Juan Carlos Rulli pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Su infancia en Catriló, sus comienzos en Estudiantes de La Plata al tiempo que estudiaba odontología; su paso por Boca y la frustración de la Libertadores de 1963. Finalmente, la gloria con el Racing de José.
Por Carlos Aira
SUEÑOS DE FUTBOL: “Somos pocos los jugadores pampeanos. Marcelo Echegaray, Carlos Mac Allister; también Félix Orte, que era de mi pueblo, Catriló. Tenía muy buena relación con los padres porque era un pueblo muy chico y nos conocíamos todos. Desde pibe mi sueño fue el fútbol. Cuando tenía 10 años, junto a otros chicos, juntábamos monedas para viajar a otros pueblos y jugar desafìos. Era hincha de Boca y escuchaba los partidos por radio, lo único que había a fines de los 40s. Mis ídolos eran Natalio Pescia y Mario Boyé. Sabía que quería estudiar medicina, pero mi prioridad, en mi infancia en La Pampa, era ser futbolista profesional”.
ESTUDIANTES DE LA PLATA: “Llegue a La Plata para estudiar junto a mi hermano mayor. Fui a un colegio pupilo y volvía a Catriló en las vacaciones de junio y diciembre. Con los años, mi familia compró una propiedad en La Plata y se hizo diferente la vida. Cuando llegué a quinto año del secundario me fui a probar a Estudiantes. Mi hermano jugaba en las inferiores del club. Era un crack pero le faltaba garra. Fui a probarme junto a tres amigos. No sólo pasamos la prueba sino que también llegamos a primera. Ellos eran Juan Antonio Falcón e Ismael Fillol, ambos fallecidos.
Llegué a Primera en 1958. Me encontré con jugadores fantásticos, como el Beto Infante, que era un crack. También estaban Héctor Antonio, José María Silvero, Rafael Albrecht y otro fenómeno como fue Félix Loustau. Debuté en Primera en 1958, con 21 años. Me quedé en el club hasta 1962, cuando nos salvamos del descenso en el último partido con un gol mío en cancha de Lanús”.
VOLANTE POR TODA LA CANCHA: “Siempre fui volante, sin importar el número de la camiseta. Muchas veces usé el , pero jamás jugué de puntero. Eran tiempos del 4-2-4. Muchos hinchas me veían con el 7 en la espalda y esperaban que no me mueva de la raya. Eso lo cambió Juan José Pizzuti. Con buen criterio ideó el 4-3-3. En la revista El Gráfico declaré: “Soy un corredor, ¿Que tiene de malo?”. Yo perdía tres kilos por partido. No tenía otra forma de jugar. Tenía mucho amor propio. Pero en esos días, algunos periodistas cuestionaban la polifuncionalidad”.
BOCA JUNIORS: En 1963 pasé a Boca Juniors. Jugué muy poco aunque tuve compañeros excepcionales: Antonio Roma, Silvio Marzolini, Angel Clemente Rojas y mi ídolo: Ernesto Grillo. Me quedó una espina muy grande porque jugué la semifinal de la Copa Libertadores de 1963 ante aquel fabuloso Peñarol de Abbadie, Rocha, Sasía, Spencer y Joya. Había que jugar muy bien y algo más, porque Montevideo era muy dificil. Ganamos 2 a 1 en el Centenario y jugué un gran partido. En la revancha, Don Adolfo Pedernera lo puso a Ernesto Grillo. A mi me quedó la pena de no haber marcado a Pelé en la final de la Copa ante Santos. Estoy convencido que si lo hubiera hecho, hubiéramos ganado la Libertadores“.
TRUEQUE: “A comienzos de 1965, un dirigente de Boca me preguntó si tenía interés de pasar a Racing. Jugaba en la Copa pero estaba muy tapado. No estaba feliz en Boca. No porque me trataran mal, sino porque no jugaba. Finalmente se realizó el famoso trueque: Federico Sacchi y César Luis Menotti pasaron a Boca mientras que Juan José Rodríguez, Benicio Ferreyra y yo fuimos a Racing. Yo deseaba jugar, aparte, Avellaneda me quedaba de paso para ir a la Facultad, porque aún vivía en La Plata.
ODONTOLOGO: “Cuando pasé de Estudiantes a Boca Juniors había cursado todas las materías de la carrera. En Boca no tuve las facilidades que tuve en Estudiantes con los horarios. Tuve que volver a la Facultad a dar los trabajos prácticos y otras dos materias. Yo había tomado la decisión de recibirme y lo logré. Hoy sería muy difícil hacer lo que hice en aquellos días. Odontología era una carrera muy complicada. Cursé y estudé materias de noche y a la mañana tenía que ir al entrenamiento. Sin esfuerzo ni sacrificio no se consigue nada“.
