Cuando el clásico rosarino se disputó en Buenos Aires

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El clásico rosarino es uno de los enfrentamientos más intensos del fútbol argentino. Un partido que parte a la ciudad santafesina. Entre 1971 y 2018, por diversas razones, Rosario Central y Newell´s Old Boys debieron llevar su clásico a Buenos Aires. En Abrí la Cancha ofrecemos un recorrido de esos partidos oficiales y sus historias.

Por Carlos Aira

 

Nacieron y crecieron para ser antagónicos. Newell´s Old Boys y Rosario Central son los clubes que dividen pasiones en la ciudad de Rosario. Leprosos y canallas. Desde el primer clásico, disputado en Plaza Jewell el 18 de junio de 1905, nada fue igual. Pero en cinco oportunidades, el clásico rosarino se disputó en Buenos Aires. Historias que merecen conocerse.
El primer partido es emblemático y lo será hasta el final de los días. El 19 de diciembre de 1971 es una fecha patria para el pueblo canalla. Semifinal del campeonato Nacional. Por disposición de AFA, las dos semifinales y la final se debían disputar en cancha neutral. Newell´s había finalizado segundo en la zona A detrás de Independiente. Por su parte, Rosario Central fue líder de la Zona B con San Lorenzo como escolta. ¿Dónde jugar el clásico rosarino? El estadio de Arroyito se encontraba clausurado y los directivos rojinegros entendían que el clásico se debía disputar en el Parque de la Independencia. En la noche del lunes 13 de diciembre, directivos de ambos clubes rosarinos fueron citados por el interventor Rodolfo D´Onofrio a una urgente reunión en el edificio de la calle Viamonte. La disposición de AFA fue que ambas semifinales se disputen en el estadio de River Plate. El clásico rosarino se disputaría el domingo 19 de diciembre a partir de las 18 horas. También se dispuso que en caso de empate en alguna de las semifinales el pase a la final se definiría por penales. Por primera vez se realizaría, de manera oficial, una definición por penales en el fútbol argentino.
Las horas previas a la semifinal fueron intensas. En el Parque de la Independencia sobraba confianza. Pedro Dellacha, entrenador de Newell´s, expresó a la prensa: «No soy partidario de dar pálpitos, pero hay esperanza en el triunfo. El plantel tiene una confianza contagiosa». Por su parte, el talentoso Alfredo Domingo Obberti declaró: «Esta vez encararemos el partido de una manera diferente. Los vamos a esperar. Si termina empatado estoy seguro que vamos a ganar en los penales. Hace seis años que no ganamos el clásico, pero las rachas están para terminarse y eso pasará el domingo».

 

La previa del clásico rosarino semifinal del Nacional 1971.

 

