Roberto Rogel: «El Boca campeón de 1969 fue un equipo muy moderno para su época»

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Roberto Domingo Rogel pasó por las Charlas de Vestuario de Abrí la Cancha. Alguna vez, antes de una entrevista, le preguntó a un periodista si tenía puestas las canilleras. No fue necesario ponernos la protección. Aquel duro de las defensas de Gimnasia y Boca de los 60s y 70s, en un mano a mano muy grato.

Por Carlos Aira

 

SUEÑOS DE FUTBOL: Vengo de un hogar muy humilde. Mis viejos yugaban bastante paraque pudieramos tener arriba de la mesa esa felicidad que era un café con leche, pan y manteca. De pibe era hincha fanático de Independiente Rivadavia, pero a los 13 años me vio jugar en el barrio un entrenador de Gimnasia y me quiso fichar. Yo no quería saber nada con ir al clásico rival de la lepra».

 

 

Roberto Rogel. 18 años. Con la camiseta de Gimnasia de Mendoza.
GIMNASIA DE MENDOZA: «Este hombre que me vio jugar me quería llevar, sí o sí, a Gimnasia. Como no me pudo convencer, habló con mi viejo. Yo estaba por comenzar el secundario y mi padre le dijo a este entrenador: – Mire, mi hijo necesita un par de pantalones largos para el colegio. Si el club se los compra, ficha para Gimnasia. Fue así y terminé en el Lobo mendocino, aunque parezca increíble.
«Debuté con 16 años en la Primera de Gimnasia. Tuve el honor de jugar junto a Víctor Legrotaglie. Un futbolista excepcional. A la altura de los mejores de todos los tiempos. No sólo dominaba el ritmo del propio equipo, también – y eso era lo excepcional – el ritmo de los rivales».

 

 

GIMNASIA LA PLATA: «En 1963, Gimnasia La Plata vino a jugar a Mendoza. El equipo había hecho un campañón el año anterior, quedando muy cerca del campeonato. Yo en aquel momento jugaba de 5 antiguo, casi como un zaguero e hice un gran partido. A los dirigentes de Gimnasia La Plata les gustó mi actuación y pidieron que juegue un amistoso con ellos en San Juan. Como lo tenían que operar a Daniel Bayo me terminaron contratando. Tenía 19 años y siempre recuerdo el aliento que tuve de grandes compañeros, como los hermanos Bayo, Alfredo Rojas, Minoian o Marinovich. Pasé el exámen y me llevaron a La Plata«.

 

«Jugué en Gimnasia entre 1963 y 1967. Tiempos de cambios tácticos, donde todos los equipos teníamos un par de jugadores que se destacaban para hacer frente a los grandes. El fútbol de aquel tiempo era muy bravo. La actitud del jugador era de no rendirse nunca. Gimnasia armó equipos muy combativos. En 1966 estuvimos a punto de sacarle el invicto al Racing de José en Avellaneda y en la revancha empatamos 0 a 0. Pero lo que más recuerdo de Gimnasia es su gente. Una hinchada muy intensa».

 

Gimnasia y Esgrima en 1966. Parados: Roberto Rogel, Carlos Figueroa, Antonio Rosl, Ricardo Romera, Andrés Martín y Alfredo Sosa.  Agachados: Héctor Marinelli, Alfredo González, Mario Pardo, Juan Trebucq y Carlos Castillo.

 

EL MAESTRO RUBEN BRAVO: «Cuando llegué a Gimnasia La Plata tuve a Rubén Bravo como entrenador. Un verdadero maestro.  Un tipazo. Yo estaba a préstamo en Gimnasia y por eso no había abandonado mi trabajo en una compañía de transporte, tan sólo había pedido el traslado a Buenos Aires. Entrenaba por la mañana y luego me tomaba el tren hasta Constitución, donde estaban las oficinas. El último ómnibus salía a Mendoza a las diez de la noche y los viernes volvía a la concentración a la medianoche. Rubén Bravo tenía una capacidad humana tan grande que me esperaba con la comida caliente para que no cene solo. Esas cosas son inolvidables. Es muy grato poder reconocer a un grande. Siempre se dijo que fue el mejor cabeceador que hubo en nuestro fútbol. Yo te puedo decir que jugaba al fútbol-voley con nosotros y hacía cosas con la cabeza que nosotros no podíamos creer«.