TITO PIZZUTI: “Cuando llegué a Racing me encontré con un club que era un descalabro. En un momento decidí dedicarme a la Facultad y dejé de entrenar. A fin de año me podían regalar o hacer lo que quisieran. Estuve 15 días sin ir al club, algo loco, pero consideré que no podía perder más tiempo. Una tarde me llamó un dirigente llamado Raúl Prieto. Me citó en una confitería y me convenció de volver porque venía Juan José Pizzuti. Lo conocía de haber jugado en Boca con él. Sabía que era serio”
“Cuando asumió lo primero que hizo fue dejar de tutear a todo el mundo. Impulsó una disciplina férrea. Desde que agarró, comenzamos a ganar. Pizzuti tuvo una gran virtud: ordenó a los jugadores. Perfumo imitaba a Sacchi y lo puso de 2 y fue una maravilla. Basile era 5 y lo mandó a la cueva. El Panadero Díaz era volante y lo reconvertió como 3. Tres jugadores fantásticos con un gran amor propio”.
EL EQUIPO DE JOSÉ: “Terminamos quintos en 1965. A comienzos de 1966 se desarmó el mediocampo. Se fueron José Omar Pastoriza y Luis Pentrelli. Llegaron Miguel Àngel Mori y el Bocha Maschio. Pizzuti armó un equipo tan moderno que podía jugar en la actualidad sin problemas. Alfio Basile, Toro Raffo o el Panadero Díaz iban a cabecear y los relevos se hacían automáticamente. Cuando el resto de los equipos se dieron cuenta nosotros ya estabamos acostumbrados a jugar así. Aparte, teníamos muy buenos jugadores”
CAMPEON 1966: “Cuando nos tocó perder contra River, todo el mundo supuso que nos ibamos a caer. El siguiente partido fue ante Estudiantes en Avellaneda. Goleamos 3 a 0 y luego estuvimos casi veinte partidos invictos. No sentimos el transpié y salimos campeones de 1966 con una sóla derrota. Si el equipo de José hubiera descansado lo suficiente no hubiéramos perdido contra Estudiantes en la semifinal de la Libertadores de 1968. Salimos mucho de gira y no ayudó a que el equipo estuviera a punto como merecía”
EL CARIÑO: “A mi me asombra, luego de tantos años, el cariño de la gente de Racing. Vamos junto al Bocha Maschio a la cancha y sentimos un cariño tan grande que no dejo de emocionarme. Pasaron tantos años y nos recuerden con tanta gratitud. Cuando nosotros salimos campeones del mundo, a mi me echaron. Fui al vestuario, me cambié y vi al Veco de El Gráfico llorando. Le digo porque lloraba y era por el campeonato, y le digo: “¿Por eso llora? Uno toma dimensión con el paso de los años. En aquellos días no me di cuenta de lo que habíamos logrado. A mis compañeros le pasó lo mismo. Siendo grande, con tantas muestras de cariño y afecto, se da cuenta de lo fantástico que logramos en aquel 1967. Ese titulo al fútbol argentino y a Racing.
BATALLAS COPERAS: “Ante el Celtic fue una batalla. Ellos querían jugar fuerte y se descontrolaron. No fue un buen partido pero fuimos merecedores de esa conquista. Demostramos ser un equipo aguerrido y compacto. Perdimos en Escocia por un gol y casi lo empata el Yaya Rodríguez. Después nos encontramos en Sivori en Roma y nos dijo: «Si ustedes perdieron 1 a 0 en Escocia, son campeones seguro«. La Copa Libertadores fue terrible. Disputamos 20 partidos antes de las finales ante Nacional. Jugamos contra grandes equipos peruanos, colombianos y chilenos. Tres partidos ante Nacional que fueron verdaderas batallas. Era otro fútbol”
EL AVION DE MEDELLIN: “Fue terrible. Yo no quería viajar porque le tenía terror a los aviones. Estaban todos los muchachos sacándose fotos en el aeropuerto diciendo que nos ibamos a matar en Medellín como Gardel. Yo fui a la terraza del aeropuerto del miedo que tenía. Justo un señor se acerca y me dice: si no aterriza ningún avión, no se suba al próximo porque se cae seguro. Uno veía el cielo y estaba terrible. Un avión que iba a aterrizar dio la vuelta. Nos fuimos y volvimos horas más tarde al aeropuerto. Fui el último en subir al avión. Fue el 28 de marzo de 1967. Iba sentado al lado de Cejas. El avión carreteó y los refucilos y el agua entraba dentro del avión. Le digo a la azafata si me podía traer un tranquilizante. De repente se me zafó el cinturón. El avión comenzó a caer y mi cabeza pegó en el portaequipaje. Todo el mundo gritaba que nos matamos. Vi la muerte. Me acordé de mis padres, de mi mujer embarazada. Fue un sueño porque sentí que algunos cantaban, como la mujer de Perfumo. Yo no podía reaccionar. Quedé con los dedos como garfios al asiento. Cuando aterrizamos en Medellín, Pizzuti nos juntó y nos invitó una ronda de whisky. Yo no tomaba alcohol, pero esa vez sí. Al día siguiente, ganamos 2 a 0. Fue una película de terror”.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3