Las estadísticas nos permiten comprender mucho de lo sucedido en las 14 fechas de la fase de grupos. ¿Clasificaron los mejores? ¿Influye estar bien animicamente? Lo repasamos.
Por Nicolás Podroznik
A horas de comenzar los cuartos de final de la Copa de la Liga, en el tintero queda mucho por analizar sobre la fase inicial de este torneo. Siempre decimos que los números por si solos no dicen nada, pero si los ponemos en el contexto del desarrollo del torneo explican los porqués de los clasificados y de los rendimientos de cada uno de los equipos.
Para comenzar, analizamos aquellos equipos que comenzaron ganando sus partidos pero que no pudieron sostener el resultado. Los más perjudicados por esta situación fueron Huracán y Lanús. El Globo tuvo cuatro encuentros en donde se puso por delante en el marcador y no pudo sostener esa ventaja, perdiendo tres de ellos y empatando el restante. De no haber dejado en el camino dichos puntos, hubiera clasificado de manera holgada a la siguiente fase de la Copa. Sin embargo, no es el líder en esta estadística: Boca Juniors estuvo un total de cinco veces al frente y le empataron en todas. De aquí se desprenden dos cuestiones que llaman la atención.
La primera es el cuestionamiento sobre la regularidad del equipo de Battaglia. De estas mencionadas igualdades, cuatro se dieron como local. La cátedra de Brandsen 805 no perdona, y quizás por eso se genera ruido alrededor de la gestión del entrenador. Sin embargo, la segunda indica una intención que debido a este cuestionamiento pasa desapercibida: en todos los partidos donde Boca hizo goles sumó puntos y en todos los que ganó, fue el primero en anotar goles. Es un detalle no menor que permite explicar la irregularidad del equipo Xeneize. Ahora bien: en este último ítem también destaca Estudiantes de La Plata, al que le sucedió lo mismo cada vez que obtuvo la victoria. ¿Dónde radica la diferencia entonces? Probablemente en la consistencia y -sobre todo- contundencia del equipo del Ruso Zielinski.
Si de victorias se trata, hay un punto que no puede pasar desapercibido: la capacidad de dar vuelta un resultado adverso. En este aspecto, ninguno le gana al recién ascendido Barracas Central, que desde la llegada de Alfredo Berti hizo un cambio radical en su forma de jugar. El Loco le imprimió la intensidad que se necesita en la máxima categoría de nuestro fútbol. El Nacional B es uno de los torneos más difíciles del mundo, pero la forma en la que se juega es completamente distinta al de la Primera División. Barracas obtuvo seis victorias en este torneo, de las cuales en cuatro dio vuelta el marcador: 2-1 vs. Aldosivi, 1-3 vs. Rosario Central, 2-1 vs. Sarmiento y 1-2 vs. Huracán. La sensación que quedó en el aire fue que, de haber tenido un par de fechas más la fase inicial, Barracas podría haberse metido en la pelea de la Zona 2, que a fin de cuentas fue la más irregular en cuanto a resultados y rendimientos se refiere.
La Zona 1 tuvo una situación más peleada, a la cual llegaron cinco equipos a la última fecha con chances de clasificar a la fase final. La curiosidad reside en que Sarmiento de Junín, que llegaba prácticamente sin chances, fue el único de los cinco que no perdió con sus rivales: victorias ante Gimnasia y Defensa y Justicia y empates ante Newell’s y Argentinos Juniors. El Verde pagó muy cara la derrota frente a Barracas Central y, sobre todo, el 0-7 frente a River.
Otra cuestión que remite a los momentos de cada uno de los equipos son los puntos obtenidos en el tramo final del encuentro. El Racing de Fernando Gago, que había comenzado con muchas dudas, se erigió como el mejor equipo de la fase inicial incluso quedando invicto, el cual pudo perder frente a Banfield de no ser por el gol de Nery Domínguez en el minuto 91. La Academia también pudo sumar de a tres en dos oportunidades gracias a los goles sobre el final: la victoria en el clásico frente a Independiente y la agónica victoria en Vicente López frente a Platense. Contrariamente, el Calamar sufrió horrores los cierres de los partidos. Si bien obtuvo tres puntos en el inicio del torneo frente a Talleres con gol de Bergessio sobre la hora, luego comenzó a sufrirlo: a la siguiente fecha, Atlético Tucumán le arrebató la victoria en el minuto 93. Y a la mencionada derrota frente a Racing hay que sumarle el empate que rescató Defensa y Justicia a falta de dos minutos para el final. Fueron un total de cinco puntos que le hubieran permitido al Marrón respirar un poco más en esta situación que, además, incluyó varios reclamos por arbitrajes en los cuales se sintieron perjudicados.
Para finalizar, vale detenerse en un punto que en el fútbol actual resulta fundamental: el estado anímico. Está claro que cuando un equipo entra en racha, la moral y la confianza suben, los rendimientos mejoran y el entusiasmo crece. Pero, ¿qué pasa con aquellos equipos que atraviesan un mal momento? Pues bien, hasta en esas situaciones se puede demostrar que las victorias ayudan. Si hablamos de equipos en un buen momento, en el caso de Tigre sus cinco triunfos comenzaron con ventaja propia. Incluso pudieron ser sin que le marquen goles, de no ser por el descuento de Huracán en su victoria por 2 a 1. También se pueden explicar en los equipos que tuvieron un mal torneo. A Patronato, Rosario Central y San Lorenzo no sólo los une el hecho de que cambiaron de técnico a mitad de torneo, sino que además en todas sus victorias comenzaron ganando el encuentro. En el caso del Cuervo, hasta por el contrario se notó su mal momento futbolístico y anímico: de sus cinco derrotas, en cuatro arrancó perdiendo y no pudo torcer el resultado.
Ahora se vienen los duelos directos. Todo esto queda atrás. ¿Prevalecerá el favoritismo de Racing? ¿Boca y Estudiantes podrán imponer su costumbre de arrancar ganando? ¿Aparecerá el River de las últimas jornadas? ¿O los que se metieron sobre el final darán el campanazo? Todo está por verse en esta Copa de la Liga que, como es habitual en nuestro fútbol, siempre ofrece resultados inesperados.
(*) Periodista / Abrí la Cancha.
