierro caliente. El entrenador había sido el constructor de un notable ciclo al frente de juveniles, donde obtuvo tres campeonatos mundiales de la categoría. El 16 de septiembre se oficializó la asunción y el 9 de octubre jugó su primer partido de eliminatoria. Fue ante Uruguay en el Monumental. Pekerman dispuso un equipo con muchos jugadores que fueron parte de sus ciclos exitosos: Abbondancieri; Coloccini, Samuel, Heinze, Zanetti; Kili González, Cambiasso, Sorín, Riquelme; Saviola y Figueroa. Argentina venció 4 a 2, convirtiendo tres goles en el primer tiempo. El tándem Esteban Cambiasso-Juan Román Riquelme motivó que los cincuenta mil hinchas presentes se deshicieron en aplausos.
El 13 de octubre igualamos 0 a 0 con Chile en Santiago. El año, en materia de eliminatorias, finalizó el 17 de noviembre. Esa noche vencimos 3 a 2 a Venezuela en el Monumental, goles de José Rey (en contra), Juan Román Riquelme y Javier Saviola.

 

 

2005 arrancó con derrota. En la altura de La Paz ganamos 2 a 1, primer triunfo en la altura luego de la Selección Fantasma de 1973. Días más tarde, el 30 de marzo, vencimos a Colombia en Buenos Aires. 1 a 0, gol de Hernán Crespo, quién curiosamente no convertía desde el partido con los cafeteros en la rueda inicial. El 4 de junio, otra derrota en la altura. Esta vez fue 0-2 con Ecuador en Quito. Pero el partido que todos querían ganar era ante Brasil. El partido se jugó en la noche del miércoles 9 de junio. Un frío invernal le dio marco climático al partido. El primer tiempo fue un espectáculo argentino. 3 a 0, con dos goles de Hernán Crespo y un golazo de Juan Román Riquelme. Brasil descontó en el segundo tiempo, sellando el 3 a 1 final. Aquella noche sacamos el pasaje para Alemania 2006.
9 de octubre de 2005. El pibe Messi encara la meta peruana. El primer partido de titular de Lio en eliminatoria mundialista.
A fines de 2005 se jugaron los últimos tres partidos de la Eliminatoria. El 3 de septiembre perdimos 1 a 0 ante Paraguay en Asunción. Aquella noche los guaraníes nos ganaron por primera vez en eliminatoria mundialista. También fue el debut de un pibe de 17 años llamado Lionel Andrés Messi, quién ingresó en los minutos finales reemplazando a César Delgado. El 9 de octubre aseguramos el primer tiempo en la Eliminatoria venciendo 2 a 0 a Perú, goles de Juan Román Riquelme – tras penal cometido a Messi –  y Luis Guadalupe (en contra), cuando finalizaba el partido. El último partido fue ante Uruguay. En el Centenario perdimos 1 a 0, cerrando una eliminatoria en la cual fuimos de menor a mayor, regulando sobre el final.

 

 

SUDAFRICA 2010: EL REGRESO DEL SUFRIMIENTO

 

