Historias Inconfesables. Quilmes-Racing 1977: el empate más cantado

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9 de noviembre de 1977. Jorge Calderón y Guillermo Trama simulan disputar la pelota. Más atrás, observa Horacio Cordero. Quilmes y Racing jugaron a empatar.

En noviembre de 1977, Quilmes y Racing disputaron un partido que todos sabían que iban a igualar. De esa forma ambos se ponían a cubierto del descenso. Una historia que quedó olvidada, pero vale la pena revivir.

Por Carlos Aira

 

Algunas veces el destino tiene un plan imprevisto en el camino. Luego de haber sufrido muchísimo en 1976, Racing armó un equipo para acercarse a aquella gloria perdida desde 1967. Horacio Rodríguez Larreta asumió la presidencia del club en diciembre de 1976. En el verano de 1977 llegó el bombazo con la transferencia de Ricardo Julio Villa de Atlético Tucumán. Junto al crack, la compra de Daniel Killer y el regreso de dos glorias del Racing de José, como eran Agustín Mario Cejas y Rubén Díaz. Todos ellos dirigidos por Alfio Basile.
Las aspiraciones de Quilmes eran mas humildes. Luego del campeonato de Primera B de 1975, el equipo hizo un fenomenal Nacional 1976. El histórico club del sur se preparó para una gran campaña, pero la realidad fue otra: Racing y Quilmes se encontraron en el fondo de la tabla. En posiciones muy cercanas a los equipos que descendían.
El campeonato Metropolitano 1977 fue maratónico. 23 equipos, 46 fechas y partidos domingo y miércoles. El domingo 6 de noviembre se disputó la antepenúltima fecha del campeonato. En Avellaneda, Racing se jugaba una final ante Gimnasia. Ambos equipos estaban en la zona baja de la tabla, pero el Lobo estuvo a la altura de las circunstancias de lo que estaba en juego y derrotó 2 a 0 a la Academia, goles de Montagnoli y Fornari. La tarde terminó con violencia. Si en 1976, Racing se salvó porque se tenía que ir San Telmo, los hinchas temblaban: con dos partidos por delante estaban a un punto del descenso. La hinchada se hizo sentir. Trató de vendidos a los jugadores y les gritó «De la mano de Villa nos vamos a la B«. Por su parte, Quilmes igualó sin goles ante Chacarita en San Martín.
El miércoles 9 de noviembre se disputó la penúltima fecha del campeonato. Con tres descensos en juego, Ferro estaba descendido. Temperley (34) necesitaba de un milagro. La plaza restante se la disputaban nueve equipos. Lanús y Gimnasia eran los más complicados con 37 puntos. Chacarita, Unión, All Boys, Platense y Racing sumaban 38 unidades. Quilmes y Banfield, 39 puntos.
En Guido y Sarmiento, Quilmes recibía a Racing. Por decisión de AFA todos los partidos comenzaron a las 17hs.
Quilmes formó con Bernabé Palacios; Timoteo Pedro Gaño, Ricardo Pellerano, Heriberto Recavarren y José Medina; Jorge Calderón, Carlos Raschia y Horacio Salinas; Edgardo Paruzzo, Sergio Elio Fortunato y Omar Hugo Gómez. DT: José Yudica.
Por su parte, Racing Club lo hizo con Mario Agustín Cejas; Rubén Glaría, Daniel Killer, Pablo de las Mercedes Cárdenas y Rubén Díaz; Carlos Squeo, Horacio Magalhaes y Ricardo Julio Villa; Horacio Cordero, Guillermo Trama y Ferreras. DT: Subcomisión de Fútbol.
A los 20 minutos de juego el alto al fuego era tan notable que ambas hinchadas – históricamente rivales – se pusieron de acuerdo en un grito unánime: «¡Arreglo!». A los 38 minutos la modorra se sacudió con una corrida del marplatense Sergio Elio Fortunato que abrió el marcador con un fuerte remate luego de superar al Panadero Díaz. Curiosamente, no hubo festejo.  A los 12 minutos del segundo tiempo, un toque corto de Squeo habilitó a Rubén Glaría, que igualó el partido.
Desde ese momento, Quilmes y Racing no se atacaron más. «¡Que se vayan, que se vayan…que se vayan, que se vayan, que se vayan!», fue el grito desde los cuatro costados. Todos sabían que ambos equipos habían hecho lo que entendieron necesario: jugaron a empatar. A los 38 minutos de la segunda etapa, cuando el espectáculo era deprimente, la pelota cayó en la platea baja. Un socio entrado en años se apoderó de la Pintier. El árbitro Luis Pestarino se la pidió para seguir con el partido, pero el hincha se puso firme y le gritó: «No, no se la devuelvo para que esto no siga. Lo que usted tiene que hacer es echar a los 22 que están la cancha«. La platea estalló en un aplauso cerrado. Ese hincha se llamaba Luis Carlos Pozzoni.
Esa tarde, Quilmes zafó del descenso. Al año siguiente, el club tocó el cielo con las manos consagrándose campeón del Metropolitano 1978. El sufrimiento de la Academia se prolongó una semana, cuando derrotó 1 a 0 a Platense en Avellaneda y se puso a cubierto del descenso.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche a la Investigación Periodística.

 

 

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