Las tensiones entre las dos entidades mas poderosas del mundo del fútbol vuelven a aparecer luego que FIFA anunciase potenciales cambios en la forma de disputa de las Eliminatorias en Conmebol. La pelea por el mundial cada dos años y las alianzas que se tejen para forjar poder.
Por Nicolás Podroznik (*)
Cuando en 1992 se eligió a Francia como sede del Mundial de 1998, la expectativa estaba puesta en la ampliación de los cupos de 24 a 32 selecciones. Como todo lo que hace la FIFA, nada fue librado al azar. Obviamente, la máxima entidad argumentó que imperaba este cambio para incluir más selecciones emergentes y para ordenar la competición, dandole fin al lío del mejor tercero y conformando ocho grupos de cuatro equipos, de los cuales clasificarían los dos primeros a la siguiente fase. Sin embargo, las razones eran otras: la proyección comercial a nivel global del evento (impulsado por el Mundial previo en Estados Unidos) y la imperiosa necesidad de incluir a mas selecciones europeas, tras la ausencia de Dinamarca (con los hermanos Laudrup y Peter Schmeichel), Francia (con Blanc, Cantona y Papin) y Portugal en Italia ’90. Esta decisión tomaría aún mas fuerza un año después, cuando la eliminatoria europea determinó que nuevamente quedasen afuera estas tres mismas selecciones y también Ia Inglaterra de Gascoigne, Ian Wright y David Platt. Para el recuerdo quedarán las increíbles eliminaciones de los daneses (con tan solo dos goles en contra en doce encuentros) y los galos, que perdieron sus últimos dos partidos sobre la hora, ambos siendo local y dependiendo de tan solo un punto para clasificar.
A treinta años de aquella decisión, FIFA vuelve a la carga con la ampliación de cupos, pero esta vez pasando de 32 a 48 selecciones. Estamos hablando de sumar un 50% mas de participantes, la mayoría de ellos fuera del foco europeo. Según se especula los cupos para el 2026 se repartirían de la siguiente manera:
· UEFA: pasaría de 13 a 16 plazas.
· CONMEBOL: pasaría de 4 plazas + 1 repechaje a 6 plazas + 1 repechaje.
· CONCACAF: continuaría con 3 plazas, pero tendría dos repechajes. Sería un total de 6 plazas (tres plazas por los organizadores: Estados Unidos, Canadá y México).
· CAF: pasaría de 5 plazas a 9 plazas + 1 repechaje.
· AFC: pasaría de 4 plazas + 1 repechaje a 8 plazas + 1 repechaje.
· Oceania: pasaría de 1 repechaje a 1 plaza + 1 repechaje.
Para realizar esta monstruosa operación, en Zurich ya trabajan en la ingeniería que requerirán estos cambios. Esto incluye una drástica modificación en la forma de disputar las Eliminatorias en cada continente. Y ese es el punto nodal del lado oculto de esta decisión que parece atractiva e inclusiva, pero en realidad es parte de la guerra que llevan adelante Gianni Infantino -presidente de FIFA- y Aleksander Ceferin -presidente de la UEFA-, algo que en Radio Gráfica ya pusimos de manifiesto en esta nota.
Con la excusa de la falta de competitividad, la máxima entidad de fútbol deslizó la posibilidad de modificar el formato de Eliminatorias en Sudamérica. Según su visión, si se jugara bajo el actual formato pero con seis clasificados y un repechaje, las plazas estarían determinadas con varias fechas de anticipación. Hay que hacer un alto importante en este dato: si bien es cierto que los primeros puestos sí estarían resueltos con antelación, no ocurriría con las nuevas plazas (5° y 6° puesto más el 7° que iría a repechaje), las cuales sí tendrían una definición en las últimas fechas. Aquí es donde la FIFA comienza a mostrar la hilacha.
La idea que pretenden imponer es la de retornar al formato de grupos, tal y como se hacía previo al Mundial de Francia. Esta vez serían dos grupos de cinco equipos, los cuales jugarían ida y vuelta entre sí un total de ocho partidos. Los dos primeros de cada grupo irían directamente al Mundial. Terceros y cuartos se cruzarían entre sí: quien gane la llave obtendrá su plaza, mientras que los perdedores disputarán en un nuevo partido el cupo de repechaje restante. Los últimos de cada grupo, eliminados. De esta manera estaría dado el primer paso, que es el de organizar la eliminatoria. Sólo restaría plasmarlo en un calendario, que ya de por sí es apretado. Pero claro: si se pasa del actual formato de dieciocho partidos a uno de tan sólo ocho (y como máximo diez), el calendario tomaría un respiro. La idea de la FIFA sería establecer tan solo cuatro fechas dobles de eliminatorias. Sobraría tiempo, ¿verdad?
