Cuando Racing y el Bayern Munich jugaron un amistoso para el recuerdo

1971
¡Gol de Racing! Juan Carlos Cardenas levanta los brazos. Racing 3-2 Bayern Munich.

El 21 de diciembre de 1966 se disputó un amistoso inolvidable. En el Cilindro de Avellaneda, el Racing de José derrotó 3 a 2 al Bayern Munich de Gerd Muller, Sepp Maier y el gran Franz Beckenbauer. Un partido para recordar.

Por Carlos Aira

 

En octubre de 2009, el fútbol argentino se conmocionó cuando Rodolfo Molina, presidente de Racing Club, anunció la contratación de Lothar Matthaus como entrenador del club de Avellaneda. Finalmente, el arribo del alemán no se produjo y quedó como una de las tantas historias curiosas alrededor de la siempre intensa Academia de nuestro fútbol. Si el penta mundialista germano hubiera tomado el vuelo que lo hubiera llevado al dulce infierno de Mitre 934 hubiera sido el primer alemán en dirigir en nuestro fútbol. Pero la historia de Racing y Alemania se tocaron en aquel dorado 1966 albiceleste.

 

 

La historia tuvo su génesis en agosto de 1966 cuando Santiago Saccol, presidente de Racing, firmó un contrato con la empresa alemana Siemens para la instalación del nuevo sistema lumínico del Cilindro, que no podía llamarse Presidente Perón por la proscripción que recaía sobre el ex-presidente. El estadio de Avellaneda tendría la mejor iluminación de Sudamérica y una de las mejores del mundo. En aquellos años uno de los grandes déficits de nuestros estadios eran los sistemas lumínicos. El mítico Gasómetro tuvo durante años una iluminación compuesta de cables que bordeaban los laterales del campo de juego, colgados de ellos, enormes y vetustos tachos de luz y un sin fin de focos que llenaban de bichos la noche. De iluminación, poco y nada.
Una de las clausulas del contrato era la presencia inaugural de un equipo alemán. El Bayern Munich era el mejor equipo de Alemania Federal. El Campeón de la Bundesliga 1965/66 viajó hacia el Río de la Plata. Dirigido por el croata Zlatko Čajkovski, el equipo bávaro tenía en sus filas tres figuras de excepción. Ellos eran Sepp Maier, considerado el mejor arquero del mundo en aquellos días. Un joven Franz Beckenbauer, sin dudas la gran figura del fútbol europeo de sus días. También vino Gerd Muller. Con sólo 22 años, en el Cilindro dio muestras de por qué, años después, sus compatriotas lo bautizarían El Bombardeo de la Nación.
En el mediodía del lluvioso domingo 18 de diciembre de 1966 llegó el Bayern Munich al Aeropuerto de Ezeiza. La multitud de curiosos que esperó a los futbolistas se llevaron una sorpresa: todos estaban uniformados con buzos y pantalones de entrenamiento azules y zapatillas deportivas blancas. Franz Beckenbauer fue el jugador más buscado por la prensa, pero el fenómeno de Inglaterra 66 se excusó de hablar: en las últimas 48 horas habían enfrentado al Eintracht Frankfurt y habían viajado al otro lado del Atlantico. Demasiado trajín.

 

13:00 del domingo 18 de diciembre de 1966. El Bayern Munich en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
El clima tormentoso acompañó la estadía de los jugadores alemanes. Alojados en el Hotel Continental tan solo dejaron el lobby  para dirigirse por la mañana hacia una recepción en la  Embajada de Alemania Federal, en la calle Castex. Por la tarde tuvieron un ágape conjunto con los futbolistas de Racing Club organizado por Cinzano. El martes 20 de diciembre el equipo alemán entrenó en Avellaneda. Por la noche, las luces se prendieron para que Racing se pusiera a punto. Después del encuentro, los alemanes volvieron al hote; ¿Los jugadores de la Academia? A brindar, porque el miércoles se casaba Roberto Perfumo.
Finalmente, llegó el miércoles 22 de diciembre de 1966. El partido estaba pautado para las 21:30, pero las autoridades de Racing Club llamaron a una urgente y extraordinaria asamblea de socios. La misma se realizó desde las 18:30 en la sede de Avenida Mitre 934 y tuvo un único propósito: mocionar una reforma estatutaria que permitiera la reelección del presidente Santiago Saccol. El ánimo triunfalista fue suficiente para que las manos se alzaran con rapidez: todos los presentes querían llegar temprano al estadio.
Racing tendría una sola baja. Roberto Perfumo se estaba casando con Mabel Pastor en el mismo momento que comenzaba el partido en Avellaneda. La fecha estaba pautada desde hacía meses y era inamovible. Al día siguiente tendría que partir hacia Chile, porque en el contrato con Siemens, Racing y Bayern tendrían que disputar un amistoso ante Universidad de Chile del otro lado de los Andes. Perfumo viajaría de Luna de Miel junto a su flamante esposa.

