Platense-Estudiantes 1967: el partido que pudo cambiar la historia

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En la noche del miércoles 3 de agosto de 1967, la Bombonera fue testigo de un partido increíble por las circunstancias y el marcador. Estudiantes derrotó 4 a 3 a Platense y días después se consagró campeón del Nacional. El parteaguas de Osvaldo Zubeldía. ¿Que pasó aquella noche en la Bombonera? ¿Que hubiera sido de nuestro fútbol si Estudiantes no se consagraba campeón de aquel Metro 67?

Por Carlos Aira

 

1967 fue un año de inflexión en el fútbol argentino. Por decisión de Valentín Suárez, interventor de la AFA, y hombre fuerte del fútbol nacional desde las épocas del primer peronismo, era necesaria una reestructuración profunda. Entendía necesaria la búsqueda de torneos más rentables y la inserción del interior del país al fútbol de Primera División. Recordemos que desde la fundación de la Liga Profesional en 1931, ciertas plazas del interior fueron sumándose en forma paulatina, pero dejando afuera ciudades como Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca o Mar del Plata.

 

A partir de aquel 1967, la temporada futbolera se dividió en dos: Campeonato Metropolitano, que era el viejo torneo de Primera, con los equipos de Buenos Aires, Rosario y Santa Fe; y el Nacional, con la incorporación de los clubes de toda la Argentina. Pero el Metro tampoco sería como antes. El torneo se dividió en dos zonas. Los dos primeros de cada zona clasificarían a una semifinal y luego el campeón del Metro se consagraría en una final. Ya no era necesario ser campeón sumando la mayor cantidad de puntos.

 

PLATENSE VS. ESTUDIANTES DE LA PLATA

 

El Canguro Murúa y Luis Medina en la previa del partido ante Estudiantes. Platense esperó confiado el duelo.
Primera semifinal. Platense fue la gran revelación del Metro. Primero en el Grupo B, con 22 partidos jugados, 13 ganados, 2 empatados y 7 perdidos. Tenía en la delantera su mejor arma. Es que Fernando Lavezzi, el cordobés Gualberto Muggione, Carlos Bulla, Néstor Subiat y Luis Medina estaban diestros de cara al gol. Tanto que con 40 goles fueron el equipo más goleador en la serie regular. Diez tantos más, por ejemplo, que el Racing de José, Lider de la Zona A y sensación por aquellos días. A cargo de la dirección técnica calamar estaba Angel Labruna, gloría de River y el fútbol argentino, que sus últimos cartuchos como jugador, ya con 43 años, los tiró en un par de partidos con la camiseta blanca y marrón en 1961, en el torneo de la B. Lírico, jugadorista, confiaba en la elección de jugadores y en la confianza que le podía depositar.

 

Angel Labruna y Osvaldo Zubeldía, entrenadores de Platense y Estudiantes. Dos formas de ver el fútbol.
Enfrente estaba Estudiantes de La Plata. Los pincharratas venían con todo un trabajo previo. El que había estipulado su entrenador Osvaldo Zubeldía. La idea madre de jugar diferente al resto. Complicar, buscar puntos débiles del rival, exprimir las oportunidades de gol, hacer todo el tiempo que fuera necesario, hablar y hablar durante todo el partido. Para entender ésta idea, muy compleja en aquellos años de fútbol bohemio, es mejor graficarla con el mismo ejemplo que Zubeldía le dio a sus dirigidos. Una mañana juntó a todo el plantel en la estación de trenes de Constitución. Les pidió que se quedaran callados y miraran a los laburantes subir y bajar de los trenes. En un momento pidió silencio y les dijo: «Bueno muchachos, si no quieren estar laburando como ésta gente, no sean giles, y denme bola, que conmigo vamos a ganar mucha guita«.

 

