Viejas misas, nuevos altares. Una historia De Tablones y Acordes

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De Tablones y Acordes es una obra maravillosa. El periodista Emiliano Curuchaga investigó y plasmó el vínculo entre nuestros estadios y la música popular. En exclusiva, un capítulo de una obra fantástica

 

Tras la separación de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y una pausa de tres años, El Indio Solari volvía al ruedo. En 2004 dio vida a Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, que contaron con músicos de la talla de Marcelo Torres (ex bajista de Spinetta y Los Socios del Desierto), Baltasar Comotto en guitarra, Hernán Aramberri (ex colaborador de Los Redondos) en batería y la cantante Déborah Dixon en coros. Con los años se sumaron otros ilustres como Martín Carrizo (ex A.N.I.M.A.L.) en batería e ingeniería de sonido, Gaspar Benegas en guitarras, Pablo Sbaraglia (hermano del actor, Leonardo) en teclados y las participaciones de Andrés Calamaro. El álbum debut, El tesoro de los inocentes, fue presentado los días 12 y 13 de noviembre del año siguiente en un estadio que será de los más destacados del nuevo siglo: el Ciudad de La Plata – Diego Armando Maradona.
Catastralmente ubicado en la localidad de Tolosa, reposa sobre el límite oeste de la Ciudad de las Diagonales, en la intersección de las avenidas 32 y 25. Y aunque fue inaugurado en esta década, su historia se remonta a más de cincuenta años en el pasado. A modo de síntesis, diremos que en 1947 el gobernador de la Provincia de Buenos Aires e íntimo amigo de Perón, el coronel Domingo Mercante, expropió los terrenos donde hoy se encuentra para crear el Complejo Deportivo La Plata. Tal y como mencionamos en el Capítulo 5, la capital bonaerense había sido propuesta como subsede para el Mundial de 1978 e incluso se había adjudicado la construcción del estadio en el predio del Complejo, pero el proyecto no prosperó y fue descartado.

 

