16 de septiembre de 1955: a 65 años del comienzo del genocidio deportivo argentino

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El 16 de septiembre pasado se cumplieron 65 años de la llamada Revolución Libertadora. Con el derrocamiento del gobierno peronista dio comienzo a una etapa tan oscura como olvidada de nuestro deporte: el genocidio deportivo argentino. Un artículo para comprender la magnitud del daño realizado.

Por Carlos Aira

 

El 16 de septiembre de 1955 un golpe cívico-militar derrocó el gobierno de Juan Domingo Perón, poniendo fin al ciclo Justicialista 1946-1955.  Semanas atrás, la Armada criminal había bombardeado la Plaza de Mayo dejando 350 muertos, ochocientos mutilados y dos mil heridos graves. Perón tuvo presente la tragedia de la Guerra Civil Española y dejó su cargo. Desde ese momento se le asestó un golpe mortal a la patria. Por consecuencia, al deporte argentino.
El deporte argentino no comenzó con el justicialismo. Los orígenes se remontan a las últimas décadas del siglo XIX, introducido por el capital británico en nuestro país. Pronto se destacaron tres tipos de instituciones deportivas: las de origen europeo, los clubes de la elite criolla (Jockey Club o el Club del Progreso) y los clubes-equipo, compuestos por jóvenes de sectores populares. Si bien algunos de éstos clubes-equipo se transformaron en gigantes como Boca Juniors o Racing Club, la inmensa mayoría desapareció o se fusionó con otros clubes-equipo.
En aquellos días, el deporte era conducido por las elites. El fútbol es el ejemplo más claro. Sus máximos responsables tenían doble apellido: Tedín Uriburu o Beccar Varela. Cuando el fútbol se masificó y profesionalizó, la alcurnia no quiso quedar pegada con las clases populares. El deporte practicado por la elite y una clase media reducida. Dos leyes fueron vitales para el ingreso del pueblo al deporte: el Descanso dominical y la jornada de ocho horas. Fue la explosión de los clubes de barrio. Aquellos clubes-equipo formados por clase trabajadora y el fenómeno de las migraciones internas que cambiaron la composición urbana de los barrios.
Osvaldo Jara escribió un libro fundamental: Peronismo y Deporte. Entrevistado en Abrí la cancha, el periodista analizó aquellos días previos al peronismo: “El trabajador comenzó a ver al movimiento obrero con otros ojos. Las conquistas sociales eran movilizantes. En los años 30s existía una comunidad deportiva importante pero era una cantidad mínima en relación con los habitantes de la Nación. Por eso los clubes de barrio quienes organizaron a la sociedad. Es clave comprender ese punto para entender lo que vino después“.
17 de octubre de 1945 sucedió el Big Bang de la historia argentina.
El peronismo comprendió la cultura física en tres puntos: deporte, actividad física y recreación.  La idea de la cultura física como un derecho fue un eje cultura transformador al tiempo que la clase trabajadora fue un actor protagónico de aquellos días.
El peronismo implementó y planificó la cultura física en tres grupos: la juventud escolarizada, la juventud no escolarizada y los adultos. No eran compartimentos estancos. La juventud escolarizada accedía a la educación física obligatoria en las escuelas. Al no ser obligatoria la educación secundaria, Perón planificó prácticas deportivas para jovenes mayores de 12 años. El caso emblemático fueron los Campeonatos Evita, donde miles de chicos y chicas accedieron a distintos deportes porque una característica del deporte peronista fue la diversificación. Se implementó el examen médico preventivo, revisación médica obligatoria con libreta sanitaria, brillante idea del sanitarista Ramón Carillo, ministro de Salud del gobierno peronista.
Uno de los puntos más notables fue la erradicación del potrero. En una entrevista realizada a Juan Perón en los años 70s, el veterano líder justicialista afirmó que “los potreros son escuelas de delincuencia. Lugares donde los chicos no debían estar y por eso existían los clubes“.
Osvaldo Jara agregó a la idea: “Uno de los méritos del peronismo fue darle al club un funcionamiento dentro de la comunidad organizada. Los clubes son una entidad política y organizativa. El club de barrio no es un lugar de contención o de práctica deportiva sino una organización libre del pueblo donde se activan valores ciudadanos, democráticos y herramientas políticas. El peronismo no inventó los clubes de barrio pero si los transformó en organizaciones libres del pueblo vitales en la democracia participativa”.
Los deportes no tradicionales fueron una característica del peronismo.  Los hermanos Galimi, famosos esgrimistas, fueron inmensamente populares. Lo mismo que los atletas Delfo Cabrera, Osvaldo Suárez o Noemí Simonetto. La popularización del deporte condicionado a tradicionales círculos de elite. Mary Terán de Weiss fue una de las mejores tenistas de su tiempo. Peronista de corazón, enseñaba la disciplina en forma gratuita en el Parque Chacabuco. Este concepto que tiene el peronismo del deporte se transformó en una cuestión cultural. Un derecho que tiene un dato vital: un tercio de los argentinos practicaban deporte en un país de 18 millones de habitantes.