 

Roberto Rogel tapa de El Gráfico. Año 1971.
BOCA JUNIORS: «Entré en conflicto con Gimnasia por mi contrato. Boca quería comprar al tandilense Pardo, un muy buen delantero. Los dirigentes de Gimnasia le dijeron a los de Boca: Aquí está Rogel, también se lo pueden llevar. Pero el problema fue que no se abrió el libro de pases entre el Metropolitano y el Nacional. Finalmente, llegué a Boca en septiembre de 1967. José Silvero armó un equipo volante con el Flaco Menotti, Minoian y Alas, entre otros muchachos, e ibamos recorriendo el país para no perder fútbol. Cuando pude firmar contrato debuté en un amistoso ante la Selección de Hungría. Fue el 17 de diciembre de 1967 y empatamos 3 a 3″.
«El gran equipo fue el campeón de 1969. Un equipo lujoso pero práctico. Tenía un cambio de ritmo de mitad de cancha hacia adelante que era muy moderno para su época. El secreto fue la movilidad en conjunto. Hoy, todos los equipos mueven sus líneas para que el receptor sea el mejor, pero en aquellos años no estaba muy trabajado. Alfredo Di Stéfano laburó mucho esa idea de movilidad y precisión y construyó un gran equipo».
«Tuve un compañero de zaga fantástico como fue el peruano Julio Meléndez Calderón. Jugaba de galera y bastón. El negro tenía una calidad tremenda y una velocidad notable que sabía utilizar. Si no podía anticipar dejaba que el delantero adelantara la pelota 30 centímetros, porque con la velocidad que tenía ahí sí le sacaba la pelota».

 

Fue un ciclo muy corto, pero el Boca dirigido por Alfredo Di Stéfano combinó equilibrio y potencia. Un equipo memorable.

 

BRASIL 0-2 ARGENTINA. MARZO 1970: «Agradezco que en esta charla recurden aquel gran triunfo nuestro en Beira Río. En agosto de 1969, Argentina quedó afuera del Mundial de México 1970. En marzo de aquel año viajamos a Brasil para jugar la Copa Roca. Fue tan poca la expectativa que viajamos el plantel, el cuerpo técnico, el utilero y nadie más. Ni dirigentes ni periodistas. Con orgullo ganamos 2 a 0 al Brasil que meses después se consagró campeón del mundo. Me tocó marcar a Pelé y aun recuerdo el sonido de los tamboriles y las 120.000 personas que había en el estadio Beira Río. Reitero: es muy lindo que recuerden ese partido».

 

CONTROL DE PELOTA: «El fútbol actual tiene como clave el control de la pelota. Entiendo que todos los trabajos en la actualidad debieran hacerse con pelota para que la técnica se vaya perfeccionando. El futbolista tiene que saber que hacer para dominarla con la cabeza, el pecho o el muslo. Pero todo eso hay que ejercitarlo. Todos los fundamentos técnicos que se enseñan a un chico será muy importante en su carrera futura.

 

12 de octubre de 1974. Roberto Rogel convierte, a España, el primer gol del ciclo Menotti.

 

CONCEPTOS: «Todo el mundo opina de fútbol porque cree o dice creer que sabe. No es así. En el fútbol hay que opinar con fundamento. Se habla mucho de fútbol pero no se sabe. Cada hincha es técnico, dirigente y referee al mismo tiempo. Eso es pasión, no conocimiento. A mis alumnos en la Escuela de Técnicos Adolfo Pedernera les digo siempre que tienen que fundamentar cada uno de sus conceptos, porque eso está faltando en nuestro fútbol: conceptos».

 

ROGEL ENTRENADOR: «Tuve una carrera larga. No puedo quejarme. Tal vez me faltó un poco de suerte. En Vélez tuve dos ciclos maravillosos; con jugadores muy capaces. En Lanús dirigí aquel gran equipo de la temporada 1988/89. La gente siempre lo reconoció como lo que fue: un equipo que jugó muy bien en un campeonato muy dificil. El final fue muy triste porque perdimos el ascenso en la última fecha en el Chaco. El árbitro no estuvo muy afortunado, pero son circunstancias del fútbol. A Villagrán le hicieron un penal clarísimo en el primer tiempo y dijo que cobró ley de ventaja. Pero seguimos, porque el amor que uno tiene por el fútbol nos obliga a seguir, aunque sigo soñando el tiro libre de Villagrán en el travesaño en el último minuto«.

 

Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3 

 

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