Por Carlos Aira
Junto a la de Diego en México 1986, esta fue la mano más famosa del Fútbol Argentino.
El Nacional de 1968 fue el primer campeonato que se definió con un triangular. Al mismo llegaron Racing Club, River Plate y Vélez Sársfield. Realidades distintas. La Academia venía dulce. El Equipo de José. Campeón 1966, subcampeón del Metro 1967. Campeón de América y el Mundo. Los Millonarios, en la búsqueda de un título que se negaba hacía una década. Los velezanos ante una situación inédita.
Faltando dos jornadas, el campeonato parecía que se iba, sí o sí, hacia Avellaneda. La Academia sumaba 21 puntos. River Plate 19. Vélez 18. Pero Racing perdió 4 a 2 ante Colón. River goleó 5 a 1 a San Martín de Tucumán y Vélez derrotó 1 a 0 a Independiente Rivadavia.
En la última fecha, Racing recibió a River. Velez a Huracán. Los muchachos de José Pizzuti se pusieron en ventaja al minuto por intermedio del Coco Basile. Parecía que el título, ahora sí, se quedaba en Avellaneda. Pero igualó el Fantasma Daniel Onega. Vélez, en silencio, venció 2 a 0, con goles del tucumano José Demetrio Solórzano y Mario Nogara. Los tres equipos igualados en 22 puntos. Era necesario un desempate.
José Amalfitani era el sempiterno presidente de Velez Sársfield. Acariciando los 75 años, su vida – dedicada a su club – se extinguía. Su sueño de ladrillos era una realidad. Pero faltaba algo: un título de Primera División.
Vélez tenía un gran equipo. Desde la solvencia de un gran arquero como el Gato José Marín. Pasando por la firmeza de Solórzano, la calidad incuestionable del cordobés Daniel Willington, el olfato goleador de Oscar Whebe y ese chico llamado Carlos Bianchi.
El triangular se inició el 19 de diciembre. En el Gasómetro de Avenida La Plata – donde se jugaron los tres encuentros -, River derrotó 2 a 0 a Racing, con goles de Jorge Dominichi y Pinino Más. Si, en el próximo partido, los Millonarios derrotaban a Vélez, se consagraban campeones luego de diez años.
Ahí fue donde sucedió este episodio tan sospechoso como recordado. 22 de diciembre. Daniel Onega abrió el marcador. El entrerriano José Luna igualó para Vélez. 35 minutos del segundo tiempo. Marín calculó mal, el remate del Chamaco Rodríguez. Cuando la pelota se metía en el arco, llegó la polémica eterna. Luis Gregorio Gallo, defensor, santiagueño para más datos, se arrojó como arquero y atajó la pelota con su mano izquierda. Penal. Clarísimo penal. El árbitro Guillermo Nimo no cobró nada…
Todo River le protestó a Nimo un penal tan evidente. Jorge Recio y el Chamaco Rodríguez lo agarraron de las solapas al grito «¿Porque no lo cobraste?». Nimo corrió gritando «Foul a Recio…Foul a Recio...». Curioso: en ningún momento cobró infracción.
El partido finalizó sin moverse el resultado. Una semana más tarde, Velez se consagró campeón por primera vez en su historia al derrotar 4 a 2 al Racing Club. José Amalfitani no estuvo en el Gasómetro, siguió el partido por radio desde su casa: el estadio de Liniers.
¿Nimo recibió un Valiant y una casa en San Isidro a cambio de un favor que le permitiera al viejo dirigente irse de este mundo con el título de su Vélez Sarsfield? Mito popular del fútbol argentino. Dirigió hasta 1969, cuando aceptó el retiro propiciado por la AFA. Con los años se convirtió en un showman de perlas blancas, perlas negras, «Sic Sic», largas boquillas y furcios imposibles.
Luis Gallo, el autor de la mano, falleció en un accidente de tránsito en 1990. Guillermo Nimo el 13 de enero de 2013, a los 80 años de edad.