La interna Macri-Riquelme tiene a la Bombonera como uno de sus campos de batalla. La clausura de la bandeja alta del Riachuelo puso en manifiesto esta interna feroz. ¿Cual será el futuro de un escenario mítico del fútbol argentino?
Por Carlos Aira
2023, año electoral. Tanto a nivel nacional como en Boca Juniors. Como en todo año electoral, la guerra se dirime en diversos campos de batalla. El Club Atlético Boca Juniors es uno de ellos. No solo por el profundo arraigo popular: Boca fue la lanzadera de negocios y hombres públicos del ex presidente Mauricio Macri.
En 2019, el macrismo perdió unas elecciones que siempre creyó ganadas. El nuevo presidente de Boca Juniors es Jorge Amor Ameal, pero la presencia omnipresente de Juan Román Riquelme no sólo fue vital para la victoria electoral de 2019: su gestión estaría siendo ratificada por la masa societaria del club en las elecciones de fin de año. Pero existe un talón de Aquiles donde el macrismo está dispuesto a golpear y es – ni más ni menos – que La Bombonera. El viejo escenario inaugurado el 25 de mayo de 1940; anacrónico para el siglo 21, pero dueño de una carga simbólica única.
La actual conducción xeneize tiene como eje una Bombonera popular. Para ello, la obligada ampliación del estadio. Los 54.000 espectadores habilitados es una cantidad demasiado escasa para la demanda societaria. La Bombonera solo puede ampliarse con la adquisición de las dos medias manzanas (129 unidades) de la calle Del Valle Iberlucea o a través de la compra de los frentes de la misma arteria (el Proyecto Esloveno) según los dos proyectos en danza. La dirigencia xeneize habría elegido la adquisición de las manzanas continuas, pero aquí comienzan los problemas: no todos los dueños – 166 unidades habitacionales – están dispuestos a vender. Por otro lado, cualquier ampliación necesita la aprobación en diputados para cambiar la zonificación.
EL CAMBIO DE PARADIGMA