Héctor Manuel Herrero: «El campeonato de 1990 con Huracán fue un alivio personal»

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El Negro Herrero pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Volante izquierdo de fuerza y calidad. Surgió en Newells. Pasó a préstamo a Sarmiento (1983) y encontró su lugar en aquel sorprendente Argentino de Rosario de 1984. Luego de regresar a Newell´s, fue a Huracán en 1986. En tiempos del Globo en la B, el Negro Herrero fue un símbolo del regreso de 1990.

Por Carlos Aira

 

SUEÑOS DE FUTBOL:  «Mi relación de pibe con el fútbol fue rara. De pibe siempre me gustó jugar. Estuve en el baby hasta qué, con 12 años, me llevaron a Newell´s. Quedé y fiché con el club, pero no jugaba. Entonces me desentendí del club y anduve jugando con muchachos más grandes durante un tiempo. Cuando cumplí 18 años me llegó la oportunidad de fichar en Independiente de Bigand, pero tenía que pedir el pase en Newell´s. Fui con mi papá para hablar con Bernardo Griffa para pedir el pase. Le dijimos que existía la posibilidad de jugar en Bigand. Nunca olvido que Griffa me miró y me dijo: – «No hay problema, te doy el pase. Pero venite en 15 días que te quiero ver jugar». Griffa me dijo que me tenía que quedar. Newell´s no jugaba en AFA y terminé jugando en la Primera local y en la Reserva AFA. Por eso siempre digo que mi carrera fue muy extraña: pasé del baby al fútbol de los pueblos y llegué al profesionalismo sin inferiores«.

 

 

A PRESTAMO POR JUNIN Y BARRIO TABLADA: «Newell´s tenía unas excelentes inferiores y cuando llegábamos a profesionales, el club terminaba enviando a préstamo a muchos jugadores. En 1983 voy a Sarmiento junto a José Miniello y Sergio Pizzicotti. En Junín me encontré con muy buenos jugadores, como Héctor Vicente y Gustavo de la Llera. Me fue bien. Una hermosa experiencia«.
24 de marzo de 1984. Tal vez el día más importante en la historia del club.  Herrero y Trevino festejan el cuarto gol ante Racing. 50.000 hinchas para ver al
Argentino sensación ante La Academia.
«En 1984 voy a Argentino de Rosario, recién ascendido de Primera C. Durante un par de meses todo el país habló de nosotros. Arrancamos bien desde un primer momento, casi sin adaptación en la categoría. Comenzamos a ganar y sumar puntos. La frutilla del postre fue la tarde ante Racing en Arroyito. No sé los números, pero siempre dicen que después del Mundial 78, fue la primera vez que se llenaba el mundialista. Esa tarde me tocó convertir un gol que todo el mundo recuerda. Hace poco armamos un grupo de whattsup de aquel Argentino 1984, recordamos aquella historia y nos reímos mucho».
«Había un muy buen equipo, con Raúl Belén, Horacio Monti, el Colorado Bastía, Jorge JansaBilly Treviño, entre otros. La mayoría del plantel pudo progresar e ir a equipos con mayor relevancia. Pensar que aquel gran equipo de Argentino se formó con jugadores a préstamo de Newell´s y Rosario Central. Hoy, los dos grandes clubes rosarinos se dejaron robar la pelota, como decía Diego. Los pibes santafesinos que eran buscados por Newell´s y Central y formaban brillantes categorías de inferiores, ahora son reclutados y formados por equipos porteños«.

 

VOLVER A NEWELLS: Jorge Solari me terminó pidiendo de regreso para 1985. No tuve suerte, porque apenas llegué tuve mi primera lesión en el fútbol, una rotura de meñiscos. Por otro lado, el equipo estaba minado de delanteros. Era impresionante. Para poder jugar en la Primera tenía que ir con una escopeta al entrenamiento. Sin lugar, en enero de 1986 acepté ir a Huracán, a pesar que sabía que la situación con el promedio no era buena».

 

 

Año 1987. El Negro Herrero y sus comienzos en Huracán.
EL NEGRO EN PARQUE PATRICIOS:  «En Newell´s había quedado en desventaja con mis compañeros y quedé muy relegado. Tomé una decisión de la cual no estoy arrepentido aunque no tenía consciencia de lo que era Huracán y la situación que estaba atravesando. El fútbol no es color de rosa y acepté el reto porque en verdad, yo solo quería jugar y tener continuidad».
«Más allá de lo que pienso y creo, es díficil comprobar algunas cosas. Es cierto que el arbitraje en el partido contra Deportivo Italiano fue malo con nosotros. Pero pasados tantos  años ni quiero pensar en otra cosa que no fuera una mala noche del árbitro. Habíamos hecho un esfuerzo muy grande para zafar del descenso. Hicimos una campaña de tercer puesto, pero el promedio no nos alcanzó. Fuimos a jugar ese octogonal con equipos de la B y perdimos por penales contra Deportivo Italiano. Ya te digo, el fútbol no es color de rosa».
«Jugar con Huracán en la B era una mochila pesada. Y cada año, más pesada. Las cosas no se hicieron bien. Tanto nosotros como los dirigentes. Era difícil encontrarse, todas las temporadas, con un plantel diferente y dábamos ventajas ante equipos más armados. Y nosotros cargamos con esa mochila de ser el grande de la categoría. En los cuatro años que estuvimos en la B pasaron muchos jugadores. Por suerte, en algún momento subieron muy buenos jugadores del club, como Antonio Mohamed, el Negro Brítez o Teté Quiroz, que comenzaron a acentarse y armar el equipo que terminó ascendiendo en 1990«.