 

Una acción de riesgo sobre el arco de Sepp Maier, gran figura de la noche.
Un estadio casi lleno le dio marco a una fiesta. Dos milagros frente a frente, tituló con acierto Crónica. El milagro alemán de la pos-guerra y el milagro albiceleste. Ese rejunte de pibes y desahuciados que Juan José Pizzuti llevó hacia lo más alto del fútbol mundial. El 20 de noviembre pasado, Racing se había consagrado campeón revolucionando al fútbol argentino. El Equipo de José. Se presagiaba un partidazo. Pasadas las nueve de la noche, los equipos salieron al campo de juego. Una luz excepcional por lo blanquecina iluminó el campo de juego. La Academia formó con Carrizo; Martín, Chabay, Basile y Díaz; Juan Carlos Rulli, Mori y JJ Rodríguez; Martinoli, Cárdenas y Bocha Maschio. El gran ausente fue Roberto Perfumo. El Mariscal se casó aquella misma noche.  Por su parte, los alemanes salieron con Sepp Maier; Kunstwald, Kupferschmidt, Olk y Chwarsenbeck; Ohlhauser, Beckenbauer y Rigotti; Nafringer, Gerd Muller y Brenninger.
Muchos testigos coinciden en afirmar que el partido tuvo un ritmo sensacional. La visita tenía velocidad y mecanización en sus movimientos. Racing le opuso técnica y el torbellino propio de aquel equipo. El Cilindro estuvo lleno aquella noche. Recordemos que por disposición de ubicaciones de aquel entonces, ingresaban más de setenta mil hinchas cómodos.
Nadie especuló. Bayern se puso en ventaja por intermedio de Gerd Muller a los diez minutos. El empate llegó pronto, con un cabezazo de Rubén Panadero Díaz. Un sueño: una cancha repleta, un partido de altísimo vuelo, lleno de figuras. El segundo tiempo fue histórico. No sólo por los goles, sino también por la enorme calidad de juego y actuaciones superlativas. Muller puso nuevamente en ventaja a los teutones. Una definición fantástica ante la salida del ingresado Agustín Mario Cejas. Beckenbauer se llevaba todos los aplausos; pura admiración de los hinchas presentes cada vez que Franz levantaba la cabeza y encabezaba los ataques de su equipo. Pero aquel Racing era nervio y corazón. Cárdenas le ganó al defensor Kupferschmidt y definió con clase ante la salida de Sepp Maier. La historia es injusta con el Chango. Tiene el cielo ganado luego del zurdazo en el Centenario, pero fue un goleador lleno de recursos. Goleador en la década del sesenta, cuando – por estadística – las defensas le ganaron a los ataques.

 

 

2 a 2. Un partido frenético. Miguel Angel Mori jugó su mejor partido con la camiseta de la Academia. La ambición de Racing fue la misma que mostró al año siguiente cuando ganó una extenuante Copa Libertadores. Pizzuti hizo debutar al brasileño Joao Cardoso, que días atrás era jugador de Independiente. Maschio, recostado sobre la izquierda. El ingresado Fernando Parenti también tuvo un gran partido, vital en la jugada previa al gol del triunfo racinguista, conseguido por el veterano Juan José Rodríguez, uno de los tantos desahuciados para el mundo futbolero que Tito Pizzuti reposicionó para hacer historia.
Pasadas las 23:30 finalizó el partido. Los aplausos bajaron como cataratas. Una noche increíble para Racing. Por una iluminación soñada, por un equipo que se animaba a jugarle de igual a igual a los mejores del mundo. También por un momento del fútbol argentino en el cual existían posibilidades de traer a las mejores figuras del fútbol internacional y testearlas en nuestras canchas.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche a la Investigación Periodística.

 

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