En los días previos al partido se habló del boicot de ambas hinchadas a la semifinal. El clásico se iba a disputar, por primera vez, fuera de Rosario y muchos hinchas sentían que era una nueva falta de respeto porteña hacia la idiosincrasia rosarina. Ante un clima de tensión, AFA dispuso que el partido se televise en directo para Rosario. En la tarde del jueves 16 de diciembre el plantel de Rosario Central arribó a Buenos Aires y quedó concentrado en las instalaciones de River Plate. Al día siguiente llegó Newell´s, y como el antagonismo es absoluto, los rojinegros pernoctaron en La Cadela xeneize. En las horas previas al clásico, Newell´s sumó dos complicaciones. El lateral Ricardo De Rienzo padecía un cuadro de apendicitis y estaba en duda si podría jugar. Por otra parte, el brasileño Marcos Pereira Martins fue separado del plantel por reclamar una deuda. El sábado por la noche quedaron confirmados los equipos.
Newell´s saldría con Carlos Fenoy; Ricardo De Rienzo, Víctor Jara, José Demetrio Solórzano y Armando Garrido; Juan Carlos Montes y Ángel Silva; Santiago Santamaría, Alfredo Obberti, Mario Nicasio Zanabria y Mario Mendoza.
Por su parte, Rosario Central lo haría con Norberto Menutti; Jorge José González, Aurelio Pascuttini, Alberto Fanesi y Mario Killer; Carlos Aimar, Ángel Landucci y Carlos Colman; Ramón Bóveda, Aldo Pedro Poy y Artemio Gramajo.
La idea del boicot había perdido por goleada ante la pasión. Entre el jueves y el sábado previo al clásico se habían vendido todos los pasajes en tren y micro desde Rosario hacia Buenos Aires.  En la noche del sábado 18, un fuerte temporal azotó la Capital Federal. Un vendaval de viento y agua. En el Monumental, Independiente derrotaba 2 a 0 a San Lorenzo. En el segundo tiempo, el Ciclón igualó el partido y en los penales se clasificó finalista del Nacional 1971. Llegó el domingo. ¿Se jugaría el partido? Al mediodía salió el sol y se confirmó el encuentro. El primer clásico rosarino trasplantado en Buenos Aires. El público leproso ocupó el anillo inferior del estadio mientras que las banderas y estandartes auriazules brillaron en lo alto del Monumental. Desde esa tribuna alta brotó el «Central y el Ciclón, un solo corazón«. Muchos hinchas de San Lorenzo acompañaron a los canallas. Los Leprosos también tuvieron sus hinchas porteños. Ante Garmaz no ocultó su simpatía por Newell´s: «Deben ganar porque tocan bien y juegan muy lindo. Yo los vi en un par de oportunidades y quedé maravillado». Pero la presencia más curiosa fue la de Amadeo Altamura, presidente del Club Atlético Atlanta, quién sacó a relucir su bandera rojinegra y declaró: «Yo nací dentro de la cancha de Newell´s, por eso no me importa que Central tenga los mismos colores que la divisa bohemia». 
En la cancha, El Central de Ángel Labruna ahogó el toque rojinegro con un mediocampo a puro pressing. Colman, Landucci y Aimar se comieron la cancha. Cuando la presión aflojó, Mario Zanabria y Juan Carlos Montes comenzaron a manejar los tiempos del partido, pero el ritmo lo imponían los auriazules. Hasta que llegó el momento sagrado en el santuario canalla. Minuto 10 de la segunda etapa. Centro de xx y gol de Aldo Pedro Poy. Newell´s buscó el empate, pero chocó contra una muralla llamada Norberto Menutti y con el árbitro Arturo Iturralde, que sancionó fuera del área un claro penal de Billy Gonzalez sobre Silva. Rosario Central 1-0 Newell´s Old Boys. En un vestuario feliz, Poy declaró: «En el año puedo andar mal para el gol, pero contra Newell´s soy infalible. No hay nada que hacer, no falla nunca. Convertí uno de los goles más lindos de mi vida».

 

Domingo 19 de diciembre de 1971. La palomita más famosa del mundo mundial. Aldo Pedro Poy entra en la historia.
Pasaron cinco años y el clásico volvió a disputarse en Buenos Aires. El campeonato Metropolitano de 1976 – al igual que en 2025 – se dividió en dos zonas. La fecha 17 de aquel torneo era la jornada de clásicos. En Rosario se esperaba el enfrentamiento entre Rosario Central y Newell´s, pero había un problema: ¿En que escenario se disputaría el partido? Por incidentes sucedidos el 7 de marzo de 1976, cuando se enfrentaron Rosario Central y Huracán, el estadio de Arroyito se encontraba clausurado. En las fechas siguientes, los canallas llevaron su localía por Junín y Campana para finalmente disputar sus partidos en el Parque de la Independencia, donde goleó 5 a 1 a Boca Juniors, en una memorable actuación de Mario Alberto Kempes, autor de tres goles.
Pero se acercaba el clásico de la ciudad y Rosario Central no quería ser local en el Parque. La directiva centralista, encabezada por el escribano Víctor Vesco, quería llevar el partido al estadio de Villa Dálmine, donde semanas atrás había derrotado 3 a 1 a San Telmo. Armando Botti, presidente de Newell´s, rechazó el escenario entendiendo que no era acorde a un partido de tamaña trascendencia. No había definición para el escenario del clásico. En la tarde del martes 12 de mayo de 1976, el intendente de facto de Rosario, capitán de navío (RE) Augusto Cristiani citó a los presidentes de ambos clubes con la intención que el partido se disputara en la ciudad. Luego de la reunión, Vesco aceptó que su club disputara el partido en el Parque de la Independencia y Rosario Central envió una nota a AFA expresando su conformidad de que el clásico se dispute en el Parque.
Pero hubo una vuelta de tuerca. AFA había decidido traer el clásico rosarino a Buenos Aires y dispuso que se dispute en cancha de Atlanta. Llegó el domingo 16 de mayo de 1976. En clásico de multitudes había vendido apenas 7780 entradas. Un partido abúlico. Los tablones de Villa Crespo jamás podían brindarle un marco digno a la fiesta rosarina. A los 26 minutos de la segunda etapa, Central se quedó con un hombre menos por la expulsión de Osvaldo Potente. Minutos después, Sergio Apolo Robles convirtió el gol rojinegro. Un minuto más tarde, el Chango Peña fue expulsado. Central, con dos hombres menos, consiguió el empate gracias a un cabezazo de José Humberto Romero. El clásico rosarino finalizó igualado 1 a 1. «Se midieron tan lejos para ofrecer tan poco«, describió La Capital sobre el partido.

