Por Carlos Aira
Avellaneda. Domingo 27 de septiembre de 1931. Clásico de Avellaneda. En los tablones de Mozart y Cuyo se veían las caras Racing e Independiente.
La Academia arrancó flojo el primer campeonato profesional. Terminó la primera rueda entre los últimos equipos clasificados. Independiente, sin brillar, estaba realizando una aceptable campaña. Primer partido de la segunda rueda. Era la primera vez que se enfrentaban en el torneo, ya que el clásico inicial se suspendió a pedido del Racing Club.
La Academia ya no tenía a Pedro Ochoa, el crack de la afición, pero tenía dos centrales de lujo en José Della Torre y Fernando Paternoster y un crack del barrio del Abasto: Vicente Del Giúdice, Pichín.
Independiente sumó a un uruguayo que hará historia. Juan Carlos Corazzo cruzó el charco en aquel 1931 para jugar en La Academia. Debutó una tarde ante Argentinos Juniors. Lo hizo mal. Racing perdió 1 a 0. Le dijeron que no vuelva. Debut y despedida. Cuando se estaba por embarcar rumbo a Montevideo se cruzó con su compatriota Roberto Porta, wing izquierdo de Independiente. Lo convenció de quedarse y firmar con los Rojos. Corazzo fue el centrojás de Independiente entre aquel 1931 y 1937. Abuelo de otro crack surgido en la Avellaneda roja: Diego Forlán.
En la noche previa al esperado clásico, los rojos se quedaron sin arquero. Néstor Sangiovanni había perdido a su padre. Era una baja sensible. A las tres de la tarde, el árbitro Celestino Destaillats pitó el inicio del encuentro.
Todo fue de Racing. Absolutamente todo. A los 14 minutos, el tucumano Alberto Fassora marcó el primer gol de la Academia. El cañuelense Alfredo Devincenzi el segundo siete minutos más tarde. Roberto Mellone marcó a los 29 y 42 minutos. Pichín Del Giúdice a los 32. El primer tiempo finalizó 5 a 3 a favor de la Academia. En el segundo tiempo llegaron un par de goles más de Pichín Del Giúdice (50 y 58 minutos). Los siete goles de la Academia llegaron a los 13 minutos del segundo tiempo. Ahí paró la maquina. El partido finalizó 7 a 4. Once goles.
Fue una venganza celeste y blanca. El 18 de diciembre de 1927, Independiente goleó a Racing 7 a 4 en la vieja cancha roja de Crucecita. Una tarde de diluvio, viento y condiciones anormales de juego.
Pasados más ocho décadas de aquel clásico, tan sólo en dos oportunidades se convirtieron diez goles en un clásico. La primera vez fue entre River Plate y San Lorenzo en 1940, igualando 5 a 5. Luego el 3 de diciembre de 1995, cuando Racing Club goleó 6 a 4 a Boca Juniors en la Bombonera. Pero nunca se repitió la cifra de once goles de aquel viejo clásico de 1931.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3