Transcurridas diez fechas del campeonato, analizamos los rendimientos de los encargados de resguardar los tres palos de cada equipo. Un informe que revela la vital importancia de un arquero en buen nivel.
Por Nicolás Podroznik
En un campeonato tan difícil y parejo, cada intervención dentro de las áreas puede decidir el resultado de un partido. Desde la tribuna bajan los rezos para que el delantero convierta o el arquero salve las papas. La transformación del futbolista en atleta de elite ha llevado a que los guardametas hayan evolucionado en términos de reflejos y técnica. También en un apartado tan polémico como necesario como el juego con los pies, pero primero lo primero: tienen que sacar las que van para dentro y evitar meter las que se van para afuera.
Comenzamos analizando a Carlos Lampe, arquero del sorprendente puntero Atlético Tucumán. El ex Boca y Vélez -donde en uno ni jugó y en otro apenas gozó de oportunidades- es sin duda de los mejores arqueros sudamericanos, pero por el bajo nivel del fútbol de su país su nombre pasó mucho tiempo por debajo del radar. El boliviano es líder en varios rubros estadísticos que permiten comprender su buen momento: es el arquero con mayor porcentaje de atajadas sobre disparos al arco, el arquero con mayor cantidad de vallas invictas (nada menos que siete en ocho encuentros, de las cuales seis son consecutivas) y por supuesto, es la valla menos vencida del campeonato. Sin embargo, un detalle particular también muestra que los de Lucas Pusineri tienen orden, sobre todo en defensa: es el equipo al que menos le han pateado al arco.
Otro arquero que está teniendo grandes actuaciones desde hace tiempo y sostiene la irregularidad de su equipo es José Devecchi. El Gallo es el puntal por el que Aldosivi da pelea en la lucha por no descender. Actualmente es el arquero que más remates recibe, pero el año pasado fue el arquero con más atajadas en el campeonato. Hoy el líder en ese ítem es Sebastián Meza, una de las sorpresas del torneo en cuanto a rendimiento. Relegado en Huracán, llegó a Sarmiento por la dura lesión de Lucas Acosta y se adueñó rápidamente del puesto. En tiempos donde se buscan arqueros longilíneos, Meza se destaca a pesar de medir tan sólo 1,81, siendo el segundo arquero más bajo del torneo detrás del gran arquero del Globo, Lucas Chaves. Doble mérito para el misionero.
En el arco de los denominados cinco grandes, los nombres son de peso específico, tal y como lo requiere un arco que, en la cabeza de los que se paran bajo los tres palos, es más grande que el resto. River y Boca tienen asentados a Franco Armani y a Agustín Rossi respectivamente con buen nivel, pero cada uno destacándose por sobre el otro en distintas situaciones. En Avellaneda, Chila Gómez le cuida muy bien el arco a un Arias ya listo para volver y ya lleva cinco vallas invictas en este campeonato, mientras que del lado rojo Sebastián Sosa bajó mucho el nivel con respecto al año anterior, signo elocuente de la situación caótica de Independiente. Mientras, en San Lorenzo se han repartido el arco Sebastián Torrico y Augusto Batalla con rendimientos irregulares, que pasan sin escala de la atajada milagrosa al rebote corto o al mal cálculo en un centro.
Por Rosario, la cosa va de vaivén. La victoria de Central en el clásico parece marcar un cambio de vientos. Newell’s lleva dos derrotas consecutivas, mientras que el Canalla lleva cuatro sin perder y sin que le conviertan. Los de Arroyito cuentan con un Gaspar Servio en un buen momento -con tres penales convertidos incluídos- mientras que la Lepra, ante el bajo rendimiento del colombiano Arboleda, ha alternado con dos pibes como Herrera y Macagno, pero ante la reciente lesión de éste último se encuentra buscando un nuevo guardavalla. Ahora bien: si de arqueros hablamos, Central uno de los equipos que menos inquieta a sus rivales. Así lo reflejan sus siete goles, de los cuales tres fueron en un mismo encuentro y otros tres desde los doce pasos.
Sorprende también la cantidad de equipos que han utilizado más de un arquero: son dieciséis contra doce que mantienen a su arquero titular como inamovible. Las razones han sido diversas: en el caso de Barracas Central, el equipo al cual le han creado mayor cantidad de situaciones de gol, ni Saracho ni Gagliardo han brindado garantías como para adueñarse definitivamente del puesto. También han tenido que ver las lesiones, como en el caso de Newell’s y Unión. Caso particular el de Lanús, que con Monetti y Lautaro Morales se suponía que tendría el arco bien cubierto, pero desde hace ya casi un año que ninguno termina de asentarse como titular a pesar de sus buenas condiciones. A otros, como el chileno Toselli de Central Córdoba, le ha tocado salir del equipo por un cambio de entrenador: la confianza que le había dado el Huevo Rondina parece no tenerla con Abel Balbo, quien le ha dado el lugar a Cesar Rigamonti pero que no ha sido solución para los problemas defensivos del Ferroviario, ya que en su regreso al arco sufrió tres goles frente a Racing. Ahora bien, el cambio más llamativo se dio en el arco de Tigre, donde Gonzalo Marinelli -referente y puntal de las últimas grandes campañas del Matador de Victoria- le dejó su lugar a Manuel Roffo por su bajo rendimiento.
Los datos estadísticos pueden señalar rendimientos y comprender las realidades de unos y otros. Está claro: los partidos se ganan en las áreas. Se habló mucho del bajo rendimiento de River en una parte de este torneo, pero también hay algo cierto: el equipo de Gallardo es el que más ha pateado al arco y al que más le han atajado. No sólo es cuestión propia: también las intervenciones de los arqueros rivales definen realidades, pero eso es un viejo axioma: cuanto más entra la pelotita, menos problemas.
¿Y en cuanto a números se refiere? No los estadísticos, sino los que llevan en su espalda. Aún los relatores conservan la muletilla de nombrar a los arqueros como «el 1», pero de los que hoy son titulares en su equipo, apenas ocho llevan ese número: Rossi, Armani, Chaves, Sosa, Roffo, Chila Gomez, Monetti y Gagliardo. El resto es suplente, o ni siquiera eso: en San Lorenzo Torrico lleva la 12 y Batalla la 13, mientras que en Unión, Moyano lleva la 25 y el uruguayo Mele la 77, un número más cercano al basket o al fútbol americano. Curiosamente, hay muchos arqueros que llevan números del 20 al 23, como los casos de Lanzillota y Altamirano (20), Andujar y Cambeses (21), Marcos Ledesma, Franco Herrera, Guido Herrera, Ezequiel Unsain y Burián (22) y Alejandro Medina, Saracho, Gaspar Servio y Rigamonti (23). También están quienes desafían las cábalas y usan números que en muchos clubes se prohibirían, como el 13 (Javi García, Batalla) o el 17 (Ignacio Chiccó, Rodrigo Rey y Lautaro Morales)