Por Carlos Aira
Esta historia es una espina atravesada en la historia del Club Atlético Atlanta. Los Bohemios jugaron en 1984 su última temporada en la máxima divisional. En su regreso a la B hicieron una campaña respetable. El ascenso directo le correspondió al campeón, Rosario Central. La final del octogonal dirimía la otra plaza a la A. Debían jugar Atlanta y un gigante, el Racing Club de Avellaneda.
La Academia había fallado en su primer año en la B. Deportivo Español ganó el campeonato por escándalo. En la final del octogonal, Racing perdió ante un buen Gimnasia y Esgrima La Plata. En Avellaneda no se podía tolerar otro año en la B. En el ambiente del fútbol se decía que la dirigencia académica venía comprando jugadores rivales. Eso maldisponía a los hinchas bohemios.
Racing llegó a la final del octogonal luego de superar a Banfield (con mucho susto) y Quilmes. Atlanta hizo lo propio con Lanús y San Miguel. La final era la comidilla del fútbol argentino. Silvio Dalman, presidente bohemio, estaba decidido a ganar esa final sí o sí. César Luis Menotti – que en ese 1985 fue asesor de la Academia mientras Vicente Cayetano Rodríguez fue técnico de Racing – le aconsejó jugar las finales en cancha de Independiente, para generarle presión a los jugadores racinguistas. Finalmente se decidió que las finales fueran en River Plate.