 

Héctor Herrero, Carlos Amodeo y Fernando Quiroz. Un afiche del gol de aquel Huracán de 1990.

 

«El ascenso de 1990 fue un alivio. Yo fui el único jugador que había descendido en 1986 que volvió a Primera cuatro años más tarde. Era un equipo de Primera División, porque la primera temporada en la A terminó siendo el mismo equipo con algunos refuerzos. Ese año se corrigió el que fue, a mi entender, el problema de Huracán en la B: los tiempos de adaptación. Con una gran base de jugadores de inferiores, junto a los grandes que estábamos, se armó un gran equipo. La clave fue no contratar jugadores por contratar. A Huracán lo ascendieron los chicos, que también terminaron dejándole mucha plata al club».
«Fui feliz jugando al fútbol. Hoy, tal vez tomaría otras decisiones, pero en aquel momento yo sólo quería jugar al fútbol. Cobrabamos muy poco y encima estaba el contrato por el 20%. El sueldo nuestro era un sueldo mínimo registrado en AFA y luego había un convenio privado. Yo tenía un sueldo mínimo, vital y móvil actualizado con el famoso 20%. A mí no me respetaron los contratos. Huracán en algún momento me presionó para ir a México y tuve que ir contra mi volutand. En 1990, cuando ascendemos en cancha de Los Andes, yo quedaba libre. Cuando todos festejaban, yo lloraba porque me iba de Huracán. No me respetaban ni el esfuerzo que había realizado. Por pedido de Babington terminé arreglando un préstamo, cuando en verdad yo quería que me comprarar el pase. La moneda que se ganaba en ese momento no se compara con la actualidad».

 

17 de marzo de 1991. Golazo de Herrero ante San Lorenzo. Memorable.
AQUEL GOL A SAN LORENZO EN 1991...: «Cada vez que puedo voy a la cancha de Huracán junto a la Peña de Rosario. Por suerte, aún siguen recordando aquel gol que le hice a San Lorenzo en cancha de Ferro. Para algunos, el gol más lindo en la historia del clásico.
«Jugué tanto por izquierda, que muchos creyeron que era zurdo, pero en verdad soy diestro. No sé como salió ese golazo, porque lo mio no era el juego cortito y la gambeta, sino la potencia y dejar jugadores por fuerza. Pero salió así y fue un golazo. Sigo disfrutando mucho ese golazo contra San Lorenzo, sobre todo el enganche. A veces salen cosas que no están en la cabeza».

 

EL ASCENSO CON BANFIELD EN 1993: «Nosotros eramos el caballo del comisario. Teníamos la responsabilidad y el peso del campeonato. Comenzamos más o menos hasta que comenzamos a arrancar. Colón hizo una campaña sensacional. Siempre recuerdo aquel 7 a 0 a Colón bajo un diluvio. Terminamos en un cabeza a cabeza con Colón. Igualamos en el primer puesto y terminamos disputando un desempate».
«Aquella tarde en el Chateau Carreras fue inolvidable. Si uno tiene que analizar aquella final desde los méritos de juego, Colón fue más que nosotros. Nosotros supimos aguantarlo y llevarlo hasta los penales. Allí apareció Gabriel Puentedura, que la rompió. El se mereció otro trato en Banfield porque tuvo una tarde fantástica y no continuó en Primera División. No lo digo por mí, que tuve una temporada irregular, pero el merecía haber jugado en Primera División porque el ascenso lo ganó él«.

 

Banfield 1992. Caras nuevas: el entrenador Carlos Babington junto al Negro Herrero, Ivar Stafuza, Pipa Higuaín y Gabriel Puentedura.

 

JUGARIA EL NEGRO HERRERO HOY: «No me costaría adaptarme al fútbol actual. Si bien era delantero, en mi última etapa era un carrilero por izquierda. A mí me gustaba recuperar, marcar y tirarme al piso. El fútbol cambió mucho – no sé si para bien o para mal -, pero me hubiera adaptado muy bien al fútbol actual. Este fútbol es muy físico y estar atentos. Hoy se habla mucho de intensidad. Todos son delanteros y todos son defensores. Ya te digo, no sé si me gusta este fútbol, pero es el que se está jugando».

 

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

 

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