Ricardo Mazariche: «De Quilmes campeón 1987 tengo un excelente recuerdo»

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Ricardo Mazariche pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Fue una marca registrada en el Ascenso de los 80s. Ídolo en Excursionistas y Almagro. Figura en Quilmes y Deportivo Armenio, dónde jugó en Primera División. Una historia de tantas. Para conocer una historia y su rastro de época.

Por Carlos Aira

 

Ricardo Mazariche con la camiseta de Excursionistas. Año 1981.
EL RUBIO DEL BAJO BELGRANO: «Arranqué en Excursionistas. El club me quedaba cerca de casa, porque vivía con mis viejos en O´Higgins y Manuel Ugarte. Hice todas las inferiores en el club, hasta debutar en Primera en 1978. La Primera C de aquellos años era otra cosa. Había equipazos con historia. Estaba Chacarita, Lanús, Deportivo Español, Central Córdoba. Era un campeonato bárbaro. Lanús tenía a Bertolini y al Negro Enrique. Español a Ríos Seoane, que era mejor que tener una buena delantera. Central Córdoba a Carlovich, que ya era veterano, pero era un lujo verlo jugar. Nosotros hacíamos lo que podíamos. Teníamos buenos jugadores, como Horvath o Fonseca Gómez, siempre acompañados por una hinchada increíble».
«En mi caso, pronto comencé a mostrarme y ser conocido en la categoría. Ya me había afianzado. Y como era alto, rubio y zurdo, me reconocían fácil. En 1983 estuvimos a punto de subir a la B, pero perdimos en la final contra Talleres. En ese momento surge el primer interés de Racing, que recién descendía a la B. Los dirigentes de Excursio pidieron una fortuna. Juan D´Stéfano me quería, pero no iba a pagar una locura por un jugador de la C. Finalmente, pasé a Almagro».

 

 

ALMAGRO, EL PRIMER ASCENSO: «En el 84 llegué al Tricolor. Un club muy especial. La de gente que nos seguía en la C… Ojo, la C no era lo que es ahora. Era lo que hoy es la B Metro. La única que quedaba era ascender. Si o si. La Comisión había contratado muy buenos jugadores. Como entrenador estaba Roberto Santiago, y entre otros estaba Horvath – que vino conmigo desde Excursio – el Catita Catalán. Después se sumó Caruso Lombardi, que siempre pedía que me vendieran, porque le sacaba el puesto jeje».
Ricardo Mazariche (Almagro) y Miguel Gardarián (Armenio) en el saludo de capitanes. Año 1985.
«En el 85, fui premiado por la Asociación Argentina de Arbitros a la Caballerosidad Deportiva. Es que si bien metía todo el partido, por mi estilo, nunca fui de pegar ni mucho menos ser expulsado. El ascenso con Almagro llegó en el 86. Veniamos golpeados luego de perder esa final increíble con Armenio en cancha de Defensores de Belgrano. Ese partido, casi seguro, fue el mejor de mi carrera. Ibamos 2-1 arriba y no teníamos forma de perder. Pero el arbitro (nota de la redacción: Padilla), increíble, expulsó a Méndez, nuestro arquero, cuando teníamos un corner a favor nuestro. Lo llamó el línea y le dijo que tiro una piedra a la tribuna de Armenio, donde estaba la barra de Excursio para hacer quilombo. Después jugamos el octogonal. En la final enfrentamos a Central Córdoba, en cancha de All Boys, ganamos, y por suerte subimos».

