Un partido de tercera división perdido en el almanaque del tiempo. Una situación irregular en la vieja cancha de Sportivo Palermo. Un ex jugador detenido en pleno partido. Una de las tantas historias inconfesables.
Por Carlos Aira
Sábado 7 de mayo de 1966. Si bien el peronismo se encontraba parcialmente proscripto por el gobierno de Arturo Illia, en casi todas las iglesias católicas del país se oficiaron misas en memoria de María Eva Duarte de Perón que aquel día hubiera cumplido 47 años. Un día donde millones de argentinos no tuvieron una tumba donde dejarle flores a la Abanderada de los Humildes ya que el paradero de su cuerpo era un secreto de Estado desde septiembre de 1955.
Tarde nublada sobre Buenos Aires y por la sexta fecha del campeonato de Primera C se enfrentaban Sportivo Palermo y Colegiales. ¿Cuanto público habrá concurrido aquella tarde a la cancha? ¿Doscientas personas? Era el duelo entre el local, un club que solo pensaba en salvarse del descenso; y los Tricolores, aspirantes al título.
Minutos antes de las tres de la tarde salieron los equipos al campo de juego. A los 12 minutos ya no había más partido. Colegiales ganaba 3 a 0, con dos penales convertidos por Guastavino y un gol insólito señalado por Pereyra. Cuando finalizó la primera etapa, casi todos los jugadores locales se metieron rápido en el vestuario. Se los veía nerviosos. Querían hablar con los directivos del club. ¿Que había sucedido? Necesitaban dar cuenta de una situación inaudita: denunciar a un propio compañero.
Los muchachos de camiseta azul denunciaron a Schiro, camiseta número 2, autor de los dos penales y protagonista de una pifia inaudita. Lo denunciaron de ir para atrás. ¿Por que lo sabían? No solo por su rudimentaria actuación. También por un señor canoso sentado en la platea.
Ese señor era Nicolás Ferrara. Un ex delantero que tuvo su momento de gloria entre 1929 y 1932, cuando convirtió muchos goles con la camiseta de San Fernando y Platense. En 1933 viajó hacia su Italia natal, donde siguió metiendo goles con las camisetas del Livorno, Napoli e Internazionale. A los 56 años, Ferreira continuaba en el mundo del fútbol en forma singular: tocaba jugadores a pedido de otros. En la semana se había dado una vuelta por Sportivo Palermo. Habló con Schiro y sus compañeros lo vieron. Con lágrimas en los ojos, el defensor confesó su participación, pero se negó a indicar cuanto dinero había recibido.
De inmediato se efectuó la denuncia policial. Ferrara fue detenido, pero pidió ser puesto en libertad ya que se encontraba acompañado por su hijo menor de edad. En forma humanitaria, los dirigentes de Sportivo Palermo accedieron al reclamo. Previamente, la policía tomó sus datos personales y reclutó unos cuantos testigos acusatorios.
Colegiales terminó goleando 6 a 0 a Sportivo Palermo.
El lunes 10 de mayo los directivos de Sportivo Palermo presentaron en la denuncia en AFA. La misma señalaba: «Ante la anormalidad del partido contra el Club Colegiales al término del primer tiempo se tomó conocimiento, por denuncia de varios jugadores, que otros jugadores no actuaban correctamente y al indagar a varios de ellos comunicaron a la dirección técnica que en la semana habían sido entrevistados por el ex jugador de Platense Nicolás Ferrara (Ferrarita), conocido en el ambiente como sobornador«.
Ferrara siempre fue un busca del fútbol. En la investigación plasmada en Héroes en Tiempos Infames, en marzo de 1933 Ferrara se apersonó en la sede de Racing Club y se ofreció como mediador para el pase de futbolistas. Como el presidente Ernesto Malbec no quiso saber nada, ofreció sus servicios para llevar futbolistas a Italia con notable éxito.
Pasadas las semanas, AFA encontró responsable a Ferrara de soborno. Schiro fue suspendido. Colegiales dejó de ganar partidos. Estudiantes de Caseros fue campeón y ascendió a Primera C.
Una de las tantas historias inconfesables olvidadas en el tiempo.
Periodista y escritor. Autor de Héroes de Tiento y Héroes en Tiempos Infames. Conductor de Abrí la Cancha, por Radio Gráfica. Premio Jauretche a la Investigación Periodística.