Por Carlos Aira
Fortunato Androssi era un centrojás de los de antes. Como lo fueron, con los años, Raul Pipo Rossi, Obdulio Varela o el Rata Antonio Ubaldo Rattín.
Reunía todas las características del puesto. Era alto, tenía voz de mando y era recio. No le escatimaba a la pierna fuerte en cualquier cancha. Tanto ímpetu le valió el mote de El Macho.