 

CORAZON QUILMEÑO: «Si hay un club en el cual me quedé con ganas de jugar más tiempo, y de volver si se puede, es Quilmes. ¿Sabés, Carlos, la diferencia que viví? ¿Sabés lo que significa llegar el primer día a la utilería, y que te den ropa Adidas en un canasto? Yo estaba acostumbrado a los botines y medias Fulvence, qué cuando se mojaban y embarraban, pesaban dos kilos. Aparte, de local, Quilmes llenaba siempre».
«La parada era muy complicada, porque Quilmes nunca había jugado en la Tercera División. Pero era un plantel de hombres, y allí tuve a Humberto Zuccarelli, el mejor técnico de mi carrera. Cuando te digo que era un plantel de hombres, no era sólo por los nombres. Tipos como Pascutti, el pelado Sotelo, Kergaravat, Marcelo Firpo, hasta el mismo Indio Gómez, eran de mucha personalidad. Recuerdo que Zuccarelli dividía a los planteles en dos, los que jugaban y los suplentes, y los suplentes iban a entrenar a un campito desparejo junto al río. Como llegué mal fisicamente, me tuve que matar para poder entrenar con los titulares. Recuerdo que una vuelta, Zucarelli le dijo al Beto Pascutti que tenía que ir a entrenar con los suplentes. Beto, que siempre vestía de saco, se lo sacó y lo invitó a pelear. Un fenómeno el Beto. Tenía un librería cerquita de casa, sobre Beiró. Con otros dos compañeros más que vivíamos por ésta zona, nos turnabamos, e ibamos al entrenamiento en el coche de uno cada semana».
«De Zuccarelli, como de Trullet y Pachamé sus ayudantes, aprendí mucho. Ellos venían de una escuela, la de Bilardo. Una vez, el técnico me tuvo desde las 10 de la mañana, tirando cambios de frente para Catalán todo el día. ¡Pero todo el día, eh! Después esas cosas las aprendés, y las valoras cuando sos entrenador».
«De Quilmes tengo un excelente recuerdo, aunque nos bicicletearon con los premios. Habíamos arreglado que si salíamos campeones, nos repartíamos 25.000 dólares. Al final, Meiszner, gran dirigente, nos dijo que no, que nos confundimos, que eran 25.000 australes. Nos arreglaron con eso y un amistoso contra Armenio, campeón del Nacional B, que como te imaginarás, no trajo a nadie a la cancha, y encima nos ganó 3-1″.

 

Año 1987. Amistoso entre Deportivo Armenio y Quilmes. Campeones de Primera B Nacional y B Metropolitana.

 

DE LA PATERNAL A VARELA. EL NEGOCIO DEL FUTBOL: «Cuando salimos campeones con Quilmes, Oscar Tubio, el «del Jardín de Oscar«, compró mi pase y el de Omar Catalán. El me decía que tenía todo arreglado con River. Era Corti o Yo. Mario Israel, el dirigente, le decía que tenía todo arreglado, pero finalmente se cayó. El campeonato de la B terminó en abril, y estuve todo mayo practicando con Argentinos Juniors. Tenía delante a Redondo y Ezequiel Castillo, pero con el correr de las prácticas, Armando Mareque, me iba dando más confianza. Era un sueño llegar a ése club. Había un equipazo. Gente grande como Vidallé, César Mendoza o Mario Olguín. El día que llegué, me metí en el vestuario, y puse mi ropa en el primer perchero. De pronto aparece Mario y me dice: Pibe, tu casillero está allá, éste es el mio..jaja«.
Ricardo Mazariche con la camiseta de Defensa y Justicia.
«Conmigo había ido Catalán, pero a Catita no lo tenían en cuenta. Todo estaba ya arreglado, los pases se cerraban en 300.000 por los dos. Pero Argentinos no quería a Catalán, y por eso se cayó todo. Le pedí a Tubio que arreglara por mí, pero no hubo caso, él siempre pedía más. Terminé firmando en Defensa y Justicia. Son cosas que con el paso del tiempo me pregunto como permití que sucedieran».
«En Defensa estuve una temporada. Fue volver a pelearla. Agua fría, vestuario chico, ropa que no era la mejor. Para cobrar había que ir a buscar a un escribano que vivía en Varela que si no lo encontrábamos, había que ir a buscarlo al Centro. Me encontré con el Profe Castelli de entrenador, un personaje con mucha labia, y con compañeros de la talla de Ricardo Villa, que todos los días me decía: `Ricardo, tenés que invertir tu dinero en vacas. ¡Ojalá lo hubiera escuchado!«.

