En 1949, Boca Juniors estuvo a punto de descender. Una serie de grandes contrataciones que fracasaron, un plantel que no estuvo a la altura de las circunstancias condicionaron a los xeneizes hasta la última fecha de aquel campeonato.
Por Carlos Aira (@carlosaira11)
La eterna cargada del descenso. Cuatro de los cinco tradicionales grandes del fútbol porteño pasaron por el calvario de la pérdida de la categoría. El primero fue San Lorenzo. Año 1981. Luego fue el turno de Racing Club. Con el siglo 21 llegó el turno de River Plate e Independiente. Boca Juniors también bordeó el temido descenso. Fue en 1949. Aquel año, los xeneizes estuvieron más cerca del descenso de lo imaginado.
En 1948, el presidente Daniel Gil contrató a tres extranjeros. Llegaron a Boca Juniors los brasileños Heleno de Freitas – verdadero crack – y Amalfi Yeso. También el wing izquierdo peruano Carlos Gómez Sánchez. La campaña fue mediocre. Boca terminó en el octavo lugar entre dieciséis equipos. La peor performance desde la instauración del profesionalismo en 1931.
Para 1949 la directiva xeneize reorientó su estrategia. La huelga de profesionales motivó un notable éxodo de grandes jugadores. Alfredo Di Stéfano, René Pontoni, Raúl Pipo Rossi y Ángel Perucca, entre otros, habían emigrado al fútbol colombiano. El cálculo en Brandsen 805 fue el siguiente: en un campeonato sin grandes figuras se podía reforzar al equipo con futbolistas del interior.
En 1949 abandonaron Boca Juniors los tres extranjeros contratados el año anterior. Junto a ellos, dos puntales: Jaime Sarlanga y Pío Corcuera, quienes firmaron con Gimnasia. Por su parte, el santafesino Gregorio Pín pasó a Atlanta. A comienzos de año fueron llegando caras nuevas como el talentoso delantero marplatense Herminio González. Pierino, como lo bautizó la tribuna. Desde Gimnasia de Mendoza llegaron Pedro Benjamín Grima y Héctor Peto Flamant. Boca pagó 125.000 pesos por sus pases, que sirvieron para que su club de origen instalara el sistema lumínico en su cancha del Parque San Martín. Junto a ellos arribaron cuatro valores tucumanos: Martín Negro Domínguez y Fermín Zelaya – ambos de Argentinos del Norte -, también Martín Contreras y Marcelo Wenceslao Uruñea.
UNA TEMPORADA ESPANTOSA
El campeonato comenzó el domingo 24 de abril de 1949. En la Bombonera, Boca Juniors recibió al campeón Independiente. Aún duraba la huelga de profesionales. Boca alineó juveniles y los muchachos del interior. Promediando la primera etapa, el veterano árbitro Bartolomé Macías sancionó penal para Boca. Pedro Grima asumió una responsabilidad que lo sobrepasó. Así lo declaró años más tarde el mendocino al diario Los Andes: «Nunca me olvido que esa tarde Simonetti me atajó un penal que tuve la responsabilidad de ejecutar quizá dominado por la ansiedad y los nervios» Los Rojos ganaron 2 a 0.
En la segunda fecha regresaron los profesionales. Nombres como Mario Boyé, Perico Marante y Lucho Sosa. El humilde Tigre venció 2 a 1. En la tercera fecha una derrota dolorosa. San Lorenzo se hizo un festín y goleó 4 a 1 a Boca Juniors. Tres jugados, tres perdidos.
En la cuarta fecha llegó el primer punto. Pero el sabor fue agridulce. Boca vencía 2 a 0 a Ferro Carril Oeste en la Bombonera, con goles de Grima y el Atómico Boye. En el segundo tiempo, los Verdes igualaron y casi se llevan la victoria. Pero el equipo tocó fondo en la quinta fecha. En Manuela Pedraza y Crámer, Platense venció 1 a 0. Era la cuarta derrota en cinco presentaciones. Boca jugó gran parte del encuentro con uno menos por la lesión de Lucho Sosa. La dirigencia buscaba una figura que cambiara la cara del equipo. Todos los dardos apuntaban a Adolfo Pedernera, por entonces en Huracán y quién días después se sumó al Millonarios de Bogotá.
Último en la tabla y sin su figura. Luego del partido ante Platense, Mario Boyé embarcó con destino a Italia. Lo esperaba el Genoa. La situación se alivió cuando llegó el primer triunfo. Sexta fecha. El rival fue Rosario Central. 2 a 0, goles de Emilio Espinoza y Eduardo Ricagni.
Entre la séptima y undécima fecha, Boca Juniors buscó estabilizarse en la tabla. Derrota 4-2 ante Estudiantes en La Plata. Recuperación y sonrisa luego de un estridente 6 a 1 contra Atlanta en la Bombonera. Luego dos empates consecutivos: 1 a 1 en Banfield – la tarde que se implementaron los números en las camisetas – y 2 a 2 ante Huracán en casa.
