Clubes de barrio, mujeres y dirigentas

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Liliana Montoya y Andrea Rilo, dirigentas de la Unión de Clubes de Barrio de Quilmes visitaron Abrí la Cancha Radio. En una larga charla junto a Nehuén Ríos y Osvaldo Jara, ambas señalaron la importancia de las mujeres dentro de la conducción de los clubes.

Por Carlos Aira

 

Liliana Montoya es presidenta del Club Villa Alcira, de Bernal; por su parte, Andrea Rilo, es parte de la Sociedad de Fomento de Villa Augusta, Ezpeleta. Ambas narraron historias, vivencias y una realidad: la conducción de los clubes de barrio también es cosa de mujeres:
«No practico deportes. Soy madre de cuatro varones y mi camino dentro del club comenzó acompañando a mis hijos. En los clubes de barrio hay muchas necesidades y poca gente que se dedica de lleno. Comencé en la Comisión de Madres y desde allí me fui metiendo hasta llegar a Presidenta«; nos señala Liliana Montoya, quién agregó:  «Las mamás tenemos un rol fundamental. Somos quienes organizamos el buffet o cosemos las remeras de los equipos. La clave siempre estuvo en la organización y por eso hoy hay varias mujeres que estamos conduciendo los clubes».
La Sociedad de Fomento está relacionada con la tercera edad, pero articulan permanentemente con los clubes. Un lugar de encuentro generacional. Andrea Rilo también narró su experiencia de ingreso a un mundo que le era desconocido: «Al igual que Liliana llegué a la Sociedad de Fomento como mamá. Así comenzaron las primeras interacciones y con la impronta de generar algo. Siempre decimos que un pibe en el club es un pibe menos en la calle y el club es la gran familia de la vida«. 
Articular con el estado y la sociedad es un aprendizaje para los dirigentes deportivos. «Inicié este camino desde una necesidad y desde cero. No todos los barrios tenemos las mismas problemáticas y comenzamos a golpear las puertas del Estado. En Ezpeleta, primero nos organizamos contra los tarifazos y luego con las ollas populares», señaló Rilo en Abrí la Cancha.
«Nos encantaría centrarnos en lo deportivo, pero hay una realidad social que el club de barrio no puede estar ajeno. La Pandemia lo explicitó. Nosotros tuvimos un rol fundamental en Bernal. Los martes y jueves le damos almuerzo a los chicos. Nosotros tenemos un voluntariado entre socios y dirigentes del club que le cocinamos a los chicos. También somos punto solidario en la entrega de bolsones«, expresó Montoya.

 

 

La importancia de la Unión de los Clubes de Barrio y su rol integrador: «Cada club se organiza con sus herramientas. En ese sentido hay que destacar el trabajo de Diego Indycki, ex titular de la Unión y actual presidente provincial. Los clubes nos vamos comunicando y ayudando con las necesidades del otro. Los clubes de barrio estábamos olvidados, sobre todo los del conurbano profundo. Hay necesidades sin cubrir que están resueltas en núcleos urbanos céntricos. Por eso la Unión de Clubes de Barrio nos brinda una voz y una impronta«, expresó Andrea Rilo, titular de la Sociedad de Fomento de Villa Augusta, Ezpeleta, quién agregó: «El deporte es importante en nuestros clubes, sobre todo el fútbol masculino y femenino infantil. El fútbol es la puerta de ingreso de la familia al club. Una vez que la familia está adentro de las instituciones trabajamos la Mesa de Género para abordar problemáticas que no son ajenas a las realidades de los chicos. Para muchas familias, el club es la puerta de entrada a la sociedad«.
«Más allá de colaborar en las actividades propias del club, las mujeres estamos tomando roles de participación en las asambleas de los clubes. Luchamos por el 50% de Comisión Directiva. Sabemos que es complicado, porque a veces falta participación, pero es un tema de agenda y lo vamos a ir logrando de a poco«, analizó Montoya, quién agregó: «Juventud de Quilmes tiene una presidenta mujer, pero aún falta llegar a los espacios de poder y decisiones. En los clubes de barrio las mujeres remamos en dulce de luche para ocupar un rol protagónico. Yo soy una voz, pero hay un día a día que busca ingresar a lugares de protagonismo. Esto no es sacar al hombre, sino trabajar en equipo para ser más fuertes. La Unión de Clubes de Barrio marca esta tendencia: trabajar en conjunto para sacar adelante a los clubes en conjunto».
Otro tema interesante es el desarrollo del fútbol femenino infantil. Una explosión notable en los clubes de barrio: «Nosotros participamos con seis categorías federadas en la Liga Malvinas Argentinas. Con la alegría de la participación formal también comenzaron los problemas, porque necesitamos el espacio para las prácticas y algunos socios no querían poner al fútbol femenino a la par del masculino. Por suerte, pudimos resolverlo y nos llena de orgullo tener tantos chicos y chicas practicando y compitiendo», nos expresó la presidente del Club Villa Alcira.
«Antes había tres categorías y ante la inmensa cantidad de chicas que se querían sumar al fútbol femenino, hubo que armar tres nuevas categorías. Hoy tenemos desde Pre-Mini (4-5-6 años), Mini, Cadetas, Infantil y una variedades de edades que llegan a las adultas. Tenemos jugadoras que llegaron a Claypole AFA. Por eso la importancia de esa liga, de tener carnet, sentirse importante, ser parte de la historia y desarrollarse en el deporte que las apasiona. Todo eso lo fuimos logrando en los últimos años con mucho esfuerzo«, sostuvo Andrea Rilo.
La importancia de los clubes de barrio va más allá de la práctica deportiva: «En el Club Villa Alcira nosotros dictamos el FINES, pero en este 2023 decidimos sumar educación Primaria. Mucha gente de 30 y 40 años se anotó para terminar sus estudios primarios. Teníamos dirigentes, madres y padres de chicos, que no sabían leer y escribir. Todo eso lo estamos logrando a partir del esfuerzo y el emprendimiento que llevamos adelante. Vale destacar que esta experiencia se replica en muchos clubes de barrio«, expresó Liliana Montoya.

 

 

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