Roberto Polo Quinteros pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Sin pelos en la lengua, no quedaron temas sin tocar: su arribo al fútbol grande, sus pasos por Argentinos Juniors, el título con San Lorenzo, su visión del fútbol actual y una perlita: ¿Por qué no le preguntan a Hernán Díaz o al Mono Burgos sobre aquella última fecha del Apertura 1997?
Por Carlos Aira y Nicolás Podroznik
SUEÑOS DE FUTBOL: “Hay un montón de cosas que podría contar. Yo jugaba en Chacarita Juniors. Empecé a los 10 años para ir con mis amigos, no para profesionalizarme, pero a los 15 años un compañero de división jugó en Reserva y se cambió en el vestuario de Primera. Cuando volvió a entrenar con nosotros le preguntamos como era y a mí me dio ganas de estar también ahí“.
“A los 15 años tenía representante. Año 1989. Esa persona, que era un técnico que tuve en baby fútbol, compró mi pase en 5.000 dólares a Chaca. El me vio algo especial, porque había convertido 145 goles en una temporada. Una tarde encaró a mi Papá y le dijo que quería meterse en el negocio del fútbol representándome. Decía que si metía el 50% de los goles que hacía en el baby, iba a ser jugador de primera división. Nunca se había escuchado de comprar el pase de un jugador con edad de octava división. Con los años se hizo algo normal, pero en aquella época no lo era. Ese hombre me quería llevar a Independiente, pero yo quería jugar en Argentinos Juniors. Yo quería jugar en el equipo donde jugó Maradona.
ARGENTINOS JUNIORS: “Ahí pasé a Argentinos Juniors. Año 1989. Estaba por cerrar el libro de pases de inferiores y fue José Néstor Pékerman a buscarme. Era increíble porque nunca había jugado en reserva para Chacarita, pero lo hice directamente en La Paternal. Compartí equipo junto a grandes jugadores, como Pipa Gancedo, Mauricio Taricco y Cristian Traverso, chicos que llegaron a primera división”.
Me anoto y me ponía. Jugamos en reserva Traverso, Gancedo, Tarico. Eran chicos que después todos jugaron en primera. Igualmente, era muy pibe, y a pesar de la ilusión, todos los días era un viaje eterno desde casa. Primero en el 21 y luego en el 60, colgado e incómodo. Siempre con las mismas dudas. ¿Servirá para algo todo este esfuerzo? De ir, entrenar y ver si podía llegar a Primera. En mi caso, sirvió”.
LLEGAR A PRIMERA: “En 1993 subí a Primera. No lo podía creer. Entraba al vestuario y allí estaba Faryd Mondragón, Norberto Ortega Sánchez, Walter Silvani, Jaime Pizarro y Gabriel Cedrés. Mi carrera fue muy difícil. Muy difícil. Juan Pablo Sorín debutó con 18 años y no paró más. Sebastián Pena también debutó de pibito y fue transferido a River con 20 años. Yo debuté con 20 años. Con la soga al cuello. Chiche Sosa me vio y pidió que juegue en Reserva para verme y definir que hacer conmigo. Jugué tres partidos e hice tres goles. Un poco de suerte, pero también mucho sacrificio. Chiche me hizo debutar y en el segundo partido en Primera metí mi primer gol. Fue ante Huracán en Mendoza. Cuando terminó el partido, se acercó Marcos Gutiérrez y me dijo: – ¿Cómo metiste ese gol? ¡Me cagaste el torneo!, porque ellos jugaron la última fecha contra Independiente y perdieron el campeonato.
EXPERIENCIAS: “Siempre recuerdo con mucho cariño aquellos primeros pasos en el fútbol. Era un plantel con mucha gente grande y fue el año que Argentinos fue local en Mendoza. Había que ir en avión, toda una experiencia para mí. Los casados estaban hinchados las guindas de viajar, pero yo tenía 20 años y si había que ir en micro, lo hacía. El tema que fuera gente grande fue importante para mí porque me atendieron súper bien. Ningún boludo, canchero o agrandado”.
“Quien me dio una mano grande fue Pipa Gancedo. Era el capitán de aquel equipo y nos cuidaba. Nos traía ropa, que era un detalle muy importante. Lo digo porque tal vez él no lo cuenta, pero me dio una mano enorme. A mí y a varios chicos que subimos en aquel momento a Primera“.
“Otra novedad eran los hoteles. Desayunaba todas las mañanas como un rey. Salir de Virreyes y parar en un hotel 5 estrellas era inolvidable. Recuerdo que en uno de los primeros desayunos me llevé un montón de medialunas a la mesa. Vino el Profe y me dijo: – Polo, no va a ser la última vez que desayunes acá. Toda una experiencia…”.