 

En 1989 la situación fue muy diferente. El clásico rosarino se trasladó a Buenos Aires por una cuestión de fuerza mayor: la ciudad se encontraba bajo estado de Conmoción Interior.
Aquel 1989 fue inolvidable para los argentinos. No hubo triunfo deportivo para recordar, si no un caos socio-económico inédito en la historia moderna de nuestro país.  Para el año 1988 el Plan Austral – aquella decisión económica tomada por el gobierno alfonsinista – hacía agua. Todo se desmadró el 1 de febrero de 1989 con una escalada imposible del dólar. El radicalismo había llegado al gobierno en diciembre de 1983 ya pensaba la retirada con la menor cantidad de golpes posibles. Un imposible. Resistir el ataque de la patria financiera era pedirle a Juan Martín Latigo Coggi, campeón Welter Juniors de aquellos días, que aguantara un par de rounds al invencible Mike Tyson.
El domingo 14 de mayo se realizaron las elecciones presidenciales. La fórmula justicialista Carlos Menem-Eduardo Duhalde se proclamó vencedora. En esos días los saqueos fueron moneda corriente en el conurbano bonaerense y rosarino. En junio la desocupación creció un 1.300% y la inflación era incalculable. La televisión alemana tomó una imagen para la historia: en las barriadas rosarinas se faenaban gatos para comer. Desde ese momento, cayó sobre los rosarinos el apodo de Comegatos.

 

Ocho goles no volvieron a repetirse en el clásico. Siete al año siguiente, pero nunca ocho. Lástima que la fiesta no fue completa por no jugarse en Rosario.

 

A pesar de todo – y como no podía ser de otra manera – la pelota seguía girando. Independiente aún festejaba el campeonato 1988/89. Para aquella temporada, AFA reglamentó dos liguillas. Una Pre-Libertadores y otra Clasificatoria a aquella Liguilla. La idea fue que todos los equipos siguieran jugando, y por lo tanto, seguir generando algún ingreso.
El fixture de la Liguilla Clasificación emparejó a Rosario Central y Newells. Los canallas debían recibir a leprosos el domingo 4 de junio. La policía, bajo ninguna circunstancia, podía garantizar la seguridad del partido. AFA lo postergó. Finalmente, el jueves 6 decidió que ambos clásicos debían jugarse en Buenos Aires. El clásico ya se había disputado en 1971 y 1976 en Capital Federal, pero esta era la primera vez que se realizaba en Buenos Aires por falta de garantías.
El primer clásico se jugó bajo estrictas normas de seguridad. Miércoles 11 de junio de 1989. Estadio de Vélez Sársfield. El país estaba en Estado de Sitio. La barra de Rosario Central fue detenida en los alrededores del estadio José Amalfitani. Cuando la policía quiso requisar el micro se armó un quilombo inolvidable. El clásico rosarino se jugó ante poco más de ocho mil espectadores, la gran mayoría porteños que querían olvidar tanto caos y presenciar un gran partido. Newells, de la mano del Tata Martino, fue mucho más que Central. El mismo Tata abrió el marcador con un hermoso gol. El Pichi Osvaldo Salvador Escudero, de arremetida, empató cuando faltaban pocos minutos para el cierre del clásico. Solo había tiempo para volver al hotel y descansar. Cuarenta y ocho horas después volverían a verse.