Víctor Lupo, en su libro Historia Política del Deporte Argentino, publicó: “Es insensato decir que el auge deportivo argentino comenzó con el Justicialismo. Si es verificable que en el marco de dignificación que se expermientó entre 1943 y 1955, muchísimos argentinos ejercieron el derecho al deporte y sus mejores exponentes recibieron un apoyo que les permitió maximizar su talento”.
Consultado por Radio Gráfica, Lupo analizó la organización del deporte peronista a través de las organizaciones libres del pueblo: “El deporte estaba en manos de la Fundación Eva Perón y los campeonatos infantiles y juveniles; la CGT con el Campeonato de los trabajadores; el Comité Olímpico Inter-universitario que organizaba las Olimpíadas universitarias, el ministerio de Educación con sus Campeonatos inter-escolares; la Confederación Argentina de Deportes – esa gran institución- que englobaba a las Federaciones nacionales; la Federación de Clubes Sociales Deportivos y Amateurs, donde participaban los clubes de barrio y los Ateneos Eva Perón, para la promoción del deporte y la mujer. En esa estructura vemos la potencia del deporte peronista“.
En ciertos ámbitos académicos se habla de la injerencia del peronismo en el deporte. Osvaldo Jara se mete de lleno en la polémica:  “Las organizaciones libres del pueblo tienen una activa participación para garantizar una democracia directa. Durante el gobierno de Perón no hubo secretaría de Deportes entonces el estado asistía a esas organizaciones y al CAD-COA (Confederación Argentina de Deportes – Comité Olímpico Argentino). Se decía que era una injerencia porque el ejecutivo podía designar presidente y el resto de la Comisión Directiva del CAD-COA era elegido libremente por todas las organizaciones libres del pueblo”.
“Desde el Progresismo confunden por omisión – o ex profeso – el rol de las organizaciones libres del pueblo. Luego del golpe del 55, el gobierno de facto intervino la CAD-COA separándolos y desde ese momento se pudo ver el claro declive del deporte argentino. Pero muchos progresistas y liberales se fijan en esas supuestas falencias del peronismo. La realidad es que el peronismo se apoyó en la idea de la comunidad organizada y si se discute eso, a muchos no les conviene meterse allí“, sentenció Jara.
“El peronismo inventó la planificación deportiva y la cultura física como política de Estado y se modificó, para siempre, la concepción del deporte. Cuando en 1955 derrocaron a Perón se intentó revertir las políticas deportivas con liberalismo. El deportista y el libre esfuerzo. Pero nunca pudieron borrar el significado del deporte y la cultura física como parte del pueblo. A pesar que hace décadas se viene peleando, es indudable que si bien no se llegó a establecer una política con la perspectiva del peronismo, está la historia y la cultura peronista del deporte”, analizó Osvaldo Jara en Radio Gráfica.
Luego de 1955, la organización deportiva dejó de estar en manos de la comunidad y pasó a ser potestad del Estado. Pero sin Comunidad organizada no se construyen políticas deportivas. “Para organizar la comunidad necesitamos gente virtuosa desde el Estado. Gente que milite para la organización a favor del pueblo”, analizó Víctor Lupo sobre la actualidad del deporte argentino.
Víctor Lupo es una referencia ineludible Militante peronista. Dirigente del Movimiento Social del Deporte y REDeporte. Autor de un libro imprescindible: “Historia política del deporte argentino“.
Lupo explicó en Radio Gráfica: “Hace 65 años, en el apogeo de la Libertadora que comandaban Pedro Aramburu e Isaac Rojas, se fusilaban militantes políticos en basurales, se derogaba la constitución nacional por una proclama, cuando las fotos de Perón y Evita te enviaban a la cárcel, se le asestó al deporte argentino un golpe del cual aun no pudo recuperarse”
El decreto 4161, tan oprobioso como canallesco, dio comienzo al genocidio deportivo argentino. La Comisión 49 investigó los supuestos delitos deportivos. Se acusó a los deportistas cercanos al peronismo de aceptar prebendas. La lista de excelentes deportistas que cayeron en desgracia es interminable: Mary Terán de Weiss, Delfo Cabrera, Miguel Ballícora, José María Gatica, Eduardo Guerrero, Tranquilo Cappozzo, Enriqueta Duarte, Osvaldo Suárez y el Profesor Canavesi. Fueron perseguidos los campeones mundiales de Basquet de 1950.  Más de 500 atletas fueron perseguidos y prohibidos por la dictadura. 
La prensa canalla fue cómplice del genocidio deportivo. Su principal escriba fue Dante Panzeri, director de El Gráfico. Bajo su pátina inmaculada de bronce moral, Panzeri tituló su nota del 6/1/56: “A los pecadores castigarlos o perdonarlos“. En el artículo se puede leer: “Ante el delito de la motorización (se acusó a los deportistas proscriptos de recibir autos y motos por parte del gobierno) , no es el caso de despreciar o humillar a nadie, pero el deporte argentino solo se reconstruirá cabalmente desechando en su futura edificación hasta el último escombro del bochornoso decenio pasado. La audiencia se dispone a escuchar la sentencia. Nosotros también”.
