Por Carlos Aira
El Metropolitano de 1981 no fue uno más. En los últimos años, había sucedido algo que se entendía anormal: grandes peleando por no descender. Así fue como Racing Club había zafado de la parca en 1976 y 1977. En 1980, San Lorenzo e Independiente se salvaron por poco. Aquel 1981, el club de Boedo estaba nuevamente complicado.
En aquella temporada se sumó Sarmiento de Junín a la máxima divisional. Luego del despido de Roberto Perfumo, el equipo bonaerense comenzó a sumar muchos puntos. La notable remontada de los verdes jaqueaba las posibilidades de salvación de unos cuantos clubes, incluidos dos pesos pesados, como San Lorenzo y Estudiantes de La Plata. Hasta que estalló la bomba.
El lunes 27 de julio, la revista Semanario de Junín – en su número 246 – publicó un título catástrofe: «Fosa común para Sarmiento y Colón«. Decía: «Por iniciativa del titular de Argentinos Juniors Próspero Cónsoli, tuvo lugar una sugestiva y misteriosa reunión. En ese importante cónclave tomaron parte los presidentes Seijó (Huracán), Ginanni (Platense) y Ercoli (Estudiantes de La Plata). Cónsoli habría sugerido que «ninguno de nuestros clubes debe descender. Se tienen que caer Sarmiento y Colón. Por lo tanto vamos a colocar cierta cantidad de dinero para incentivar o sobornar a quién sea con tal que éstos clubes se vayan a la B«.
La bomba detonó con inusitada fuerza. Al domingo siguiente se enfrentaban Sarmiento y Argentinos Juniors. La previa se vivió bajo un clima de guerra. Cuentan quienes conocen la trama que la tarde anterior al partido, un emisario del cónclave llegó al oeste bonaerense para tocar a quien sea. La movida fue descubierta y desbaratada violentamente.
Aquel domingo 2 de agosto de 1981 se jugó bajo un clima de guerra. Antes de salir los jugadores al campo de juego, el himno nacional que sonó por los altoparlantes. Con el partido recién iniciado se vivió una situación impensada: el tétrico Guillermo Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo de Ejército – y hombre fuerte de Argentinos Juniors – fue echado de la platea del Eva Perón (nombre proscrito en aquellos días).
Sarmiento ganó 4 a 3 con un polémico arbitraje de Abel Gnecco, quién expulsó dos jugadores de Argentinos Juniors. Sarmiento se salvó del descenso. En aquel Metro 1981 descendieron San Lorenzo y Colón, dos clubes que no estuvieron en el cónclave urgido por Cónsoli. Todo muy raro…