La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. La Selección tuvo su fiesta en el Monumental. ¿Una fiesta de ricos y famosos? El predio Lionel Messi y el desquicio de las apuestas deportivas.
Por Carlos Aira
Los campeones del mundo de Qatar tuvieron su fiesta en el Más Monumental. Una emoción pocas veces vista recorrió los rostros de los futbolistas. Hombres curtidos a las grandes realizaciones deportivas no ocultaron sus lágrimas. Es que en verdad, cuando se quita la hojarasca del espectáculo, queda al descubierto la realidad: en cada campeón del mundo anida el pibe de ayer. Ninguno de ellos había nacido el 29 de junio de 1986, cuando Diego alzó la Copa del Mundo en el Estadio Azteca. Más del 30% de los argentinos – según el Censo 2022 – vio a la Argentina campeón. Por eso la emoción de un pueblo y el agradecimiento hacia estos jugadores.
Pero detrás de la fiesta eterna del Monumental hay mucho para analizar.
Según los números oficiales de AFA, más de 1.700.000 personas pugnaron por un boleto para Argentina-Panamá. Jamás en la historia de este juego-deporte-espectáculo existió tanto interés por un partido. Con un condimento muy especial: un partido sin título en juego ni equivalencia deportiva alguna. 1.700.000 personas que tan solo querían ver a los futbolistas argentinos alzar la Copa del Mundo en suelo patrio.
La empresa Deportick estuvo a cargo de la venta de entradas. Como es de público conocimiento, la misma está vinculada al empresario artístico Javier Faroni, ex titular de Aerolíneas Argentinas entre 2019 y 2022; hermano de la diputada (FDT) Marcela Faroni, quién registró el dominio en NIC.AR. Los Faroni nunca han ocultado su estrecha relación con Claudio Tapia. Faroni fue vital para el regreso del fútbol durante la pandemia garantizando el traslado de planteles. Allí nació un vínculo que se afianza a través de un negocio millonario.
En Abrí la Cancha aseguramos que la cantidad de entradas a la venta estaría muy por debajo de la capacidad total del estadio. El fútbol de elite es parte del glamoroso mundo del entretenimiento y el espectáculo. Guste o no. Con todas las renovaciones, el estadio riverplatense tiene capacidad para 85.000 espectadores. La empresa organizadora aseguró haber puesto a la venta 61.000 boletos. Según los números oficiales, 24.000 tickets se destinaron a sponsors, protocolo, prensa e invitados. Fuentes extraoficiales nos aseguran que el número de tickets destinados a estos menesteres internos del fútbol fue mayor.
La Selección no es Coldplay. No existe chance alguna de diez partidos consecutivos para conformar a toda la demanda de entradas. Por otra parte, AFA tiene todo el derecho de invitar a sus partidos a quienes le parezca. Lo que quedó en claro el jueves pasado es que existe una nueva dimensión del espectáculo. Partiendo desde lo ya dicho: ya no es necesario el partido de fútbol. Hasta el marco artístico es diferente a lo conocido. Afuera el rock. Trap, cumbia y la distinguida voz de Ariel Ardit para entonar el Himno Nacional. Lo importante pareciera estar en lo simbólico. El liderazgo maradoniano de Lionel Messi, las lágrimas de Dibu Martínez, el Muchachos en stéreo, las familias y los pibes de los jugadores y el sueño que parece no terminar jamás.
Ante este panorama, ¿Quienes concurren a ver la Selección? Las entradas generales tuvieron un precio de 12.000$. Las plateas, un abanico entre 24 y $49.000. Alguien dirá que 30 dólares blue es un valor adecuado para un espectáculo de primer orden. Que la semana anterior, Sarmiento cobró $10.000 una entrada general No Socios en el partido ante River Plate. ¿La Selección se transformó en un espectáculo de ricos y famosos? Reiteramos un concepto: los dueños del espectáculo tienen el derecho de darle el marco que crean necesario. El fútbol de elite hace tiempo no es un espectáculo que cobije sectores populares. El color tribunero es imposible eludirlo en nuestro país, pero cada día son más bienvenidas las caras bonitas, los influencers de toda laya, las camisetas último modelo y aquellos hinchas ABC1 de alto poder adquisitivo. No es ningún invento: el espectáculo global camina hacia eso.
