Fue uno de los defensores más exquisitos en la historia de nuestro fútbol. De la inagotable cantera rosarina pasó a Racing, donde es considerado un ídolo eterno. Fue campeón con Boca Juniors en 1965. Tenía 87 años.
Por Carlos Aira
Federico Sacchi fue un toque de distinción. En una posición donde los duros le ganan a los técnicos, el rosarino fue un 6 de galera y bastón. Alto, rubio, de penetrantes ojos celestes, lo suyo era levantar la cabeza y salir jugando con infinita clase. Esa clase que le permitió el reconocimiento de todas las tribunas. El corte y pase al centímetro. Pasadas varias décadas de su tiempo el mito ya es eterno: Sacchi jamás dio mal un pase.
Nacido en Rosario el 4 de septiembre de 1936, Federico Sacchi comenzó su carrera en Tiro Federal. Su jerarquía contrastaba con las polvorientas canchas de Primera C. El Campeonato Militar de 1957, disputado en River Plate, le permitió al gran público conocer al defensor rosarino de inmensa jerarquía. En el verano de 1958 fue adquirido por Newell´s Old Boys donde conformó una zaga de lujo junto al cordobés Anacleto Peano. Con la camiseta sangre y luto tuvo primera, y consagratoria, tapa de El Gráfico que lo elevó a la consideración general.
En 1960 Newell´s se fue al descenso, pero Sacchi ya tenía asegurado su futuro en Avellaneda. Racing Club lo contrató junto a su compañero Peano. Un canje en el cual los jugadores Sanguinetto, Salerno, Sciancalépore, Bono, De Ciancio, Gianella, Ferrero, Marchesse y Lisboa pasaron de Avellaneda al Parque de la Independencia.
En tiempos de fútbol espectáculo, en 1961 Racing armó un equipo con la base del campeón de 1958 y una defensa llena de recursos y jerarquía. La Academia se consagró campeón con solo dos derrotas en la temporada. Federico Sacchi fue la figura impactante del equipo. De lo mejor que se había visto en manejo y criterio. Cada vez que daba un pase era una demostración de belleza. Quedó en el recuerdo su actuación en un amistoso Racing-Santos que se disputó en cancha de Huracán. Su actuación fue consagratoria: no existía forma de superar tanta plasticidad de movimientos.
En 1962 fue convocado por Juan Carlos Lorenzo para la Copa del Mundo de Chile. Jugó los tres partidos de volante central, una posición que no le era habitual en la Academia. Con la camiseta de la Selección disputó 12 partidos, entre 1960 y 1962.
A comienzos de 1965 pasó a Boca Juniors junto a César Luis Menotti. En la Ribera no tuvo el relieve de excelencia que había mostrado en la Academia. Se consagró campeón 1965 y en 1967 partió hacia el fútbol peruano. Federico Sacchi se despedía de las canchas argentinas para siempre. En Primera División disputó 172 partidos y marcó 20 goles. Su corto paso por el fútbol grande tal vez le impidió adquirir una dimensión histórica suprema. Para quienes lo vieron jugar, Sacchi fue sinónimo de limpieza en la marca, cabeza levantada y pelota al pie. Los viejos hinchas de la Academia recuerdan un Boca-Racing en la Bombonera en el cual Federico fue ovacionado por la tribuna xeneize.
En 2009 tuve la oportunidad de conocerlo. En confianza le pregunté si era cierto que jamás había dado mal un pase. Picaro y pintón, me miró y me respondió: «¿Sabés que pasa, Carlos? Los rosarinos mienten mucho…».
Federico Sacchi nos dejó el 7 de noviembre pasado a los 87 años. El crack del frac, la galera y el bastón.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.