 

Deportivo Armenio, el sueño de Primera División.
DEPORTIVO ARMENIO, EL SUEÑO DE PRIMERA: «Después de Defensa, Tubio me dice que tenía todo arreglado con Racing. Pero la cosa se dilataba. Aparte estaba Ludueña y Hugo Lamadrid. Al final, terminamos con el Cata Catalán en Deportivo Armenio. Era la posibilidad de jugar en la A. Firmé contrato el domingo que le ganamos a Boca en la Bombonera, en la primera fecha. El gol lo hizo Silvano Maciel. Cuando me enteré que falleció no lo podía creer. Enmudecí. Nos veíamos frecuentemente. La verdad, lo sentí mucho».
«En Armenio tuve como técnico a Chiche Sosa. Chiche era la contracara de Zuccarelli. Recuerdo que antes de jugar mi primer partido, me dice: `¿Pibe, no estarás cagado, no?`. Aquel equipo de Armenio ya no tuvo buenos refuerzos. Encima comenzaron los problemas económicos. Hicimos una aceptable primera rueda, pero nos caímos en la segunda. Recuerdo algunos partidos en la A en forma patente. Independiente nos ganó 5-1 en Avellaneda. Esa tarde tenía que marcar a Clausen y no hubo forma. En cancha de Velez jugamos contra River. Esa tarde jugamos con una camiseta Puma muy linda, y ellos una roja con líneas blancas que estaban todas rotas. Al final del partido, el Loco Enrique me corrió por toda la cancha para cambiarme la casaca. Le decía: Loco, soy de River, pero tu camiseta es feísima«.

 

 

SU UNICO GOL EN PRIMERA Y EL RECUERDO DEL VIEJO: «Convertí un solo gol en la A. Fue contra Racing en Avellaneda. Un cabezazo en el arco que da a la Avenida Mitre. Me acuerdo que cuando fui a festejar levanté la cabeza a la segunda bandeja y en el racimo de hinchas de Armenio estaba mi novia, actual esposa, y mi viejo – que ya no lo tengo – y me seguía a todas las canchas. Lo recuerdo siempre como una emoción muy grande«.

 

Ricardo Mazariche, con la camiseta de Armenio, en cancha de Almagro. Año 1991.
LOS TRENES QUE DEJO PASAR: «Descendimos en Junio del 89 y en esos días también me caso. Me voy de luna de miel a Palermo, Italia, donde mi mujer tiene a su familia. Cuando llego, y por intermedio de ésta familia, tengo la posibilidad de firmar contrato con el Palermo. Era una posibilidad única. Pero tiraron más mis viejos. Encima en esos días llamó Noray ofreciendome seguir en el Nacional, y nos volvimos».
«Jugué dos temporadas más en Armenio. En la primera descendimos a la B Metro, y en la segunda casi nos vamos a la C. El club estaba muy mal económicamente, yo ya no podía vivir del fútbol, y me había dado cuenta, que lamentablemente, había dejado pasar muchos trenes. Por eso a los chicos hay que hablarles, y aconsejarlos bien. Los representantes hoy son un mal necesario. Tal vez en aquel entonces no había tantas chances de emigrar como hoy, pero igualmente, a veces pienso que no obraron bien conmigo«.

 

DEFENSORES DE BELGRANO: «La última temporada la hice en Defensores de Belgrano. Fue todo un tema ir allá, por mi pasado en Excursio. Me llevó De Luca, que siempre tuvo ganas de que jugara para ellos. Hacía tiempo que tenía la florería. Si bien entrenaba y era un profesional a full, se notan las horas de descanso que no tenía. Me retiré en 1993″.

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempo Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

 

 

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