Nadie esperaba nada de ellos y terminaron haciendo historia. En 1983, el peor año deportivo de Racing, un grupo de juveniles consiguió un título para el recuerdo: el Proyección 86. Tres referentes, Jorge Acuña, Gustavo De Andrade y Adrián Martínez vinieron a Abrí la Cancha y recordaron aquel campeonato indeleble
Por Carlos Aira
1983 fue un año nefasto para Racing Club. Hacía años el club se encontraba sumergido en un caos institucional y económico. El Cilindro clausurado desde mayo de 1981 y un plantel profesional tan extenso como díscolo. El 4 de noviembre de 1967 se encontraba cada vez más lejos y el descenso de categoría más cerca. En ese marco, surgió una inesperada flor en el lodo. A fines de 1982, el relator Horacio Aiello presentó a Julio Grondona la idea de un torneo de reservas, televisado en directo y con entradas gratuitas. Desde AFA aprobaron la idea. Nacía el Torneo Proyección 86. Remitía a la Copa del Mundo próxima a disputarse. El estadio elegido fue el de Vélez Sársfield y sólo se cobrarían plateas. El torneo estaba pautado para enero de 1983 y serían de la partida todos los clubes de Primera División salvo los tres cordobeses (Talleres, Instituto y Racing) y Sarmiento, de Junín.
SE ARMA EL EQUIPO
Lo más curioso es que Racing estuvo a punto de no participar del Proyección 86. Estaba redactada una nota de disculpas y lista para ser presentada en AFA. En enero de 1983 hubo elecciones en Racing y las nuevas autoridades entendían que no había garantías que no terminara en papelón. La presión de Horacio Aiello y el reclamo de algunos socios motivó la presencia de la Academia. El presidente Enrique Taddeo – que había asumido días atrás – designó a Daniel Silguero – entrenador de Reserva – junto al profesor Claudio von Foerster al frente del equipo.Lo más curioso es que Racing estuvo a punto de no participar del Proyección 86. Estaba redactada una nota de disculpas y lista para ser presentada en AFA. En enero de 1983 hubo elecciones en Racing y las nuevas autoridades entendían que no había g Silguero-von Foerster pidieron jugadores categoría 63-64-65 para armar el equipo. Gabriel De Andrade expresó: “El campeonato estaba a días de comenzar y los dirigentes no querían jugar. Silguero, con inteligencia, armó un seleccionado de Cuarta y Quinta división”; Cacho Martinez fue metafórico: “Racing había sido campeón de Cuarta División con una muy buena categoría 62, pero esos pibes fueron devorados por el momento. Nosotros teniamos la riqueza presente en el cordón Buenos Aires-Santa Fe-Entre Ríos. Racing tenía que semillas que servían y brotaron en la nada“.
Esas semillas tenían nombre propio. De Oberá, Misiones, era el arquero Juan Carlos Zubczuk; el central Horacio Willener, de Rafaela; los laterales Roberto Garcete y Héctor Félix Fernández, del Cornurbano profundo; Anibal Ainciart, de Curuzú Cuatiá; También estaban Marcos Leiva, Gustavo Calderón – hermano menor de Gabriel, mundialista en 1982 – y Santiago Raffo, hijo del mítico Toro, goleador de la Libertadores de 1967, José Luis Amulet, Canavese, Turco, Marquez, Ferreira y Daniel Gorobsov.
Para Cacho Martínez Pandiani, el trabajo de Silguero y von Foerster fue vital para aquel equipo: “Ellos fueron la piedra fundamental de un equipo que salía de lo común. El profe había trabajado con la Naranja Mecánica de Holanda en el Mundial 1978. Era un oso gigante, bastante simpático cuando ganabas su confianza. Hacíamos mucho trabajo con pelota, algo que no era habitual. En aquellos días se hacía mucho trabajo físico pero poco fútbol porque a veces no había ni pelota. Una tarde, von Foerster apareció con 60 pelotas. No lo olvido más. Repartió una a cada uno. Hicimos ejercicios de traslado de pelota que era algo que no existía. Armó pequeñas sociedades, como quería Menotti en la Selección. Por ejemplo, teníamos que asociarnos tocando sólo entre el 2-3-5 o no podían permitir que llegáramos al fondo. Nada fue casualidad en aquel torneo. Ellos crearon un espíritu de equipo que marcó el Proyección 86”
Camote Acuña recordó que von Foerster era preparador físico de la Primera División, pero esa era otra historia: “No lo dejaron trabajar con la misma intensidad. Se vivían tiempos de cambios revolucionarios en el fútbol. Lo podías ver con Ferro. A veces entrenábamos con la Primera en Obras Sanitaras con citación a las 11 de la mañana. Estábamos todos esperando al técnico y lo veíamos de fondo tomando un café en la confitería del club…”.
