Ricardo Elbio Pavoni pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. El Chivo es un símbolo enorme del Club Atlético Independiente con más de quinientos partidos disputados entre 1965 y 1976, nueve títulos conseguidos y una gloria imperecedera. En una larga charla, el histórico lateral uruguayo analizó el fútbol de ayer y de hoy.
Por Carlos Aira
LA MÍSTICA DEL INDEPENDIENTE COPERO: “La gran clave de aquel equipo fue la convivencia. Nuestros asados duraban horas. En la sobremesa todos sabían las cosas del otro: la familia, los hijos. Todo. Fuimos al bautismo del hijo de Luis Artime, por ejemplo. La amistad era muy grande. Siempre digo y no me equivoco que los buenos equipos son en base a buenos grupos. Todos tiramos parejo sabiendo cubrir la falla del compañero. Todo eso sirve porque muchas veces nos sentamos en mitad de cancha, venía el técnico y le decíamos: no, maestro, está vez déjenos solos…”.
CHIVO DEFENSOR: “Al defensor le exigen más que al delantero. Como marcador me pedían que vaya al ataque y que no pierda la espalda. Yo jugué doce años en Independiente y salí doce veces campeón. En todo ese tiempo sólo tiré un túnel. Fue en el debut del Pato Pastoriza como técnico, ante San Lorenzo en la Bombonera. Un partido que ganamos 5 a 2 y en mitad de cancha le quise tirar un caño al Gringo Scotta y le erré. Fue el único que tiré en toda mi vida. Porque no sabía y siempre en mi vida hice lo que sabía y ahí está la diferencia. Lo mio era simple. En 1967, luego de dos años en Independiente, me solté y marqué mi primer gol. Siempre fui de terminar la jugada, no de llevarla a domicilio.
TALENTO DEFENSIVO: “Yo creo que el defensor tiene un talento que no se comprende porque parece que solo los volantes o delanteros son talentosos. El defensor tiene mucha inteligencia. Piensa y lee el partido. ¿Cuantos goles tiene Tagliafico? pocos, pero es un marcador notable. Por eso, cuando me preguntan cual fue el mejor jugador entre Pelé, Maradona, Cruyff o Messi, la pregunta debiera ser: ¿Cual juega en tu equipo? Ese es el verdadero talento”.
INDEPENDIENTE 1972-76: “Fue un equipo sin secretos, formado desde 1967, que el tiempo y la formación transformó en un equipo de hombres. Cuando tenés un equipo de hombres, con mucha personalidad, el rival tiene que bancarte. Se siente en la cancha y lo hacés sentir sabiendo lo que estás haciendo. El Pato Pastoriza, que era el Jefe, pegaba tres gritos y acomodaba todo. Además, todos los equipos nos querían ganar. Se enfrentaban a un equipo de hombres que sabía lo que quería y lo que tenía. Entonces, el jugador que llegaba al club o subía desde inferiores debía amoldarse. Por ejemplo, Bochini hacia todo hacia adelante, no hacía fulbito. Vos le dabas la pelota y la mirabas todo hacia adelante. También Daniel Bertoni y el Mencho Balbuena, que eran todo potencia dentro del área”.
ESOS VIEJOS DUELOS COPEROS: “El Racing de José y el Estudiantes de Zubeldía fueron dos grandes equipos. Racing era un equipo de hombres que sabía lo que quería. Estudiantes jugaba a tu equivocación. Fueron precursores de tener delanteros que corrieran a los defensores. Quiero aclarar que no era un equipo mala leche y que nunca vi un alfiler dentro de una cancha. Lo que tenían era que le hablaban todo el tiempo al árbitro. Se ponían hacer espamento cuando en verdad lo estaban felicitando. Eso te sacaba de las casillas”.
FINALES INTERCONTINENTALES: “En 1972 y 1973 jugamos las finales Intercontinentales ante Ajax y Juventus. Contra el Ajax no teníamos nada que hacer porque no sabíamos como jugaba. En Avellaneda empatamos 1 a 1 y en Holanda perdimos 3 a 0. Apenas comenzado el partido, erramos un gol cantado. Una lástima porque hubiéramos metido el colectivo 295 dentro del arco y nos ganaban el partido.
