Historias Inconfesables: Clausura 1995. La madre de todas las sospechas

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Por Carlos Aira

 

No fue un sólo partido sospechado, si no toda una definición del certamen.
El Clausura 1995 será recordado por la cantidad de anomalías que giraron alrededor del mismo. San Lorenzo de Almagro y Gimnasia y Esgrima de La Plata fueron los clubes que lucharon hasta el último segundo por el título de campeón. Los aunaba una particularidad: ambas instituciones estaban infinitamente necesitados de un título.
El Ciclón no daba una vuelta olímpica desde el Nacional 1974. En el caso de los platenses había que remontarse a 1929. Curiosamente, ambos equipos se enfrentaron en la primera fecha del campeonato. 26 de febrero de 1995. Empate 1 a 1. En el Nuevo Gasómetro, Gimnasia se había puesto en ventaja, gol de Pablo Morant – de penal -; igualó Francisco Pancho Rivadero para los azulgranas.

 

 

Eran dos grandes equipos. San Lorenzo peleó hasta el final el Apertura 1994, pero no tuvo forma de darle alcance a River Plate con el regreso de Enzo Francescoli. Dirigido por Héctor Veira, un equipo que se sabía de memoria: Oscar Passet; Roly Escudero, Oscar Arévalo, Oscar Ruggeri y Damián Manusovich; Carlos Netto, Fernando Galetto, Diablo Monserrat y Paulo Silas; Claudio Biaggio y Esteban González.
En 60 y 118, Carlos Timoteo Griguol tomó la conducción del equipo a fines de 1994, reemplazando a Roberto Perfumo. El triperío tenía una gran generación de jugadores formados en el club. Otro equipo que se sabía de una: Enzo Noce; Guillermo Sanguinetti, Indio Ortiz, Pablo Morant y Sergio Dopazo; Lucio Alonso, José María Bianco, Gustavo Dueña y Fabio Fernández; Guillermo Barros Schelotto y Carucha Lagorio.
A partir de la décima fecha, se vislumbraba que el campeonato era cosa de tres: Gimnasia, San Lorenzo y Vélez Sársfield. En la fecha 16, cuando la ilusión platense ya era inmensa, el partido entre Gimnasia y Racing Club tuvo un toque singular. Ambas hinchadas se encontraban hermandas hacía décadas. En la última práctica previa al partido, los muchachos de la Academia recibieron a los referentes de La Guardia Imperial. El mensaje fue claro: Racing debía perder, Gimnasia debía ser campeón. En Avellaneda mataban dos pájaros de un tiro: se ayudaba al amigo de siempre y se perjudicaba al otro grande que mantenía una larga sequía de campeonatos. Recordemos que para esa altura, Racing hacía 29 años que no se consagraba campeón.
Aquella noche del sábado 18 de mayo, La Academia vencía 1 a 0, gol convertido por el oriental Marcelo Saralegui. En los últimos quince minutos de juego, la defensa de Racing cometió dos errores infantiles. Gimnasia los capitalizó con goles de Lucio Alonso y Pablo Morant. Las imágenes son elocuentes: Nacho González y Gustavo Costas se reprochan con dureza una situación muy conversada en la semana y en la cual no hubo acuerdo en el seno del equipo de Avellaneda. 
Fernando Miele, presidente de San Lorenzo. Cuando parecía que el título se escapaba, exigió a Julio Grondona el arbitraje de Anibal Hay.
Una semana más tarde, Vélez Sársfield recibió a San Lorenzo de Almagro. Ambos clubes mantienen un viejo pleito que tomó fuerza en aquellos días gloriosos para el club de Liniers. El partido fue emotivo. El equipo de Bianchi parecía tener patines en los pies: corrieron los noventa minutos de juego. Finalmente, sobre la hora, José Oscar Flores marcó el gol del triunfo velezano. Esa tarde, Gimnasia venció a Argentinos Juniors en forma curiosa: con tres penales cobrados por el árbitro Luis Olivetto en los últimos quince minutos de juego. La triada convertida por el lateral Sergio Dopazo. Gimnasia se ponía un punto arriba a falta de dos fechas.
En la penúltima fecha se podía definir el campeonato. San Lorenzo necesitaba vencer si o si a Lanús. En la semana, el presidente azulgrana Fernando Miele llegó enojado a las oficinas de Julio Grondona. Entendía que lo estaban perjudicando abiertamente. Pidió un sólo árbitro para su partido del domingo. Ese era Anibal Hay. No quería otro árbitro. Jorge Romo, titular del Colegio de Árbitros, hizo curso a la exigencia. Hay, de quién se decía muy cercano al Ciclón, dirigiría a San Lorenzo.
El domingo 18 de junio fue muy frío y lluvioso. San Lorenzo derrotó 1 a 0 a Lanús, gol convertido por Carlos Netto de tiro penal. Gimnasia, que llevó una multitud a Caballito, venció a Ferro Carril Oeste 1 a 0, gol convertido por Federico Lagorio luego de un grueso – y muy comentado – error del experimentado Esteban Pogany.

 

18 de junio de 1995. Una multitud acompañó a Gimnasia a Caballito.

 

En la última fecha se definiría todo. Gimnasia recibía en su estadio a Independiente. Por su parte, San Lorenzo viajaría a Rosario para medirse con Central.
La semana previa a la última fecha fue intensa. Cuentan las malas lenguas que en La Plata y Boedo se movieron para cerrar su partido y el de sus rivales. Cuentan que algunos socios de Gimnasia – gente de dinero, por cierto – habría intentado acercarse a un arquero extranjero de Independiente. Lo invitaron a una reunión en la ciudad de las diagonales. El arquero, que jugaba su último partido en nuestro país, habría aceptado de buen grado la notable oferta económica realizada por ir hacia atrás. Lo que no sabía el muchacho es que otro compañero había recibido una propuesta irrechazable: una fortuna a repartir por vencer al líder del torneo.
En Rosario, los jugadores de Rosario Central recibieron una enorme apretada. Si Gimnasia y Racing mantenían una vieja amistad, lo mismo sucedía entre Cuervos y Canallas. La hinchada canalla se acercó a la práctica del equipo exigiendo que no hicieran ninguna fuerza en el partido.

Domingo 25 de junio de 1995. Frío polar. Calor intenso en las canchas donde se definió el campeonato. La historia es conocida. Independiente derrotó a Gimnasia en el Bosque. El famoso gol de Javier Mazzoni. San Lorenzo venció a Central con un cabezazo del Gallego González en el segundo tiempo. Con el partido 0 a 0, Carlos Netto desvió un penal. El arquero canalla Roberto Abbondanzieri festejó sólo. Ningún compañero se le acercó a celebrar.
Aquella noche, San Lorenzo se consagró campeón luego de 21 años. Gimnasia sufrió una enorme decepción. ¿Será cierto que un jugador de Independiente, que sabía que sería su último partido, lo vieron viajar, sospechosamente, desde zona sur y por esa razón habría recibido una apretada monumental de sus compañeros, quienes habrían arreglado un pingue premio por derrotar a Gimnasia? ¿Habrá cobrado el plantel rojo esa incentivación?
Todas preguntas sin respuesta…
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3 

 

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