LOS PROTAGONISTAS
Jorge Adrián Martínez Pandiani nació en Sarandí. Hincha de Racing de toda la vida. Su padre jugó en la Academia junto a Norberto Anido, otro crack del barrio. El fútbol lo llevó a Lanús y Vélez para luego emigrar al fútbol chileno. Cacho estaba en Racing desde la Décima división. Primer marcador central a pesar de su estatura. En aquellos primeros días de 1983, su padre lo invitó a las vacaciones familiares en Mar del Plata. Con sus 18 años, Martínez le dijo que no. Que se quedaba a jugar el Proyección. “Entrenábamos en cualquier lado. José Santiago, un gran maestro de las inferiores, había conseguido un lugar en Berazategui. A veces ibamos caminando por la via del tren hasta Villa Modelo. ¡Era muy peligroso! Pero no nos importaba”, declaró Cacho, en Abrí la Cancha.
Gabriel De Andrade fue descubierto por Carlos Palomino, un ojeador de figuras de la talla de Norberto Alonso, Carlos Babington o René Houseman. De Andrade, número 10, zurdo y talentoso, recordó las condiciones deplorables en las cuales entrenaban: “Era todo muy complicado. No teníamos pelotas y la cancha auxiliar era un desastre. Tenía piedras y cascotes. Tenías que jugar muy bien porque si no jamás podías agarrar la pelota. ¡Era un canguro! Nosotros entrenábamos con unas pelotas Pintier viejas que ya no usaba la Primera. ¡Ni camisetas teníamos! A veces, terminaba de jugar la Novena, entraba la octava y se ponían las mismas camisetas transpiradas. Era muy dificil el día a día de Racing…”.
Jorge Osmar Acuña nació en La Paz, Entre Ríos, pero se crió en San Nicolás. Llegó a Racing en 1981. En esos años vivía en la pensión del club. Sus recuerdos previos al Proyección están orientados a esos días de penurias sostenidas: “A la una de la madrugada teníamos un hambre tremenda. En el club ponían cadenas y candado a la heladera pero nosotros agarrábamos una cuchara y a las bisagras le sacábamos los tornillos y la abríamos al revés. Nos haciamos lo bifes y podiamos dormir tranquilos. ¡Nos podiamos haber comido entre nosotros del hambre que teniamos”.
Camote recordó en Abrí la Cancha la figura de Tita Mattiussi: “Muchos hablan de Tita sin saber. Ella se enojaba por todo. Era muy gruñona. Fue la madre de Racing porque nació y murió allí. A los pibes nos tenía cagando. Nosotros la abrazábamos y jodíamos. Ella vivía con un caballo, una docena de perros y más gatos que el Botánico. ¡La baranda que había en esa casa! Ella vivía así. Racing no le pagaba el sueldo y lloraba porque no podía comprar las cosas para comer. Lo cierto es que Tita te aconsejaba siempre…”.
PROYECCION 86, PARA JUGAR AL FUTBOL…
La defensa de Racing era impactante. Un arquero espectacular y dos laterales tan morochos como aguerridos. Camote Acuña nos dice que Roberto Garcete y Héctor Fernández eran dos fieras. Cacho Martinez completa: “A ellos dos no les sacabas una palabra. A Fernández le decían Comisario desde que tenía 10 años. ¡La personalidad que tenés que tener para que te pongan ese apodo con esa edad! El Comisario era de Villa Tranquila y siempre recuerdo que una vez fuimos caminando desde Villa Corina hasta la Isla Maciel junto a él que era el jefe de la villa. Con el Negro Garcete hicimos juntos el Servicio Militar. Él era de Rafael Calzada. Un día fui a su casa, recontra humilde, fuimos a comer junto a sus padres. El Negro se dejaba crecer una uña como el Tolo Gallego para molestar a los rivales.
