Después de un final para alquilar balcones, repasamos lo más trascendente de un torneo que tuvo absolutamente de todo y dejamos el equipo ideal.
Por Nicolás Podroznik
Atravesados por un Mundial que se juega en noviembre, el campeonato del fútbol argentino no sólo dejó una definición para el infarto, sino que también tuvo otros protagonistas que aportaron lo suyo para que este fuese uno de los torneos más parejos y cambiantes que se recuerde.
Vamos a comenzar analizando al campeón Boca Juniors. Tras la salida de Battaglia luego de la Copa Libertadores y la polémica partida del capitán Carlos Izquierdoz, la llegada de Hugo Benjamin Ibarra dejaba un tufillo a solución rápida por parte de la Comisión de Fútbol. La derrota por 3 a 0 frente a Patronato en la 11° fecha presagiaba una tormenta en la Ribera. El Xeneize navegaba en la mitad de tabla, muy lejos del puntero Atlético Tucumán. Pero a partir de allí, Boca fue una tromba. Ganó 11 de los 16 encuentros restantes, encontrando la regularidad que no había tenido a lo largo del torneo. Se erigieron tres figuras con un nivel superlativo: Agustín Rossi, Frank Fabra y Alan Varela. Mención especial para el pibe Luca Langoni, quien apareció por las lesiones del Changuito Zeballos y de Sebastián Villa y terminó siendo determinante con sus goles: no sólo porque todos le dieron el triunfo a su equipo, sino que varios fueron en momentos clave, como frente a Atlético Tucumán, Sarmiento y Gimnasia.
Ahora bien: ¿por qué Boca viniendo a remolque se llevó el torneo y otros, que parecían que lo tenían más sencillo, se terminaron mancando? La explicación se debe hacer de atrás hacia adelante, y para eso hay que arrancar con los resultados de cada uno.
Boca se adueñó del campeonato porque fue el que menos puntos regaló. El que en las difíciles más apareció. Podría tomarse esto como una vulgaridad o una verdad de Perogrullo, pero al repasar resultados no deja dudas. Perdió de local con Unión y con Banfield, equipos que no han tenido un gran torneo, pero al haber sido a comienzos de campeonato no tuvo que lamentarlo. Distinto es el caso de quienes quedaron detrás en la tabla: Racing perdió puntos como local frente a Tigre (ganaba 3 a 1 y se lo empataron), San Lorenzo y Arsenal; River perdió cinco partidos de local, Gimnasia se desinfló perdiendo seis de los últimos diez encuentros y el Decano tucumano desperdició una chance única, empatando mucho como local sobre la recta final. Quizás Huracán, de enorme campaña con Diego Dabove al frente, queda desprendido de lamentar puntos en el camino. Queda para el análisis lo logrado por Lucas Pusineri al frente de Atlético Tucumán: agarró a un equipo que tenía al descenso en el retrovisor y lo hizo pelear un campeonato, pero no lo consiguió a pesar de haber estado la mitad del torneo como puntero. Podemos decir que fue una gran campaña, pero también que no tuvo la jerarquía necesaria para coronarla como campeón.
En esa misma línea está Racing, que perdió las cuatro competencias de manera poco feliz: la Copa de la Liga por penales frente a Boca luego de errar varias chances de gol, la Copa Argentina ante Agropecuario, la Copa Sudamericana precisando tan solo un empate la última fecha y lo sucedido el último domingo. Definitivamente La Academia no gozó de dos cualidades fundamentales que precisan los campeones: gol y personalidad. Ambas se aunaron en una sola en la fatídica situación del penal que marró Jonathan Galván. Su goleador Enzo Copetti no sólo no se hizo cargo de ejecutarlo, sino que además permaneció inmóvil tras el rebote de Armani, como si no le importase lo que sucediera. Su “vamos a salir campeones” lleno de confianza ante las cámaras no se hizo carne a la hora de tomar la responsabilidad. Los referentes -a excepción de Arias- quedaron señalados. Una pelota que quemaba jamás debió ser agarrada por un jugador suplente, sin peso y a préstamo en el club. El entrenador Fernando Gago no compareció en la conferencia de prensa. En apenas tres minutos, las circunstancias determinaron que lo de Racing pasase de ser una gran campaña a uno de los capítulos mas amargos de su gran historia.
