José Alberto Batista pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Charly fue una marca registrada con la 4 de Deportivo Español. Sus proyecciones y su misil en el pie derecho marcaron una época. El recuerdo de un Español que hizo época. También, la bronca al ser el futbolista que más rápido vio una roja en una Copa del Mundo.
Por Carlos Aira
SUEÑOS DE FUTBOL: «Yo nací en Colonia de Sacramento, Uruguay. Cuando era pibe era vecino de Gilmar Villagrán. Yo comencé a jugar al fútbol con él y el Pollo Vidal. Los tres vivíamos a 30 metros de distancia en el barrio San Andrés. Siempre recuerdo que cruzábamos un alambrado, entrábamos a una canchita y ahí nos pasábamos el día jugando a la pelota. Los tres íbamos a la misma escuela, pero no estudiábamos: nos queríamos pasar todo el día jugando a la pelota. Por eso siempre digo que lo mío fue el entusiasmo. Tan así que arranqué a los 7 años cuando me fichó Nacional (Colonía) y me retiré a los 40 años.
LATERAL DERECHO URUGUAYO: «Cuando arranqué el fútbol uruguayo estaba lleno de grandes marcadores laterales. Estaba Obdulio Trasante, Washington González, Víctor Diogo, que luego fue figura en Palmeiras. Un cuatro fuerte y hábil. A los laterales uruguayos siempre nos reconocieron en el fútbol argentino. Lo siento muy fuerte. Vivo en Parque Chacabuco y cuando salgo a dar una vuelta, siempre hay un hincha que viene a saludarme y me recuerda junto al gran grupo de laterales uruguayos que hicieron historia en el fútbol argentino, como el Chivo Pavoni o el Sapo Villar.
DEPORTIVO ESPAÑOL 1985: «Como siempre, el fútbol tiene un montón de casualidades. Había arrancado en Cerro y estaba a préstamo en Peñarol. A comienzos de 1985, Oscar López y Oscar Caballero, entrenadores de Deportivo Español, viajaron a Montevideo para ver a Daniel Andrada, un muy buen delantero que era compañero mío. Recuerdo que fue un partido contra Central Español, que en 1984 se había consagrado campeón. Esa tarde hice un gran partido y a la noche suena el teléfono de mi casa. Eran López y Caballero que me preguntaban si quería juntarme con ellos para ir a Español. Fui hasta el hotel y les expliqué mi situación. Me escuchar con atención, me explicaron el proyecto y me dijeron que tenía un pasaje para ir a Buenos Aires, conocer la instalaciones del club y decidir si quería seguir la carrera en Argentina. ¡Yo no sabía que existía un club llamado Deportivo Español ni que había ascendido a Primera División!. El martes estuve en el Bajo Flores y días después Español arregló mi pase con Cerro. Desde ese momento comenzó una nueva historia en mi vida«.
UN CLUB INMENSO LLAMADO ESPAÑOL: «Cuando llegué a Buenos Aires me sorprendí con Deportivo Español. Había una realidad: en Montevideo poco se veía del fútbol argentino. Los dos grandes y alguno más. Cuando llegué me sorprendí porque nunca había visto una ciudad deportiva como tenía Español. Aparte, este es otro ámbito. El fútbol uruguayo puede ser muy apasionado, pero acá jugás todos los partidos con 20.000 personas»
«En la primera temporada salimos subcampeones. Un equipo que se sabía de memoria, sobre todo la defensa, con Pedro Catalano en el arco; yo, de lateral derecho, Héctor D´Angelo, Clyde Díaz y Lorenzo Ojeda. A veces jugaba Guillermo Zárate. Esa fue la defensa de un equipo espectacular, recién ascendido, que terminó subcampeón en su primer año en Primera«.
«Una de las claves del éxito fue la dupla López-Caballero. Ellos habían armado el equipo en 1984 y lo que retocaron fue muy positivo. Físicamente estuvimos impecables y esa fue otra clave de aquel equipo de Español. Teníamos mucha confianza y pocas presiones. En la semana respirábamos fútbol. Francisco Ríos Seoane nos tenía muy mimados y sólo teniamos que entrenarnos y pensar en el partido del domingo«.