DESCENSO Y NACIONAL B: “Fue en agosto de 1996, cuando perdimos 6 a 1 ante Rosario Central en cancha de Atlanta. Me pongo a pensar que no éramos mal grupo, pero sucedían cosas qué, cuando fui creciendo y tuve la oportunidad de ser capitán, no las hubiese permitido nunca. El presidente pagaba 18 sueldos y 7 u 8 compañeros se quedaban sin cobrar. Yo iba a cobrar y por ahí me pagaban o me decían que no había dinero en la cuenta. Terminamos donde teníamos que terminar. El manejo del presidente Luis Veiga fue horrible. Reitero: Argentinos terminó donde tenía que terminar“.
“A nosotros nos sirvió jugar el Nacional B. En lo personal, logré afianzarme. Había hecho goles en Primera, pero jugaba, me borraban y me volvían a subir. Un sube y baja infernal. En los últimos diez partidos en Primera, Jorge Mario Olguín me dio confianza. Me hizo sentir bien. Siempre recuerdo que nos recibieron muy fuerte en el Nacional B. Eramos muy tiernos para la categoría y en el primer partido perdimos 3 a 0 contra Chicago y nos cagaron a patadas. Para completar, ese domingo nos robaron la utilería”.
“Luego de aquel partido hubo una charla. Nos juntamos y nos dijimos: “Muchachos, esto es otra cosa. Ojo que no es primera división”. Al final terminamos jugando bien y metiendo mucho. También terminó jugando Diego Placente, que con esa carita de bueno, era terrible. Un pibe que metía, con mucha potencia en el cuerpo. Terminamos ascendiendo en 1997 contra Gimnasia y Tiro en cancha de Español“.
AQUEL FAMOSO PARTIDO CONTRA RIVER…: “Cuando me preguntan que pasó aquella tarde contra River en cancha de Vélez, siempre respondo lo mismo: que vayan a preguntarle al Mono Burgos o a Hernán Díaz. ¿Por que siempre nos molestan a los de Argentinos Juniors? ¿Porque somos un equipo chico? Los de River también jugaron el partido, pero a ellos nunca le preguntan nada. No lo tomo a mal, pero tampoco quiero que tomen a mal cuando digo que le pregunten a Leonardo Astrada. Si estaba arreglado, ellos también jugaron. Antes me enojaba este tema. Ahora, ya no. Contesto siempre lo mismo pero sin enojarme”.
PADOVA: “Me fui por seis meses y fue una experiencia positiva a pesar que jugué poco y nada. Al técnico que me pidió lo echaron cuando viajé a arreglar los papeles. El nuevo técnico no me quería, pero el presidente igual me contrató. Antes de debutar, ya sabía que la iba a pasar mal porque el entrenador me contestó mal ante una consulta. Aquel primer semestre de 1998 en Italia fue una experiencia que sirvió, porque regresé a Argentinos Juniors y pude tener mi mejor momento en el fútbol argentino“.
ARGENTINOS JUNIORS 1998/99: “Fue mi mejor momento en Argentina. Metí muchísimos goles y todos importantes. Si el partido iba 3 a 0, seguramente no iba a convertir. Me peleaba con los rivales o me echaban. No me motivaba. Ahora, si el partido salió 2 a 2, seguro que algún gol era mío. Mi cabeza se motivaba con las paradas difíciles. Nunca fui goleador en Argentina, pero tenía una mentalidad necesaria para nuestro fútbol”.
MALLORCA Y LA PUBALGIA: “Tenía muchas ofertas, pero elegí Mallorca porque estaba lleno de chicos argentinos y pensé que me iba a venir bien. Tuve la desgracia de tener pubalgia apenas llegúe al club. Fue muy extraño. Con la pubalgia corres raro, pero aparte la mentalidad de cuando vas a tocar la pelota. Tenía dolor raro. Me dolía el pubis y el abductor. Después empecé a tomar pastillas y ya veía que no podía estar sin pastillas. Porque si no, no podría entrenar. Pedí por favor que me operen porque no me recupero más. No había nada roto, pero hacía diez meses que estaba en Mallorca y apenas había jugado. Ahí es donde cometo un error porque vino a buscarme San Lorenzo. No tendría que haber vuelto porque no pude ponerme ni en guardia en España. Me pasó tan rápido el año con la lesión, con una cosa y otra… cosas que pasan, como dijo José Larralde”.
CAMPEON EN SAN LORENZO: “A mediados de 2000, me llamó Oscar Ruggeri para ir a San Lorenzo. Le expliqué que estaba lesionado, pero él me aseguró que esperaría mi recuperación. Jugué poco en San Lorenzo, pero fue un paso increíble, la pasé bárbaro y fue el mejor plantel que integré.
“No sé si fue el mejor campeón en torneos cortos, pero creo que sigue siendo récord: ganamos once partidos seguidos y fuimos campeones con 49 puntos. Hubo buenos equipo, como River 1996, pero aquel San Lorenzo era una cosa de locos. Pero yo estaba para atrás de la pubalgia. Comenzaron jugando Berni Romeo y Pipa Estévez. La rompían los dos. Con el Loco Abreu llegamos como figuras desde Europa, pero terminamos en el banco de suplentes y viendo lo que jugaba ese equipo. Era ir a ver cuantos goles hacíamos. Goleamos 5 a 0 a Estudiantes, 4 a 0 a Chacarita. También goleamos a Talleres en Córdoba y a Central en Rosario”.