3 DE AGOSTO DE 1967. LA BOMBONERA. 21 HORAS. 

La noche estaba fresca, como era de imaginar. Encima al campo de juego se le sumaba el agua de un chaparrón caído la noche anterior. Carlos Bulla, goleador calamar, declaraba antes de llegar al estadio: «Nosotros estamos con una moral mayor, Platense está en la mejor parte de su preparación y nosotros estamos con ganas de jugar, sería una lástima que suspendieran el partido«.
Finalmente el partido se jugó. Y fue un partidazo. Tan intenso como plagado de circunstancias increíbles. A los 5 minutos, un centro pasado de Madero desde la derecha lo conectó Marcos Conigliaro en posición de número 11. El cabezazo del delantero se metió junto al palo derecho del arquero Juan Carlos Hurt, habitual suplente de Enrique Topini y uno de los actores principales de la jornada.
El remate de Bulla es salvado por el cruce de Aguirre Suárez. Estudiantes sacó adelante un partido increíble, vital para la construcción de un mito.
Platense fue a buscar el empate, y lo encontró a los veintitres minutos: un pase largo de Jorge Recio encontró a Fernando Lavezzi; este mató en el pique a Carlos Pachame y definió con clase ante la salida del Flaco Poletti en el arco que daba a Casa Amarilla. Estudiantes 1 – 1 Platense.
Comenzaba a llover nuevamente. El marrón seguía yendo al frente. Los Pinchas no hacía pié. 33 minutos. Poletti pifia en un centro. La gana Bulla en el salto. Cuando el delantero va a definir se encuentra con tres jugadores estudiantiles en la línea. No le importó: definió con clase marcando el 2 a 1. Pero las desgracias pinchas no terminaban ahí: Enry Barale se desgarró y no pudo continuar. Aunque hoy parezca raro, en aquellos días, sólo se permitía el cambio de arquero. Estudiantes debía finalizar el partido con diez jugadores.
Cuando Ángel Coerezza pitó el final de la primera etapa, Ángel Labruna salió a buscar a sus jugadores al círculo central. Los arengó al grito de: «Ahora livianito, mañana baños turcos, nos relajamos, y el sábado somos campeones«.

 

LA BOMBONERA. 22:00HS

El segundo tiempo comenzó al filo de las veintidós horas. El partido era televisado por Canal 7, pero se pasaría en diferido la noche siguiente. Todo parecía terminarse a los dos minutos de comenzada la etapa: centro desde la derecha y Carlos Bulla convierte el 3 a 1 parcial. Parecía imposible remontar un resultado tan contundente con diez hombres.
El Festejo eterno de Carlos Salvador Bilardo. Milagro: Estudiantes, que perdía 3 a 1, ganó 4 a 3. Finalista del Metro.
Con el paso de los años, mucho se habló del Estudiantes de Zubeldía. Alfileres, mística, juego sucio. Un combo del poco se habla sobre la capacidad que tenía aquel equipo en pegar en los momentos justos. También una suerte que acompañó al equipo: cuando Estudiantes sacó del medio, rapidamente perdió la pelota. Néstor Togneri levantó la cabeza y habilitó a Lavezzi, quién metió el centro para Bulla. Cuando el 4 a 1 se descontaba, Carlos Pachamé se rompió la cabeza contra el palo derecho, salvando la segura caída.
Desde esa jugada – y por los próximos diez minutos – sucederán cosas increíbles. A los ocho minutos, centro desde la derecha y el descuento de Juan Ramón Verón con una fantástica palomita. Estudiantes revivió. Sacó fuerzas de flaqueza y buscó el empate. A los 14 minutos, Verón tocó para Conigliaro y este hacia Carlos Bilardo; el Narigón se acercó al área grande. Amagó con pegarle de derecha y sacó un zurdazo que se metió junto al palo derecho del estático Hurt. Golazo, empate y festejo. Pero la noche no terminó ahí.
Figurita con la ficha de Juan Carlos Hurt. Su increíble reacción ante una provocación, cambió la historia de nuestro fútbol.
A los 16 minutos, la jugada histórica. La que cambió la historia del fútbol argentino. Córner desde la izquierda para Estudiantes. Patea Rubén Bedogni. Hurt descuelga cómodo. Bilardo se le acercó. Lo torea. Algo le dice. El arquero le pega un patadón en el tobillo. Bilardo cae muerto. Coerezza no lo puede creer. Penal que es transformado por Raul Madero. Platense no tuvo fuerzas para buscar el empate. Estudiantes ganó 4 a 3. Osvaldo Zubeldía lloraba en el vestuario. El juninense, entre lágrimas, declaraba: «Mire…en un principio creí que lo perdíamos. Cuando finalizó el primer tiempo reuní a los muchachos y les dije que si le gabamos a Racing, ahora también tenemos que hacer la hazaña«.
Los ucronías alrededor del Estudiantes de
Zubeldía son muchas. Pero de no haber
ganado Estudiantes aquella noche, ¿Bilardo
hubiera hecho la campaña que hizo como
DT? ¿Hubieramos sido campeones en el 86?

Tres días después, Estudiantes goleó 3-0 a un Racing remendado, consiguiendo el primer título profesional para un equipo chico. Luego llegarían las Copas Libertadores e Intercontinental.

¿Que hubiera pasado de no haber reaccionado Hurt? ¿Platense hubiera derrotado al Racing de José? ¿Sino se consagraba en el Metro del 67, Estudiantes hubiera sido campeón con los Matadores del 68 o el Boca del 69? ¿Sin ese título de Estudiantes, hubieran llegado los de Vélez, Chacarita, Central y tantos otros equipos?
Sin títulos, ¿Bilardo hubiera hecho la campaña que hizo como DT? Si aquella noche hubiera perdido el Estudiantes de Zubeldía ¿Hubiera cambiado la historia de nuestro fútbol? ¿Cual hubiera sido el camino de nuestro fútbol de no haber logrado títulos aquel equipo pincharrata?.

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

 

 

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