La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. En una semana donde la discriminación estuvo en el centro de la escena, un suceso pasó casi inadvertido para la mayoría de los medios. Fútbol, negocios y política. ¿Por qué están vetadas nuestras Islas Malvinas?
Por Carlos Aira
Estas Apiladas será polémica. Polémica porque el eje es la discriminación. No hace falta aclarar que la discriminación es inaceptable, pero el quid es la vara de quién determina a que llamamos discriminación en este mundo del deporte.
El fútbol está regido por la FIFA. Una multinacional que hace alta política, por más que señale no hacerla. Lo hemos señalado en anteriores Apiladas: FIFA utiliza su inmenso poder en el marco de la política internacional. El ejemplo más claro fue la proscripción hacia la Federación Rusa en el marco clasificatorio a la Copa del Mundo Qatar 2022.
Días atrás, el fútbol español se conmocionó con el Caso Vinicius, el jugador brasileño del Real Madrid que denunció hostilidad racista por parte de jugadores e hinchas del Valencia. En rueda de prensa, el futbolista brasileño exigió acciones y castigos. Estas declaraciones avivaron la guerra intestina entre la Real Federación Española y LaLiga. La hipocrecía es enorme: hay varios jugadores negros que denunciaron racismo en el campeonato español. Vinicius es el ariete de una puja de negocios e intereses enorme. Por eso el caso está en el centro de la escena.
Como si fuera una onda expansiva, el eje racismo llegó a nuestro país. En esta última semana, CONMEBOL multó con 100.000 dólares a Racing Club por insultos y gestos racistas hacia la parcialidad de Flamengo, en el partido de Copa Libertadores disputado semanas atrás en Avellaneda. ¿Que se vio? A un par de hinchas del club de Avellaneda haciendo el gesto de mono a la parcialidad carioca.
Gimnasia y Esgrima La Plata también está en el ojo de la tormenta. Finalizado el encuentro ante Independiente Bogota por Copa Sudamericana, el futbolista Hugo Rodallega denunció insultos xenófobos de parte del público local. «Que te llamen mono, negro, es una falta de respeto», manifestó el delantero colombiano entre lágrimas en los ojos. El equipo platense, seguramente, reciba una sanción similiar – o peor – que la Academia.
El racismo es inaceptable y merece la condena. ¿Pero está FIFA o CONMEBOL en condiciones de ser el faro moral y ético? Sin dudas que no.
¿Quemar moneda nacional argentina, como han hecho hinchas de otras latitudes, es parte del llamado o folklore o una ofensa nacional? ¿No es parte de una violencia simbólica hacia una nación? Eso no está tipificado como agresión por Conmebol o FIFA. Con la vieja escuela de Pancho Lamolina, es un clamoroso Siga..siga.
Pero vayamos al tema profundo, realmente medular, que tiene como epicentro nuestras islas Malvinas. Como señalamos en las Apiladas Deportivas del 23 de abril pasado señalamos la problemática que se avecinaba con la Copa del Mundo Sub20 y el nombre Malvinas Argentinas del estadio de Mendoza. También señalamos que FIFA ya le había cambiado el nombre en todas sus comunicaciones y todos los actores (Fútbol y política) se harían los zonzos:
«La única verdad es la realidad, decía un sabio. Y la realidad es qué, si bien FIFA no pidió ningún cambio de nombre, en todas sus comunicaciones oficiales, sitio web y redes sociales, los cuatro estadios argentinos no tienen sus nombres de origen. Decisión FIFA para silenciar nuestro histórico reclamo de soberanía.
AFA no moverá el amperímetro. La política dirá que nunca existió una comunicación oficial FIFA. Nosotros le diremos Malvinas Argentinas y el mundo le dirá Mendoza, algo qué – vale destacar – a la política de la provincia cuyana le cae de mil maravillas.