Llegó el momento del debut. Miércoles 25 de enero de 1983. Cancha de Vélez Sársfield. Estudiantes de La Plata el rival. Un club que trabajaba a conciencia su fútbol base. Minutos antes que el equipo salga al campo de juego, Enrique Taddeo pidió hablar con los futbolistas. Con voz firme les dijo: “Chicos, ¡Esto es Racing! por favor… perdamos por la mínima diferencia. No pasemos verguenza“. Camote Acuña aun sigue sorprendido: “Nos miramos todos porque no lo podíamos creer. Entramos a la cancha y le pegamos un baile bárbaro a Estudiantes“. Ante 25.000 espectadores en Villa Luro y miles prendidos en la pantalla del viejo Canal 11, Racing sorprendió goleando 3 a 0, goles de Gabriel De Andrade (`39), Jorge Acuña (`68) y Santiago Raffo (`73). Martinez Pandiani recordó que una vez el entrenador le pidió un favor: “Silguero me llamó porque era el capitán del equipo. Me dijo que Garcete y Fernández tenían calidad de Primera División, pero si yo no estaba al lado ellos nunca llegarían. Al Comisario le decíamos Marvin Hagler, campeón mundial de los Medianos en esos días, porque era una roca. Jugaba y te mataba”.
El clamor del público llegó al entrenador de Primera. En pleno Proyección 86, Rogelio Dominguez subió a Primera División a Gabriel De Andrade y Marcos Leiva. Ambos debutaron el domingo 17 de abril de 1983 ante Rosario Central en Ferro Carril Oeste. Racing ganó 1 a 0 y quebró una racha de 10 años sin vencer a los rosarinos. De Andrade nos recuerda: “Debute junto a Leiva. Era complicadísimo jugar en Racing aquellos días. Con muchas presiones. Un equipo que venía tambaleando desde hacía tiempo. La gente tenía muy poca paciencia y el vestuario estaba preocupado, no se sentía ganador. Encima los más grandes, que no la estaban pasando bien, no sabían, no podían o tal vez no querían acompañar a los chicos que estaban subiendo. Cada uno estaba con sus problemas”.
Mientras la Primera de Racing penaba en el Campeonato Nacional 1983, los chicos del Proyección se habían metido a la gente en el bolsillo. El siguiente rival fue Rosario Central. Cambiaba la modalidad: partido doble, ambos en el Amalfitani. Racing goleó 4 a 0 y 4 a 1. Gabriel De Andrade la gran figura junto a Marcos Germán Leiva, un 8 de notables condiciones: “Leiva hoy valdría 20 millones de euros. Un carrilero por afuera con actitud defensiva y visión de ataque. Tenía gol, le pegaba con las dos piernas e iba bien de arriba. Jugadorazo. A nosotros nos tocó un tiempo inoportuno…”, remarcó Cacho Martínez.
Camote Acuña sentencia: “La gente nos pedía a nosotros. Teniamos veinte años y unas ganas bárbaras. Si Racing hubiera puesto al equipo del Proyección 86 se hubiera salvado del descenso en 1983“. Cacho Martínez realizó un enlace con el presente: “Aquel club no tenía estabilidad de ningún tipo por eso disfruto tanto éste presente donde Racing son sus inferiores. Un acierto actual que no se vió en aquellos días”.
CAMINO A LA GLORIA…
Argentinos Juniors fue el rival de Racing en semifinales. Los Bichos Colorados dirigidos por Francis Cornejo, descubridor de Diego Armando Maradona. En el equipo de Argentinos nombres propios que tendrán trascendencia como Néstor Lorenzo, Julián Infantino y un pibe categoría 64 que descollaba con sus milimétricas rabonas de cuarenta metros llamado Claudio Borghi.
Cacho Martínez tiene un recurdo de inferiores del Bichi: “Jugamos contra Argentinos y el primer tiempo perdíamos 3 a 0. En el entretiempo, Ernesto Grillo, nuestro entrenador, me pide que vaya de 6 y le pegue una patada porque nos había vuelto locos. El partido terminó 3 a 3. Desde ese partido pasé a ser capitán de Racing. Pensar que Bichi era fanático de la Academia…”
El primer partido finalizó empatado. Se definió por penales. Racing ganó con gran actuación del Polaco Zubczuk, especialista en parar faltas desde los once pasos. El partido de vuelta, jugado en la noche del miércoles 10 de mayo de 1983 ante una multitud, terminó con victoria racinguista 2 a 1. Gabriel De Andrade nos recuerda: “Nos sentiamos motivados. Te sentías en Primera. Jugabas con un césped impecable y luz artificial. Salías a la cancha y veías las tribunas repletas, las banderas y los cantitos. Inolvidable”.