Esta prédica de Panzeri tuvo sus frutos“, señaló Lupo. “Grandes atletas como Osvaldo Suárez, Eduardo Guerrero o los propios campeones de basquetbol de 1950 fueron suspendidos por 99 años“. Fue tan escandaloso que en 1958, con el gobierno de Arturo Frondizi, un diputado radical solicitó a la Cámara de diputados la investigación legislativa a la fatídica Comisión 49 que suspendió a los deportistas argentinos de elite. Fue la destrucción que traían del hombre argentino, instaurada desde esa época. Hoy lo padecemos con 50% de pobres, 60% de obesidad y los más humildes sin acceso a la práctica deportiva”, expresó en Radio Gráfica el titular del Movimiento Social del Deporte.
Los que pocos saben, o no quieren recordar, fue que Panzeri trabajó junto a la Revolución Libertadora. Fue interventor de la Federación Argentina de Ciclismo durante la dictadura antiperonista. Panzeri jamás denunció la persecusión de deportistas ni la intervención de las federaciones y justificó una dictadura antipopular.
Panzeri encarnó la figura del antihéroe y el progresismo lo elevó a la figura de prócer por ser antiperonista. Ese es el eje central. Ese periodismo que no reniega de su progresismo pero si reniega de aceptar que el peronismo fue fundante para el deporte”, explicó Jara en Abrí la cancha.
Osvaldo Jara se metió en un tema espinoso: explicar porque Panzeri, con su historia a cuestas, es un símbolo del periodismo deportivo progresista. El autor de Peronismo y deporte fue a fondo: “Panzeri encarnó la figura del antihéroe y ese sector lo elevó a la figura de prócer por ser antiperonista. Ese es el eje central. Ese periodismo que no reniega de su progresismo pero si reniega de aceptar que el peronismo fue fundante para el deporte batiendo la idea que brindó todo lo bueno y todo lo malo al deporte”.
Panzeri y la prensa cómplice, liberal o progresista, pocas veces indagó en profundidad la vida de los más de 500 atletas suspendidos.  Los hermanos Fulvio y Félix Galimi fueron esgrimistas excepcionales. Sus hazañas deportivas llegaron a la tapa de las revistas y llevaron su deporte, propio de clubes de elite, a los barrios populares. La vida Fulvio Galimi estuvo atravesada por su fuerte militancia peronista. Secretario personal de Rodolfo Valenzuela, presidente de la Corte Suprema de Justicia y presidente de la Confederación Argentina de Deporte durante el peronismo. Junto a su hermano fue suspendido de por vida por la Comisión 49.
“En 1958 se declaró una amnistía general y pudieron volver a competir, pero el ambiente del esgrima se resistió a invitarlos. Fulvio fue militante político y dirigente deportivo. Presidente del Consejo Deliberante de Lobos. Detenido en marzo de 1976 como tantos otros luchadores populares. Quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo aprendimos de su formación integra e intachable. Fundamental para tomarlo como bandera y seguir luchando por un deporte masivo y popular”; expresó Jara emocionado.
La importancia de contar la verdad de la historia. Mary Terán de Weiss fue una de las figuras emblemáticas de su tiempo. El Movimiento Social del Deporte realizó un trabajo muy fuerte para recuperar su legado y memoria. En los últimos años su figura sufrió un extraño tironeo. Lupo es explícito al hablar de ella: “A ella la persiguieron por peronista. No por ser mujer, linda o una tenista de excepción. La persiguieron por llevar en el alma el peronismo, defender su doctrina, al movimiento nacional, sus tradiciones y su esfuerzo por llevar a los humildes de su pueblo la práctica deportiva. Ella fue vicepresidenta del Ateneo Deportivo Eva Perón, y siendo una tenista en el ranking mundial, enseñaba el juego en forma gratuita en el Parque Chacabuco. Con ella, el tenis dejó de ser un juego de elite y lo llevó a los sectores más humildes. Por eso ella amó a Guillermo Vilas. Porque popularizó su juego. Cuando en 1980, atacaron a Vilas con una horrible solicitada firmada por la oligarquía y los dirigentes del tenis argentino, Mary salió a defenderlo junto a los militantes del deporte peronista”.
Con mucho trabajo se logró bautizar al estadio del Parque Roca con el nombre de Mary Terán de Weiss. El gobierno porteño ninguneó el nombre. En 2011 el Movimiento Social del Deporte se presentó en el INADI para corregir este nuevo golpe de la historia: “Nos presentamos junto a Fernando Aren – el último gran dirigente del deporte argentino – , el cantor tucumano Mario Cabrera y el recientemente fallecido Edgardo Nieva. Los cuatro denunciamos al gobierno porteño y sus secretarías de Cultura y Deporte. Ellos se negaban públicamente al nombre Mary Terán de Weiss al estadio de Parque Roca. Logramos ganar la instancia en el INADI y desde ese momento tuvieron que ponerle el nombre en las entradas de todos los partidos de tenis”.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

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