Es sabido que la decisión de la FIFA de ampliar los cupos a 48 equipos justo en un Mundial organizado en su mayoría por Estados Unidos no es casualidad. Ya no es una cuestión solamente de votos, sino también de forjar poder. Las relaciones entre Infantino y los capitales de Medio Oriente están mejor que nunca. No en vano en su momento el jeque dueño del PSG se despegó de la formación de la Superliga europea: temía que la UEFA tomara represalias en su contra. De hecho, Ceferin había amenazado con impedir que cualquier jugador que dispute la Superliga juegue el Mundial. ¿Se imaginan Qatar 2022 sin los mejores del mundo? Imposible. Entonces cabe preguntarse: ¿cual es el real interés de la FIFA de modificar el formato de Eliminatorias en Conmebol?
Gianni Infantino tiene como obsesión y objetivo principal de su gestión imponer la idea de un Mundial de fútbol cada dos años. Constante ingreso de dinero proveniente de auspiciantes y derecho de televisación. Esta movida implica dar fin a las competiciones continentales, algo en lo que el Presidente de la UEFA no estaría muy de acuerdo, puesto que con la creación e impulso de la Nations League (competición paralela a Eliminatorias para Eurocopa y Copa del Mundo) se ha ganado el apoyo de la inmensa mayoría de federaciones del viejo continente, sobre todo de las emergentes como Macedonia del Norte, Finlandia o Albania, sólo por dar ejemplos. Un Mundial cada dos años implicaría como mínimo la unificación de competiciones o, en el peor de los casos, la desaparición de alguna de ellas. Y Ceferin está donde está para defender sus intereses y los de quienes confiaron en él. Quizás por eso a comienzos de año el mandamás del fútbol europeo y Alejandro Domínguez -Presidente de Conmebol- concertaron una reunión en la cual Ceferín deslizó la posibilidad de sumar a equipos sudamericanos a la Nations League. La cosa no quedó ahí: ambas asociaciones inauguraron una sede conjunta en Londres, ciudad que casualmente (o no) fue sede de La Finalissima en la que la Selección Argentina venció a su par de Italia por 3 a 0.
El problema real que estaría enfrentando la Conmebol en caso que se realice el Mundial de 48 equipos y se modifique el formato de Eliminatorias es mas profundo que la competitividad o los tiempos. El cambio de calendario implicaría que el público sudamericano podría disfrutar de ver a sus figuras en tan solo cuatro encuentros como local en vez de los nueve actuales. Incluso se ha deslizado que, en pos de gestionar mejor los tiempos -siempre pensando en un Mundial bienal-, algunos partidos se disputen directamente en Europa, puesto que la mayoría de los futbolistas sudamericanos juegan allí. El propio Ceferin consideró dicha idea como «disparatada».
El fútbol sudamericano provee de grandes figuras a las ligas europeas. El show business está del otro lado del Atlántico. Con un Mundial cada dos años, la posibilidad de verlos en una cancha se reducen a prácticamente la mitad. La idea ha encontrado resistencia mayoritaria tanto en Sudamérica como en Europa. Según FIFPro, tres de cuatro futbolistas rechazan la idea. Incluso lo han puesto de manifiesto figuras de renombre como Thierry Henry o Uli Hoeness. Un detalle no menor: quien lleva la voz cantante en esta cruzada por convencer a los europeos de una Copa del Mundo bienal es Arsene Wenger, ex director técnico del Arsenal y actual Director de Desarrollo Mundial de la FIFA. El francés fue el centro de la polémica hace unas semanas al declarar que «primero está Europa y después el resto«. Nunca aclaró si hablaba en términos deportivos o comerciales, pero dejamos una pista: además de entrenador, Wenger es Licenciado en Economía.
El fútbol es patrimonio cultural en toda Sudamérica. La prepotencia económica de la FIFA viene a llevarse puesto lo poco que nos han dejado, escondiendo sus verdaderas intenciones bajo la excusa de un fútbol más competitivo, cuando la realidad muestra que no hay nada más parejo que las Eliminatorias Sudamericanas. La finalidad real del cambio de formato y de calendario no es la competencia, sino preparar el terreno para un futuro no muy lejano en donde los mejores del continente estén mas a mano de las grandes corporaciones, expandiendo así la brecha entre Europa y el resto, tal como lo dijo Wenger. Es un caballo de Troya que no puede pasar desapercibido.
(*) Periodista / Abrí la Cancha