 

El cabezazo de Blas Taffarel se convierte en el segundo gol leproso en Caballito. Newell´s 5-3 Rosario Central.

 

El lunes 12, el presidente Raúl Alfonsín renunció a la presidencia de la Nación. La Argentina era un cráter. Carlos Menem adelantaba su gabinete: Domingo Cavallo, quién siendo presidente del Banco Central estatizó la deuda privada en 1982, era Ministro de Relaciones Exteriores. Luis Barrionuevo iba a Seguro Nacional de Salud. Amalia Lacroze de Fortabat fue declarada embajadora itinerante. Salariazo y Revolución Productiva ya eran parte de las grandes mentiras argentinas.
A las 15:30 del martes 13 de junio, Newells y Central salieron al campo de juego de Ferro Carril Oeste. Para este partido, las tribunas estuvieron más pobladas. No de hinchas tradicionales, sino barras. Los canallas junto a las de San Lorenzo y Chacarita Juniors. Los leprosos con una dupla singular: Argentinos Juniors y Platense.
Fue un partidazo. Lleno de goles. Newells ganó 5 a 3. Abrió el marcador Rosario Central con gol en contra del Chocho Llop. Empató Blas Taffarel de penal. En el segundo tiempo pasó de todo. A los cuatro minutos, se escapó el Ciego Fullana por derecha, mandó el centro y nuevamente Taffarel. Tres minutos después, un joven Gabriel Omar Batistuta la paró de pecho en el área y fusiló al Doctor Alejandro Lanari. El mismo gol que haría mil veces más. 3 a 1. Descontó Juan Antonio Pizzi tras gran jugada de David Bisconti. El veterano Víctor Rogelio Ramos pondría el 4 a 2 de cabeza, tras centro de Bati. Rosario Central sufrió las expulsiones de Pizzi y Bisconti. Con nueve jugadores, descontó Edgardo Bauza de tiro libre. 4 a 3. Sobre la hora, cuando Central buscaba una hazaña histórica, Gabriel Batistuta marcó el 5 a 3 final. Las camisetas leprosas fueron a para la tribuna. Pasarán casi veinte años para que el clásico rosarino vuelva a salir de su ámbito natural.

 

1 de noviembre de 2018. Clásico rosarino por la Copa Argentina. Triunfo 2 a 1 de Rosario Central.

 

La última edición del clásico rosarino fuera de Rosario se disputó el 1 de noviembre de 2018. El clásico tuvo su historia. Cuando se conoció que el clásico rosarino se disputaría, por primera vez, por Copa Argentina, la gran preocupación de la organización fue el escenario. ¿Se podría jugar con ambas parcialidades? El operativo policial era de una inmensa complejidad. Finalmente, se decidió que el estadio de Colón sería sede del encuentro. Cuando parecía que el clásico se disputaría en la capital provincial, el 12 de octubre el gobernador Miguel Lifschitz declaró no existían garantías para que el partido se disputara en territorio provincial. Luego de dos largas semanas de deliberaciones, se decidió que el partido se dispute en el estadio Julio Humberto Grondona con una particularidad: no habría público. Por primera vez, el clásico se disputó en la órbita de la provincia de Buenos Aires y fue triunfo de Rosario Central 2 a 1, goles de Germán Herrera – de taco – y Fernando Zampedri. Joaquín Torres, descontó para los rojinegros.

 

Carlos Aira es periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche 2021 a la Investigación Periodística.

 

 

 

 

 

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