Hablando de política. Recuerdan cuando hace unos meses FIFA premió al fútbol argentino en Zurich. ¿Se acuerdan de Tula y su bombo? Vieron que cantó el histórico «Vamos, vamos Argentina». ¿Se lo imaginan cantando por los Pibes de Malvinas? Claro que no. FIFA hace política, pero la política que ellos quieren».
Dicho y hecho. No tenemos la bola de cristal, pero conocemos el paño. Las imágenes de nuestras islas fueron quitadas del estadio. El público reaccionó, la cancillería exigió reestablecer la simbología malvinera. Como en este mundo la hipocrecía campea por sus respetos, el gobernador Rodolfo Suárez utilizó su cuenta de Twitter para informar sobre el retiro de la cartelería de FIFA: “El error involuntario de FIFA fue subsanado. No obstante destacamos que tanto las placas del campo de juego como el ingreso al museo del Malvinas Argentinas, nunca fueron tapados”.
Error involuntario se asemeja a daño colateral. Para quien tenga dudas que todo sigue igual, FIFA sigue denominando Estadio Mendoza al Estadio Malvinas Argentinas.
Para FIFA, nuestras islas Malvinas son motivo de conflicto desde la Copa del Mundo Francia 1998. Octavos de final y un partido épico entre Argentina e Inglaterra. Pero aquella noche de Saint Ettiene, hinchas de ambos paises estuvieron a punto de generar un desborde inimaginable. Ante una situación inimaginada, FIFA entendió que el tema Malvinas tenía un calado demasiado profundo en el pueblo argentino. Desde ese momento prohibió el contorno de las islas en banderas y remeras en encuentros mundialistas.
Pero hablamos de discriminación. Días atrás, en el estadio Bicentenario de San Juan (Estadio San Juan, para FIFA), sucedió algo que debiera llenar de bronca y verguenza. Héctor Naveda, coordinador de juveniles del club San Martín, ex combatiente en la guerra de 1982, fue impedido de ingresar al estadio por portar una remera alusiva a las Islas Malvinas. Reglamentación FIFA, adujeron los controles. Naveda, quién concurrió al estadio acompañado por su nieto, padeció la discriminación más flagrante que haya sufrido un argentino en un estadio.
«Uno lleva 35 años en el fútbol y ayer decidí ir a al estadio con mi nieto. Cuando no ando con la ropa de San Martín, uso de la de las Malvinas y me encontré con la ingrata sorpresa que no me dejaron ingresar«, relató Naveda al diario Tiempo, de San Juan.
Naveda aseguró que los miembros de FIFA le pidieron que se sacara la gorra y que se diera vuelta la remera. «Inmediatamente llamé a unos funcionarios de gobierno, me comuniqué con Coqui Chica y le expliqué la situación. Yo estaba mal por mi nieto y finalmente me quedé por respeto a él«, detalló.
«Los delegados de la FIFA me trataron de provocador, pero ni siquiera estaba jugando Inglaterra. Me gusta vestirme así soy un Malvinero. A un compañero mío le hicieron cambiar la remera porque tenía las Islas. ¿Qué van a hacer si vamos todos los veteranos a querer ver el partido el 26? ¿Nos van a pegar? ¿Nos van a meter preso? Parece que dónde hubo una guerra nadie puede ir con algo identificatorio, nosotros lo único que hicimos fue defender nuestro territorio», concluyó el ex combatiente.
Con el simple ejercicio de buscar en los navegadores vamos a encontrar que esta noticia, misteriosamente, pasó de largo en el largo espinel mediático. De derecha a izquierda. Ida y vuelta. Comprensible en aquellos que tienen intereses con las multinacionales del deporte. Comprensible también, en la abúlica apatía de los medios que hablan mucho de discriminación, pero lo hacen a través de las cajas que se abren.
¿Quien tiene la vara ética y moral para hablar y sancionar sobre discriminación? ¿FIFA? ¿El gobierno de Mendoza? ¿Los medios que callan?
Mientras tanto, el pueblo argentino se agarra la cabeza y se encuentra sin voces.
Por eso, bienvenidas estas Apiladas Deportivas.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.