Pekerman en la Copa del Mundo 2006. Se sabía fuera de la Selección durante la disputa misma de la competencia. Su salida destapó un problema enorme.
Argentina realizó una gran Copa del Mundo 2006. Eliminados en cuartos de final ante Alemania. Un partido controlado durante gran parte del mismo, en el cual los teutones igualaron a falta de diez minutos. La famosa historia de los penales de Lehmann y el eterno debate sobre si debió ingresar Lionel Messi en vez de Julio Cruz. Pero Pekerman tenía la decisión tomada más allá de resultados. La Selección no sería lo mismo luego del mundial. Contratos firmados por AFA restaban autonomía al entrenador para la selección de jugadores. De regreso al país, José Néstor Pekerman presentó su renuncia luego de once años ligados a AFA.
Alfio Basile regresó al seleccionado en 2006. Su fuerte personalidad no pudo unir un frente interno difícil.
La Selección fue ofrecida a Alfio Basile, un viejo conocido. A los 65 años, Coco dirigía Boca Juniors, club del cual se desvinculó luego de ganar la Recopa ante San Pablo. En aquellos días de 2006, Julio Grondona dio cuenta de la nueva etapa que se asomaba para la Selección: «En estos momentos, Basile va a ser más seleccionador de jugadores que entrenador«. Una serie de amistosos previos a la Copa América Venezuela 2007 no mostraron lo mejor del equipo, pero durante la competición continental, el equipo del Coco tuvo picos de rendimiento altísimo, asemejándose a aquella maravillosa experiencia de Chile 1991. Lamentablemente, perdimos la final 3 a 0 con Brasil y volvieron las dudas.
13 de octubre de 2007. Grita Román uno de sus dos goles de tiro libre. Riquelme convirtió tres goles consecutivos por esa vía en el inicio del camino a Sudáfrica.
En 2010 se disputó la primera Copa del Mundo en territorio africano. Sudáfrica fue el lugar elegido. La eliminatoria comenzó el sábado 13 de octubre de 2007. Chile visitó el estadio Monumental. Un partido sensacional de Juan Román Riquelme, quién convirtió los dos goles triunfales de tiro libre.  Coco puso en cancha a Roberto Abbondanzieri; Javier Zanetti, Martín Demichelis, Gabriel Milito y Gabriel Heinze; Maximiliano Rodríguez, Javier Mascherano, Esteban Cambiasso y Juan Román Riquelme; Lionel Messi y Carlos Tevez. Días mas tarde, victoria en Maracaibo. 3 a 0 a Venezuela, goles de Gabriel Milito, Juan Román Riquelme – otro tiro libre – y Lionel Messi, todos en la etapa inicial.
El año finalizó con una goleada a Bolivia 3 a 0 (17 de noviembre) y una derrota ante Colombia en el Campín de Bogotá. Messi abrió el marcador, pero en el segundo tiempo no se pudo sostener la victoria y perdimos 2 a 1. Nadie preveía los oscuros nubarrones que se posarían sobre la Selección Argentina a partir del año siguiente.
El 14 de junio de 2008 regresó la eliminatoria. El rival fue Ecuador en el Monumental. Fue el regreso de Juan Sebastián Verón a la eliminatoria mundialista. Lo que se preveía como partido accesible terminó en noche durísima.  Empatamos en el tercer minuto de adicional por intermedio de Rodrigo Palacio. El 18 de junio igualamos 0 a 0 con Brasil en Belho Horizonte, logrando nuestro primer punto en tierra brasileña por eliminatoria mundialista.
23 de agosto de 2008. Lionel Messi y Sergio Aguero celebran el Oro olímpico en Beijing. Cuentan que allí se pergeñó la salida de Alfio Basile.
Pero el Coco olfateaba la zancadilla. Sus años de vestuario permitían la sospecha. El entrenador había convocado a Cata Díaz, Sebastián Battaglia y Fernando Gago, todos dirigidos por Basile en Boca Juniors, con la idea de generar un contrapeso en un vestuario donde se hacían oír Javier Mascherano, Sergio Aguero y Lionel Messi. La situación se tornó irrespirable cuando el equipo olímpico obtuvo el Oro en los Juegos Olímpicos de Beijing. 23 de agosto de 2008. Una selección dirigida por Sergio Batista con una presencia muy cercana de Diego Maradona. En aquellos días, Sergio Aguero era yerno de Diego. Era indisimulable que algunos jugadores preferían un cambio en la conducción del equipo.