De Tablones y Acordes, el maravilloso libro escrito por Emiliano Curuchaga. Un viaje por la historia de los conciertos en los estadios del fútbol argentino.
Tras años de gestiones y trabajos conjuntos entre el gobierno provincial y el municipal junto a Gimnasia y Estudiantes, en abril de 1992 se constituyó la Fundación Estadio Ciudad de La Plata con el objetivo de llevar adelante la tan ansiada construcción. El diseño elegido fue el de dos círculos que se entrelazan, representando la unión de las distintas administraciones y pasiones. El responsable fue nada más y nada menos que el arquitecto Roberto Nolito Ferreira, hijo de Manuel “Nolo Ferreira, gloria pincharrata y de la Selección Nacional en las décadas de 1920 y 1930.
En 1998 se colocó la piedra fundacional y el 7 junio de 2003, tras años de espera y postergaciones, abrió sus puertas a cerca de cincuenta mil bonaerenses con un concierto de Los Nocheros. De alguna manera, parecía que la historia le tenía preparado un destino musical de privilegio al tan esperado estadio platense.
El arraigo de Gimnasia al bosque y al Estadio Juan Carmelo Zerillo y el de Estudiantes al Jorge Luis Hirschi de 1 y 57 hizo que ambos clubes rechazasen por mucho tiempo el uso de la libre localía de la que disponían en el Único. Tal es así que el primer partido oficial jugado en el nuevo estadio fue una semana después de su apertura, el sábado 14 de junio, entre los berissenses de Villa San Carlos y Acassuso por el Reducido de la Primera C.
Con los años comenzó a albergar partidos amistosos de la Selección y conciertos, al tiempo que cuando triperos y pincharratas se embarcaron en las remodelaciones de sus estadios, supo teñirse azul y blanco y de rojo y blanco cada semana y comenzó a ganar protagonismo. Entre julio de 2009 y febrero de 2011 permaneció cerrado mientras se instalaba su techo, cuyos materiales estuvieron retenidos cerca de diez años por problemas aduaneros, sindicales y de administración pública. Una vez reabierto, su importancia y trascendencia se volvió neurálgica: sede de la Copa América 2011, de los Rugby Championship 2012, 2013 y 2014, sede de la competición especial del Súper TC 2000 del 2013 y escenario de Guns N´Roses, The Rolling Stones, Roger Waters, U2, Metallica, Foo Fighters, Coldplay y Paul McCartney entre los más destacados artistas que allí se presentaron y que empezaron a derribar la hegemonía del Monumental.
El Indio Solari volvería al Estadio Ciudad de La Plata en diciembre de 2008 con la presentación de su siguiente álbum, Porco Rex, y sería uno de los últimos estadios en donde pudo dar un concierto dada la cantidad de público que lo seguía en cada presentación. Esa misma gira fue la que lo llevó a la ciudad más joven del país y a uno de los escenarios más nuevos del fútbol local: el Estadio Provincial Juan Gilberto Funes. Rodeado por las Sierras de San Luis, este estadio con capacidad para quince mil espectadores fue inaugurado por Vélez e Independiente en un amistoso con triunfo fortinero el 27 de marzo de 2003. Fue apenas un día después de la fundación de la ciudad-municipio2 que lo alberga: La Punta. Ubicada a veinte kilómetros de San Luis Capital, La Punta es la primera ciudad nacional nacida en el siglo XXI.
El nombre del estadio es un reconocimiento al Búfalo Funes, gloria puntana que supo brillar en el River campeón de América y del mundo en 1986 e ídolo histórico de Millonarios de Bogotá. Su prematura muerte a los veintinueve años en enero de 1992 enlutó al fútbol argentino todo, al punto que Diego Maradona organizó un partido junto a sus amigos y colegas para homenajearlo y ayudar con la recaudación a su viuda e hijos.
Es utilizado ocasionalmente por Estudiantes de San Luis, Juventud Unida Universitario y fue cedido a Godoy Cruz en 2011 debido a las refacciones que se debían hacer en el Malvinas Argentinas. Junto con el estadio mendocino, el Funes fue una de las sedes del Campeonato Sudamericano Sub-17 del 2013. Al año siguiente, más precisamente el 24 de mayo de 2014, fue la sede de la Copa Campeonato de Primera División 2013/2014 que coronó a River tras vencer a San Lorenzo por 1 a 0.
Para ese entonces, el Funes ya contaba con el orgullo de haber rebalsado sus tribunas y el campo de juego con cuarenta mil fanáticos de El Indio en un evento sin precedentes para la provincia. Pero la concurrencia no sólo había superado la capacidad del estadio sino la de la propia ciudad. Aquel sábado 27 de septiembre de 2008 en donde el público triplicó a la población estable de La Punta, “el municipio puso en condiciones un campo contiguo al estadio para que sirva de camping a las huestes ricoteras que, como se sabe, dicen presente desde distintos puntos del país cada vez que el calvo y mítico cantante se sube a un escenario”.
Pero el último estadio en el cual el calvo y mítico cantante dio una de sus célebres misas se encuentra en el norte argentino y, curiosamente, lleva el nombre de un sacerdote. Nacido como el Estadio Ciudad de Salta y posteriormente rebautizado Estadio Padre Ernesto Martearena, fue construido especialmente para el Mundial Sub-20 celebrado en nuestro país en 2001. Abrió sus puertas el 5 de enero de ese año y cuenta con capacidad para poco más de veinte mil espectadores. Es propiedad del gobierno provincial y actualmente es utilizado por el Centro Juventud Antoniana, que hace allí de local a pesar de contar con su propia cancha: el también clerical Estadio Fray Honorato Pistoia.
Martearena fue un sacerdote, abogado y periodista jujeño que dejó una huella imborrable en la sociedad de Salta. Siendo el cura párroco de la Capilla de Nuestra Señora de Fátima, dedicó su vida a los más necesitados. En 1993 fundó la ONG Programas Sociales Comunitarios, a través de la cual llevó adelante planes de protección a niños y ancianos, enfermos de SIDA y comunidades indígenas. Se encargó de liderar proyectos de acceso al agua potable en asentamientos rurales y hasta organizó un amistoso entre River y un combinado salteño para construir una escuela de educación agrícola en el interior de la provincia.
La noche del 8 de octubre de 2001, Martearena fue brutalmente asesinado por dos jóvenes a los que encontró robando en la casa parroquial. La tragedia fue mayúscula cuando, apenas unos días después, los asesinos confesaron el crimen: uno era su ahijado y el otro uno de los monaguillos de la parroquia, ambos protegidos por el sacerdote en su labor social.
Cumpliendo con su tarea fundacional, el estadio albergó los encuentros del grupo E4 del Mundial Sub-20 y el partido de octavos de final en donde la República Checa se impuso ante Costa Rica por 2 a 1. Con los años, se transformó en uno de los recintos predilectos de Los Pumas para sus test matches y posteriormente como sede del Rugby Championship. Fue precisamente en su edición del 2016 cuando el conjunto nacional derrotó por segunda vez en la historia y por primera en suelo argentino a Sudáfrica: el 27 de agosto de ese año, Los Pumas se impusieron ante los Springboks por 26 a 24.
En materia musical, el primer gran concierto en el Martearena fue el de El Indio del 19 de septiembre de 2009. Ese fue el anteúltimo show de la gira Porco Rex y congregó a más de cuarenta mil fanáticos de todo el país. Un año y medio más tarde, el 26 de marzo de 2011, repitió la experiencia con la presentación del tercer disco, El perfume de la tempestad, en lo que fue la última presentación de Carlos Solari en un estadio de fútbol como frontman, al menos de manera presencial5. Aquel día el Martearena juntó a cincuenta mil asistentes. Todos los conciertos siguientes del Indio fueron organizados en autódromos, hipódromos y predios rurales ya que el público de Los Fundamentalistas empezó a superar los seis dígitos.
Los años y la destacada reputación llevarán a Salta a artistas de la talla de Wisin y Yandel, Calle 13, Shakira y Ricardo Arjona para deleite del público del precioso norte de nuestro país.
Las viejas misas ricoteras se transformaron en peregrinaciones multitudinarias, incapaces de ser contenidas por los viejos templos de la música y tampoco por los nuevos altares construidos en el siglo XXI. Las sagradas escrituras del rock dirán que la última liturgia de su líder en un estadio de fútbol fue, precisamente, en la casa del Padre.

 

Emiliano Curuchaga es periodista y escritor. Autor de De Tablones y Acordes (Ediciones Fabro, 2022).

 

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