Apiladas Deportivas: un VAR trucho en el país de los campeones del mundo

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La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. Juicio al VAR: el fútbol argentino hace creíble la herramienta o el desborde está a la vuelta de la esquina. ¿Tecnología o humanos con presiones y ambiciones que determinan resultados?

Por Carlos Aira

 

El fútbol argentino ante un problema de difícil resolución. El VAR (Video Assistant Referee) en el centro de la polémica. En la tercera fecha del campeonato, dos jugadas se llevaron la atención del público futbolero. En el partido Racing-Tigre, el VAR convalidó un gol fantasma a la visita. En el Monumental, la situación fue más compleja. En tiempo de descuento, con el partido River 2-1 Argentinos Juniors, el VAR – luego de largos seis minutos de deliveración – anuló el legítimo empate de la visita por un supuesto off-side absolutamente imperceptible. ¿Se puede seguir así? Está claro que no.

 

JUICIO AL VAR; JUICIO AL ARBITRAJE

 

Lo primero que habrá que aceptar: el VAR llegó para quedarse. Pero habrá que comprender algo antes de seguir repitiendo, como un mantra trucho, aquello de «la tecnología«. El VAR es manipulado por árbitros humanos. Con presiones, ambiciones, temores, amores, odios y todos los sentimientos humanos posibles. Entonces, no es «la tecnología«, como algunos buscan simplificar a esta herramienta arbitral. Esa es una posición simplista. Como si el VAR fuera un ente de inteligencia artificial, autónomo de las presiones semanales del fútbol argentino.
El criterio de justicia del VAR – tan discutible en el marco de un juego como el fútbol – se está yendo al descenso todos los fines de semana. Hasta aquellos acérrimos defensores de la tecnología admiten que éste VAR está fracasando rotundamente en Argentina.
¿Por qué fracasa? Porque el arbitraje está pasando un momento espantoso. Son varios los factores a señalar. Por un lado, a las deficiencias técnicas se le suman diversos criterios que no quedan claros. Por otro lado, las presiones semanales generan estragos en la credibilidad.
El caso Barracas Central es demasiado evidente. El único partido ganado por el elenco barraqueño fue ante Sarmiento. El árbitraje de Pablo Dovalo fue escandaloso. El VAR no quedó en zaga. Todo el elenco arbitral no sancionó un clarísimo penal a favor del Verde. Una semana más tarde, en el partido Platense-Atlético Tucumán, el mismo árbitro sancionó un penal a favor de los locales por una infracción similar a la que no sancionó en el Eva Perón. ¿Cual fue el criterio? Por lo bajo, sin hacer nunca pública la voz, los dirigentes hablan de colores y presiones.
Así, todos los fines de semana.
¿Es sostenible esta situación? En el imaginario futbolero, el VAR dejó de ser una herramienta tecnológica de justicia para convertirse en una herramienta de disciplinamiento interno de AFA. El bombeo arbitral siempre existió. No seamos ingenuos. Desde que el fútbol es profesional y se juega por dinero, los clubes poderosos se vieron mayormente beneficiados por el arbitraje. También aquellos qué, circunstancialmente, se vieron cerca del poder. La supuesta infabilidad del VAR venía a terminar con esas injusticias, pero la humana realidad está generando un clima demasiado espeso en nuestro fútbol.
¿Por cual razón el fútbol de los campeones del mundo no tiene un VAR en serio? Nuestro VAR hace agua por todos lados: no tenemos la tecnología de off-side semiautomático, estrenado en la Copa del Mundo Qatar 2022. Tampoco chip dentro de la pelota. Las cámaras VAR no son las adecuadas. A todo esto: la traza de líneas de VAR dejan muchísimo que desear.
Fuentes consultadas señalan que el VAR europeo tiene un costo inaccesible para nuestro fútbol. Todos los fines de semana, la Liga invierte una suma aproximada de 50.000 dólares en VAR. A esto hay que sumar los sueldos de los tres árbitros que trabajan en la cabina VOR, ubicada en el Predio AFA de Ezeiza. Si multiplicamos ese dinero por toda la temporada, el fútbol argentino invertirá algo más de 2 millones de dólares en un VAR que no genera garantía alguna.
Como expresó Diego Morris en Abrí la Cancha: «AFA tiene un VAR 3 estrellas. Lejos está de la tecnología utilizada en otros lugares del mundo«.
En verdad, el problema no es el VAR per sé. El drama está en la compleja vida de intereses y presiones que vive nuestro fútbol, en el cual los árbitros no son ajenos. Si no existe un arbitraje medianamente ajeno a las intrigas semanales, no habrá tecnología que valga.
No lo olvidemos: el VAR lo manejan humanos con intereses, ambiciones y presiones llamados árbitros.
Lo que tenemos es un VAR trucho – a todo nivel – en la Liga de los campeones del mundo.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3

 

 

 

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