El 6 de septiembre volvió a jugarse otra fecha de eliminatoria. El rival fue Paraguay en el Monumental. El partido tuvo una serie de situaciones analizables. A los doce minutos de juego, una desinteligencia entre Gabriel Heinze y Roberto Abbondancieri terminó en gol guaraní y lesión del arquero. A los 30 minutos, Carlos Tévez fue expulsado por plancha, lo que sacó de quicio a Basile. Sergio Aguero igualó luego de una sensacional habilitación de Lionel Messi. 1 a 1 fue el resultado final. Cuatro días mas tarde, nos igualaron en tiempo de descuento. 1 a 1 con Perú en Lima. Aquella noche, Basile borró a Heinze y puso al Cata Díaz. El vestuario ardía. El 11 de octubre, último partido de la primera rueda. Uruguay en el Monumental. Aquel sábado, luego de cinco partidos sin triunfos, volvimos a la victoria. 2 a 1, con goles de Messi y Aguero.
15 de octubre de 2008. Basile hace ingresar al Cata Díaz. La interna del vestuario se dividió entre los que bancaban – o no – al entrenador. Basile renunció luego de aquella derrota.
Pero el partido bisagra se jugó en Santiago de Chile. En la noche del 15 de octubre de 2008 por primera vez perdimos ante Chile en eliminatoria continental. A Chile la dirigía Marcelo Bielsa, generando un punto de conflicto en la historia. Basile alineó a Juan Pablo Carrizo;  Nicolás Burdisso, Martín Demichelis, Gabriel Heinze y Javier Zanetti; Cristian Ledesma, Javier Mascherano y Esteban Cambiasso; Lionel Messi; Sergio Agüero y Diego Milito. No la vimos durante los noventa minutos. Nos ganaron 1 a 0, y nos hicieron precio. ¿Que pasó en el vestuario? Dicen que esas cosas quedan en la intimidad de los grupos, pero al parecer un sector de jugadores que respaldaba al entrenador (Cata Díaz, Carlos Tévez) le recriminó a otro el poco entusiasmo puesto dentro del campo de juego. Vale recordar que Lionel Messi y Sergio Aguero estuvieron literalmente perdidos. Algunos se animan a decir que las recriminaciones terminaron en golpes. Basile renunció en forma indeclinable a la Selección Argentina. Había intentado sobrepasar una desproporcionada lluvia de críticas. Detrás de ellas, algunos veían un nombre inmenso. El de Diego Armando Maradona.
Finalmente, el 28 de octubre de 2008, Diego Armando Maradona volvía a la Selección Argentina. Si su última aparición había sido en Boston, en aquel partido frente a Nigeria por la Copa del Mundo 1994, hoy lo hacía como entrenador. Su curriculum como entrenador era por demás discreto. Para sostener su contratación, Julio Grondona le puso al lado a Carlos Salvador Bilardo. Nacía un ciclo turbulento y desmesurado. Propio de una AFA que había perdido el rumbo hacía tiempo.
Su primer partido de eliminatoria fue ante Venezuela en Buenos Aires. 28 de marzo de 2009. En la nueva etapa no fue convocado Juan Román Riquelme, opción obligada por Basile, y era el regreso – una vez más – de Juan Sebastián Verón. Argentina arrasó aquella noche. Goleamos 4 a 0, tantos convertidos por Lionel Messi, Carlos Tévez, Maxi Rodríguez y Sergio Aguero.  Pero pocos días más tarde, el 1 de abril, sufrimos unas de las goleadas más dolorosas de nuestra historia futbolera. Viajamos a La Paz para enfrentar a Bolivia. A diferencia de otros entrenadores – que como vimos hicieron trabajos diferenciados – Maradona expresó que los 3.600 metros del Hernando Siles no eran problema. «A la altura hay que atacarla«, dijo Diego. Fue un golpe durísimo. Nos ganaron 6 a 1. Nos hicieron precio. Tanto fue así que en los últimos 25 minutos, nuestros jugadores le pedían a los rivales que no les metieran mas goles. Aquella tarde nefasta, Argentina formó: Juan Pablo Carrizo; Javier Zanetti, Martín Demichelis, Gabriel Heinze y Emiliano Papa; Maxi Rodríguez (Ángel Di María), Javier Mascherano, Fernando Gago, Luis González (Marcos Angeleri); Lionel Messi y Carlos Tévez (Daniel Montenegro).