Pero la hecatombe llegó ante Racing Club. La Academia, el mejor equipo de aquellos días, no tuvo piedad. Una paliza como pocas veces recibió Boca en su historia. El marcador fue exiguo ante la enorme superioridad de Racing. Cuatro goles de Llamil Simes, Zelaya en contra y Rubén Bravo, sumergieron a Boca en la necesidad de incorporaciones inmediatas de nombres para cambiar un presente que ya era de total angustia.
Boca encaró la 12º fecha con sólo siete puntos, teniendo debajo en la tabla tan sólo a Lanús y Rosario Central. No hubo reacción. Ante Vélez Sarsfield, los xeneizes cayeron 1-2 en la Bombonera, tantos velezanos convertidos por el goleador Juan José Ferraro. Esa misma tarde, los dirigentes de Boca pidieron condiciones por el crack velezano. La respuesta asustó: medio millón de pesos. Una pequeña fortuna. La realidad de Boca era tan angustiante, que si era necesario romper el chanchito, se hacía.
Llegó el clásico ante River Plate. Una recaudación récord: $103.023,50. Boca un fenómeno social que llenaba estadios. Nueva derrota. Los Millonarios vencieron 1 a 0 con tanto convertido por Ángel Amadeo Labruna. Finalizada la jornada, Boca compartía el fondo de la tabla junto a Lanús y Rosario Central con tan sólo siete unidades.
Luego de la derrota en el clásico, la dirigencia xeneize vivió una situación conflictiva. Era de público conocimiento que buscaban refuerzos de jerarquía para reanimar a un equipo sin reacción. Junto a Ferraro, sonaba el ala izquierda del ataque de Chacarita: los míticos Marcos Busico y Francisco Campana, quienes el año anterior enloquecieron a todo Boca en la goleada funebrera 5 a 1 en San Martín. Pero la dirigencia riverplatense metió el dedo en la llaga y ofreció a Boca Juniors – a préstamo, sin cargo ni opción – tres buenos valores sin lugar en el primer equipo: Santiago Kelly, Roberto Coll y Ramón Moyano. Para muchos una burla. Para algunos xeneizes desesperados, un caro salvavidas. Finalmente, la oferta fue desechada.
7 de agosto. Cuarta derrota consecutiva xeneize. Newell´s venció 2 a 1 en la Bombonera. En la jornada siguiente debutaron Búsico y Campana. Fue ante Gimnasia en 60 y 118. Ganaba la visita con gol de Pierino González. Gimnasia lo terminó ganando con tanto de Fernando Walter, sobre la hora.
La siguiente jornada era vital. Chacarita Juniors, sin sus cracks, visitaba la Ribera. La recaudación dio cuenta que aun último, Boca Juniors es capaz de movilizar multitudes: $60.404. El doble del partido ante Newell´s. La posibilidad de ver a Búsico y Campana motivó que el cemento xeneize reventara. El equipo estuvo a la altura de la expectativa y venció 1 a 0, gol de Emilio Espinoza.
Luego del triunfo ante los tricolores, la dirigencia xeneize visibilizó la contratación de Juan José Ferraro. Medio millón de pesos. Récord. Así cotizó José Amalfitani a su goleador. La expectativa generada fue sensacional, pero su debut no pudo ser más terrible.
21 de agosto. Boca Juniors, 9 puntos, visitó a Lanús, con 10 unidades. Un duelo a muerte para mantener la categoría. Boca formó un equipo ideal: Claudio Vacca, José Marante y Francisco Perroncino; Carlos Sosa, Fermín Zelaya y Alberto Castellani; Francisco Campana, Joaquín Martínez, Juan José Ferraro, Marcos Búsico y Herminio González.
El primer tiempo fue un sueño azul y oro. Boca derrotaba 3 a 0, con un par de goles de Castellani y el restante del debutante Ferraro. Pero el sueño se convirtió en una terrible pesadilla. Lanús dio vuelta el partido con temple, carácter y cuatro goles convertidos por Osvaldo Gil (2), Ramón Moyano y Carlos Lacasia. 4 a 3. Boca finalizó la primera rueda último. Fue el punto más bajo de Boca Juniors en el campeonato. No había Búsico, Campana o Ferraro que resistiese el análisis. Boca último y cómodo. Sólo Rosario Central sumaba apenas dos puntos más que la azul y oro.
La segunda rueda comenzó con un escándalo de aquellos. Boca visitó a Independiente en la Visera. Ganaba 1 a 0 con gol de Campana hasta que a los 13 minutos del segundo tiempo se desmadró todo. Independiente igualó por intermedio de Norberto Ferrari quien le cometió una evidente infracción al arquero Claudio Vacca. El árbitro Carlos Nai Foino convalidó la conquista a pesar de las protestas de los jugadores xeneizes. El defensor Francisco Perroncino lo enfrentó, pero la respuesta del árbitro fue increíble: un golpe de puño al estómago que dejó por el piso al futbolista. El partido no continuó. La hinchada xeneize arrojó las baldosas al campo de juego. La policía reprimió con gases. Perroncino fue suspendido por seis fechas. Nai Foino por seis años. El partido continuó el 14 de septiembre, con victoria xeneize 3 a 2.