Al año siguiente la dirigencia nos dice que Juventus aceptó jugar la final solamente si se realizaba en Italia, con pelota italiana y árbitro italiano. Fuimos los jugadores quienes le dijimos a los dirigentes que ibamos a ir a Italia y traer la copa. Fue un partido bravísimo. Un partido de hombres. Nosotros defendimos con fiereza y les pedimos a los de adelante que se arreglaran como pudieran. Por suerte apareció el Bocha…”.
EL CLASICO CON RACING: “En 1973 volvimos con la Intercontinental y nos tocó ir a cancha de Racing. Nos ovacionó la tribuna de la Academia. En esa época la rivalidad de Avellaneda era a nivel familia. Eramos dos equipos de barrio. Para que se den una idea, el domingo jugábamos contra Racing, nos matábamos a patadas todos y ganara quien ganara, el martes siguiente pasábamos por lo de Tita y desayunábamos con los muchachos de Racing”.
EL ESTUDIANTES DE ZUBELDIA: «Estudiantes no era un equipo mala leche. Jamás los vi con una alfiler. El Narigón (Bilardo) tenía la costumbre de hablar y hablar. En esa época decretó que los jugadores no podíamos hacer tumulto. ¿Por qué? Porque ellos trabajaban muy bien la idea de rodear al árbitro. No lo insultaban, pero las tribunas se enardecían y generaban un clima muy especial. ¡Te sacaban de las casillas! El Pato Pastoriza me decía: ´traeme a Conigliaro que lo fajo´ y al final lo echaban al Pato. Fue el primer equipo en el cual los defensores defendían. Para los rivales era terrible».
RIVALES: “El más difícil fue un compatriota, Luis Cubilla. Me conocía de haber jugado en la Selección. Entonces el sabía que si jugaba sobre la raya me lo comía. Cuando me enfrentaba se ponía entre Pancho Sá y yo, entonces siempre recibía libre ya que Pancho no le podía salir. Otro delantero bravo fue José Luis Luna, de Atlanta. Era rapidísimo desbordando y tiraba el centro de una, sin chances de volver para atrás. Otro crack fue Ángel Marcos, de Chacarita Juniors, que era muy inteligente para jugar. A mi no me complicaban los gambeteadores. ¿Cómo haces para subirte a un caballo que viene al galope? Lo que tiene que hacer un defensor es amagar, porque el wing en velocidad siempre se frena y toca al costado”.
PALADAR NEGRO: “El público de Independiente tiene el paladar negro, el cuerpo técnico tiene que vivir el momento. Tenés paladar negro cuando la gente está contenta porque se ganaron mil cosas. Ahí, todo está bien. Porque el famoso Paladar Negro tiene que ver con los títulos, porque todos te recuerdan cuando el campeonato terminó en vuelta olímpica”
LA TECNOLOGIA: “Hay que acostumbrarse a la época que transitamos. Hoy, la tecnología permite que un jugador sea conocido en todo el mundo por una buena jugada. Esa es la gran diferencia con mi tiempo y por suerte, porque pueden hacer una gran diferencia económica. La tecnología avanza y construye, pero en cierta forma, también destruye. Porque hay que armar planteles todo el tiempo porque te venden los mejores. Los que llegan se tienen que adaptar al grupo y no todos se adaptan rápidamente a Independiente. Hay un montón de circunstancias que son complejas”.
EL RETIRO: “Fue a fines de 1976. Durísimo. Tuve que hacer el análisis de la despedida. Puse dos sillas enfrentadas. Me sentaba en una y la otra vacía delante mío. En una estaba Ricardo y enfrente el Chivo. Ricardo despidió así al jugador. Me ayudó muchísimo comenzar a trabajar en un banco porque el contacto con la gente que no le importa el fútbol fue fundamental. Era Ricardo todo el tiempo. Después, con el tiempo, me di cuenta que había asimilado un montón de cosas. Sin quererlo, uno es ventajero social, porque yo iba a pagar el gas vencido y en vez de hacer una cola de sesenta metros, el de informes me reconocía, le contaba dos goles y me iba. Desde 1976 hago la fila como todo el mundo y está muy bien que sea así”.