 

 

El golpe fue durísimo. El 6 de junio de 2009, Argentina recibió a Colombia en el Monumental. Ganamos 1 a 0, gol del Cata Díaz en el segundo tiempo. Luego, una terrible racha de tres derrotas consecutivas. El 10 de junio perdimos 2 a 0 con Ecuador en la altura de Quito. El próximo partido era ante Brasil. La tabla comenzaba a achicarse para Argentina. Diego pidió salir de Buenos Aires y jugar un partido de presión en el Gigante de Arroyito. Allí fuimos el sábado 5 de septiembre. Brasil nos bailó. Nuestra Selección era el espectro de un equipo. Individualidades que se movían sin armonía. Perdimos 3 a 1, gol de Jesús Dátolo sobre el final. Cuatro días más tarde fuimos a jugarnos la clasificación a Asunción. Otra derrota. Paraguay nos ganó 1 a 0. A falta de dos fechas, estábamos en la cuerda floja.

 

10 de octubre de 2009. Martín Palermo nos salva de la catástrofe. Un gol debajo de millones de gotas. Una hazaña increíble.
Pero nuestro fútbol es capaz de momentos heroicos. El sábado 10 de octubre nos jugábamos buena chance de viajar a Sudafrica. Enfrente, un débil seleccionado peruano. Perú siempre se metió en nuestra historia clasificatoria en forma de fantasma, y para peor, luego de muchísimos años, Argentina enfrentaba un partido eliminatorio con la chance real de quedar fuera de una Copa del Mundo. Apenas iniciada la segunda etapa, Gonzalo Higuain marca el primer gol argentino. Promediando el segundo tiempo, la lluvia se conviertió en diluvio. Una catarata de agua que caía del cielo. Entre tanta agua, en el minuto 45 empató Perú. Nadie lo podía creer. Estábamos más afuera que adentro del mundial. Pero dos minutos más tarde apareció Martín Palermo, entre miles de piernas y millones de gotas, para concretar el gol milagroso que significó medio pasaporte al Mundial 2010.
A pesar del gol milagroso, Argentina no llegaba a la última fecha clasificada. Nosotros teníamos 25 puntos, Uruguay 24, Ecuador 23. Uno entraba directo, otro al repechaje y otro no viajaba a Sudáfrica. Ecuador visitaba a Chile en Santiago. Para la noche del Centenario, Maradona alineó a: Sergio Romero; Nicolás Otamendi, Rolando Schiavi, Martín Demichelis y Gabriel Heinze; Jonás Gutiérrez, Javier Mascherano, Juan Sebastián Verón y Ángel Di María; Lionel Messi y Gonzalo Higuaín. Tan sólo Demichelis, Heinze y Mascherano habían sido del equipo titular en el primer partido del ciclo clasificatorio.
Uruguay tuvo chances clarísimas de convertir. El partido tuvo picos de tensión emocional que comenzaron a despejarse cuando Chile marcó el gol que destrabó su partido. A falta de pocos minutos, el cordobés Mario Bolatti – que había ingresado hacía instantes por Higuaín – marcó el gol del triunfo. Argentina a Sudáfrica 2010. El festejo enloquecido de Diego Maradona y Carlos Bilardo. La mítica conferencia de prensa donde Diego tuvo aquella frase histórica por el exabrupto: «Yo tengo memoria, a los que no creían, a los que no creyeron…con perdón de las damas, que la chupen, que la sigan chupando«,

 

RITMO PACHORRIENTO

 

