El Lagarto Fleita pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Su infancia en la Boca. Roberto Perfumo y su debut en Racing. La inolvidable chilena a Chilavert. Una historia más allá de un golazo.
Por Carlos Aira
SUEÑOS DE FUTBOL: «Nací en Las Toscas, un pueblo al norte de la provincia de Santa Fe. Soy hijo de una familia muy humilde, pero millonaria en valores. Cuando tenía un año, mis padres mudaron la familia a Buenos Aires buscando un mejor futuro socioeconómico y nos instalamos en la Isla Maciel. Cada vez que paso por el peaje de Dock Sud veo la casa donde crecí. Nunca olvido el patio donde jugábamos pegado a la laguna llena de camalotes del Riachuelo. Luego nos mudamos a un conventillo en La Boca y me pasé toda la infancia jugando al fútbol. ¡Qué linda infancia en Casa Amarilla! ¡Los arcos hechos con piedras! Ahí forjé el sueño de jugar en Primera División. No sabía como, pero ese fue el motor de mi infancia. Tuve un montón de vicisitudes, pero pude sobreponerme gracias a los valores de mis viejos. Ellos me apuntalaron para mantener latente el sueño de futbolista».
LAS PALABRAS DE MARADONA: «Yo vivía en Aristóbulo del Valle, entre Palos y Zolezzi, a una cuadra y media de la Bombonera, y con la barra de pibes nos quedábamos horas en el playón de Boca Juniors. En 1982 yo tenía 10 años. Una tarde estábamos con un amigo llamado Marito junto a la cancha de bochas porque sabíamos que de ahí salían los jugadores. De pronto, sale Maradona. Ya se sabía que se iba al Barcelona. Recuerdo que me puse a su lado y le pedí que no se vaya. En ese momento, Diego me abraza y comenzamos a caminar juntos hasta el estacionamiento donde tenía su coche. Caminando le digo: – Diego, por favor, quedate. Me mira y me dice: – ¿Te gusta jugar? Le digo: – ¡Me encanta! Sueño con entrar a una cancha llena de papelitos. Diego me respondió: «Estudiá y seguí jugando que algún día vas a llegar a Primera». Cuando llegamos a su coche estaban las cámaras de 60 minutos, el noticiero más visto, que iba por ATC a las 21hs. Nunca olvido que Diego hizo la nota y me tenía abrazado. Terminó la entrevista y me fui corriendo hasta casa y le digo a mi viejo: «Pa, ¡Llevame a Racing que Diego me dijo que voy a llegar a Primera!». En ese tiempo había una heladería en Pinzón y Palos donde me gustaba estar con amigos. Esa noche estaba sentado en la heladería y viene un amigo corriendo y me dice: –«¡Juancho! ¡Juancho! ¡Apareciste en la tele con Maradona!».
En enero de 1995 llegó Maradona a Racing. Yo era jugador profesional desde 1991, pero tenía unos nervios bárbaros porque le quería contar la anécdota, pero tenía un miedo. Nunca olvido que nos presentaron a Diego en el Cilindro y no pude decirle nada. Nos fuimos de pretemporada a Santa Teresita y no me animaba a contarle. Una noche me agarra y me dice: – Juan, vamos a hablar. Una vez en confianza le recuerdo lo que pasó en 1982 y le digo: – Diego, me tocaste con la varita mágica. Sin tus palabras nunca hubiera llegado a Primera. Me mira como me miró cuando yo era pibe y me respondió: – Bueno, boludo, ¡Que lindo que te pude ayudar! Lo abracé muy fuerte y le dije: – Gracias, maestro. Todo esto lo tengo muy guardado en el corazón.
RACING 1991: «Con edad de Quinta División salté a Primera. En marzo de 1991, Humberto Grondona que era mi técnico me dice que tenía que hacer fútbol con la Primera porque me había pedido Roberto Perfumo. Un Racing que tenía a Rubén Paz, Néstor Fabbri, el Turco García, Sergio Goycochea y otros cracks. En la primera pelota gambeteo al Pato Miguez y me sacó a Fabbri. Cuando voy a buscar la pelota, Perico Pérez me pega una patada que me levantó dos metros. Caí al piso y fui a buscar la pelota. Cuando termina la práctica, Perico se acercó y me dijo: «Disculpame que te pegué, pero Roberto quería ver si te la bancabas«. Al rato se acerca Perfumo y me dice que quería hablar conmigo en el vestuario.Voy con todo el miedo del mundo. Llego y Roberto me dice: – «¿Te dolió la patada de Perico? Esa patada te la mandé a pegar yo. Me gustó que te levantaste y fuiste a buscarla. Eso te valió el debut el domingo en Primera«.
Nunca olvido que me fui del vestuario y llegué levitando hasta mi casa en La Boca. No lo podía creer. Debuté contra Chaco For Ever en Resistencia y empatamos 0 a 0. El siguiente domingo le metimos cinco goles a River y una semana después convertí mi primer gol en Primera. Fue ante Rosario Central en Arroyito y el arquero era Alejandro Lanari. Aquel Racing de 1991 estuvo muy, pero muy cerca de consagrarse campeón.