Finalmente, en tiempos donde el deporte pareciera ser la cáscara necesaria del espectáculo, vale destacar la dignísima actitud del equipo panameño. ¿Por qué? Porque tuvieron la inmensa decencia deportiva de no ser el mero partenaire en la fiesta de los campeones. Jugaron en serio y eso se agradece. Cuando los campeones del mundo se avivaron que el partido terminaba 0 a 0 pisaron el pie en el acelerador. Fueron un grato ejemplo de dignidad deportiva, por eso este humilde reconocimiento.
Pero la fiesta no terminó en el verde césped. En la tarde del sábado, AFA invitó a los 28 presidentes y capitanes de clubes de Primera División a una reunión junto a los campeones en el Predio de Ezeiza. Luego de las fotos de rigor, una gran sorpresa: el predio dejó de llamarse Julio Humberto Grondona para renombrarse Lionel Messi. La actual conducción de AFA entroniza al 10 rosarino como el futbolista argentino más importante de todos los tiempos.
Claudio Tapia demostró ser un animal político. Pragmático y demoledor. Con inteligencia – esa que muchos blancos y bien instruídos creyeron que carecía – leyó el cambio de época. Luego de Rusia 2018, cuando las operaciones estaban a la orden del día, construyó poder junto a Lionel Messi. Armó una nueva Selección junto al rosarino, por eso ambos armaron una simbiosis perfecta construida a través de resultados, espaldas cubiertas y el sueño conjunto de la Copa del Mundo. Julio Grondona fue otro hombre del poder. Durante 35 años manejó la AFA y fue el factótum del predio, construido con lo recaudado en el famoso partido entre Argentina y Resto del Mundo, en 1979. Tapia creció bajo el ala de Grondona y su poder en la conducción del fútbol se afianzó gracias a los dirigentes grondonistas. Todo Pasa, como rezaba el anillo de Don Julio.
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Pero estas Apiladas no se quedan tan sólo con la presencia de los Campeones del Mundo. El miércoles pasado volvió el boxeo al Luna Park. El mítico Palacio de los Deportes cobijó una jornada aciaga. A los 48 años, Maravilla Martínez noqueó al minuto del primer round al colombiano John Teherán. Nadie niega que los puños del quilmeño supieron de grandes proezas, pero cuando un jab de compromiso, bloqueado por la guardia, termina con muñeco en la lona, hasta el santo desconfía de la limosna. Sobre todo porque horas más tarde, el propio Teherán alimentó las sospechas en las redes sociales.
El tongo no es nuevo en el boxeo. Todos tenemos el recuerdo de la Mole Moli ante Wladimir Klitschko. Pero el asunto se empioja cuando comienza a tallar el triste negocio de las apuestas. En el aire de Abrí la Cancha, el periodista Andrés Vázquez, especialista de boxeo del diario La Nación, expresó: «Hay algo que ha destrozado el sistema lúdico del deporte que son las apuestas. Este avance de las apuestas ha trastocado el sentido profesional del propio deportista. Hay boxeadores que pertenecen a redes de apuestas ilegales y sin pudor, porque saben que sus aspiraciones son limitadas, se prestan a este juego por unos dólares«.
Nos quedamos con una palabra que expresó Andrés Vázquez: pudor. Y este no es tiempo para pudorosos. La política abrió la Caja de Pandora y ahora todo vale. Como ejemplo, algo increíble. En estos días en los cuales Independiente está buscando entrenador, una casa de apuestas está ofreciendo una apuesta singular: ¿Quien será el próximo entrenador de los Diablos Rojos?
¿Qué casa de apuestas la promueve? La casa de apuestas oficial de la Liga Profesional de Fútbol…
¡Esto es increíble! Si un dirigente, con información calificada, decide ganar una bonita suma de pesos lo puede hacer tranquilamente. Por un lado, distrayendo la atención con otros nombres. Luego, cerca del cierre del sport, apostando al nombre elegido, sobre todo si está en el marco de la sorpresa.
Las apuestas deportivas, sostenidas por muchos comunicadores, son parte de esta ludopatía que está aniquilando al deporte. Dentro y fuera de los campos de juego.
¿O todo es entretenimiento, espectáculo y apuestas?
Tal vez esa sea la dinámica de este tiempo y uno le esté aullando a la luna, soñando aún con esa peregrina idea del gran pueblo y la gran Nación.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.