El paso del Checho Batista al frente del seleccionado fue efímero. No llegó a la eliminatoria hacia Brasil 2014.
En Sudáfrica 2010 nuestro sueño llegó hasta cuartos de final. Un duro 0-4 ante Alemania nos devolvió a casa. Con la salida de Diego Maradona y Carlos Bilardo, AFA entregó la conducción del Seleccionado Nacional a Sergio Batista. Checho había sido campeón en 1986 y subcampeón en 1990. Pero su carrera de entrenador tuvo profundos altibajos. ¿Por cual razón AFA confió en él? Se habló de la fuerte relación trabada con Messi en los días de Beijing 2008. Lo cierto es que su ciclo fue corto y atravesado por la mala actuación en la Copa América disputada en nuestro país en julio de 2011. Checho no llegó a la Eliminatoria.
En agosto de 2011, Alejandro Sabella se convirtió en el nuevo entrenador del Seleccionado Nacional. Un ciclo exitoso.
Julio Grondona confío el equipo en un entrenador de jerarquía. Alejandro Sabella había llevado a Estudiantes de La Plata a ganar la Copa Libertadores 2009 y a un paso del campeonato intercontinental. En AFA se recordaba su paso junto a Daniel Passarella, aportando mesura e inteligencia.  Era un hombre ideal para años de desequilibrios. El primer partido de cara a Brasil 2014 se disputó el 7 de octubre de 2011. En el Monumental recibimos a Chile, dirigido por Claudio Borghi. Victoria 4 a 1, con triplete de Gonzalo Higuaín y Lionel Messi. Pachorra puso en cancha este once: Mariano Andújar; Pablo Zabaleta, Nicolás Burdisso, Nicolás Otamendi y Marcos Rojo; Rodrigo Braña, Ever Banega, José Sosa y Ángel Di María; Lionel Messi y Gonzalo Higuaín.
15 de noviembre de 2011. Argentina da vuelta el partido en Barranquilla. Partido bisagra.
Pero cuatro días después se produjo una derrota inesperada. Perdimos 1 a 0 ante Venezuela en Puerto La Cruz. Nadie lo podía creer. ¿Se podía confiar en este equipo? La clave estaría en la próxima fecha, cuando recibimos a Bolivia en el Monumental. 11 de noviembre de 2011. El equipo fue un espanto. Apenas si pudimos empatar 1 a 1. Si no se mejoraba el rendimiento ante Colombia en Barranquilla, la eliminatoria sería un Vía Crucis. Aquella tarde, el equipo tuvo un primer tiempo muy flojo. Colombia se puso en ventaja en la última pelota de la etapa. Para el segundo tiempo, Sabella hará un cambio fundamental: Kun Aguero ingresó por Pablo Guiñazú. Argentina recuperó forma y talante ofensivo. Lo dimos vuelta con goles de Lionel Messi y Sergio Aguero. Ahora si: comenzaba una nueva etapa.
7 de septiembre de 2012. Lionel Messi festeja su golazo de tiro libre ante Paraguay. Aquella noche ganamos 3 a 1.
Luego de medio año, nuevo partido clasificatorio. El 2 de junio de 2012 recibimos a Ecuador en el Monumental. Un recital del equipo. 4 a 0, goles de Higuaín, Aguero, Messi y Di María. Ya encabezábamos la tabla. El 7 de septiembre, por primera vez jugabamos un partido clasificatorio en Córdoba. El Mario Alberto Kempes cobijó el triunfo 3 a 1 sobre Paraguay, goles de Di María, Higuiaín y Messi, con hermoso tiro libre. El equipo se consolidaba. En juego y resultados. Cuatro días después, partido de riesgo ante Perú en Lima. Igualamos 1 a 1, sorteando un obstáculo difícil: los locales hicieron un gran partido. La racha de triunfos retornó el 12 de octubre en Mendoza, cuando goleamos 3 a 0 a Uruguay. El año finalizó con otra victoria: 2 a 1 con Chile en Santiago. Lo que comenzó con dudas se convirtió en un equipo dueño de fútbol, gol e ilusiones. 
En 2013 el ritmo del equipo siguió siendo alto, a pesar de una serie de tres igualdades consecutivas. El 22 de marzo goleamos 3 a 0 a Venezuela en el Monumental. Días mas tarde igualamos 1 a 1 con Bolivia en la altura de La Paz. Le siguió un 0 a 0 con Colombia en casa y un 1 a 1 con Ecuador en Quito. Las últimos tres jornadas clasificatorias fueron de alto nivel. Goleamos 5 a 2 a Paraguay en el Defensores del Chaco, goles de Messi (2), Aguero, Di María y Maxi Rodríguez. El 11 de octubre de 2013, en Buenos Aires, vencimos 3 a 1 a Perú. Finalmente, cerramos la eliminatoria cayendo en forma ajustada 3 a 2 con Uruguay en el Centenario.
Como en las eliminatorias de 1998 y 2002, volvíamos a terminar arriba en la tabla clasificatoria. La virtud de un cambio de timón a tiempo. Este equipo llegará a la final de la Copa del Mundo 2014, perdiendo en el segundo tiempo suplementario ante Alemania. Un punto altísimo en la historia del Seleccionado Argentino de fútbol.

