En este 2023 se están cumpliendo 90 años del estreno de Los Tres Berretines, un clásico del cine argentino. Estrenada en 1933, la película entremezcló las tres grandes pasiones de los argentinos de aquellos días: el fútbol, el cine y el tango. Una historia extraída de Héroes en Tiempos Infames.
Por Carlos Aira
Los años 30s. Década de profundas transformaciones. Tiempos de crisis económica y moral. En ese escenario, el pueblo abrazó su arte popular. Fútbol, tango, radio y cine. Industrias culturales que dinamizaron pasiones y mercados. Así como el fútbol profesional fue una inmensa inyección económica, la explosión de la radio y la industria discográfica vigorizó el tango. Por su parte, el cine tuvo en 1933 su año bisagra.
Enrique Susini fue el gran precursor de la radiodifusión mundial. Uno de los Locos de la Azotea que el 27 de agosto de 1920 realizó la primera transmisión radial de la humanidad. Susini forjó una fortuna con LOR Radio Argentina, pero no se durmió en los laureles e invirtió en un nuevo negocio: el cine sonoro. El único film sonoro nacional había sido Muñequitas porteñas, de 1931, grabado con el sistema Vitaphone por el cual, cinta y sonido, iban por pistas separadas.
A comienzos de 1932, Susini adquirió en Estados Unidos un equipo completo de filmación de última generación. Con ese material instaló los estudios Lumiton. Pero en esos días también apareció su competidor: Argentina Sono Film. Ambos estudios desarrollaron en forma simultánea su primera película con sonido óptico. El 27 de abril de 1933, ASF presentó ¡Tango! Una película hablada como hablamos nosotros, con la destacada presencia de Azucena Maizani, Tita Merello, Libertad Lamarque y Pepe Arias. La recepción fue calurosa, pero el film preparado por Lumiton era imbatible.
Los Tres Berretines es una obra teatral escrita por Arnaldo Malfatti y Nicolás de la Llanderas. En el libro original, los berretines eran tango, fútbol y radio. En su adaptación, Susini – director del film – cambió radio por cine. Su trama constumbrista reflejó una época. Un ferretero gallego – Luis Arata y sus bigotazos -, representante de una naciente clase media inmigrante, comprueba que su familia sucumbió en sus berretines. Su esposa, su hija y su suegra fantasean con el cine y su mundo, desatendiendo sus labores; sus hijos menores dedican su tiempo al tango y el fútbol; mientras el mayor, arquitecto y romántico, se sumó a la legión de desocupados. Un reparto de lujo con una actuación descollante de Luis Sandrini personificando a Eusebio. Sombrero de costado, pañuelo anudado al cuello y saco chico. Crédulo hasta la ternura, dueño de una inmensa bondad, Eusebio silbaba un tango que aseguraba sería un éxito, pero no sabía llevar su melodía al pentagrama. Ese tango era Araca la Cana, que en la escena consagratoria lo ejecuta un juvenil Anibal Troilo.
Pero la curiosidad del film fue la presencia de Miguel Ángel Lauri. Rubio y atlético, el wing de Estudiantes de La Plata inició la larga lista de futbolistas que incursionaron en el cine: “La presencia de Miguel Angel Lauri ha sido un poco atrevida. No es lo mismo gambetear a un terceto defensivo que hacerlo con un público afinado, amante de las altas expresiones del séptimo arte; no es lo mismo correrse por el wing y acertar al arco que acertar en la interpretación de Lorenzo Sequeiro en los Tres Berretines”.
La película se encuentra atravesada por el fútbol. En una escena, Sandrini ingresa a un bar con una edición de Crítica donde se puede leer “Chacarita 3-1 Nacional”, partido inaugural del estadio funebrero. Las tomas finales son imágenes del encuentro Argentina 4-1 Uruguay, disputado en la Visera de Avellaneda en febrero de 1933. En un vestuario se lo ve a Lauri vistiendo la camisa blanquiverde con la sigla LAF, la misma que se utilizó ante los orientales.
Los Tres Berretines se estrenó el viernes 19 de mayo de 1933 en el cine Astor, Corrientes 746. La expectativa fue enorme: “Hoy será presentada la primera película argentina de los estudios Lumiton”, tituló Crítica. El film tuvo competencia. Esa noche, en el Ambassador, Lavalle 777 se estrenó Torero a la fuerza, con Eddie Cantor. “Rumbas, risas, música y belleza con la presencia de las Goldwyn Girls”. En el Gran Suipacha pasaron Amame esta noche, con las actuaciones de Maurice Chevallier y Jeanette Mc Donald. Antes del film, dos números de interés: Carlos Gardel en La casa es seria y “El Dr. Tomás Le Bretón en Washington habla sobre la próxima conferencia económica a realizarse en Londres”.
Los Tres Berretines fueron un éxito rotundo y ligó a Luis Sandrini con el fútbol. Meses después, en la previa de Racing-San Lorenzo, el actor ingresó al campo de juego vestido de Eusebio. Para sorpresa de los hinchas, cuando le acercaron un tiento, Sandrini ejecutó una Marianela que hubiera sorprendido al propio Juan Evaristo.
Pero la película tuvo sus detractores. La Editorial Haynes era una de las más poderosas del país. Sus productos estelares fueron el tabloide El Mundo y la revista Sintonía. Para una editorial de capitales británicos, un sainete lunfardo y popular era indigno del cine:
“Con Los tres berretines se demuestra que ya existe una excelente fábrica argentina de películas. Pero todavía faltan las películas…Lumiton es un estudio como pocos en el mundo. Un estudio argentino, cuyos sistemas y elementos de trabajo son argentinos en su totalidad. Un estudio con sistema de sonido propio y con aparatos de iluminación y grabación propios, cosa que todavía no han podido conseguir otros grandes países productores de films como Francia o Italia, cuyos estudios son tributarios de sistemas y patentes extranjeras como la Warner, RCA. Ahora, pasamos a Los tres berretines. Despues de una mano de cal, otra de arena. Más que una película sigue siendo un sainete. Un sainete con las virtudes y defectos. Hay chistes de mal gusto, que delatan en la obra su procedencia del teatro nacional que el adaptador pudo disimular. Lo mismo que el abuso del lunfardo, excesivamente prodigado en toda la obra, con detrimento de la película, pues fuera de nuestro ambiente la gente tendrá que usar diccionarios de lunfardo para entender esos diálogos de exotismos porteños…
La interpretación no se lució gran cosa, pues a excepción de Sandrini, todos los demás están menos que mediocres. Arata, haciendo el padre gallego, fracasa lamentablemente. Con un tipo burdo, áspero y sin emoción. El galán Florindo Ferrario, pese a su físico adecuado, carece de firmeza y resulta descolorido. Su arquitecto no está muy a tono cuando saca a relucir una camisa de seda con listones como barrotes, digna de un taura de Puente Alsina. Eso puede pasar en arquitectos de teatro nacional, pero en el cine… La actriz Luisa Vehil, mal maquillada, resulta además inexpresiva. Ese beso final a lo Greta Garbo, con planchada de espaldas, es de una atroz cursilería. En cuanto al tango que ofrecen como creación, bastante poco original, gracias a Dios”
Doscientos mil pesos fue la inversión de Susini y sus socios en los estudios Lumiton. Los tres berretines tuvieron un presupuesto de dieciocho mil y recaudó un millón. La verdad del pueblo.
Este texto está extraído de Héroes en Tiempos Infames (Editorial Fabro, 2021). Permitida su reproducción parcial o total citando fuente y autor.