Tras aquellos que dieron pelea en el campeonato, se escalonan algunos equipos que hicieron una gran campaña. Al primero que hay que nombrar es a San Lorenzo de Almagro. De la mano de Rubén Darío Insúa terminó en el sexto puesto, logrando una inimaginable clasificación a la Copa Sudamericana del próximo año. El Gallego le imprimió al equipo solidez defensiva y muchísima confianza de la manera más sencilla: evitando cambiar nombres ante cada resultado adverso. Así pudo consolidar juveniles como Agustín Giay e Iván Leguizamón, como también al Perrito Barrios, Gastón Hernández o Agustín Martegani, jugadores del club que habían sido dado a préstamo o no tenían oportunidades con otros entrenadores. Mejoró a Alan Barreiro y acertó con las incorporaciones de Juani Mendez y Andrés Vombergar. Un verdadero milagro de un Santo.
El Tigre de Diego Martínez ratificó su buen año a pesar de perder la clasificación a la Copa Libertadores en la última fecha. Se lleva dos méritos enormes: haberse consagrado subcampeón de la Copa de la Liga y haber potenciado a Mateo Retegui, goleador del campeonato. El que sí logró el pasaje a la Libertadores fue el Argentinos de Gabriel Milito. Cuestionado por alguna parte de los hinchas por su excesivo juego de tenencia, el entrenador redondeó un buen año. Pudo haber peleado el campeonato de no haber sido por la venta de jugadores claves como Fausto Vera y Gabriel Carabajal.
Dentro de los equipos que tuvieron que pelear por no descender, destacamos a cuatro: Central Córdoba, Sarmiento, Platense y Godoy Cruz. Los mendocinos arrancaron por debajo de Aldosivi en los promedios, pero dos duplas lo sacaron con holgura: Orsi-Gomez en el banco y Ojeda-Salomón Rodríguez dentro del campo. Sarmiento con Israel Damonte logró la permanencia pero levantando mucha polémica por su estilo de juego. En algún momento, el público futbolero deberá comprender que la profesionalización del deporte trae consigo otro campeonato: el económico. La diferencia entre jugar en Primera y el Nacional B es abismal.
Los santiagueños también se salvaron con un sorprendente Abel Balbo como entrenador y el tridente Gonzalez Metilli-Renzo Lopez-Alejandro Martínez en la delantera ferroviaria. Todas estas buenas campañas atentaron contra Patronato, al cual no le alcanzó el sprint final con Facundo Sava al frente del equipo y que mereció salvarse. Tendrá revancha el próximo domingo en la final de la Copa Argentina, en donde eliminó tanto a River como a Boca.
Párrafo aparte para Barracas Central, otro equipo que salvó la categoría. No ponemos en tela de juicio el esfuerzo de sus jugadores, pero ante cada partido del equipo de Chiqui Tapia se miró con recelo el desempeño arbitral. Razón no faltó: fueron varias las polémicas que rodearon los encuentros disputados por el Guapo, como frente a Patronato en cancha de All Boys o frente a Huracán en el Ducó, donde no sancionaron un penal de manual en favor del Globo.
El tema arbitraje también ha dejado mucha tela para cortar. El nivel este año ha bajado nuevamente y el VAR los ha expuesto, sobre todo a la hora de concordar y unificar criterios. Ha sido notable la diferencia entre lo que sanciona un árbitro con respecto a otro ante jugadas similares, incluso en la misma fecha. Tampoco se ha solucionado el problema de las demoras a la hora de las revisiones. Nuevamente el arbitraje queda en la mira.
Para finalizar, dejamos a aquellos clubes que pudieron dar mas y se quedaron a mitad de camino. Estudiantes, con un buen equipo, vio peligrar su clasificación a copas internacionales. El ciclo Zielinski llegó a su fin. Vélez y Lanús firmaron un campeonato para el olvido a pesar de sus buenas inferiores. Ambos tienen material para recuperarse el próximo año. Por primera vez en mucho tiempo, el granate comenzará mirando de cerca los promedios de descenso.
No podemos olvidar lo que fue el 2022 para el Rojo de Avellaneda: con directivos nuevos tras una pésima gestión de Hugo Moyano en su último tramo como Presidente, fue el gran ganador moral de la fecha final al salir a jugarle a cara de perro a Boca. Un poco de aire fresco para un club que buscará ordenarse y salir adelante después de un año repleto de contratiempos.
Resta saber campeón de Copa Argentina y Campeón del Trofeo de Campeones. La Supercopa vendrá en Enero, muy probablemente en Qatar. Mucho dinero pero alejado de las pasiones populares, algo que se tendrá que pensar seriamente de cara al futuro. Este campeonato no apto para cardíacos llegó a su fin.
Ahora, viene el Mundial. Y lo vas a vivir con el equipo de Abrí la Cancha por Radio Gráfica.
(*) Periodista / Abrí la Cancha