MANUEL PELLEGRINI: “El llegó en un momento caliente del club, porque en San Lorenzo había problemas económicos y futbolísticos. Cuando se fue Ruggeri contrataron a Pellegrini. Nosotros nos preguntábamos quien era. Lo único que teníamos era esperanza, porque Pipo Gorosito y el Beto Acosta habían hablado bien de él y son dos tipos respetables. En poco tiempo nos dimos cuenta que era una fiera. Pellegrini fue el mejor técnico que tuve. Un fuera de serie. Otra manera de ser, trabajos distintos y hacía lo que decía. Apenas asumió nos dijo: – ‘Si yo no hago esto, lo que estoy diciendo hoy en su primera charla, me viene y me lo dicen, eh. Manuel, usted dijo esto y no lo está haciendo’. No le podías decir nada porque el tipo lo decía, lo hacía“.
“Pellegrini tuvo la virtud de poner al 2 de 2, al 8 de 8 y al 5 de 5. Parece fácil, pero evidentemente no es tan sencillo de hacer porque después termina jugando el 8 de 4. ¡Los técnicos hacen cada quilombo! Pellegrini, no. Él puso a cada jugador en su puesto. Habló claro y formó un equipo. Aparte, el sistema era buenísimo: 4-2-2-2″.
¿CAMBIÓ MUCHO EL FÚTBOL?: “Cambió. ¡Claro que cambió! Me cuidaba muchísimo para jugar. Los pibes me cargaban por como me cuidaba. A mí no me dejaban comer pizza o pan, porque en esa época decían que te hacía mal. Yo soy fanático de la pizza, pero no comía. Ahora, que volví al fútbol como Secretario Técnico, veo que los pibes comen pizza en el vestuario y es el mismo médico quien lo aconseja. ¿Qué es lo que cambió? El sistema de entrenamiento descubrió que te recuperás más rápido comiendo tal hidrato. Lo implentó el Barcelona y ahora lo hace todo el mundo. Los entrenamientos antes eran de una manera y ahora son de otra. Entonces necesitás una comida que antes no la necesitabas”.
“Los pibes también son diferentes. No digo que mejor ni peor, tan sólo diferentes. Nosotros disfrutamos mucho el fútbol. Hoy cumplen seis horas de trabajo. Es muy distinto a mi época de jugador”.
JOSE OMAR PASTORIZA: “El Pato me dirigió tres veces. Un personaje. No me quería deportivamente, pero me quería como persona. Yo tampoco lo quería como entrenador, pero lo quería como persona. Había mucho afecto entre los dos. Como entrenador jamás me apoyó y nunca me dio una posibilidad concreta. Cuando me la dio, la aproveché. Pero quiero destacar el respeto al Pato, porque el tipo era para respetar. Dio mucho por el jugador. Fue uno de los que inició el gremio de Futbolistas. Con mucha historia y respeto. Tres veces lo tuve como entrenador: en Chacarita, Argentinos Juniors y Talleres.
LA PROMOCION ANTE TALLERES: “Nosotros ganamos aquella Promoción ante Talleres porque teniamos sentido de pertenencia con Argentinos Juniors. Era el capitán del equipo y el que más jodía y molestaba. Fue un año durísimo. Hasta le presté plata al club. Después se enteró mi señora y casi me separo. Presté ese dinero sin decir nada. Le pagué el salario a mis compañeros porque era una situación horrible. Pero eso es sentido de pertenencia. Me dijeron que me la devolvían en 30 días, pero se estiró un año…”
“Nosotros teníamos la pertenencia que no tenía Talleres. Ellos tenían un equipazo que había terminado tercero en la tabla anual, pero el promedio era tan malo que tuvieron que jugar la promoción. Para Talleres era un trámite el partido ante Argentinos Juniors, para nosotros era la vida. Le ganamos acá y allá. Tremenda Promoción”.
RETIRARSE CON 32 AÑOS: “Lo viví así. Tengo una personalidad rara, donde me mostraba a veces diferente a mis compañeros. Tanto en opiniones como en situaciones donde había que votar. Siempre fui respetuoso de todas las opiniones y en los vestuarios siempre fui de discutir y debatir entre los compañeros. Todas esas cosas me las enseñó el fútbol: ser buen compañero es defenderlo por más que la esté cagando, porque eso después lo arreglamos en el vestuario“.
“Desde pibe el fútbol fue una parte de mi vida. Pero una parte, nada más. Es un momento hermoso y si volvería a nacer quisiera ser jugador de fútbol nuevamente. Pero dejé de jugar y esa parte de mi vida terminó allí. Arranqué a laburar en otra cosa, como todos. La peleo, me golpeo, me va bien, pero me encanta y le doy para adelante con todo“.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3