 

LA IMPLOSION DE AFA CASI NOS DEJA FUERA DE RUSIA

 

El 31 de julio de 2014 falleció Julio Grondona. Durante 35 años estuvo al frente de AFA. Su muerte abrió una sucesión que pareció la lucha familiar por una herencia. Esa lucha entre diferentes actores tuvo un pico de desquicio el 3 de diciembre de 2015, cuando en una elección fallida apareció un voto de más que nunca sabremos si sirvió para que Marcelo Tinelli o Luis Segura no fueran presidentes sucesores.
Pero el 10 de diciembre de 2015 cambió el mapa político de AFA. El nuevo gobierno nacional buscó cambiar de forma brutal las estructuras AFA. El final de Fútbol para Todos y el ingreso de las Sociedades Anónimas Deportivas motivó que Viamonte 1366 fuera una guerra interna durante todo 2016. Como los anticuerpos del fútbol argentino impedían que el gobierno tuviera el control explícito del sillón presidencial, el Ejecutivo nacional coordinó con FIFA la intervención de AFA. La famosa Comisión Normalizadora, encabezada por Armando Pérez – dueño del único gerenciamiento medianamente exitoso del fútbol argentino – y Javier Medín, abogado del Grupo Socma ligado al Club Atlético Boca Juniors.
Gerardo Martino, quién llevó por el camino del buen fútbol a dos finales de Copa América (2015-2016) renunció al cargo de seleccionador luego de la Copa América Centenario. El desquicio de AFA había llegado a su trabajo cotidiano. En su lugar, la Normalizadora anunció a Edgardo Bauza, entrenador campeón de la Copa Libertadores con Liga de Quito y San Lorenzo de Almagro. Su paso por el Seleccionado fue deficiente. Finalmente, Jorge Sampaoli, ex entrenador de la Selección de Chile, ocupó su lugar. Tres igualdades consecutivas (Uruguay, Venezuela y Perú), pusieron contra las cuerdas la clasificación argentina a Rusia. Finalmente, vencimos 3 a 1 en la altura a Ecuador. A pesar de la implosión programada de AFA, apareció el fútbol para clasificar a la Copa del Mundo.
Nuestro compañero Martín Gorojovsky nos acercó las estadísticas totales de Argentina en Eliminatoria Mundialista (sin contar los partidos de repechaje ante Australia). Fueron 134 partidos, con 74 victorias, 35 empates y 25 derrotas. A pesar de los números, no clasificamos a México 1970 y quedamos contra las cuerdas en unas cuantas ocasiones. En definitiva, ese sinuoso camino que debemos transitar para llegar a la máxima fiesta del fútbol mundial.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

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