Por Carlos Aira
Hubiera sido un gol festejado hasta el hartazgo. De visitante, en una cancha repleta, en un partido de esos que son recordados con el paso de los años. Pero no. Ricardo Solbes, camiseta 7 rojiblanca, festejó en total orfandad. Nadie se le acercó. Parecía un leproso. Allí comenzaron las sospechas…
El 20 de diciembre de 1992 quedó en la historia como el día que Boca Juniors rompió la racha de once años sin títulos. Pero la conquista xeneize quedó sumergida en un mar de dudas. ¿Que sucedió aquella tarde? siempre existirá una sospecha sobre aquel partido ante San Martín de Tucumán.
Ultima fecha del Apertura 1992. El pueblo boquense estaba asustado. River Plate acechaba a dos puntos y parecía que la fiesta podía escaparse. Dos semanas antes, cuando todo estaba dispuesto para la vuelta olímpìca, Deportivo Español venció 3 a 2 en la Bombonera. Podía pasar cualquier cosa ante los tucumanos, que venían realizando una meritoria campaña.
Por disposición oficial, Boca-San Martín y Argentinos Juniors-River Plate comenzaron al mismo tiempo. Para sorpresa de todos la visita se puso en ventaja a los 19 minutos de juego: pase en profundidad de Eusebio Roldán, la corrida de Solbes a espalda de los centrales y su posterior definición. Fue el gol menos festejado de la historia.
El primer tiempo finalizó con victoria tucumana. En Ferro Carril Oeste el partido de River comenzó con retraso, pero los millonarios se pusieron pronto en ventaja. Ese resultado obligaba a un desempate. Pero nada de eso ocurrió: apenas comenzado el segundo tiempo, el juvenil Claudio Benetti ingresó al área visitante con llamativa soledad y estampó el empate. Los últimos cuarenta minutos de juego estuvieron de más. El empate era una realidad anticipada.
El propio Benetti comentó en Glorias Xeneizes, el programa de la Mutual de Ex Jugadores de Boca Juniors, en Radio Gráfica 89.3, que los jugadores boquenses se comieron una terrible apretada en el vestuario durante el entretiempo. José Barrita (El Abuelo) entró en persona al recinto, pidió a Medero y Benetti que salieran por pibes. Al resto del plantel lo amenazó de muerte si no daban la vuelta olímpica. Algo similar habría pasado en el vestuario visitante…