Luego del escándalo de Avellaneda, Boca viajó a Victoria en una visita de riesgo. Igualó 2 a 2 ante Tigre. Uno de los goles locales lo convirtió Isaac Sciliar. El Turco había sido titular en la primera rueda con la azul y oro. Por la 20º fecha, Boca Juniors recibió a San Lorenzo en Parque Patricios. Igualaron 1 a 1. Resultado que confirmó la levantada del equipo, que mejoraba en lo futbolístico pero no podía salir del fondo de la tabla. Luego vino un empate, también 1 a 1, ante Ferro Carril Oeste en Caballito. La necesaria victoria llegó cuando Boca recibió a Platense en la Bombonera. 2 a 0. Pero lo más llamativo fue la recaudación: 79.190$ para un equipo que estaba penúltimo en la tabla.
Luego llegó otro bajón. Derrota xeneize ante Central en Arroyito. Dura, porque los canallas también pugnaban por mantener la categoría. Luego un empate ante Estudiantes de local, con más de 70.000$ en boleterías. Finalmente, otra caída ante un rival directo como Atlanta. Con este panorama, Boca Juniors encaró la fase final del torneo.
Fecha 26. 16 de octubre. Boca venció 3 a 1 a Banfield. En la fecha siguiente, victoria a domicilio: 2 a 0 a un Huracán que se aproximaba a las posiciones de riesgo. Pero nuevamente llegó el escándalo. El 30 de octubre Boca recibió a Racing Club. La Academia, ganando, se consagraba campeón, algo que no sucedía desde el lejano 1925. Boca ganaba de movida, gol de Campana, pero la Academia lo dio vuelta con goles de Simes y Bravo, a falta de quince minutos para el final del partido. Una lluvia de naranjas impidió la continuación del mismo. Los jugadores de Racing amagaron una vuelta olímpica. Más naranjas. Racing campeón, Boca Juniors en el descenso. Una situación intragable para hinchas y socios xeneizes.
A falta de seis fechas para la conclusión del certamen, Boca debía sacar muchos puntos para mantener la categoría. Suspendido, el encuentro frente a Racing, Boca venció 2 a 1 a Vélez con dos goles de Búsico. En esos días, los rumores corrían con gran facilidad. Se decía que Chacarita y Vélez habían entregado los puntos a cambio de las enormes cifras que Boca había erogado por sus figuras. Que la AFA había decidido reorganizar el campeonato de 1950, y en caso de descender Boca o Huracán, los mismos no tendrían efecto. El fenómeno de Boca en una situación tan delicada.
Hacía ya unas cuantas fechas que Ernesto Lazzatti, el Pibe de Oro, se había hecho cargo de la dirección técnica del equipo. Un compromiso que tomó el viejo crack xeneize a pesar que descreía profundamente del cargo. Pero era necesaria una cohesión, y su figura así lo lograba.
Y llegó él partido. Boca Juniors y River Plate. Mano a mano en la Bombonera. En once camisetas con la banda roja, la posibilidad de hundir para siempre a los primos de la Ribera. Nada de eso. Boca ganó con autoridad 2 a 0, goles del paraguayo Duilio Benitez y Marcos Búsico. Finalizada la fecha, Boca respiraba: Lanús y Huracán (21), Tigre (22), Rosario Central (23) y Boca Juniors (24)
Pero lo que parecía la salvación se tornó en angustia. Dos caídas imprevisibles. 4 a 0 ante Newell´s en el Parque de la Independencia y 2 a 1 ante Gimnasia en la Bombonera. La figura del partido fue el crack de cara triste: Jaime Piraña Sarlanga. Ídolo por años de los fanaticos xeneizes. Con estos resultados, finalizada la 32º fecha, Boca sumaba 24 puntos al igual que Lanús, Tigre 23 y Huracán 21. El miércoles 30 de noviembre, Boca tuvo la posibilidad de sumar un punto. Tenía quince minutos para igualar el partido suspendido ante Racing Club. Eso no sucedió, y en la Bombonera, Racing finalmente dio su merecida vuelta olímpica.
2 de diciembre. Boca perdió 1 a 0 ante Chacarita en San Martín. Llanto en el barrio de la Boca. Huracán venció 2 a 1 a Atlanta en la Quema. Tigre derrotó 3 a 1 a Banfield en Victoria. La clave estuvo en el sur. Lanús tenía el partido controlado ante Independiente, pero una gran reacción de los Rojos motivó el 4 a 4 final. La tabla tenía a Huracán (23), Boca (24), Lanús y Tigre (25)
Durante toda la semana previa a la fecha final, la tensión fue en aumento. Boca recibía a Lanús en casa. Una derrota significaba el descenso. Empatar, seguramente ser parte de un desempate. Ganar, la salvación. No hubo lugar a dudas. Boca goleó 5 a 1 a Lanús. Se festejó hasta entrada la noche en las cantinas del barrio. En una temporada espantosa, Boca zafó del descenso en la última fecha. Superó por un punto a Lanús y Huracán, quienes jugaron un desempate escandaloso. Fue el año, también, en el cual Boca rompió récords de recaudaciones.
1949. El año en el cual Boca Juniors puso en riesgo su categoría.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica FM 89.3