UN ESTILO PROPIO: «A nosotros nos criticaban por defensivos y antifutbol, pero en verdad les molestaba que a los grandes siempre le hacíamos partido. ¿Cómo íbamos a ser defensivos si el Puma Rodríguez metía goles todos los fines de semana; lo mismo Fernando Donaires. La defensa tenía experiencia porque se conocía hacía años. Cada uno sabía lo que tenía que hacer y ese fue otro de los secretos de aquel Español. Sí, es cierto que a mucha gente no le gustaba como jugábamos, pero a nosotros nos permitía estar bien arriba en la tabla de posiciones y para nosotros, lo que hacíamos, era muy bueno»
«Yo era marcador de punta, pero por momentos era un atacante más. Mis compañeros me apoyaban y salían bien las cosas. Lorenzo Ojeda y yo éramos la salida del equipo y aparte teníamos muy buenos mediocampistas, como Lucho Correa y Chicho Gaona. Hubo muchísimos jugadores que respondieron en gran nivel. La confianza era lo principal. Salíamos a la cancha y sabíamos que si ganábamos, el martes cobrábamos el premio del partido. ¡Que más podía pedir un futbolista!«
UN LATERAL CON SORPRESA: «Los laterales brasileños ya venían trabajando lo que hoy se llaman carrileros, que en verdad es utilizar todo el largo de la cancha. Yo tuve un espejo en Peñarol que fue Víctor Diogo. El jugaba de 4 y yo de 3. Lo observaba y aprendí muchísimo porque era un tractor, pero se iba al ataque con criterio»
«En mí carrera fue muy importante el respaldo del entrenador y tus compañeros. Hoy es común, pero en mi época un 4 no se iba al ataque, por eso la confianza era muy importante. A mí me encantaba llegar al fondo para mandar un centro o pegarle de media o larga distancia. Con los años fui mejorando cosas que sabía, tuve una plenitud física y una gran madurez futbolística. Así fui mejorando las cosas que ya sabía. No me gustaba la quintita y lo mío comenzó a ser la sorpresa. Aparecía donde nadie me esperaba. López y Caballero me tenían confianza, pero el Cai Aimar fue quién más me incentivó. Era pasar al ataque en forma casi permanente. Se daban situaciones graciosas. Alguna vez mis compañeros me reprocharon en el vestuario que me habían armado una cortina y no había aparecido. Con una sonrisa les respondía que no podía ir siempre al ataque…»
EL ESPAÑOL DEL CAI AIMAR: «Era un equipo que jugaba muy bien. Fue en la primera rueda de 1988. Un equipazo increíble. Estuvimos bien arriba durante toda aquella rueda. El Cai nos pedía que nos concentráramos porque ya comenzábamos a tener problemas con los directivos por los premios. Nosotros no concentrábamos. Nos juntábamos los domingos, veíamos un ratito la Tercera y luego era un equipo que funcionaba porque habían jugadores que se habían sumado y tenían mucha jerarquía, como el Gallego González, que se cansó de hacer goles con el Puma Rodríguez. También habían aparecido Germán Martelotto, Sergio Zanetti y Chicho Gaona y todos jugaban muy bien. Ese equipo me encantaba, porque jugábamos bien, estábamos metidos y así es como funcionan las cosas».
LA EXPULSION EN MEXICO 86: «Todo el mundo recuerda mi expulsión en el Mundial de México frente a Escocia, pero pocos recuerdan que un gol mío ante Chile le permitió a Uruguay clasificar a una Copa del Mundo luego de 12 años. El mejor gol de mi vida. Es una expulsión rara, porque yo voy a buscar la pelota en forma espectacular, lo choco y lo tiro. Creo que el árbitro se dejo llevar por todo lo que gira alrededor de Uruguay y la imagen de violentos. Tal vez el árbitro pensó que fui a pegarle. Fue una situación muy complicada para mí. Tener que irse al vestuario apenas comenzado el partido es algo muy difícil de asumir. Por suerte, el equipo pudo clasificar a Octavos, pero a mi nadie me quita la espina de la expulsión más rápida en la historia de los mundiales».
PEGARLE CON UN FIERRO: «Nació en Colonia. Sabía que tenía una buena pegada desde baby. Apareció mi tío, siendo yo hijo único y sin mi viejo, me comenzó a seguir y hacerme practicar todo el día. Ya de grande, con el fútbol profesional, me quedaba horas practicando con los arqueros. Todo eso suma. Sin entrenamiento y sin laburo no hay excelencia«.
«Le metí un golazo a Boca en Huracán; también a River y San Lorenzo. Pero el gol que nunca olvido es uno que hice jugando para Argentino de Quilmes a Sarmiento en el final de mi carrera. Fue olímpico y le pegué con la derecha con el borde externo. Una locura de golazo».
BOMBONERA, DICIEMBRE DE 1992: «Ese partido fue increíble. Salvo nosotros y el cuerpo técnico, tan solo 8 directivos de Deportivo Español pudieron ingresar al estadio. Todo era Boca. Un murmullo increíble. Esa tarde hicimos un partido increíble. Todo confianza. Recuerdo un diálogo con Blas Giunta que me quería ganar de boquilla y de pesado, pero no había forma: los atacamos por todos lados, les ganamos 3 a 2 y a nosotros no nos dieron la vuelta olímpica. Lo que se siente en la Bombonera, con 70.000 personas, no se puede explicar. Había jugado varios partidos en ese estadio, pero nunca viví algo así».
¿POR QUE CHARLY?: Por un parentesco con un primo lejano que le decían Charly. Hoy me dicen José y no me doy vuelta. Es increíble, pero es una marca registrada.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.