Newells Old Boys fue el rival de Racing en la final. El equipo rosarino, formado por Marcelo Bielsa, estaba conformado por el Yaya Rossi, Juan Manuel Llop, Dalcio Giovagnoli, Carlos Pancirolli, Juan José Oficialdegui, Ariel Paolorrosi, Marcelo Reggiardo y Jorge Theiler, entre otros. Las finales fueron multitudinarias. Más de 40.000 personas, hinchas de todos los clubes, llenaron el Amalfitani.
Adrían Martinez Pandiani hace hincapié en la inteligencia del cuerpo técnico: “La dupla fue muy inteligente. Siempre nos hizo entrenar en el Cilindro. Eso fue una introducción a lo que vino después porque no es lo mismo hacerlo en una cancha con tribunas a un campo de entrenamiento”. Camote Acuña tiene una anécdota divertida de aquel primer partido ante Newells: “Luego de sacarnos la foto del equipo, salí corriendo en velocidad para cambiar el ritmo y me choqué con Calderón que estaba haciendo lo mismo. La gente se descostillaba de la risa. Casi nos lesionamos los dos. Era una energía increíble la que sentíamos”.
El enfrentamiento entre la gran escuela rosarina contra la Armada Brancaleone de la Academia. Un dato parece justificarlo: durante el transcurso del torneo, Racing usó tres marcas de camisetas: arrancaron las Adidas del plantel profesional; luego, las Sportlandia de otras temporadas. Finalmente, ante Newells usaron unas Nanque donadas por un hincha al ver que los pibes iban mal vestidos a los partidos.
Newell´s ganó el primer partido 1 a 0. Segunda final. Miércoles 31 de mayo de 1983. Lleno total en Vélez Sársfield. Racing formó con: Juan Carlos Zubczuk; Héctor Félix Fernández, Horacio Alberto Willener, Jorge Adrián Martínez y Roberto Garcete; Marcos Guzmán Leiva, Juan Anibal Ainciart y Gabriel De Andrade; Gustavo Norberto Calderón, Héctor Santiago Raffo (Ferreyra) y Jorge Osmar Acuña.
El Torito Raffo abrió el marcador a los 8 minutos. Igualó Ariel Paolorrosi a la media hora de juego. Parecía que el Proyección 86 se iba al Parque de la Independencia. Cacho Martinez se emociona: “En el segundo tiempo me paré de volante, junto a Camote, y no paraba de gritar que teníamos que ganar. El empuje de las tribunas nos ayudó a ganar. No lo digo para quedar bien: lo siento de corazón”. Camote Acuña marcó el 2 a 1 a los 20 minutos del segundo tiempo. Sobre el final, Ferreyra señaló el 3 a 1 final.
En el estudio de Radio Gráfica brillaron los ojos recordando aquella noche. Camote Acuña recuerda “gente trepada del alambrado y nosotros que no nos podiamos encontrar para dar la vuelta olímpica. La gente lloraba emocionada”.Cuando Luis Pasturenzi señaló el final del partido, Racing volvió a festejar como en los tiempos de José. ¿Era un campeonato juvenil? Es cierto. Pero la pasión fue inmensa. Hubo lágrimas y algún gesto de más. En una televisión aun muy pacata, las cámaras engancharon a Ricardo Garcete haciendo el gesto de “mira como te la pusimos” a los hinchas de Newells presentes en el Amalfitani. El Negro fue suspendido por AFA. Gabriel De Andrade fue el más buscado aquella noche: “Fue una inmensa emoción porque logramos ser campeones. Siempre recuerdo la tapa de la revista Racing que decía El Campeón del Pueblo. La gente, no sólo de Racing, sino de otros clubes se había enamorado de nuestro juego. Si cierro los ojos aun tengo la sonrisa más amplia que Carlitos Gardel”.
