Sin algunos pesos pesados con respecto a Rusia 2018, los comandados por Luka Modric y Zlatko Dalic buscarán ser nuevamente finalistas de la Copa del Mundo. Un rival durísimo al cual cuesta encontrarle un punto débil.
Por Nicolás Podroznik (*)
Tras el extenuante enfrentamiento de Cuartos de Final frente a Países Bajos, Argentina comenzó a poner la cabeza en Croacia, rival que conocían de antemano ya que había eliminado a Brasil unas horas antes. El recuerdo del 0-3 en Nizhni Novgorod dejó cicatrices no sólo por el resultado, sino por todo lo que se destapó después: la polémica con la elección de los arqueros, la pelea Sampaoli-Beccacece y la conformación del equipo frente a Nigeria. Gracias al buen trabajo de Lionel Scaloni, hoy la Selección es otro equipo completamente diferente, aún teniendo a Nicolás Otamendi, Lionel Messi y Marcos Acuña, partícipes de aquella noche fatídica.
Si se tuvo la oportunidad de ver a Croacia a lo largo de este Mundial, queda claro que saben que nosotros no somos aquella selección a la que vencieron fácil. Aún así, los croatas no cambiarán su libreto habitual y no tienen por qué hacerlo. Tienen las nociones básicas para afrontar ésta clase de partidos y lo demostraron con Brasil: incomodar al rival, defenderse con la pelota y sin ella, ser intensos y aprovechar al máximo las oportunidades. Todas y cada una de ellas las ha cumplido en todos los partidos de esta Copa del Mundo.
Todos los jugadores cumplen casi a la perfección su rol dentro del campo, todos ellos liderados por Luka Modric. Con 37 años, el mediocampista del Real Madrid demuestra en cada partido porqué es un verdadero líder: a pesar de su edad y su físico aparentemente endeble, corre y disputa cada metro del campo a la par de sus compañeros, agregándole a eso su excelente pegada y panorama de juego. En el mediocampo lo acompañan Marcelo Brozovic y Mateo Kovacic, dos volantes de similares características a Modric, con un ida y vuelta tremendo y personalidad para raspar cuando hace falta. Los tres son la base del juego croata.
Ofensivamente tienen un pro y un contra: no tienen un jugador desequilibrante o decisivo como Mandzukic, pero suplantan esa deficiencia con una efectividad tremenda. Dos muestras de ello fueron el partido frente a Cánada y el de Cuartos frente a Brasil: en el primero, los dos errores de Canadá en defensa terminaron en gol croata, mientras que en el segundo los de Tité le regalaron un contragolpe en el minuto 116 de partido. De una u otra manera, los croatas no suelen perdonar de cara al arco rival. Y a Argentina le llegan poco, pero cuando llegan le convierten.
Esta Croacia es algo diferente a la de 2018: ya no están Subasic, Corluka (hoy asistente de Dalic), Rakitic y el mencionado Mandzukic, pero ha incorporado jugadores que han tenido un rendimiento muy alto en este Mundial, como es el caso del lateral derecho Juranovic y el marcador central Josko Gvardiol. En el equipo aún permanece también Iván Perisic, quizás el jugador mas peligroso que tienen en sus filas.: un puntero izquierdo hábil, ambidiestro y con muy buen juego aéreo. Por el que no tendrá que preocuparse Argentina es de Ante Rebic, autor del gol croata tras el error de Wilfredo Caballero: el actual jugador del Milan italiano no es convocado desde hace mas de un año luego de un cruce que tuvo con el entrenador y la federación croata tras las críticas recibidas por la eliminación de la Euro 2021.
El arquero Dominik Livakovic también merece un párrafo aparte. Una aparición fulgurante tras el retiro de Subasic, histórico arquero croata. Fue el tercer arquero en Rusia 2018 y hoy se adueñó de un puesto que tenía varios pretendientes. En este Mundial se volvió fundamental con sus atajadas y también en las definiciones por penales, atajando un total de cuatro remates desde los doce pasos.
(*) Periodista. Abrí la Cancha