DELANTERO DE LOS 90s: «En mis tiempos el delantero tenía que ser mañoso. Si o sí tenías que saber poner el cuerpo y saber jugar con los brazos. No podías dar ventajas contra defensores muy duros. Yo jugué contra Blas Armando Giunta, Oscar Ruggeri y Jorge Higuaín y enfrentándolos me hice hombre. Nunca olvido mi segundo partido en primera. Fue contra River en Avellaneda y me marcó el Pipa. En un momento hubo un lateral en ataque. Cuando voy a recibir la pelota siento una mano en la nuca que me sienta de culo en el piso. Ahí aprendí lo que era la Primera División. Antes el fútbol era más jugado y había otros campos de juego; hoy, el fútbol es mucho más dinámico. Lo que tiene como un común denominador es la picardía, que es la magia que hace tan lindo al fútbol.
RACING 93 Y LA FRUSTRACION DE UN CAMPEONATO: «En la Copa Centenario de 1993 explotó la dupla con el Piojo López. Un ataque que quedó en el recuerdo de los hinchas de Racing, pero también de los hinchas de todos los clubes. Eramos Los Ligeritos, como nos bautizó Víctor Hugo Morales. En el Apertura 1993 acariciamos la gloria que hubiera sido un campeonato con Racing. Ganamos partidos fundamentales, como fue derrotar a Vélez en Liniers y a River, en Avellaneda, pero nos perjudicó que las últimas cuatro fechas del campeonato se hayan disputado a partir de febrero de 1994. El parate nos mató. Sigo teniendo un dolor muy profundo, porque estábamos convencidos que íbamos a ser campeones. También hay que comprender un contexto: el club no estaba bien, pero nosotros hicimos todo para salir campeones y romper la racha de casi 30 años que tenía Racing sin campeonatos».
TIJERA, CHILENA, RABONA Y EL CAMPEÓN DEL 25: «Metí muchos goles muy lindos. Recuerdo uno a Argentinos Juniors en cancha de Huracán y la rabona a Chilavert. Todo el mundo tiene presente la chilena a Vélez, pero el gol más lindo que hice, por contexto y rival, se lo hago a Independiente en la Copa Centenario de 1993. Esa noche le metí dos goles a Independiente y le ganamos los dos partidos de la llave. Fue un golazo espectacular. Una corrida muy buena del Piojo por izquierda, centro y una tijera bárbara a la carrera«.
¿La chilena? Fue todo impronta y picardía. Magia de potrero. Fui a buscar esa pelota de Dalla Libera pensando en bajarla para quedar mano a mano con Chilavert. La cancha estaba muy mala y pensé que sería difícil bajarla. Cuando veo que se sigue elevando y no la voy a poder parar fácil es cuando pienso en la chilena. Fue un último recurso. Fue todo espontaneidad y tuve el privilegio de convertir un gol mítico del fútbol argentino. Lo digo con humildad, porque excedió a Racing y fue un golazo del fútbol argentino. En su momento no me di cuenta del golazo que había convertido, pero aquella noche, viendo Fútbol de Primera, me percaté que había convertido un golazo espectacular«.
LOS DIFÍCILES AÑOS EN RACING: «Nosotros sentíamos que había cosas por las cuales nunca podíamos consagrarnos campeones. En 1996 nos íbamos para campeones. La noche que metió el famoso gol Chiquito Bossio, metí dos goles. Hice uno de tijera espectacular que me anuló Barrientos. Años después, el propio Barrientos me dijo que había estado mal. Si hubiéramos ganado ese partido, eramos campeones. Hubo cosas que nunca me quedaron claras, pero la sensación es que no querían que fuéramos campeones. Los 90s fueron muy difíciles para Racing y nosotros pusimos la cara por el club y hoy la gente me lo reconoce».
HURACÁN, EL AMOR Y UNA ETAPA DIFÍCIL: «Pasé un año por San Lorenzo. Arranqué muy bien, pero me rompí el brazo derecho y me costó recuperarme. Me fui al Toros Neza y me salió la posibilidad de ir a Huracán. Yo pensé que iban a maltratarme por mi pasado en San Lorenzo, pero nada que ver. Pronto generamos una empatía maravillosa desde mi debut. Soy muy agradecido a Huracán porque estando allí pasé una etapa muy difícil de mi vida. Si el Turco García dice que Huracán es su mujer y Racing su amante, yo digo que para mí es al revés«.
«Tuve un linfoma muy difícil. Nunca voy a olvidar el 25 de marzo de 2003. Aquella noche fue el centenario de Racing. Me invitaron, pero no pude jugar porque estaba en proceso de recuperación. Estaba sentado en el banco de suplentes junto al Pato Fillol y el Chango Cárdenas. De repente, por los parlantes anunciaron mi presencia. Escuché una ovación que me emocionó. Me puse a llorar, pero no quería salir. El Chango y el Pato me levantaron y fui a saludar. Con los años, sigo recordando ese momento y me sigo emocionando. Fue una noche hermosa dentro de un proceso muy duro. Haber tenido cáncer fue un parteaguas en mi vida.
MIGUEL ANGEL BRINDISI: «Tuve grandes entrenadores. El primero fue Roberto Perfumo, un bronce del fútbol argentino. Fue quién me hizo debutar y me dio confianza. Miguel Ángel Brindisi es un sabio del fútbol. Un gran manejador de grupos. Sabio y buen consejero. Hoy lo considero un amigo, una persona que la escuchas y te transmite paz, tranquilidad y sabiduría.
Producción: Nehuén Ríos
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche a la Investigación Periodística.