Cacho Martínez Pandiani recogió la Copa: “Me la dio entregó Roberto Perfumo, mi ídolo. Tanto había soñado salir campeón con Racing y lo había logrado. También recuerdo el piloto que tenía puesto el Mariscal, parecía James Bond”.Por intermedio de las redes, De Andrade se reencontró con alguien especial: “Hace un tiempo me pidió amistad por facebook alguien que no conocía. Nos pusimos a hablar y me dice: “- Gabi, yo fui el que te levantó en andas la noche de la final” Se acordaba de cada detalle. Todo es felicidad y un reconocimiento que tendré hasta el último día”. “Fue una inmensa emoción porque logramos ser campeones. Siempre recuerdo la tapa de la revista Racing que decía El Campeón del Pueblo. La gente, no sólo de Racing, sino de otros clubes se había enamorado de nuestro juego. Si cierro los ojos aun tengo la sonrisa más amplia que Carlitos Gardel”.
DEMOLIDOS POR LA URGENCIA…
Jorge Acuña, con más de 400 partidos en Primera División, Campeón de la Supercopa 1988 con Racing, no tuvo pelos en la lengua: “Siempre agradecí no haber sido parte del plantel que se quemó en 1983 (jugó un sólo partido). En 1985 tuve la suerte de encontrarme con Mario Cejas viendo un partido de Reserva en el cual convertí cuatro goles. Ahí comencé mi carrera en el fútbol grande”.
La historia de esos muchachos, demolidos por las urgencias de un club en llamas, junto al escaso tacto de entrenadores y dirigentes, no tuvo particular relieve. Jorge Acuña y Juan Carlos Zubczuk quienes hayan trascendido. Camote analizó: “Racing tenía una base extraordinaria de jugadores para poder hacer una carrera impresionante en el fútbol argentino”.
Gabriel De Andrade, el zurdo talentoso y goleador, no pudo salvar a Racing del descenso de 1983: “Me tocó Primera en un momento dificil. Estuvo en mis pies la posibilidad de salvar a Racing. Fue el 10 de diciembre, contra San Lorenzo en Vélez. Una pelota cruzada de derecha a izquieda, amago que la voy a buscar, el marcador pasa de largo, la pelota explota en el palo y salió disparada hasta casi a mitad de cancha. Converti un gol en esos dias calientes contra Instituto pero tocó descender”.
Cacho Martínez jugó un sólo partido defendiendo la camiseta de su amado Racing. Fue la tarde que Independiente se consagró campeón 1983 y Racing fue partenaire de su fiesta: “Me tocó jugar ese partido terrible. Los grandes no quisieron jugar por temor a la violencia. Muchos jugadores tenian temor que la barra los agarrara personalmente. Fue una mezcla de sensaciones porque me molestó mucho descender: soy muy hincha de Racing”.
En 1984, para afrontar el campeonato de Primera B, Racing contrató a Jorge Castelli. El Profesor limpió a casi todos los jugadores del Proyección 86: “A mi me decía Pichón de Pernia pero trajo a Squeo, Suárez y Veloso. También vinieron Brindisi, Luis Diaz, Grimoldi y Rotondi. Fuimos de pretemporada y después nos limpió a todos”, exclamó Martínez.
¿Que fue de ellos? Garcete jugó unos cuantos partidos en 1984. Luego pasó por El Porvenir. Willener jugó un sólo partido en 1984 y volvió a Rafaela, donde hoy es entrenador. Héctor Fernández jugó 7 partidos en 1985 en La Academia. Ainciart apenas 3 partidos en 1984. Raffo apareció con goles en 1984, pero pronto se apagó y llevó sus goles a Defensores de Belgrano y Colón de Santa Fe. Gabriel De Andrade pasó a San Miguel en 1985. Se le recuerda un gol a Racing en cancha de Vélez Sársfield. El Capitán Martinez jugó en Los Andes, teniendo el récord de ser el primer jugador expulsado en la historia del Nacional B.
Los pibes de ayer son los hombres de hoy. Se siguen juntando, asado de por medio. La mayoría está fuera de forma. Como el Toro Raffo, según sus compañeros son dos toros. Racing los reconoció en 2017, haciéndolos ingresar al campo de juego del Cilindro, dar la vuelta olímpica y escuchar la ovación de las tribunas. Hoy ya no está entre nosotros Chirola Amulet, fallecido en 2012. Tampoco Daniel Silguero, quien murió en Colombia en febrero de 2018.
El tiempo cicatrizó heridas. Como nos dijo Cacho Martínez: “Nuestro sufrimiento se compensó cuando logramos subir a Primera con algunos de nuestros compañeros, como el Comisario Fernández y Camote. Ahí regresó Racing donde nunca tuvo que dejar de estar“.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3